El extraño depredador

Primer encuentro

Todo lo que el anciano decía era muy sorprendente, cada vez se hacía más evidente que la vida estaba tratando de darle a conocer cosas que se escapaban del margen de sus creencias. Por un lado, quería intentar no creer en ese tipo de razonamientos, pero en la mirada del viejo se notaba la más profunda sinceridad, no tenía nada que reprocharle. Simplemente le aseguró que le creía todo lo que había visto y que estaba dispuesta a ayudarlo en lo que necesitara. Sabía que una situación como esas podía dejar muchos traumas, así que no tenía planes de presionarlo, simplemente cuando estuviera listo podían ir los dos a buscar al famoso hombre lobo a pesar de la nueva discapacidad del campesino. Le dejó su número de contacto, aunque él ya sabía dónde vivía, le reiteró que lo esperaba en su humilde morada para hacer algo en contra de esa criatura, si es que aun le quedaba valentía. Salió del hospital y mientras manejaba se preguntaba a sí misma si cabía la posibilidad de que el bello hombre de la ventana fuera el mismo hombre lobo, solo de esa manera se podría justificar que tuviera una velocidad tan sobrenatural. Luego de eso, se percató de que ya eran las siete de la mañana, así que se dirigió al centro del condado para dejarle a su esposo el carro, allí estaba él puntual como siempre, había llegado muy sudado por culpa de la bicicleta. Estaba realmente enojado con ella, le hubiera parecido más prudente que ante una situación tan delicada lo despertara, él hubiera podido hacer algo, se sentía realmente impotente. Sin embargo, él no sabía que estaba profundo a causa de un somnífero, lo cual ella le confesó al tiempo que se disculpaba, le contó todo lo que había pasado, pero omitiendo la parte en la que el viejo habla de un hombre lobo, le aseguro qué se trataba de un animal salvaje, así que tendrían que estar un poco prevenidos. Blake era muy comprensivo y terminó por entender la situación, se tranquilizó, le entregó la bicicleta y entró a trabajar.

Khloe se dirigió hacia la estación de policía, allí estaba el sheriff del condado, pidió hablar urgentemente con él para comentarle sobre la difícil situación por la que estaban pasando las personas cercanas a las zonas rurales. Fue atendida inmediatamente, el sheriff se presentó ante ella con el nombre de Adam y le hizo saber que estaba puesto a su servicio. Ella sabía que se iba a meter en problemas por contar una historia tan fantasiosa, pero creía que era justo lo que el anciano hubiera querido hacer. El sheriff se mostró un poco confundido, no sabía si creerle o no, pero gracias a la reputación que tenía en el pueblo sabía que una mujer como ella no era de hacer bromas a las autoridades. De ese modo, se dirigió con ella hacia el bosque, aunque Khloe prefería que fuera en la noche, ya que, según su sospecha, aquel hombre solo aparecía en la oscuridad. Sin embargo, no tenía pruebas de eso, así que Adam decidió seguir sus instintos. Pusieron la bicicleta de Khloe en la parte de atrás y marcharon en el automóvil hasta el lugar de los hechos, allí había sangre y unas pisadas muy fuertes de un pie descalzo, lo que le confirmaba a la mujer que posiblemente el hombre lobo era el mismo que se había postrado aquella noche en la ventana. El sheriff sospechaba de la existencia de un asesino en serie, le comentó a Khloe que muchas de las personas que habían vivido en esa casa habían denunciado hechos similares, y no solo con hombres de edad, sino también asuntos relacionados con homicidios de niños y jóvenes. Siempre decían que se trataba de algo paranormal, pero él estaba más que seguro que era algún perturbado que vivía cerca y le gustaba causar estragos. Ella le habló sobre la cueva que había encontrado en uno de sus paseos por el bosque, se dirigieron hacia allá y Adam empezó a mover las pesadas rocas que la cubrían. Después de varios minutos de trabajo, en los que Khloe le ayudaba muy poco debido a su ilimitada fuerza, lograron abrir un camino. Todo adentro era muy oscuro, en cuanto quitaron la última piedra salieron muchos murciélagos haciendo un sonido muy molesto, también encontraron algo que los dejo muy perplejos, eran sin duda partes de cuerpos humanos. Había un dedo, varias manos, ojos resecos y dientes, todo tenía un aspecto muy feo y olía muy fétido, como si llevara mucho tiempo ahí.

De inmediato Adam se comunicó con sus compañeros para que le enviarán refuerzos y pudieran llevar las partes que encontraron de los cuerpos a un análisis para saber de quién se trataba. Posiblemente eran de las personas que sus familiares habían reportado como desaparecidas, todos tenían en común que habían habitado en algunas ocasiones la casa. Khloe ya no sabía qué pensar, incluso estaba poniendo en duda la versión del anciano, pues según las pruebas materiales que encontraron podía tratarse de un simple asesino en serie. Esto a su vez significaba que ella estaba en peligro, ahora sí tendría que decírselo a su esposo, pues el asunto estaba pasando a ser algo muy grave. Adam le recomendó no salir de su casa, cerrar bien las ventanas y las puertas, en caso escuchar un ruido sospechoso debía llamar a las autoridades, si no alcanzaba a hacerlo era importante que mantuviera siempre un arma blanca en su bolsillo para que se pudiera defender. Tal vez podía ser ella quién detuviera al homicida, puesto que era la que estaba más cerca de él y no quería abandonar el lugar. Khloe decidió informarse más sobre las víctimas de ese malvado hombre, gracias a eso pudo descubrir que muchos eran niños inocentes, entre los cinco y diez años de edad. Se llenó de cólera y quiso hacer algo para cambiar el destino de las demás personas, no le parecía justo que por el solo hecho de pasar por el que aparentemente era su hogar, las personas sufrieran daños. Además, era una zona muy importante porque conectaba varías vías, para ir de un lugar a otro esa parte tan tétrica tenía que ser atravesada. En esa medida los que más sufrían las consecuencias eran las personas de escasos recursos que no tenían forma de transportarse en carro, pues así se le hacía más difícil al monstruo atacar.

Khloe siempre se había destacado por ser muy empática, así que ahora estaba dispuesta a llegar hasta el final de la supuesta maldición de la casa en el bosque. No le dijo mucho al sheriff acerca de lo que tenía planeado, pensaba ella misma descubrir de quién se trataba. Regresó a su casa un poco frustrada y con la pesadez de tener que contarle la verdad de lo que estaba pasando a Blake. En los últimos momentos que tuvo libre en la tarde continuó escribiendo su libro, ya que al final del mes tenía que entregarlo para poder recibir la remuneración correspondiente. Su esposo llegó a la hora habitual, estaba un poco preocupado porque ya en el pueblo estaban rondando los chismes sobre el asesino en el bosque, sospechaba que su esposa sabía más de lo que le decía. También estaba un poco indignado, desde que se habían ido para ese lugar su relación había cambiado para mal, cada vez era menos la comunicación que tenían, existían cosas extrañas que llamaban la atención de su amada y la hacían olvidarse de él. Incluso creía que lo estaba dejando de querer como antes, por suerte ella estaba ahí para aclararle todas sus dudas. Le dijo la verdad, argumentando que si de alguna manera le ocultó la verdad de las cosas era para protegerlo y evitar que se pusiera más paranoico, pues lo conocía muy bien y sabía de lo que era capaz. Obviamente su esposo quería que se fueran lo más pronto posible de esa casa, no le importaba si tenían que irse a un lugar más caro y cercano a la ciudad, pero no estaba dispuesto a correr riesgos. No obstante, ella estaba en una posición mucho más arbitraria, se encontraba decidida a llegar hasta el final de la problemática con o sin su ayuda. A pesar de que estaba realmente enamorada no dejaría de lado sus convicciones por un sentimiento, así que le dio a escoger dos opciones: podía irse a vivir a otro lado sin ella o quedarse en ese lugar con todas las problemáticas que tenía y conservar su unión. Era su decisión y ella la respetaría, eso no significaba que iban a terminar su amorío, simplemente se separarían por no estar de acuerdo en los modos de obrar. A pesar de su inconformismo Blake decidió quedarse al lado de su esposa, si algo le llegara a pasar mientras él estaba lejos jamás se lo perdonaría, así al menos estaría su lado para protegerla.

Esa noche era muy sombría y Khloe ya no tenía en la mente a un hombre apuesto y tímido, sino a un cruel y despiadado asesino. Antes de irse a la cama aseguró muy bien todas las puertas y ventanas, junto a su esposo corrieron las cortinas dejando solo unos espacios pequeños para poder observar desde adentro si algo extraño pasaba. Como era de esperarse a Blake lo venció el cansancio, su esposa se quedó más tiempo esperando si algo pasaba, y en efecto, ocurrió. Después de las doce de la noche se empezaron a sentir unos extraños ruidos, ella se levantó de su cama para ver por las hendijas y presenció en la oscuridad una figura de un hombre grande, quería comprobar si lo que decía el anciano era verdad, así que decidió bajar. De ese modo, tomó una navaja afilada, la metió en medio de su saco y su muñeca para atacar en caso de ser necesario y salió sin zapatos para no ser escuchada, sabía que sus pies se iban a lastimar, pero eso no le importaba, quería ver quién era ese hombre. Este último era muy perceptivo, aunque ella fue muy sigilosa se percató de su presencia. Al verla se sintió muy confundido, según su parecer era muy apuesta, tenía la piel clara y el cabello castaño, los ojos cafés, la nariz muy pulida y la boca gruesa y rosada. En este momento tenía su pijama, era una batola morada con diseño infantil, ese aspecto le pareció muy tierno, aunque su lado salvaje seguía predominando. Ella se empezó a acercar muy lentamente, sus manos estaban temblando, no sabía con qué se iba a topar, ni siquiera estaba segura de que su obrar fuera correcto. Cuando estaba a menos de dos metros empezó a intentar entablar un diálogo por medio de múltiples preguntas. Con la voz un poco insegura pero firme le cuestionó: ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué nos estás persiguiendo, qué te hemos hecho nosotros? ¿Fuiste tú quien atacó al campesino la noche anterior? ¿Por qué lo hiciste? ¿Los restos de cuerpos que estaban en la cueva son tuyos? ¿Eres un asesino? Déjate ver, no puedo observarte bien.

Está actitud fue muy conmovedora para el hombre lobo, nunca antes alguien se había acercado a él preguntándole cosas, siempre las personas buscaban lastimarlo, matarlo, o en su defecto, cazarlo. Sabía que se trataba de una buena persona, aunque entre sus víctimas él no distinguía ese tipo de moralismos, decidió darle una oportunidad, al menos se veía inofensiva. Empezó a retroceder un poco para tratar de guiarla a un lugar más seguro para él, pues sabía que ahí estaba expuesto a una posible trampa, no sabía si el esposo de la joven o la policía estaban esperando el momento indicado para atraparlo. A medida que iba retrocediendo la joven se iba acercando con total sigilo, él estaba logrando su cometido. Cuando por fin se sintió cómodo se detuvo, era un lugar donde incluso había un árbol caído para poder sentarse. Realmente quería escucharla, se estaba aguantando las ganas de devorarla completamente, ver su fresca carne le hacía agua la boca. La joven seguía atemorizada, pero tenía una misión, así que disimulando un poco le reiteró algunas de sus preguntas, principalmente la que tenía que ver con su identidad. El hombre misterioso se hizo de tal manera que todo el reflejo de la luna diera sobre él, se alejó de los árboles y se paró de frente para que ella pudiera verlo totalmente. Khloe se percató de que lo que decía el campesino era real, se trataba de un nombre mezclado con lobo. Su piel era muy peluda, sus dientes estaban afilados y sus garras eran temerosas. Trató de no mostrarle miedo para que no se aprovechara de la circunstancia, le dijo la verdad de lo que pensaba sobre él. Jamás en su vida había visto una criatura así, estaba realmente sorprendida por lo gigante y variado que era el universo, ahora solo quería saber qué iba a pasar con ella, temía que la lastimara.