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El significado de las rosas

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Blurb

La hermosa y altanera Ivette Chadburn es el sueño de muchos, odiada con la misma intensidad que el deseo de los hombres por ella. Aprovechando toda esta atención se acostumbró a rechazar y humillar.

Su vida junto con su personalidad cambian cuando el misterioso y adinerado Caden LeBlanc llega al pueblo, al mismo tiempo que su padre le anuncia que debe contraer matrimonio.

Tras el malentendido de una noche y sin otra opción para aclarar las cosas, Caden le hace una propuesta que les beneficiaría a ambos, fingir un compromiso.

 Un plan que podría no salir bien.

¿Qué rumbo tomarán las cosas entre ellos si acepta?

Portada: Editorial Latina, hecha por Julieta Torales.

      Obra registrada.®

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Capitulo Uno
Wiltshire, Inglaterra (1861) Era una hermosa mañana, de esas que despiertan tus ganas de salir y explorar todo a tu alrededor, los pájaros cantaban y solo se escuchaba el sonido de los arboles cuando la brisa atacaba pero en el caso de Ivette no podía darse el lujo de salir, pues debía bajar a desayunar. Todos estaban reunidos en el comedor solo esperaban por ella, su padre el prestigioso hacendado Gregor Chadburn estaba impaciente, la noche anterior comentó que tenia algo importante que decir y debían procurar estar todos presentes. Que Ivette tardara tanto era considerado un acto de irresponsabilidad. La joven doncella no perdió mas tiempo y bajó rapidamente las escaleras con Rossabel, quien era su compañia permanente, no era visto con buenos ojos que una joven no estuviera acompañada por su criada. —Disculpen la demora— dijo en tono de disculpa al notar la cara de molestia por parte sus padres. —Siempre haciendo la entrada triunfal con estilo, definitivamente eres de las que marca la diferencia Ivy, por cierto luces radiante cuando llevas el pelo así.— añadió su hermano Roger para calmar un poco la tensión y el mal humor que habían adoptado todos en la mesa por su impuntualidad. Gregor lo fulminó con la mirada como si hubiese dicho alguna blasfemia, Sophie la hermana menor y Eva quien era la madre por otro lado no decían nada, solo esperaban a que Gregor procediera a hablar. —Bueno ya estoy aquí, ¿Qué es eso tan importante que quería anunciar padre?—Su curiosidad empezó a crecer al ver que sus hermanos la miraban con preocupación y lástima... como si se avecinara una tormenta. —Se trata de ti Ivette, tu madre y yo lo hemos estado pensando y llegamos a la conclusión de que ya es hora de que retomemos los planes de arreglar un matrimonio para ti—dijo sin vacilar. El corazón le dio un vuelco, se le hizo un horrible nudo en la garganta al escuchar sus palabra, ni siquiera podía pensar en el delicioso desayuno que habían preparado esa mañana. —No me siento lista padre, necesito más tiempo.— mientras miraba a su hermano Roger, buscaba apoyo, su padre siempre lo escuchaba. Estaba esperando que le dijera que por favor no hablara de eso, pero él le devolvió la mirada y negó con la cabeza como si lo hubiese ya intentado. Gregor continuó hablando haciendo caso omiso a sus palabras y al final dijo —Lo siento, me pediste tiempo y te lo di, fui paciente contigo pero me temo que ya no tengo opción, tu hermano se casará en unas semanas, Sophie también se acerca a la edad de casarse, todos saben lo importante que es esto, es un deber para con la familia. Buscaré un buen hombre para ti, no... No lo dejó continuar con sus palabras púes ya se imaginaba lo que iba a mencionar —Entiendo perfectamente padre, no es necesario seguir— su voz denotaba incomodidad. Sophie la miró con tristeza y asintió demostrándo que estaba de acuerdo con su rechazo a esta idea, ella y Marie su mejor amiga eran las únicas que comprendían la irritación al mencionar el tema. El resto del desayuno fue en total silencio, el ambiente estaba cargado de tensión y nadie se atrevía a hablar para contradecir a su padre. Al final tomó una bocanada de aire, se levantó de la mesa y se dirigió hacia su habitación seguida de Sophie y Rossabel. —Debe de haber algo que pueda hacer, mi padre siempre ha sido comprensivo conmigo— se dirigió a Sophie casi temblando. —¿Acaso has visto su cara? No me parece que esta vez tenga planes de ser comprensivo, y no lo puedes culpar porque sabes que eso es lo que debe hacer, y sin embargo lo ha estado aplazando por consideración a ti. Otra vez sintió ese horrible nudo en la garganta que decia que Sophie tenia razón, esta vez su padre estaba decidido a llegar lejos y no había nada que pudiese hacer para impedir sus planes. En esta sociedad era lo correcto que a su edad ya estuviese comprometida o casada, y ella no estaba en ninguna de esas posiciones. Rossabel la miró, estaba anciosa por hablar pero esperaba el permiso de la joven para decir algo que por su expresion tenia que ver con el tema, esta le preguntó que sucedía. —¿Pasa algo?—Dijo con curiosidad. —Disculpe que me entrometa en sus asuntos señorita pero he escuchado a su padre hablando de su matrimonio, él aún no ha elegido un esposo para usted, de hecho aún no tiene a nadie en mente, solo le avisa para que esté preparada para los cortejos— dijo con timidez y luego se retiró a una esquina de la habitación. Sus palabras dejaron pensativas a Ivette y Sophie, fueron como agua en medio del desierto, eso la ayudaba mucho a ganar tiempo. La menor de los Chadburn y Rossabel se retiraron de la habitación después de varios minutos. Cuando Ivette estuvo sola se acercó a la ventana, necesitaba respirar aire fresco y tranquilizarse pero fue en vano, nada podía calmarla en ese momento, muchas en su lugar estarían felices mientras que a ella solo le provocaba horror y una ola de malos recuerdos. No lograba conciliar el sueño, la boda de Roger se acercaba a pasos agigantados y eso significaba un compromiso para ella, algo que definitivamente no deseaba, con preocuparse y vivir paranoica no lograba nada pero aun así no podía estar tranquila. Ni siquiera se por que se indignaba si los matrimonios arreglados y sin amor eran lo normal y más aún si pertenecía a una familia de hacendados como la de ella, el heredero de todo lo que poseia su padre era Roger, por lo tanto era ley que Sophie y ella se casaran con alguien igual de rico y continuar el linaje sin quedar desprotegidas. La verdad es que no le importaba vivir sin comodidades si eso implicaba no casarse con un desconocido, la idea de estar con alguien a quien solo le importaba de que familia provenía le asqueaba, de seguro seria como los demás matrimonios, tendrían hijos y el conservaría sus amantes mientras que ella solo seria la esposa trofeo, siempre en el hogar dedicándose a soportar sus faltas y probablemente nunca seria feliz, Ivette no era muy soñadora pero digamos que si le tocaba vivir esto al menos hubiese querido que fuera soportable. Finalmente se quedó dormida, no se permitía sentimentalismos pues su vida era como una muralla y cualquier sentimiento era bloqueado, eso fue lo que se impuso a si misma tanto que su actitud hizo que la mayoría la detestara pero eso no la hacia sentir mal, se había encerrado en su propio mundo. *** Transcurrieron unos 7 u 8 días desde que su padre mencionó lo de un matrimonio, saber que aún no había elegido a nadie le daba paz y esperanzas de que desistiera al menos por un tiempo. Estaba en su habitación escuchando a Rossabel dándole sus opiniones acerca de lo que debía llevar puesto para la visita al pueblo donde vivía Marie, había sugerido un vestido azul que la hacia ver fatal, no resaltaba su figura y la hacia ver hasta de más edad y apretaba sus senos de tal forma que le dolian. Cabe destacar que Ivette era perfectamente proporcionada de cuerpo, no muy alta pero con unas curvas y piernas envidiables, era obvio que no enseñaria las piernas pero sus curvas si debían destacar, su rostro y labios carmín eran sumamente delicados igual que su cabello castaño ondulado que le daba casi a la cintura. Le gustaba verse atractiva, por eso descartó la opción del horrible vestido azul y optó por un verde con mangas que hacia resaltar hasta sus ojos. Finalmente Rossabel le ayudó a vestirse y bajaron al salón a esperar a Sophie que era la que tenía mas ilusión por salir. Llevaba semanas pidiéndole a su padre que les diera permiso para dar un paseo al pueblo y visitar a Marie hasta que él accedió luego de tantas súplicas, Sophie solia ser muy exigente cuando lo deseaba, nunca se daba por vencida. —Ya nos podemos ir, espero que no hayan esperado mucho. Es que no sabia que ponerme, debo estar deslumbrante por si algún pretendiente se presenta, se que le gustaria con cualquier aspecto pero una ayuda no está de más— dijo Sophie con ese tono burlón que siempre tenia, era una adolescente muy alegre. —Eres insufrible, dices cada cosa que te pasa por esa cabecita hueca— añadió como si de un regaño se tratase, mientras que Rossabel se reia por lo bajo. Aveces a Ivette le molestaba que Sophie creyera que todo en la vida era un chiste. Se dirigieron al patio trasero donde las esperaban los trabajadores de su padre junto a un carruaje en el que se transportarian. Lo bueno de tener dinero es que se viajaba con estilo y las mejores comodidades, un lujo que no todos podían darse. Luego de casi dos horas que parecieron una eternidad llegaron al hermoso pueblo de Castle combe todo era tan colorido y alegre como de costumbre. Mujeres con sus criadas yendo de un lado a otro y los nobles en sus carruajes. Fueron en dirección a la casa de Marie que se encontraba cercana al puente, una hermosa casa que parecía sacada de un cuento para niños, ella estaba en el jardín leyendo algo que no pudieron distinguir pero probablemente se trataba de su boda, en seguida las vío se lo dio a su criada y fue a abrazarlas con una gran sonrisa en su rostro. Marie era de piel oliva alta y esbelta, labios gruesos y su cabellera negra y risada que siempre parecía como si un tornado la atacó si no fuese porque lo recogía aveces. Marie era la prometida de Roger, su relación era algo admirable, desde niños estuvieron enamorados y a la hora de comprometerse sus padres estuvieron encantados, y que estén enamorados ayudó mas. “Algo así fue lo que una vez quise” Pensó Ivette —Me alegro tanto de que al fin hayan venido, me preguntaba si me habian olvidado— dijo en tono dramático tocándose el pecho. —Pues no es así, hace mucho queríamos venir a verte pero ya sabes que la muy amable de Ivette ama estar encerrada en casa y nunca se ánima a salir, se está volviendo muy seria—. Esta vez Sophie se contenia para no reírse de un chiste que solo resultaba gracioso para ella. Ivette la miró a las dos como si fuesen bichos raros, ¿En serio para ellas todo en la vida era hacer chistes fatales? era eso o les gustaba hacerla incomodar con sus comentarios haciendo referencia a su personalidad, su actitud no le permitía ser igual de graciosa, siempre estaba neutra y en seriedad total, Marie le dirigió una mirada como «Perdón por tratar de imponerte dejar de ser tan amargada» Las invitó a pasar pero Sophie insistió tanto que se quedaron en unos pequeños bancos que habian en el jardín, conversaron acerca del aviso de matrimonio. A Marie le parecía tan malo como a ellas y más suponiendo lo que pasó hace alrededor de un año, hasta que cambió su cara de preocupación y dijo que nuevamente habían llegado los hijos de los LeBlanc, ellos eran la familia que nunca se mezclaba ni hacia amistad con nadie. Rara vez se les mencionaba en en el pueblo. —La chica es muy amigable, el otro día la encontré dando un paseo en el mercado y me invitó a tomar el té, tal vez sea el comienzo de una amistad, el hermano es muy guapo apesar de su semblante de antisocial, quizá esté soltero— dijo marie mientras miraba a Ivette con entusiasmo, esto iba especialmente dirigido a ella. —Te impresionas con cualquier cosa Marie, no debe ser para tanto. Además ese hombre vivió toda su vida en Francia así que es probable que esté comprometido allá, o hasta casado puede ser— luego de decir eso se arrepintió Marie la miró como si la hubiese golpeado un balde de agua helada, ella solo trataba de alegrarle, Ivette lo había arruinado al hablarle así. —Señoritas no hay que hablar de ese hombre tan horrible Marie ya dijo que es un odioso y tiene complejo de asesino serial, no merece la pena arruinar este día hablando de él vayamos a caminar y aprovechemos el tiempo juntas— Sophie tenia una sonrisa fingida, estaba tratando de que la conversación tomara un rumbo que no fuese hablar del desconocido. Marie quiso protestar ante la exageración de Sophie con eso de asesino serial, pero guardó silencio, llevarle la contraria a Sophie era una pérdida de tiempo. Las tres se dirigieron al centro, había más gente que de costumbre, más adelante se dieron cuenta que presenciaban un entrenamiento de espadas entre los oficiales del pueblo, algo que para nada llamaba la atención de Ivette pero al parecer la de ellas sí, era desagradable ver esos hombres golpeándose bruscamente y gritandose obsenidades. —Iré a cualquier otro lugar donde esto no se vea, Rossabel me acompañará, saben que no es algo que me entretenga— se dirigió a ellas esperando respuesta. Asintieron de mala gana como si les interrumpiesen algo demasiado interesante y luego volvieron a mirar el entrenamiento. Ivette salió casi huyendo de allí, odiaba estar entre el tumulto, bueno la verdad es que odiaba casi todo pero estar entre tanta gente sin duda era lo peor, odiaba tener tantas miradas sobre ella, incluso miradas asquerosas con insinuaciones. En ese momento necesitaba calma, un entrenamiento era todo lo opuesto, y solo había un lugar que le brindaba esa calma. Rossabell la seguía muy de cerca, le conocía bien, sabia que era amante a que le den su espacio cuando algo la inquietaba, su compañía era un apoyo pero en ese momento darle espacuo era lo mejor. Rossabell era mas o menos 3 años mayor que Ivette, a pesar de ser una criada siempre llevaba ropa decente y su cabello limpio recogido en dos trenzas rubias que le daban más abajo de la cintura. Era mas bella que muchas hijas de nobles, su madre era quien trabajaba en casa de Ivette como cocinera pero enfermó y al tener tantos años trabajando para ellos la señora Eva accedió a que Rossabel ocupara su lugar pero esta vez a disposición de sus hijas, para ellos era importante que se sintieran cómodas y alguien joven era lo más adecuado en ese caso.

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