Capitulo Cuatro

3187 Words
Sentía su respiración justo en el cuello mientras le susurraba aquellas palabras, ¿Por qué era este hombre tan atrevido? o tal vez, ¿Por qué eso no le molestaba? —No deseo nada, deje de decir estupideces, estar al lado de Sophie le afectó mucho. Caden quitó las manos de su cintura y las puso en sus hombros para verle a la cara mientras le hablaba. —¿Que demonios le pasa, por qué siempre está a la defensiva?, no debe ser dificil ser una señorita normal y comportarse con amabilidad, ser bonita no basta—.Dijo mientras la observaba con incredulidad, habia sido gentil con ella, pero su comportamiento de niña mimada empezaba a molestarle. Caden tampoco era alguien de caracter fácil. En los labios de Ivette se curvó una sonrisa amarga, tragó saliva y se acercó a él manteniendo el contacto visual. No se quedaría con aquellas palabras, Caden no la intimidaría. Pasó un brazo por su cuello y lo atrajo hacia ella, le demostraría que no era nada de lo que estaba acostumbrado. —Si algo tengo claro es que mis encantos son incalculables... Pero ser amable no está entre ellos, señor Leblanc, abandone sus intentos por agradarme, todos van a fracasar—.Dicho esto se alejó dejando el baile a medias. Ivette habia sido totalmente desagradable al ridiculizar a Caden en medio de tanta gente, algunos actuaban como si no hubiesen escuchado nada y otros murmuraban por lo bajo. Sería un hecho que aquel suceso se iba a volver el tema de conversación de todos. La observaba alejarse, aquella mujer hermosa era más letal que el veneno de cobra, cuando se trataba de palabras. «Voy a doblegar tu altanería, puedo apostar todo lo que tengo». Pensaba mientras sé abria paso para llegar hasta Addie y Anna, volvería a casa de inmediato. —Es hora de volver a casa, deben estar cansadas. Addie aprovechó la oportunidad y sé acercó a él agarrando su brazo. —Así es, el dia ha sido agotador, pero antes pasemos a despedirnos de aquella familia que nos presentaste, me han parecido encantadores. Asintió con la cabeza y las invitó a caminar a su lado, era imposible negarle algo a Addie. Al otro lado de la zona donde sé encontraban estaba Ivette, parecía tener una discusión con sus padres, y no cualquier discusión, por sus gestos la situación parecía incomoda, Caden casi podia imaginar de qué iba el problema. Mientras se acercaba ellos iban guardando silencio, y recuperaban la compostura de familia decente. —Ha sido agradable encontrarles, volveremos a casa. Las señoritas están cansadas y yo no tengo nada más que hacer por aquí, aún no sé si pueda asistir a la boda, mi padre dejó muchas cosas pendientes que debo arreglar—.Dijo con despreocupación, hizo todo lo posible por hacer notar su desinterés en la voz. Ivette se abanicaba delicadamente haciendo caso omiso a sus palabras, se acercó a Sophie cpmo si fuese a decirle algo pero tenia toda la intención de que Caden la escuchara. —Me parece bien que no asista, será una celebración solo entre familia y amigos intimos, así que su precencia no es requerida. ¿No te parece? Observaba a Caden desafiante. Él le devolvió la mirada. «Dos pueden jugar a esto, lo llevaremos tan lejos como sea posible» Pensó mientras la miraba creyendose que habia ganado y a penas empezaba este juego de quien es más orgulloso. —Oh, sería una lastima no tenerlos con nosotros—. Eva miraba a sus hijas con desaprobación, el rechazo de Caden habia sido culpa de ellas. —Aunque pensandólo bien será un gusto ver a mi viejo amigo Roger déspues de tanto tiempo y justo el dia de su boda—Ivette lo fuminó con la mirada al escuchar aquellas palabras. Caden sonrió triunfante y se dio la vuelta. —Parece que hoy se han puesto de acuerdo para ridiculizar su familia, Sophie no deja de decir estupideces sin pensar, Ivette es quien deberia dar ejemplo y ha hecho la mayor tonteria, superando el ofensivo comentario de Sophie—.Gregor estaba enfuerecido, tener amistad con los LeBlanc era un avance, las cosas no iban bien, hacer negocios con ellos significaba equilibrar su estado economico. —Lo siento padre, no pensé que fuera malo no parecer una urgida—. Estaba cansada de que siempre la obligaran a fingir amabilidad solo por una posible propuesta de matrimonio. Disimuladamente su padre la agarró del brazo con fuerza, la rabia crecía en él, la actitud de Ivette habia hecho que muchisimas personas importantes de la nobleza negaran su ayuda para el negocio de vinos de la familia, todos se acercaban a ella y ella solo los espantaba a propósito. —Estoy harto, mi paciencia llegó al limite, puedes ser todo lo descortés que quieras pero eso no evitará que antes del otoño ya estés casada, ultimamente he sido muy blando contigo y eso es lo que te tiene así, pero se acabó, cuando pase la boda de Roger te presentarás en la sociedad y yo aceptaré cualquier pedida de mano—Ivette lo miraba con los ojos empañados, su padre estaba siendo cruel, habia recuperado aquella actitud de siempre, solo lo habia visto siendo empatico una vez, esa horrible vez... —Me está lastimando padre. Eva queria interceder pero eso haría las cosas peores, Gregor enfurecería y eso causaría problemas por bastante tiempo. No pudo evitarlo y se puso a su lado, indirectamente interrumpió lo que sucedia. —Querido esposo, dejemos esta comversación para cuando estemos en casa, ya los sirvientes tienen listos los carruajes, deberiamos ir saliendo ya de aquí. Gregor soltó a Ivette sin quitarle la mirada, habia pasado por algo horrible pero ya era hora de pasar pagina y ayudar a su familia que siempre hizo lo posible porque nada le faltara, era su turno ser una buena hija y retribuir el favor. Habian dos carruajes, uno para los sirvientes y otro para la familia. Marie ya sé habia marchado con sus padres. —¿Te hizo daño?—Habia preocupación en la voz de Sophie, habia visto todo lo que dijo e hizo su padre. Fuera de que solía decir tonterias amaba a su hermana y odiaba que las cosas tuvieran que ser así. Ivette no respondió a la pregunta, se acariaba el brazo mientras que su madre le dedicó una mirada comprensiva como de, «Siento mucho lo que has tenido que pasar, tampoco me parece justo». Eva y el señor Gregor fueron los primeros en subir al carruaje, sé sentaron en uno de los asientos laterales, seguidos de Ivette que se sentó al lado de la ventana y sophie en la otra esquina. Habia un total silencio, su asistencia a la feria no habia salido como esperaban, ambas habian jodido el día. «No entiendo el afán porque sea amable con ese hombre, es un idiota mujeriego, es increible que solo yo notara su cercanía a la señorita Williams». Al cabo de unos minutos estuvieron reunidos en la casa. Los sirvientes llevaron algunas de las flores que compró Sophie, Ivette olvidó en lo absoluto comprar alguna, solo llevaba en su mano la rosa blanca que Caden le habia obsequiado. Sin pronunciar una palabra fue directo a su habitación, Rossabel esperaba allá. —Hoy me siento indispuesta, dile a mis padres que no bajaré a cenar. Rosabel asintió y sé dirigió a la puerta, pero antes escuchó la voz de Ivette. —Desearía estar en tu lugar, tu única preocupación es trabajar para llevar comida a tu familia y nadie elige a tu futuro marido contra tu voluntad. A Rossabel se le hizo un nudo en la garganta al escuchar aquellas palabras, su vida era una caja de sorpresas mucho más complicada que la de cualquier persona rica. —Las cosas para mí son más dificiles de lo que puede imaginar, creame. Y así era, Rossabel vivía un infierno del que nadie parecía darse cuenta, eso era lo malo de ocultar las emociones. Continuó caminando hacia la puerta con algunas sabanas para llevarlas al cuarto de Sophie y luego bajar a dar el mensaje de Ivette. Las palabras de aquella muchacha la habian dejado pensativa «Tal vez se enamoró de un noble». *** Había llegado el final de la semana todos vestían sus mejores trajes, era la boda del primogenito e hijo mayor de los senores Chadburn. Habia cierta nostalgia en Ivette, su amiga hoy se convertiría en una mujer casada, casada con su hermano. Ambas familias habian decidido que se celebraría en casa ya que era algo intimo y no querian personas no deseadas allá. Todos estaban reunidos en el gran salón, estaba decorado por rosas blancas. Adelante estaba el padre Martin, quien los uniría en sagrado matrimonio. Eva se acercaba, como si estuviese buscando algo con desesperación. —Sophie ven aqui, ¿Has visto a tu padre? en buen momento se le ocurre desaparecer. Sophie negó con la cabeza, no habia visto a su padre aquella mañana. —¿Qué quería?—. Preguntó Ivette con curiosidad. —Dice que no encuentra a nuestro padre, ya sabes como es de exagerada, y ni siquiera han llegado todos los invitados. —Todos no, di claramente que los LeBlanc no han llegado. Como si los hubiese invocado con aquellas palabras los vio cruzar la puerta. Anna y Sophie vestian como si fuesen a hacer alguna presentación en Londres, habia que admitir lo despanpanante que lucia. Caden como todas las veces que lo habia visto vestia de n***o solo que esta vez no llevaba sombrero, su pelo estaba recogido en una pequeña cola por lo bajo del cuello. «Desgraciado, siempre estás más hermoso que la vez anterior». pensaba Ivette mientras no se daba cuenta que se habia quedado viendolo sin ningún disimulo. En cuanto Addie se dio cuenta de su presencia se aferró al brazó de Caden. Cuando ocurrió aquello Ivette retiró la mirada. Tenia la respiración agitada, ellos se acercaban cada vez más. Justo en aquel momento apareció su padre y se sentó al lado de su esposa. Addie, Anna y Caden luego de saludar tomaron asiento detrás de Ivette y Sophie. Roger esperaba junto al padre, en su rostro sé podia percibir la emoción, ese dia se iba a unir a la única mujer que habia amado durante toda su vida. —Ahí está Marie, oh mira lo preciosa que está—. Sophie tocó bruscamente el brazo de Ivette, haciendola tambalear. —Pareces más un marinero ebrio que una señorita. Mientras tenian aquella pequeña discusión Marie ya habia llegado al lado de Roger. Qué rapido había sido todo, el padre ya iba a proceder con la unión. —Hermanos en cristo, estamos aquí para unir en santo matrimonio a esta pareja y que Dios sea el testigo principal. El matrimonio fue ordenado por Dios para la procreación y evitar la fornicación lo cual es pecado. Roger Chadburn, ¿aceptas a esta mujer como esposa y prometes protegerla, amarla y serle fiel todos los dias de tu vida? —Si, la acepto—.Dijo firmemente. Luego se volvió hacia Marie. —Marie Issabelle Jones, ¿aceptas a este hombre como tu esposo, y prometes amarlo, respetarlo y serle fiel todos los dias de tu vida? —Si, si lo acepto—. Marie estaba tan nerviosa que casi salta a los brazos de Roger, todos en el salón soltaron una carcajada al presenciar su nerviosismo. Luego de esto procedieron a ponerse los anillos, su alianza estaba sellada por toda la vida. —Los declaro marido y mujer— dijo el padre— en el nombre del padre, del hijo y del espiritu santo. La misa habia terminado, Marie estaba abrazada al que ahora era su esposo. Ivette se acercó con lagrimas en los ojos a darle un abrazo a su amiga que en ese momento acababa de convertirse en su cuñada. —Oh Marie, estoy tan feliz por ti, te deseo toda la dicha que pueda existir, ojalá todas vivieramos este momento con tanta alegria—. Marie no soporto y las lagrimas brotaron de sus ojos. Sé separó de Ivette para dedicarle algunas palabras. —Tendrás un amor igual o más intenso que el mio— le puso una mano en el pecho— porque detrás de esas murallas hay un corazón esperando que alguien las agriete y lo ame. Se dieron otro abrazo fuerte mientras lloraban , se separó de Marie y fue hacia Roger. —Eres mi hermano pero si alguna vez lastimas su corazón me olvidaré de eso y te las verás conmigo—.Roger la estrechó entre sus brazos mientras alborotaba su pelo. Los novios se unieron a la familia para recibir las felicitaciones y luego acudieron al otro salón donde iba a celebrarse el banquete nupcial. En medio de risas y viejas historias de cuando Marie y Roger eran niños llegó la noche. Caden no se habia acercado a Ivette ni por un momento, estaba distante de vuelta con ese semblante misterioso y Addie a su lado que no lo soltó nunca. —¿Que demonios hace él aquí?—. Dijo Marie mirando hacia donde se encontraba un hombre moreno de estatura normal, este tenia un aspecto demacrado y fumaba mientras observaba a todos en el salón. Ivette sé giró con curiosidad, sus ojos se encontraron con los suyos, ella le dirigia una mirada llena de rabia, decepción y tal vez otros sentimientos que no admitiría mientras el la miraba con la misma emoción que un niño. Salió corriendo hacia el jardín, no podia ser cierto que él estuviera allí, hacia un año se habia marchado del pueblo decidido a no volver ¿Qué habia traido a Dawson Miller de vuelta? Caden la siguió, sabia que algo andaba mal. Allí estaba ella, sentada en el suelo cubriendose la cara con las manos y sollozando. Se acercó sigilosamente. —¿Qué cosa tan mala pasó ahí dentro para provocar sus lagrimas?— Preguntó aunque más o menos sabia lo que habia ocasionado aquella reacción Se secó las lagrimas y se levantó. —Solo estoy nostalgica porque mi amiga y mi hermano se mudarán a Lincoln—. Al hablar no miró a Caden a la cara, su mirada siempre estuvo clavada al suelo. Él no creyó ni una sola de aquellas palabras, habia escuchado bien como Marie mostraba sorpresa y rechazo por la presencia de aquel hombre, sabia que todo eso tenia algo que ver con Ivette, vio perfectamente esa mirada de desprecio que le dirigio, no se contuvo y fue a abrazarla. —La prefiero más cuando está molesta y no llorando—Se abrazó a él con fuerza y apoyó la cabeza en su hombro, percibíó el olor tan viril que desprendía y el aroma de su jabón, una mezcla embriagadora. —Mi padre ha dicho que debo casarme, y justo hoy aparece alguien que destrozó mi vida—. Caden sintió ternura y unas inmesas ganas de protegerla, ese personaje de odiosa solo era una mascara para ocultar la niña que habia en Ivette. La acercó tanto a su cuerpo que podia notar su calor, le habló con voz suave, su aliento le acariciaba el cuello y atravesaba su cuerpo como una sacudida. Ella se aferró a sus fuertes hombros, Caden respondió rodeandole la cintura y atrayendola más hacia si. —Hueles delicioso. Se tensó al oirlo y luego sé alejó despacio para verle la cara. —No deberiamos estar aquí solos—. Se sentía bien estando en los brazos de aquel hombre pero sabia el peligro que representaba algo asi. Haciendo caso omiso a sus palabras a Caden se le oscurecieron los ojos devorandola con la mirada, recorriendo con ella todo su cuerpo. Se aproximó hasta rozarle la oreja con los labios. Le habló con una voz profunda y ronca. —No consigo alejarme. Dicho esto le pasó el dedo pulgar por el labio inferior, el roce de su piel era electrizante, Ivette abrió la boca esperando que la besara habia empezado a perder el autocontrol. Con una mano enrredada en su pelo reclamó sus labios con brusquedad, le acariciaba el labio inferior con la lengua, Ivette abrió la boca para que el beso ganara intensidad. perdida entre sus brazos emitió un gemido mientras lo besaba. Sus pensamientos se disolvieron cuando le susurró pegado a sus labios. —Viene alguien. Trataron de ser rapidos y separarse para que aquello no fuera visto pero era tarde, allí estaba el señor Gregor junto a Addie. Addie llevaba ratos observandolos desde los arbustos y decidió que avisando al señor Chadburn haría que a Ivette le fuese prohibido hablar con Caden,jamás imaginó que las cosas seguirían otro rumbo. Sus planes habian dado a otra cosa. —Dejenos solos señorita Williams, ya hizo bastante—. Lo raro es que Gregor no parecia sorprendido ni molesto. Addie le dedicó una sonrisa diabolica a Ivette y se marchó del jardín. —Puedo explicarlo padre, no es como piensas. Gregor permanecia inmovil como si no hubiese escuchado a Ivette. —No dudo que puedas explicarlo pero preferiría que lo haga el señor LeBlanc, entre hombres nos entendemos. —Ivette tiene razón las cosas no son lo que parecen, de hecho estoy aqui para pedir su permiso para poder cortejar a su hija—.Caden mentía, no asistió a la boda con aquellas intenciones, solo trataba de apaciguar la situación. —¿Cortejar dice?—. Miraba a ambos como si hubiesen hecho lo peor—¿Cree que semejante escena vergonsoza es digna de cortejo? Solo espero que esa señorita Williams no sea su prometida, porque desde hoy Ivette lo es, y si es hated un hombre con honor no pondrá peros. Dicho esto se dio la vuelta dejando a Ivette a solas con Caden. —¿Qué? Espera padre, no puedes hacer esto, por favor—. Ivette trató de perseguir a su padre pero Caden la detuvo, el estaba de lo más tranquilo como si no acabasen de avisarle que debia casarse con ella. —Dejelo, no lo va a convencer. Pero le puedo proponer algo, sé que no quiere casarse, yo tampoco así que finjamos estar felices con nuestro compromiso, eso le dará tiempo de encontrar a alguien con quien si desee casarse. Ivette soltó una carcajada carente de humor, esa habia sido la mayor tonteria que habia escuchado. —¿Acaso cree que es facil engañar a mi padre?—. Dijo levantando una ceja. —Solo acepte y deje todo en mis manos, le pediré que nuestro falso compromiso no sea anunciado así usted seguirá siendo pretendida. —¿Qué debo hacer?— Mientras cruzaba los brazos. Caden sé acercó a ella hasta quedar frente a frente, una sonrisa traviesa se curvaba en sus labios. —Solo debe fingir que está enamorada de mi, aunque probablemente ya lo esté—.La arrogancia personificada. —Admiro mucho ese autoestima que tiene. Y jamás, pero jamás vuelva a besarme, se aprovechó de un momento de vulnerabilidad. —Me gustaría encontrarla vulnarable con más frecuencia.
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