Jonathan Hoy era la fiesta de compromiso de Lewis, un evento que se celebraría en el elegante salón del hotel London Marriott. Estaba retrasado, lo sabía, pero mi humor no estaba para celebraciones, desde la mañana, el día había sido un constante tira y afloja, y el colmo había llegado cuando Natalie decidió imponerme su agenda. Con ese tono tan autoritario, casi me exigió que viajara a Nueva York la próxima semana para encontrarme con ella, me negué de inmediato, pero su insistencia, esa que sabía cómo desgastar mi paciencia, terminó arrancándome una respuesta vaga. “Trataré de encontrar tiempo para viajar”. Era mentira. No lo haría. No había manera de que me fuera, y menos para cumplir un capricho suyo. Aun así, Lewis era mi mejor amigo, más que eso, era un hermano, y si había a