Triste confesión

2145 Words
A Khloe le sorprendió mucho la confesión de su nuevo y extraño amigo, pues después de haberle dicho algo tan profundo consideraba que le tenía un alto grado de confianza, aunque no la conociera. Le pidió el favor de que prosiguiera, quería saber qué más había pasado, y más aún, si había logrado cumplir su objetivo. Antes de seguir hablando, Evan le dijo que todo lo que saliera de su boca tenía que ser un secreto, nadie más podía conocer su verdad, pues eso lo podía volver vulnerable. Ella le había inspirado confianza por el simple hecho de habérsele acercado por medio del diálogo, pero no quería que las demás personas se enteraran de sus facetas de vida más emocionales, pues ante ellos inspiraba miedo y eso hacía que aún estuviera vivo, podía sobrevivir gracias a que la mayoría de personas no se arriesgaban a entrometerse en su vida por temor a morir. Tomó un poco de aire y prosiguió: Cuando empecé a trabajar fue una época muy dura para mí, no solo por el desgaste físico, sino también porque en las noches estaba a la expectativa de que mi padre no entrara por la puerta de la habitación a matarme. Tenía pesadillas todas las noches y no era capaz de entablar muchas relaciones, aún conservaba algunos amigos de la infancia, pero eran muy escasos. En temas del amor fue un más complicado, muchas veces me gustaron mujeres hermosas, pero debido a los traumas que tenía, entablar relaciones era muy complicado, las mujeres siempre estaban buscando en mi un hombre romántico, comprensivo y respetuoso que las hiciera sentir muy bien, de verdad que yo lo intentaba, pero se me hacía imposible cumplir con todas sus expectativas. Ese no era mi enfoque, aunque confieso que tenía necesidades sexuales que me hacían acercarme a ellas. Esta es la hora en que no sé si lo hacía por buscar una compañía o simplemente saciar mis necesidades sexuales, que en la adolescencia se volvieron extremadamente fuertes, casi que me dominaban y me obligaban a mentirles a las chicas con tal de conseguir lo que quería. Con el tiempo eso cambió un poco, al ver que mis relaciones no funcionaban decidí dejar de intentar y simplemente ir a un lugar y pagar por amor para no mentirle a nadie más. En mis días libres de trabajo me armaba hasta los dientes y me dirigía al bosque para tratar de encontrarlo, pero muchas veces fracasé. El error estaba en irme a plena luz del sol, reconozco que nunca lo hice en la noche por temor, era más fácil que me atacará y no pudiera percibirlo si el entorno estaba oscuro. No sabía que cada día su condición de hombre desaparecía más y se estaba volviendo más lobo que ser racional, eso significaba que no podía salir cuando el sol estuviera puesto, pues la luz parecía causar un efecto reactivo en su piel. Mucho tiempo después me di cuenta de eso, después de haber perdido cada domingo de mi vida una noche tuve un primer acercamiento con él. Ese día me sentía muy desafortunado, me perdí en el bosque y no pude regresar a tiempo, tuve que caminar varias horas hasta que se fue acercando la oscuridad. Me puse muy nervioso, me sentía perseguido, cuando no había luz sentía que estaba en peligro, y en efecto, así fue. Mi padre corría a gran velocidad, podía saber quién estaba en su territorio en solo cuestión de minutos, parecía un rayo, solo lograba uno ver una sombra fugaz. Siempre permaneció cerca del lugar donde vivíamos, creo que aún le quedaba algo de sentimentalismo en su alma y se le hacía difícil alejarse de lo que algún día fue el lugar que con tanto trabajo construyó, y que tristemente, destruyó en menos de un día. Gracias a eso sabía dónde buscarlo, aunque cuando estuve perdido no sabía que aún estaba cerca de casa, el hecho es que en un momento determinado apareció, se puso justo enfrente de mí, aún no estaba totalmente transformado y podía decir unas cuantas palabras. En su mirada se lograba ver una gran tristeza, parecía como si todo lo que había hecho en el pasado hubiera sido sin su consentimiento, como si una fuerza mayor lo dominara. Yo simplemente le decía palabras de odio, al tiempo que sacaba una de mis armas para matarlo. Sin embargo, él trató de tranquilizarme y me dijo que entendía mi dolor, pero que no podía culparlo, de alguna manera él había sido víctima de alguien más. Me contó que una vez estando en el bosque se le acercó un extraño animal con los ojos rojos, parecía un lobo, aunque tenía un aspecto deforme. Trató de esquivarlo, pero fue imposible lograrlo, recibió una mordida en uno de sus brazos, luego de eso el animal huyó de inmediato. Mi padre pensó que no era grave, simplemente se puso algo de alcohol y se vendó para evitar una infección. Continuó con su vida normal por algunos años, pero con el tiempo se dio cuenta que su aspecto físico estaba cambiando, las uñas le empezaron a crecer más rápido y su contextura era mucho más gruesa que antes, sus dientes cada día se volvían más largos y partes de su cuerpo que antes no tenían pelo ahora estaban repletas. A pesar de que mi madre también era partícipe de esos cambios pensaba que era natural, cabía la posibilidad de que sus hormonas estuvieran cambiando, o tal vez la edad estaba haciendo que eso pasara. Fue un proceso largo, no se dio cuenta de inmediato de lo que estaba pasando, ni se imaginaba en lo que se estaba convirtiendo, a saber, un monstruo sin racionalidad. Se percató de la gravedad del asunto una mañana que salió a cortar madera, en ese momento vio correr un animal y tuvo un impulso incontrolable por comérselo, es bien sabido que a los humanos no les gusta la carne cruda, por eso desde ese momento se percató de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Persiguió a su víctima y se lo devoró rápidamente, sentía que su mandíbula había cobrado una fuerza que nunca antes había presenciado. Ese día no regresó a la casa temprano, quería saber qué estaba pasando con él, al llegar la noche vio que muchas más partes de su cuerpo estaban cambiando de un momento a otro, hasta el punto en que se convirtió en una terrible fiera con una mezcla entre hombre y lobo. Logró ver su reflejo por medio de la luz de la luna en uno de los lagos cercanos, desde ese momento supo que su existencia iba a cambiar de forma negativa. Ese día no pudo regresar a casa a pasar la noche, aún tenía un poco de conciencia sobre lo que estaba pasando en su entorno y sabía que no podía llegar con esa forma macabra a ver a su familia. A pesar de que no sabía cuándo iba a volver a la normalidad, esperó entre los árboles con la ilusión de volver a ser el mismo de antes y contarle a todos lo que estaba pasando. Cuando la luz del sol empezó a salir él volvió a la normalidad, aunque con un poco de dolor en su piel, parecía quemarse con cada rayo de luz. No sabía que decirle a mi madre por su ausencia, además tuvo que hacer eso varias noches, pues quería probar si era una constante el hecho de que cuando amanecía volvía a ser el mismo hombre de siempre. No tuvo la valentía de contarnos en ese entonces lo que estaba pasando, en vez de eso inventaba múltiples excusas para ausentarse todos los días. Al ver que siempre en la noche se convertía optó por no volver a dormir en casa, a todos se nos hacía muy extraño, pero no lo cuestionamos, ya que a mi madre se le notaba de manera evidente el dolor que le generaba sentir que su esposo cada vez estaba más lejos, y a nosotros también nos dolía, teníamos un gran aprecio por él y no entendíamos muchas cosas. Mi padre me contó que llegó el momento en que ya no podía contenerse cuando se convertía en hombre lobo, sus impulsos de destrucción y salvajismo llegaron hasta el punto de obligarlo a atacar personas, asunto del cual se percataba solo al otro día cuando veía los restos de sus víctimas. Temía que algún día le pudiera hacer daño a su familia, así que cuando sentía que estaba a punto de convertirse simplemente se alejaba. El día en que nos invitó a trabajar estaba seguro de que eso no le pasaría, porque hacía mucho sol y solo se transformaba bajo la luna, pero cuando mi hermanito tomó los dientes con sangre que encontró en el piso su animalidad recobró vida. Con solo ver esos dientes y sentir el olor de la sangre que tenían encima volvió a él un gran impulso salvaje y no pudo detenerlo. Por eso nos dijo que nos fuéramos, aún le quedaba un poco de racionalidad y no quería lastimarnos. Reconoció que le pasó algo muy extraño, en el instante que nos vio correr a casa, nos vio simplemente como unas presas, le gustaba más la carne de humano que de animales, así que su objeto de deseo se movilizó hacia nosotros. No nos persiguió en ese momento porque el sol no se lo permitió, pero se quedó oculto entre grandes piedras esperando a que llegará la noche para saciar su sed. Estaba totalmente cegado por el deseo y la animalidad, ya no pensaba que éramos parte de su familia, nos veía simplemente como un animal más que estaba a punto de cazar. En su rostro se notaba que estaba conteniéndose para no hacerme daño en ese preciso instante, decía que sufría mucho cuando recobraba su conciencia y se daba cuenta de lo que había hecho. Me pidió que no intentara hacerle daño, que simplemente me alejara del bosque y lo dejara vivir su vida tranquilo, aceptando su triste y trágico destino. Yo no sabía qué hacer, por un lado, estaba la rabia que sentía por haberlo perdido todo, pero por otro, sabía que él tenía toda la razón. Pude ver que sus ojos estaban llenos de lágrimas, cuando le pregunté el motivo me dijo que recordara cuando me había atacado en la casa, quería que pensara en cada detalle de lo que había pasado. Aunque no logró hacerme mayor cosa me mordió parte de la espalda, dijo que con eso era suficiente para que en algún momento yo empezara a sufrir las mismas transformaciones. Eso no serían dos o tres días, podrían pasar meses o tal vez años para que mi cuerpo empezará a cambiar. Eso me dejó totalmente perplejo, mi mayor problema ya no era la venganza, sino el hecho de saber que nunca iba a poder ser alguien normal. Primero me quedé solo en el mundo, luego mi deseo de venganza se llevó parte de mi adolescencia y ahora temía que en mi época de adulto me convirtiera en lo que era mi padre. “¿Por qué tenías que morderme?” le preguntaba insistentemente. Él solo me aclaraba que no había sido su culpa, pues no tenía dominio sobre su cuerpo, no tenía conciencia en el ser, así que se disculpó, pero no se culpaba por eso. Por mi parte sentía que mi vida estaba destruida, eso me llenó de cólera e hizo que actuara de manera impulsiva. Mis manos empezaron a temblar, me acerqué a él para decirle que a pesar de todo lo amaba, eso lo conmovió, movía su cuerpo hacía atrás mientras temblaba, estaba intentando esquivar las ganas que tenía de acabar conmigo. Cuando vio que me seguía acercando intentó retroceder, pero yo no me detuve, llegué hasta donde estaba, lo abracé y enterré el cuchillo que tenía en mi mano justo en su espalda, de modo que llegara hasta el corazón. De inmediato sentí que sus brazos perdieron fuerzas, me dijo que se había esforzado mucho para no hacerme daño y que fui precisamente yo quien lo lastimó, me recordó que no podía escapar de mi destino, él estuvo intentando por varios meses y no pudo encontrar una cura a lo que nos estaba pasando, así que solo me recomendó sobrevivir al costo que fuera necesario, pues muchas personas no entendían el daño que tenía que hacer para sobrevivir, pero era una condición que el destino nos había impuesto. Era una maldición que teníamos que asumir y llevar de la mejor manera, morir no era la solución, tal vez nosotros éramos unas criaturas encargadas de darle una especie de equilibrio al mundo. La sobrepoblación podía en algún momento ser perjudicial para la vida humana, cabía la posibilidad de que estas nuevas transformaciones de los hombres permitieran que existiera una conservación futura.
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