Eliza La semana, por suerte, había pasado en un abrir y cerrar de ojos. Agradecía cada segundo en que el tiempo avanzaba, llevándose consigo esos encuentros tensos con mi pesadilla personal en la agencia, que, aunque breves, siempre dejaban esa carga incómoda en el aire. Hoy era viernes, y después de la conversación con Emily, me sentía decidida a tomar las riendas de mi vida, abrirme a nuevas posibilidades y dejarme llevar por algo distinto, fresco. Si mi vida iba a tomar un rumbo nuevo, quería que eso se reflejara en cada aspecto de mí. Todavía no había probado las apps de citas, pero si iba a hacerlo, necesitaba más que esas fotos aburridas y anticuadas que tenía guardadas en mi teléfono. Con esa idea en mente, me fui de compras. Paseé por las tiendas, eligiendo a mi antojo algun