¿Era una tonta por tener la esperanza de estar con Dominic?, no sabía tampoco si es que él me veía como algo más, no éramos amigos, no éramos pareja sin embargo me preguntaba donde había estado todo el día, no nos habíamos besado nunca pero dormimos en la misma cama toda la noche. Llegando la mañana del día siguiente la cama estaba vacía, no había nadie. Aquel lugar donde había dormido Dominic estaba frío.
Y yo tenía la sensación de vacío en mi pecho, me sentía realmente estúpida en estos momentos. Volví a recostarme en mi cama, esta vez en posición fetal, y mi mano acariciaba el lugar ya frío que había ocupado horas antes. Ni siquiera un mensaje o algo parecido. Dominic era un completo misterio, quería saber qué pensaba cada que me miraba.
-Y sin embargo es una tarea que no está hecha para ti.-Susurro mi conciencia, era cierto y la sola idea de pensar aquello me estaba volviendo loca. Lo que pareció una eternidad más tarde, me digne a ir al trabajo, no quería hacerlo pero no tenía una opción alternativa a ello. Conforme pasaban las horas, mi mente estaba en otro lugar, mi cuerpo se mantenía en mi lugar de trabajo. La jornada pasa de manera pesada, laboriosa y sin señales de Dominic. Así son los siguientes días y siento que no he descansado nada, de alguna manera mis energías fueron drenadas muy, muy lejos de mi cuerpo.
-Tienes unas ojeras terribles.-Me comenta Anne cuando vamos de camino a casa, no lo había notado, pero pese a que no he estado descansando apropiadamente, esa es la consecuencia de todo esto.-¿Que ocurre?-Me pregunta con tono preocupado en su voz.-
-No he dormido bien estos días, creo que es sólo insomnio, ya se me pasara y estaré bien.-Le calme, pero ni siquiera estaba segura de que eso fuera verdad.-
Anne con duda no volvió a preguntar al respecto y así lo prefería secretamente. Con eso me había preguntado si aquel chico del restaurante había charlado conmigo y debía decir que solamente podría verlo como un amigo, para mi suerte no desgracia no me imaginaba con alguien mas que no fuera Dominic y quizás hacía mal en imaginar una vida a su lado, dormir a su lado todas las noche. Debería estar dándole la oportunidad a alguien que muestra un mínimo de interés en mí, y sin embargo aquí estaba como tonta esperando por una reacción de alguien más. Aquello lograba enojarme conmigo misma.
A la hora de salida mi amiga iba a verse con ese chico Oscar afortunadamente habían congeniado casi de inmediato estaba feliz por Anne, por mi lado solo tomé un camino que hacía más larga llegada a casa, quería dar una vuelta al parque, tenía toda la intención de ello. Sumida en mis pensamientos no me di cuenta de que un auto n***o llego a toda velocidad hasta quedar frente mío, el susto me tenia paralizada y con el corazón latiendo de manera descontrolada. Las ventanas de cristal n***o bajaron, dejando ver a Dominic, quien con expresión imperturbable me observaba.
-Entra, Rebecca.-Lo mire incrédula ¿realmente quería que fuera con él cuando tenía la manía extraña de desaparecer por días y no decir nada al respecto?.-Estoy esperando.-Solo un gruñido, parecía enojado y suspire, di la vuelta para entrar y en ningún momento dijo o hizo nada. Me mantenía mirando por la ventana, de vez en cuando lo miraba a él, se veía muy concentrado en el camino.
-¿A donde vamos?-Pregunte luego de un largo silencio.-
-Iremos a comer.-Responde mirándome por unos segundos.-
-Pudiste enviarme un mensaje, no era necesario llegar de esa manera.-Él se encogió de hombros, esta vez no dijo más en lo que resto del viaje. Perdí un poco la noción del tiempo, cuando me había dicho que habíamos llegado. Entre todos los escenarios que se presentaron en mi mente, lo que no imaginé es que me traería a un hermoso restaurante de 5 estrellas, no sabía a dónde mirar ciertamente, al bajar del auto Dominic me guía dentro. Enormes candelabros, mesas con capacidad hasta para 10 personas, porcelana cara también de cristal. Incluso en el fondo un chico estaba tocando el violín para darle ambiente a todo esto.
No importa donde mirara, había elegantes personas con traje, mujeres con vestidos caros o simplemente ropa de alta moda. Rápidamente las miradas cayeron sobre nosotros, Dominic es muy guapo seguramente estaba muy acostumbrado a recibir miradas, contrario a mi, aquella miradas eran de desagrado. No traía ropa de marca, ni zapatos, mucho menos estaba vestida para la ocasión. Dé manera silenciosa sus ojos decían “¿Que haces aquí?", pero traté con todas mis fuerzas de ignorar dichas miradas.
Finalmente al sentarnos no levantó la cara de la mesa, no quería toparme con más miradas juzgadoras, ¿se supone que debería estar feliz de estar aquí?, podría estar mejor en cualquier otro lugar. Dominic no me veía, tampoco platicaba conmigo. No parecía interesado en hacerlo tampoco. Uno de los camareros portando un elegante traje con moño se acercó para dejarnos los menús, y debía decir que mi boca logró pegar contra la mesa por aquellos precios tan exagerados. Ni con trabajo de 2 años podía si quiera darme el lujo de pedir algo.
-Ordena lo que quieras, yo pago.-Hablo Dominic llamando mi atención, pero sus ojos no me veían. Él hablaba con alguien por vía del teléfono. Traje saliva y solo pedí una ensalada desabrida, vagamente decorada y aun así costaba muchísimo más que 7 pizzas con de todo. Dominic pidió langosta -¿porque no me sorprende?- pensé para mis adentros.
Quería preguntarle muchas cosas, una de ellas y la principal de todas era porque desaparecía de la nada, cuando junté el valor suficiente se levantó diciendo que debía atender una llamada importante. Se suponía que sí me trajo a este lugar era porque quería estar conmigo ¿no?, pero como ya lo había dicho antes, jamás sabría que estaba pensando ni cuando.
Podrían haber pasado unos 25 minutos exactamente desde que Dominic Spencer fue a atender esa llamada tan importante. ¿Y si se hubiera ido? ¿Cómo pagaría lo que habíamos pedido?. La angustia se apoderó por completo de mi, y no lo hizo mejorar cuando una chica realmente hermosa de cabellos tan plateados como el metal se acercó, tenía una sonrisa arrogante y mirada airada.
-Disculpa, creo que el lugar de los empleados va ahí atrás.-Dice, incluso su voz es bastante bonita, pese a que sus palabras me duelen.-
-No trabajo aquí.-Murmuro.-Vine con alguien.-Ella solo levanta una ceja.-
-Si, viniste con un guapo hombre de traje, pero estoy segura de que salió corriendo por tu descuidada apariencia, esa ropa barata.-De reojo miro la ropa que llevo puesta.-Tu cabello hecho un completo nido de ratas.-Por instinto mi mano sostiene un mechón de mi pelo.-Y tu nada atractivo y bonito rostro. Vamos, ¿Cómo no esperas que se vaya de inmediato? le haces pasar verguenza.-Su sonrisa ahora está torcida, cínica.-
-No es verdad, él no se avergüenza de mí.-Apreté los puños, dolía cada palabra salida de su boca de víbora me dolía.-
-Por favor.-Suelta una risa, llamando la atención de algunas personas.-Tu no deberías estar aquí, deberías estar ayudando al servicio, y ellos son bastante superiores a ti.-Volvió a reír, unas mesas más adelante veo que no está sola, hay personas con ella quienes también se ríen.-Ten cuidado, la meteorología pronostica fuertes lluvias.-Y acabando con esa agua es lo que siento caer por mi cabeza.
Alguien me ha mojado por detrás, era otra chica no dudaba que fuera amiga de aquella desagradable risa, mi garganta se hace nudo y deseo llorar. Respiro con fuerzas y escucho las risas de las personas de este lugar, algunos me miran con lastima por lo que acaba de pasar. Sin dudarlo dos veces me levanto y salgo a toda prisa, no importando que haya venido con Dominic.
Al llegar a la puerta el portero me mira con desdén, aun así abre la puerta, dejándome el paso libre.
-Haces bien en irte…-Es lo que murmura, con pasos decididos abandonó el lugar. El tiempo pareciera estar en mi contra y pronto caen gotas de agua, no importa. Lo único que deseo es estar en casa.
Jamás pertenecería a este mundo.
(...)
Cuando ya estaba cerca de casa, mi cabello se había secado, el mal tiempo parecía haber pasado y ahora el sol estaba brillando con fuerza. La calma antes de la tormenta, sin duda era eso. Pero me conformo con tomar algo de sol antes de volver a casa.
Me dije que sería bueno tomar algo de aire por el parque, y mientras caminaba ahí me estaba regañando por ser tan cerrada, no era una persona a la que le gustaban los problemas, pero tampoco tuve la capacidad para defenderme. Cuando estaba sola, podía sacar toda aquella ira que me envolvía en momentos. Tuve que respirar varias veces antes de seguir, tenía que calmarme.
Desde que me mudé hace 5 años atrás, solía venir aquí para despejarme. Cuando conocí a Anne veníamos aquí a menudo para estirar las piernas y pensar en algo que no fuera el trabajo. Logré ver una banca, ya algo vieja y en mal estado pero seguía siendo la salvación de muchos cuando quieren descansar y yo, no era la excepción.
Cerré mis ojos, tomando el sol de la tarde. Para estas horas el parque estaba poco poblado. Mientras estaba sentada un leve escalofrío me recorrió completamente. Mire hacia ambos lados, estaba sola. ¿Por qué de pronto estaba así?, lo supe inmediatamente una sombra tapó el sol de mi, con la mirada hacia el frente me tope con unos ojos azules, que describirían lo siguiente: molestia.
-Dominic…-Me cortó de inmediato.-
-¿Por qué te has ido?-Su voz era baja, pero cargada de enojo.-Te vas sin decir nada, no tomas las llamadas que te hago. ¿A qué juegas, Rebecca?-¿Había escuchado bien?, me hacen sentir miserable en ese maldito lugar y él se mantiene enojado.-
-Tu no sabes nada, no sabes porque me fui en primer lugar.-Su expresión se mantenía fría y aun así me miraba molesto.-
-Bueno, estoy esperando la razón del porqué.-Demando, y yo solo pude tragar saliva, no viéndolo.-
-Ese lugar podría ser de alta sociedad pero las personas de ahí...me hicieron sentir mal, que no pertenezco a ese lugar. Y tienen mucha razón. ¿Por qué me llevas ahí? ¿acaso te divierte verme mal?-Apreté los puños, mi mirada se mantenía en el suelo, bien lo había dicho. La sombra dejó de taparme, y con ella una mano sostuvo mi barbilla, Dominic se mantenía de cuclillas frente a mi.
-Es cierto que no perteneces a mi mundo y jamás serás parte de él por completo.-Mentiría si dijera que me había dolido, no me esperaba aquello y al mismo tiempo no estaba sorprendida.
Sin decir más él se levantó dejándome en completa soledad. Junto a su partida una silenciosa lágrima bajaba por mi mejilla. No era necesario que dijera más, lo había captado.
Paso al menos una hora desde que estaba en el parque y decidí ir a casa para tomar un baño, lo primero que vi al llegar es que el piso estaba siendo remodelado, se colocan baldosas, me había topado con la señora Cris, que para la última vez que hable con ella estaba angustiada. Ahora portaba una sonrisa enorme, comentó de que era un milagro siendo que de la noche a la mañana el arrendador decidiera poner inmediatamente el piso, no lo cobrara y la renta seguía siendo la misma. Al menos era una buena noticia.
Para cuando cae la noche, el frío me envuelve y es para esos momentos que echaba de menos el verano, siendo que tampoco me gustaba. Me abrazo a mi misma queriendo entrar en calor, momentos antes tome un chocolate caliente, eso ayudaría un poco al menos. Y mi mente martirizadora como siempre me trae de vuelta el recuerdo de Dominic, ahora si lo había arruinado. Se había dado cuenta de que merecía mejores mujeres y que conmigo perdía el tiempo. Un amargo sabor de boca se instaló en mi paladar y suspire, tomaría el teléfono pero solo haría que lo recuerde también, debía haber algo que no me recuerde a ese hombre de ojos azules.
Mis plegarias parecen haber sido escuchadas, pues alguien tocó la puerta. No era tan tarde, apenas serían las 8 de la noche. Anne seguía con ese chico Oscar y con pies perezoso voy a abrir la puerta. No esperando que alguien me tomara de aquella manera por la nuca, mi corazón latió de manera apresurada cuando unos labios cálidos tomaron los míos, era un beso que demandaba mucho, el vello de todo mi cuerpo se volvió de gallina, y mi cabeza daba vueltas, respirar era algo que había olvidado, jadee en respuesta a la mordida proporcionada y ahí aprovechó para adentrar su lengua.
Caí en cuenta de que, quien me besaba era Dominic, si el Dominic que horas antes me dejo en completa soledad en el parque, el hombre cuya presencia me volvía una gelatina y era el responsable de que estuviera en mi mente día y noche. Si, Dominic Spencer me estaba besando con toda la pasión que jamás alguien hizo conmigo. Para cuando se alejó, la vista que me dejo me encendió desde los pies hasta el último cabello de mi cabeza, pues su peinado estaba alborotado, su respiración era agitada y sus labios estaban rojos e hinchados por el beso de momentos antes, el me tomo de la cintura. Cerrando la puerta en el proceso, apego mi cuerpo a la pared y con la mirada tan fija en mí, me sentí desnuda, tanto como si estuviera viendo mi propia alma.
-¿Por qué no lo entiendes?…-Murmuró él cerca de mi boca, sus manos se perdían en mi cabellera.-
-¿Por qué no entiendo qué?..-Susurro, no queriendo causar que él se alejara por nada del mundo.
-¿Por qué no entiendes que me importa un carajo el que no seas como las otras mujeres?, ¿no ves en mi ojos cuanto deseo tenerte conmigo? así no seas una alta supermodelo de miles y miles de dólares.-Hizo una pausa, sus palabras colaban con locura en mi corazón.-Rebecca.-Dijo con voz ronca mi nombre logrando que me estremeciera.-Entiéndelo…
Y sin decir nada más volvió a besarme completamente como la primera vez eran tan cargado de deseo y pasión, las manos de Dominic tocaban por momentos mi cuerpo, atrayéndome al suyo. Sentía mis piernas temblar, de no ser porque me sostenía juraba podía caer ahí mismo. Aquel sentimiento de vacío se había ido muy lejos, me agrada bastante la sensación de plenitud que lograba darme Dominic, así no sepa que está pensando todo el tiempo.
Quizás podría intentarlo, intentarlo con todas mis fuerzas.
(...)
Veía a Dominic dormir, antes dijo que se quedaría a dormir y no estuve en contra de eso, su respirar era calmado, pausado y ver su rostro en calma me traía paz inmediata. Solo me había brindado besos que hubiera deseado llegaran a mas, sin embargo no pasaron de eso. Por ahora me conformaba con mirar al dueño de mis suspiros.
-¿Seguirás viéndome o planeas dormir?-Escucho la voz ronca de Dominic, me había atrapado. Rebecca mordió su labio, reteniendo una pequeña sonrisa.-
-Supongo que quiero observarte un poco más.-Murmuró dejando ver aquella sonrisa que trataba de contener, me mantengo acariciándole el pecho. Dominic se giró en un movimiento rápido, girándose hacia ella para tenerla abrazada a su cuerpo.-
Nos quedamos así unos momentos, en completo silencio. Y era algo bastante agradable a decir verdad.
-¿Tú pediste arreglar los pasillos y todo el departamento?-Le pregunto, sabiendo que hay una gran probabilidad de que esté en lo correcto.-
-¿Y si así hubiera sido?-Preguntó él, manteniendo su respirar calmado.-
-Te daría las gracias.-Respondo con calma, topándome con su mirada.-
-¿Solo un simple gracias o me darás un beso?-La mano de Dominic sube desde mi cintura hasta mi nuca con intención de querer besarme..-
-Creo que me gusta más la opción del beso.-Dominic solo sonríe con galanura, y eso es más que suficiente para darnos un beso lento, dulce y sin prisas. Mis manos se pierden en su cuello, si pudiera pasar horas besándolo lo haría. Lentamente nos separamos para recuperar el aire, me encanta verlo pero una pequeña duda me invade.-
-Dominic…-Murmuro viendo, sus labios aun seguían hinchados por los besos de hace unos momentos.-
-¿Uhmm?-continuar era lo que seguía ahora.-
-Quería saber…¿Por qué desapareciste tanto tiempo?- El rostro de Dominic pasó de portar una leve sonrisa ahora tenía Expresión imperturbable, fría. Cambio solo en cuestión de segundos. Prosiguió a levantarse, lo que me estaba dejando en desconcierto. ¿Había preguntado algo que no debía?
-¿Por qué le diste tu número a ese chico en el centro?-No supe qué decir, ¿Cómo sabía aquello?.-Estoy esperando.-Murmuró.-
-Eso no tiene nada que ver con lo que quiero saber.-Su mirada hizo que toda mi piel se volviera de gallina.-Solo me pidió mi numero, no fue nada mas. Que tiene de malo?-Murmuré, él solo soltó un gruñido.-
-Te pregunto porque me preocupo, que no se te olvide que un extraño quiso hacerte daño antes. Nadie me asegura que ese chico sea igual o quizás peor.-Se estaba preocupando, y sin embargo me encogí en mi lugar.-Quiero protegerte.-Murmuró, acercando su mano a mi mejilla.
-Lo sé…-Murmuré aun sabiendo que él lo escucharía.-
-Tuve mucho trabajo para ese momento.-Me confesó, y si bien tenía sentido era el jefe de miles de personas, no podría desaparecer así de la nada, simplemente todo se derrumbaría sin Dominic.-
-Dominic…-Le llame, levantando la vista, sus ojos se encontraban apaciguados.-¿Qué somos nosotros?-Me atreví a preguntar, su expresión parecía confundida por unos momentos.-
-¿Que somos?-Repitió mi pregunta.-No lo sé, Rebecca.-Suspiro, no esperaba esa respuesta.-
-No quisiera un solo “no lo se” Dominic, los amigos no se besan, los conocidos no duermen juntos y mucho menos un amigo no me reclamara por darle mi número a alguien.-Mi expresión era un ceño fruncido, para este momento. Dominic no respondió y eso me preocupó. Pensé que se alejaría e iría como acostumbraba a hacerlo.
Contrario a lo que pensé, se acercó para besarme, lento, sin prisas y cargado de pasión. No sabía a ciencia cierta qué era lo que trataba de decir pero tampoco pude negarme a responderle cuando lo deseaba, sus manos abandonaron mi rostro y fueron a mis manos, me empujó con suavidad sobre la cama, mordió con ligera fuerza mi labio inferior haciéndome un pequeño jadeo y llevando mis brazos sobre mi cabeza pronunció lo siguiente, alejándose con cuidado.
-Seremos algo solo si aceptas…-Murmuró, su voz logró llenarme de miles de escalofríos.-
-¿Que debo aceptar?-Lo mire con suma atención, mi respirar estaba agitado, mi cuerpo luchaba por contener toda la adrenalina que sus besos me causan, una sonrisa ladina fue lo que surco en el rostro de Dominic, sus ojos azules brillaron.
-Acepta ser mía, desde los pies hasta la cabeza, Rebecca.-Sus labios bajaron a mi cuello, ahora solo una de sus manos sostenía las mías, la que tenía libre recorría mi cuerpo, cerré mis ojos casi de inmediato, su cálida lengua se arrastró por este, y siguió bajando, aún me tenía prisionera, arquee mi espalda cuando su cálido aliento sopló sobre mi pecho, logrando que mis pezones se erizaron bajo de la ropa.
Lo deseaba como jamás había deseado a alguien, anhelaba que su cuerpo se fundiera junto al mío cuál hierro caliente, mordí mi labio. Sentía mi piel quemar ante su simple tanto. ¿Aceptaría ser suya?, ¿porqué sonaba como si estuviera entregando mi alma?. Lo que más me hacía pensar era que, no importaban las consecuencias ahora. Un beso dejando en mi vientre logró traerme a la realidad, y acepte, acepte ser suya.
-Rebecca…-Volvió a llamarme, bajando lentamente. Tentándome. La ropa interior que llevaba puesta desapareció en cuestión de segundos, Dominic sopló sobre mi monte de venus. y asentí con la cabeza.-Respóndeme.-Ordeno, me estaba volviendo loca y apenas me tocaba. Sus labios besaban mis muslos internos, suspiros abandonaba mi boca, aquello besos siguieron a mis labios vaginales, lento, suave, y caliente como nunca. La lengua cálida de Dominic separó con la más excitante delicadeza mis labios mayores, adentrándose a acariciar mi clítoris, logrando que mi cuerpo se arqueara.
-Si.-Gemí bajito mas no fue suficiente pues me hizo gemir más fuerte, quería escucharme aunque no lo dijera, pero sabía que lo quería.-Acepto ser tuya, Dominic, pero por favor...-Mis piernas temblaron, mi rostro seguramente estaba extremadamente rojo, y por unos segundos sabía que él estaba sonriendo en superioridad.
No tuve que decir más para literalmente sentir que estaba viendo la gloria, se adentro a mi centro de placer femenino, removí mi cuerpo, quería llorar de placer que me estaba dando su lengua, la vergüenza era algo que al mismo tiempo me invadía, ninguno de mis sueños eróticos se comparaba con esto, quería mas, mas rápido. Dominic quien no se contenía en complacerme. Estaba muy cerca, lo supe cuando mi interior empezó a contraerse. Estaba cerca a explotar, en un gemido agudo logre hacerlo, con respiración agitada no podía controlar los temblores de mi cuerpo, si pudiera hacer una especie de competencia contra una gelatina estaba casi segura de que ganaría.
Dominic se apartó y en el acto me soltó, sus ojos admiraban el desastre que había hecho de mi. Labio su boca de manera sexy, y quitándose su camisa blanca al cuerpo, pude ver con detalle su bien formado cuerpo. ¿Cómo pude perderme de algo así durante tanto tiempo?. La baba salía sola de mi boca, reaccioné cuando su dedo pulgar tocó mi boca.
-No hemos acabado.-Murmuró con voz ronca, sexy, seductora. Las fuerzas que había perdido hace unos momentos parecieron volver como por arte de magia.
Toda la cantidad de ropa que teníamos fue desapareciendo en cuestión de nada, al final solo nuestros cuerpos desnudos quedaban tan juntos, el uno contra el otro. Las grandes manos de Dominic se aferraron a mis muslos al tiempo que su pelvis chocaba contra mi carne, los sonidos vergonzosos salían de mi boca, mi rostro estaba oculto en la almohada, salte en mi lugar al sentir el vacío de mi interior.
Un “Quiero que estés arriba” fue lo que salió de la boca de Dominic, sentí sintiendo mis ojos lagrimear, mi cabello, mis labios y cada parte de mi cuerpo estaba vuelta un desastre. Estando acostado ya, la mirada cargada de lujuria de Dominic no dejaba de mirarme, mis piernas estaban lado a lado de su cintura, y tomando una bocanada de respiración descendí lentamente, fue más fácil debido a la lubricación del preservativo que se había colocado él, Dominic me sostenía ahora de la cintura, ayudándome a subir y bajar, a saltar y moverme. Era como estar en el paraíso.
Mi cabeza estaba atrás, viendo hacia el techo, mis manos se mantenían apoyadas en el pecho desnudo de Dominic, no quería mirarlo ahora, no cuando sentía la vergüenza consumirme tan lentamente como lo hacía la llegada próxima de mi orgasmo. Cada golpe de nuestros cuerpos chocando se perdía en mi pequeña habitación, más y más rápido. Luego lento y profundo. Mis sentidos solo eran capaces de sentir y escuchar la respiración agitada y debo decir que también sexy de Dominic.
Anunció su orgasmo apretando mi carne, haciendo que acelerara el ritmo, me encantaba a niveles que jamás pensé fueran posibles alcanzar, todo mi cuerpo fue sacudido por un escalofrío de placer gracias a que Dominic con su pulgar daba caricias rápidas sobre mi clítoris, me tope con su mirada y el hecho de solo verme de aquella manera, logró que alcanzara mi tan desesperado clímax, él me siguió segundos después.
Caí en su pecho, cansada y agotada quería regularizar mi respiración. Los brazos de Dominic rodearon mi cuerpo, escuchaba el latir de su pecho, no dijo nada y yo tampoco. Justo ahora estaba lo bastante apenada para decir nada, pero no menos feliz.
-Eres mía…-Murmuró besando mi cabeza, frote mi mejilla contra pecho, si eso era lo único que necesitaba para que él fuera mío, entonces desde hace mucho lo hubiese hecho.-
-Soy tuya, completamente tuya.-Susurre, mis ojos empezaron a pesar, estaba cansada, mucho desgaste de energías. Pude sentir como Dominic me bajaba de su cuerpo, con cuidado salía de mi interior y retiraba el preservativo haciendo con este un nudo y luego tirarlo a un bote de basura no muy lejos.
Por segundos tuve el miedo de que quizás debía irse, que quizás no quería verme ahora que me había tenido con él. Miles de esos pensamientos negativos invadieron mi mente, pero luego él volvió, se acostó a mi lado y nos arropó a ambos, me apegue a su cuerpo como si mi vida dependiera de ello.
-Aquí estoy, no voy a ir a ningún lado, jamás hermosa.-Murmuró, apretándome contra su cuerpo, y yo. Estaba feliz, ninguno de mis sueños más locos podrá jamás superar la realidad que ahora estaba viviendo.
Y ahora de manera oficial, estábamos juntos.