El hombre lobo la miraba de pies a cabeza, hace mucho tiempo que no veía una mujer tan bonita, siempre las que pasaban por la zona eran las esposas de los trabajadores del campo, las cuales tenían una edad considerable. Podía notar que ella estaba muy nerviosa, lo que le corroboraba que su imagen era muy aterradora, no sabía si eso era bueno o malo, pues dependía de la persona ante la que se presentara. Del mismo modo, tenía unos deseos salvajes intrínsecos que a veces no podía evitar, por eso le preocupaba crear vínculos con otras personas, en el momento en que su hambre brotaba a flor de piel olvidaba quién era y se comportaba como un animal. Siempre salía cuando la luna estaba puesta, no importaba en cuál de sus fases estuviera, simplemente necesitaba de su luz. En el día mantenía oculto en cuevas creadas por él mismo, una de ellas era la que había descubierto el sheriff y Khloe. El sol era mortal para él, salvo en las excepciones en que se veía como una persona normal, aunque llevaba muchos años con una misma problemática, a saber, la de la transformación, no tenía claro en qué momento se daba ese suceso, puesto que era muy escaso el día en el que se veía como una persona normal. Khloe decidió romper el hielo al percatarse de que aparentemente él no tenía intención de hacerle daño, por eso quiso intentar sacarle algo de información. Se presentó con su nombre y le preguntó por el suyo, hubo un largo momento de silencio, parecía como si la extraña criatura no fuera muy hábil para expresarse. No obstante, la mujer no se daba por vencida, seguía insistiendo hasta que logró conseguir unas palabras: “Soy Evan, no sé qué edad tengo y no quiero lastimarte”. Eso fue suficiente para que Khloe entrara un poco en confianza, buscaba saber la verdad de su origen y el motivo de su transformación.
Le hizo varias preguntas enmarcadas en el ámbito de lo personal: ¿Cómo estás? ¿De dónde vienes? ¿Tienes familia? ¿Por qué la mitad de tu cuerpo se ve como la de un lobo? ¿Te han hecho daño? ¿Cómo te pasó eso? ¿Cuánto tiempo aproximadamente has vivido? ¿Le haces daño a las personas? ¿Fuiste tú el que atacó al campesino y por qué lo hiciste? ¿Hay alguna manera de ayudarte? ¿Alguien más sabe sobre esto? ¿Puedes controlar tus impulsos? ¿Hay más como tú? ¿Has tenido hijos? Evan se sintió un poco abrumado por las preguntas de Khloe, no sabía por dónde empezar, tal vez lo mejor era hacerlo por su infancia y su transformación a partir de los sucesos ocurridos. Le confesó que no tenía muchos recuerdos, solo algunos que marcaron su vida, recordaba que alguna vez fue un niño normal, o al menos eso creía. Vivía bajo el techo de una familia tradicional en Pittsburg, allí creció y adoptó algunas formas de la cultura, incluso alcanzó a entrar a la escuela, pero en un momento determinado su padre fue invadido por una extraña entidad. Nunca supieron a ciencia cierta cómo ni cuándo, lo único evidente eran sus transformaciones y comportamientos extraños, a veces era violento, de hecho, en muchas ocasiones fue trasladado a estaciones de policía por agredir a su esposa, pero siempre se salía con la suya, las autoridades no sabían cómo lograba escapar, él simplemente aparecía en otro lugar, como si tuviera un pacto con el diablo. Algunas personas decían que estaba loco, otros que un demonio lo había poseído, lo cierto es que su comportamiento era dañino. Siempre fue muy responsable con las cosas materiales del hogar, pero en cuanto a lo espiritual era un completo desastre. La definición de su problema fue un misterio por mucho tiempo, hasta que llegó el día en que se dio a conocer con todos sus demonios.
Después de decir esto a manera de introducción se acercó un poco a Khloe, tomó sus manos para sentirse un poco más seguro y le dijo lo siguiente: “Yo tenía un hermanito, era menor que yo, un día mi padre nos invitó a los dos para que fuéramos al bosque a ayudarle con su trabajo, allí encontramos algunos objetos extraños y como éramos niños no dudamos en preguntar, pues nuestra curiosidad estaba siempre latente. Había unos dientes grandes con rastros de sangre y mi hermanito solo quería saber de quién eran, pero en el momento en que los tomó, mi padre se volvió loco, se los quitó enfurecido e intentó escapar de donde estábamos. Sin embargo, no fue posible, parecía como si su cuerpo se lo impidiera, su piel se empezó a transformar en la de un animal peludo, de inmediato se escondió debajo de unas grandes y fuertes rocas que había, nos dijo que nos fuéramos para la casa y que no le dijéramos nada a nuestra madre, eso era aparentemente normal para él. Así lo hicimos, pero como llegamos tan rápido, nuestra madre se sorprendió y empezó a sospechar que algo raro estaba pasando, así que decidió ir a corroborar con sus propios ojos que todo estuviera bien. Llegó hasta el lugar donde estaba mi padre y lo sacó por la fuerza de allí, el sol hizo un efecto negativo sobre su cuerpo, como si fuera veneno para su existencia. Mi padre le dijo que saliera corriendo, no tenía otra opción, se había convertido en un monstruo y si se quedaba bajo la luz brillante iba a morir seguramente o terminaría por matarla.
Nuestra madre regresó muy asustada diciendo que no sabía con quién se había casado, jamás en su vida había visto algo tan extraño. A pesar de que su esposo numerosas veces había mostrado signos raros, ella pensaba que se trataba de una clase de posesión espiritual, pero al ver esa transformación de su cuerpo se dio cuenta que el problema era mucho más grave de lo que pensaba. Salió esa misma tarde a buscar a uno de los sacerdotes del pueblo y pedirle ayuda, ella creía que con rezos y oraciones podría solucionarlo, aún tenía esperanzas de salvar su hogar. Lastimosamente en su ausencia todo empeoró, esa noche hubo una fuerte tormenta y ella no pudo regresar a la casa, como si lo pudo hacer nuestro padre. Llegó a eso de la una y media de la mañana totalmente transformado en hombre lobo, no pudo reconocernos, parecía como si toda su parte racional hubiera desaparecido y solo quedara la parte animal que físicamente lo estaba constituyendo. Yo intenté proteger a mi hermanito, en ese entonces no tenía muchas nociones sobre la vida, pero sí sobre la supervivencia, así que lo encerré en el sótano mientras intentaba distraer a mi padre. El trató de atacarme, yo pude detenerlo por un momento, pero no duré mucho, con un golpe en la cabeza quedé inconsciente por varios minutos. Aún recuerdo lo que sentí cuando me desmayé, por un lado, mi cuerpo estaba totalmente incapacitado para hacer algo, pero por otro, mi alma me sugería levantarme para poder ayudar a mi hermano y evitar su muerte. Para mi mala suerte, el cuerpo no me respondió, era como si me hubiera quedado paralizado, podía escuchar todo lo que estaba pasando y percibirlo, más no tenía el control sobre la parte sensible de mi ser. Mi padre llegó hasta el lugar donde estaba mi hermano y derribó la puerta con unas patadas, él solo gritaba angustiado, quería que alguien lo ayudara. Yo me sentía impotente de no poder hacer nada, mi padre lo devoró esa noche, comió cada parte de su cuerpo, acabó con toda su piel, incluso con sus huesos, jamás pensé que él pudiera hacer eso. Mi hermanito solo le gritaba “recuerda que soy tu hijo, no me hagas daño” pero eso no fue suficiente, la bestia estaba apoderada de su ser.
Literalmente escuché la muerte de mi hermano en su totalidad, cuando dejó de gritar y el momento en que su pequeña voz desapareció en la sombría noche. Unos instantes después empecé a recobrar la conciencia de mi cuerpo y me fui levantando poco a poco. Pude percibir que mi padre ya había terminado con todo lo que quedaba de él, pues mi hermanito era muy pequeño y su boca y sus dientes eran realmente feroces. Se veía muy hambreado, yo solo le reprochaba el hecho de que había asesinado a su propio hijo, con eso había cometido el peor delito que podía existir, tomé una llave grande de hierro para poder defenderme en caso de que se me acercara, y en efecto, esta arma me fue muy útil, pues parecía que su deseo de sangre no estaba aún saciado, también quería terminar conmigo. En ese entonces no existía la facilidad que brindan los teléfonos fijos para la comunicación eficaz, sino que teníamos que enviar cartas para poder comunicarnos, era imposible para mí llamar a algún vecino o alguna autoridad, incluso pedir ayuda por medio de gritos era utópico, pues vivíamos en una zona alejada de la ciudad porque mi padre se dedicaba a cortar madera, de eso vivía y con eso lográbamos comer. Me resigné por un momento, ya sabía que tenía que defenderme, no solo por cobrar la muerte de mi hermano, sino también para sobrevivir y salvar a mi madre. Mi padre se acercó corriendo de manera rápida, no pude evitarlo, intentó morderme el cuello para que mi muerte fuera rápida y mi sangre se derramará más fácilmente, le di un golpe en la cabeza, pero lastimosamente eso no fue suficiente para él. Inmediatamente se volvió a acercar y mordió una parte de mi espalda, cómo lo tuve tan cerca le di un golpe más contundente, justo en la parte de la cien, eso lo dejó inconsciente por un rato. Aproveché ese momento para escapar, corría desesperado por el bosque en busca de ayuda, aunque él no estaba detrás de mí yo sentía como si mi muerte se estuviera acercando. No podía comprender qué había pasado, pues a pesar de sus extrañas formas de ser, jamás me imaginé que todo pudiera llegar hasta un punto tan crítico.
Después de varios minutos de larga agonía logré llegar hasta el pueblo, les pregunté a algunos de los hombres pertenecientes a las autoridades si habían visto a mi madre, pero decían que no, al fin de cuentas, el lugar era muy grande y tenía que ser una casualidad de suerte dar con ella. La busqué por todos lados, principalmente en las partes que ella frecuentaba, posiblemente había ido a pedirle ayuda a sus amigas más cercanas. Jamás les advertí a las autoridades de la presencia de un asesino en mi casa y mucho menos les mencioné que se trataba de mi propio padre. Pasé la noche en vano, no pude encontrarla, lo que me hizo presuponer qué tal vez ella había regresado a casa, lo que pudo haberla puesto en grave peligro. De ese modo, decidí regresar, no sin antes pedirle a uno de mis amigos del pueblo que me acompañara, no le dije el motivo específico, pero le di a entender que se trataba de un asunto de vida o muerte. Nos conocíamos de la escuela, y aunque sus padres no eran permisivos, él sabía cómo escaparse. Cuando llegamos nos percatamos de que todo estaba en silencio, abrí la puerta lentamente y a la defensiva por si tenía que defenderme, pero la tranquilidad que se presenciaba era abrumadora. En el piso se veía sangre derramada, mucha más de la que había quedado cuando yo me retiré del lugar. Solo unos metros más allá estaba el vestido de mi madre rascado, mi padre la había devorado, al igual que a mi hermano. Sentía mucha impotencia, quería acabar con él y hacerlo pagar por todo lo que había hecho. No solo había decidido sobre la vida de personas inocentes, sino que me había dejado solo en el mundo, yo aún era un niño y necesitaba la protección y el amor de una verdadera familia. Mi amigo se ofreció a brindarme su hogar, prometió que hablaría con su madre y me adoptarían para que llevara una vida normal, pero lo que yo quería realmente era vengarme, verlo sufrir y rogar para que lo matará. Era evidente que eso me costaría mucho, pues primero tenía que crecer un poco y tener un trabajo que me propiciara las herramientas necesarias para poder cazarlo, aunque no sabía si él acabaría conmigo antes de que yo lo pudiera hacer, pues tenía una fuerza abrupta y unas capacidades violentas que jamás me imaginé que pudieran existir. Desde ese momento dediqué gran parte de mi vida a trabajar arduamente en todo lo que me pusieran a hacer en la ciudad, muchos conocidos me brindaron oportunidades y logré escapar de la zona urbana que denotaba gran peligro para mí. Esperaba ansiosamente que llegara el día en que solo tuviera que dedicarme a su caza, pues para poder concentrarme en un asunto tan delicado era necesaria la tranquilidad que solo brindaba el dinero y la satisfacción de las necesidades del cuerpo.