Pasado un tiempo desde que tuve mi primera noche junto a Dominic, formalmente éramos una pareja y no podía ser más feliz con aquella idea. Salimos a lugares preciosos, nunca me dejaba sola y es algo que yo agradecí profundamente. No quería que sucediera nuevamente lo de aquel día en el restaurante. Todas las noches antes de ir a casa Dominic me daba un dulce besos, platicábamos hasta entrada la madrugada e incluso me he quedado a dormir en su hogar.
Veíamos películas románticas ahí, siendo que tenía el dinero suficiente para tener una sala de cine privada para él solo. Y al acabar dichas películas hacíamos el amor en una cama cubierta de rosas, fragancias deliciosas para al final acabar vueltos un desastre.
Muchas veces Dominic me había pedido que me quedase con él en su hogar, incluso que podría vivir ahí y así no tendríamos que esperar para vernos. Y si quería, claro que lo hacía sin embargo era mucho lujo y no sabría si algún día podría acostumbrarme. El lugar era tan grande que, cuando Dominic debía salir por unas horas y yo me quedaba ahí, me sentía sola. Algunas veces lleve a Anne y quedó tan impactada como yo la primera vez. Mi amiga lucía muy emocionada con todo lo que la rodeaba, pero la manera en la que veía a Dominic, me hacía creer que no se sentía bien.
Una ocasión mi amiga me dijo que “Es tan raro, es como si quisiera que no estuviera aquí.” aquello no tenía ningún sentido, así miraba siempre mi novio se lo hice saber y parecía un poco calmada al menos.
O eso fue lo que me hizo creer Anne, quien me evitaba a toda costa, no me miraba, no me hablaba incluso no contestaba mis llamadas. Algo extraño sucedía con mi mejor amiga ya que hacía todo lo posible para no hablarme.
Eso no me dejaba dormir, Anne había sido la única mejor amiga que he tenido en mi vida, una de verdad. Desde que la conocí éramos inseparables, le había comentando lo sucedido a Dominic, el trato de calmarme diciéndome que quizás Anne tenía sus razones para hacerlo, tal vez estaba tan ocupada en su relación que no podía enfocarse en algo más que no fuera su novio ahora. O simplemente estaba estresada por motivos personales.
Pero no pude quedarme conforme con nada de eso, por eso en el trabajo había aprovechado sabiendo que Anne no podría evitarlo por mucho tiempo. En ningún momento deje de mirarla, sabía que la estaba observando, sus ojos parecieron llenarse de lágrimas. Cuando tomó camino hacia el vestidor era ahora o nunca.
-Anne ¿Qué ocurre? ¿por qué me evitas?-Pregunté sin poder descifrar la expresión de su rostro, ella miró hacia otro lugar volviendo a evitarme.-¿Es que acaso hice algo mal o algo que te ofendiera?-Volví a preguntar, nuevamente sin respuesta.-Si es así, lo siento mucho.-Murmuré. Alcance a escuchar como Anne sollozaba, finalmente me miró con ojos rojos y un mar de lágrimas.-
-No podemos ser amigas, Rebecca.-Dijo conteniéndose. No podía creer lo que salía de sus labios.-Ya no quiero ser tu amiga.-Mi boca se abrió, y cuando quise preguntar el porqué, ella ya había dado una respuesta.-No quiero volver a verte, no quiero tenerte cerca de mi.-Y eso dolía, dolía demasiado. Anne era como una hermana menor y ahora me estaba pidiendo que me alejara de ella.-
-Anne…-Me quise acercar, ella retrocedió y aun llorando negó con la cabeza. ¿Por qué lloraba? ¿Por qué me decía esto? ¿realmente sería así?.-
-No insistas mas...yo debo irme.-Sin esperar a que respondiera salió del vestidor a una rápida velocidad. Por mi parte aun trataba de asimilar lo que estaba pasando, no quería aceptarlo y sin embargo no podía forzarla a ser mi amiga. Reprimí las lágrimas, ¿todo esto era mi culpa? estaba pasando mucho tiempo con Dominic, pero desde hace un tiempo para acá Anne actuaba raro.
-Rebecca, el trabajo espera.-Llego Maria, apurándome a salir para tener que atender clientes, oculte las ganas que tenía de llorar. Cuando salí Anne no estaba, aparentemente hablé con Carlos para pedirle el día y este aceptó. En lo que se basó el resto del día estuve casi en las nubes, en mi mundo que de no ser porque los clientes me avisaban casi dejaba caer su pedido encima de su ropa.
Luego de aquella destrozadora plática con Anne no volvió a dirigirme la palabra, ¿de verdad todo terminaría así? ¿sin ninguna explicación aparente?, no necesitaba decírselo para saber que me dolía mucho, desde hace tiempo éramos mejores amigas y simplemente de la noche a la mañana todo se había acabado así. Para el final del día lo que necesitaba era tomar un descanso, mis pies se arrastraban por el pasillo el cual ya estaba en buenas condiciones, también el edificio, era limpiado, pintado y un sinnúmero de cosas más. Los residentes se notaban más contentos, y yo solo podía darle las gracias a Dominic. Pronto quedaría como nuevo.
Sin embargo no tenía ganas de festejar, estaba decaída, confundida y dolida. Mire por unos momentos mi teléfono, los mensajes que le había enviado a Anne desde hace unas semanas los estaba comparando con los ahora, antes ella respondía casi de inmediato siendo tan animada y linda como siempre. A diferencia de lo que recibía recientemente, se mostraba fría y distante en los mensajes. Quizás estuviera enloqueciendo por interpretar emociones en unos simples mensajes de texto, pero no podía evitarlo.
Algo había cambiado en mi amiga y yo no me había dado cuenta. Pronto todos los recuerdos de promesas que nos habíamos hecho llegaron a mi mente, juramos que siempre estaríamos juntas, nuestros hijos serían amigos y al ser un par de ancianas recordaremos nuestros años de juventud.
Ahora eso solo había quedado en el pasado.
Mi corazón punzó con fuerza contra mi pecho, las lágrimas no se hicieron esperar para bajar por mis mejillas. Deje el teléfono de lado, debía saber que ocurría de una vez por todas, con valor salí de mi departamento e iría al de Anne, estaría ahí. Tal vez pudiese evitarme en el trabajo pero ahora estamos en un lugar donde sabía, podría encontrarla.
Con prisa baje a su piso, con la mirada busque su puerta y así poder confrontarla. No me esperaba ver un cartel de “se alquila” ahí, no quería creerlo. Se había ido sin dejar rastro alguno. Intenté saber por medio de la señora Cris, pero ella estaba tan confundida como yo, a su parecer Anne estaba lo bastante extraña. Mirada perdida, apariencia desaliñada. Le había dicho que: tenía que volver a su casa por cuestiones familiares. Eso me extraño bastante, sus padres gozaban de buena salud, nadie que no estuviera en su familia estaba en condiciones criticas como para que ella tuviera que salir corriendo de esa manera.
Y aun así, no explicaba el porque ya no quería que fuéramos amigas.
La mañana siguiente fue una de las más pesadas de mi vida, no era lo mismo no salir con Anne al trabajo como siempre, era bastante solitario tener que ir y venir sola. Por más que trate de contactar con ella fue imposible, no respondía por nada del mundo. Pensé que tal vez solo seguía evitando verme, y no negaré que dolió bastante.
-Es que no lo entiendo, empezó a actuar de manera extraña.-Pase una mano por mi pelo, Dominic solo me miró con expresión neutra.-
-Es bastante difícil tratar de entender a las personas.-Me dijo dándole un sorbo a su café, saliendo del trabajo me propuso despejarme la mente.-Puede que tengas motivos para hacerlo, ya te lo he dicho.-La mano de Dominic acarició la mía con lentitud, lamentando de alguna manera lo que había sucedido entre Anne y yo.-
-Aun así, no deja de parecer raro. Mi mejor amiga de años quiere que ya no sea su amiga..-Las ganas de llorar me invadieron, con mucho esfuerzo me contuve. No debía llorar, al menos no aquí.
-Rebecca.-Me llamo Dominic, lo mire por unos segundos luego solo hice mi mirada a otro lado ocultando las ganas de llorar, el dedo de Dominic apartó la primera lágrimas que cayó. La vergüenza me invadió también un color rojo en mis mejillas.-Todo estará bien, no te digo que dejara de doler ahora, pero puedo asegurarte de que estarás bien. Estoy contigo ¿de acuerdo?-Hice un leve asentimiento con la cabeza.-
-Gracias, sin ti no sabría qué hacer ahora mismo.-Dominic me dedico una leve sonrisa, y verlo sonreír lograba que mis ánimos subieran.-
-Recuerda que eres mi chica, cualquier cosa así sea tan insignificante estaré aquí para ti.-Murmuro.-¿Por qué no vienes conmigo a casa? supongo que tener que pasar todos los días por la puerta de Anne te hará sentir mal.-Me ofreció, casi de inmediato negué con la cabeza.-
-No quiero molestar.-Susurre.-Solo debo darle tiempo al tiempo.-Él no respondió, así que solo supuse que lo había entendido.
-Como quieras, la oferta seguirá en pie para cuando cambies de opinión.-Dominic se había levantado, me di cuenta de que su café ya estaba terminado. Desde que llegamos estaba lo bastante pensativa como para no darme cuenta de que había acabado con lo que pedí, un té helado junto a un emparedado de jamón y queso.-¿Vamos?-Él extendió su mano hacia mi, para levantarme.-
-Vamos.-Acepté su mano, tenía mucho en que pensar. La noticia no dejaba de caerme como un balde de agua fría.-
(...)
Unos días más tarde desde la partida de Anne no negaría que estaba distraída, aquello me había afectado muchísimo y como no. No siempre tenías la suerte de que encontraras a alguien que fuera tu hermana incondicional. Emocionalmente era difícil pensar que en algún momento lograría superarlo. Mi única suerte era que Dominic hacía todo lo posible para evitar que me deprimiera. Sumado a eso también tenía bastante que hacer con mi trabajo, dado que Anne ya no estaba con nosotros, solo quedamos unas 3 meseras. No es que no me llevara bien con ellas, solo que no eran tan cercanas como lo era con Anne.
Esperaba que ella estuviera bien, puesto que se veía muy mal aquel día.
De mis pensamientos me vi obligada a salir, mi alarma me indico que era hora de irse. Suspiré con fuerza, el día parecía estar lo suficientemente pesado. Justo como lo esperaba la jornada se hizo casi eterna, las pocas horas de descanso me las pase platicando con Dominic, me había comentado sobre un evento de caridad.
-No estoy tan segura, Dominic.-Le dije, acostándome en mi casillero. Mis ojos se concentraban en cualquier cosa, por momentos veía el reloj de la pared, asegurándome de que no se me pasara la hora.-
-Pienso que sería divertido ir, también sería una buena oportunidad para cambiar de aires.-Insistió, desde que salimos era la primera vez que me pedía ir con él a una de esas reuniones para la caridad. Y lo único en lo que podía pensar era en chicas hermosas con vestidos caros, viéndome mal por no ser de su estatus social. Pese a que tenía ese miedo constante, no se lo mencionaba a Dominic.-
-Si estás con él, al menos deberías hacerte a la idea de que tendrás que frecuentar y actuar de acuerdo a como lo hacen todos. Sales con un hombre de mucho dinero, la mujer que esté a su lado debería estar a la misma altura.-Con malicia hablo mi conciencia, no quería avergonzarlo por ninguna razón del mundo.
Al final estaba claro que podía intentarlo por él.
-Creo...que lo pensé mejor y si me gustaría ir contigo.-Murmuré, ya era casi la hora de regresar, a través de la línea pude escuchar a Dominic soltar un suave suspiro.-
-Me alegra saber que quieres ir, será el sábado a las 9 de la noche, puedo pasar por ti. Si tan solo aceptas venir conmigo seria mas fácil.-Sabía que posiblemente su ceño estuviera fruncido, lograba imaginarlo.-
-Dominic...ya hemos hablado de esto.-Murmure, no le deje terminar puesto que el reloj marcaba justamente la hora de regresar.-Ya debo irme, ¿vale?-Me levanté de donde estaba, estirando mi cuerpo.-
-De acuerdo, cuídate.-Se despide, sonreí de costado.-
-Tu también, besos.-Escuche su risa, colgué y mi sonrisa aún no abandonaba mi rostro. Era hora de volver al trabajo.-
A ciencia cierta no sabía que me estaba pasando para tener tantos errores en un solo día de trabajo, acaba por tirar la comida, manchar a las personas o romper algo. Decir que quería llorar ante los gritos de mi jefe era quedarse corto, la mirada compasiva de María lograba de alguna manera hacerme saber que comprendía mi situación. Ella también fue tomada de sorpresa ante la partida de Anne. Con dificultad logré acabar el día, justo cuando terminaba de cambiarme de ropa, mi jefe apareció tenía que decirme algo importante al parecer.
-¿Sucede algo, Carlos?-Pregunte, él lucía nervioso, no me miraba a los ojos. Usualmente era un poco estricto pero se mantenía amable y calmado.-
-Rebecca, ya no puedes seguir laborando con nosotros.-Mis ojos se abrieron de par a par. No comprendía.
-¿Qué?-Mi jefe solo asintió rápido con la cabeza, me extendió un sobre.-
-No es algo contra ti, solo hacemos un recorte de personal. Necesito que firmes aquí en tu carta de despido.-Todo estaba pasando tan rápido que la cabeza parecía darme vueltas, ¿será que mi actitud allá afuera tuvo algo que ver? era lo más seguro. Para cuando ya firme recogí todas mis cosas, ¿en que estaba fallando? sin duda hoy fue uno de los peores días que había tenido en mucho tiempo.
Quería llamar a Dominic y que me consolara, pero sabía que estaba ocupado en el trabajo no podía molestarlo con mis problemas. Llegando a casa debía tomar un baño y buscar empleo lo antes posible, no podía darme el lujo de no tener un empleo. Con calma mis pies me llevaron hasta el complejo de apartamentos donde vivía, y algo andaba mal. ¿Por qué mis cosas estaban fuera? Me apresure a llegar, la puerta del apartamento tenía un “Cerrado temporalmente por plaga de ratas.”
Era lo que me faltaba, sin amiga, sin trabajo y ahora sin hogar. El miedo de que ahora Dominic me deje hizo que me dieran escalofríos, mire a mi alrededor, mis cosas estaban limpiamente ordenadas, no había nadie alrededor. Anne no estaba, la señora Cris tampoco y el arrendador mucho menos.
Casi me sentía desmayar por todo lo que estaba sucediendo en menos de un día. -Debes llamar a Dominic.-Murmuró mi conciencia, era una solución lógica. Sin embargo no dejaba de sentir miedo. ¿Esto era acaso una especie de pesadilla? esperaba que así fuera, quería despertar y no, no lo era en lo absoluto.
Busqué mi teléfono, con dedos temblorosos marque el número de Dominic, pasaron al menos unos tres tonos cuando el tercero contestó.
-Rebecca ¿Sucedió algo?-Su tono de voz era tan calmado como siempre, quizás cuando le cuente lo loco que ha estado mi día, no este tan calmado al final de cuentas.-
-Dominic...yo necesito que me vengas a buscar…-Murmure sin ganas, quería llorar ahora mismo.-
-Claro, ¿quieres dar una vuelta?-Negué con la cabeza, tonta. Me dije él no podía verme.-
-Veras yo...El departamento está siendo tratado por plagas, y ahora estoy sin hogar. Me preguntaba si ¿podrías venir a buscarme?-Silencio, nada no decía nada solo podía escuchar como su respirar estaba tan al mismo ritmo de siempre. La idea de que quizás Dominic no esté de acuerdo con eso ¿Y si era una carga y me dejaba? no lo soportaría, no soportaría más.
Mi corazón latía de manera apresurada, una imagen mía viviendo en las calles logró que mis ojos se llenaran de lágrimas, ¿Por qué me tenía que suceder esto a mi? ¿Qué pecado había cometido para pagar por algo así?
-Dominic…¿E-estas ahí?-Mi voz tembló, estaba a punto de llorar.-
-Quédate donde estás, voy de inmediato.-Finalmente colgué, pero saber que venía por mí me quitó un peso de encima. Empezaba a hacer frío e hice un inútil intento por darme calor a mi misma.
Era casi como estar en una especie de pesadilla de la cual no podía salir.
Cuando Dominic llegó, corrí casi de inmediato a abrazarlo, necesitaba saber que estaría conmigo en todo esto que estaba pasando. Él me apretó contra su cuerpo, susurrando un “todo estará bien” y de verdad quería creerle, pero ¿Cómo iba a hacerlo?. Mi mejor amiga no quería verme, me odiaba de la noche a la mañana. Me despiden seguramente por tener la cabeza en las nubes y como si fuera poco mi hogar tenía una plaga de ratas.
Mire alrededor observando cómo las personas tomaban mis cosas, no hizo falta preguntar para quién trabaja ya que sabía la respuesta a eso. Dominic me guió al auto, y besando mi frente apretó con leve fuerza mi mano, hice una mueca queriendo pensar en positivo.
-Bien, ¿Qué harás de ahora en adelante?-Preguntó con voz calmada, sus ojos por el contrario demostraban preocupación, lo sabía.-
-Tengo que buscar un lugar donde quedarme.-Murmure mirando hacia la nada.-No puedo quedarme de brazos cruzados y solo no hacer nada.-Escuche como Dominic suspiraba con fuerza, llevó su pelo atrás.-
-Rebecca, puedes quedarte en mi casa, sabes que no tengo problema con ello.-Sus palabras lograron que mi corazón latiera con fuerza.-Múdate conmigo, ya te lo he dicho desde hace tiempo pero eres muy testaruda.-Me dijo a modo de regaño. me encogí de hombros.-
-Yo...creo que sería mejor que lo pensara.-Caí en cuenta de que no debí decir eso, siendo que él soltó un gruñido el cual llamó mi atención.-
-¿Realmente crees que me gustaría saber que mi novia está en un lugar de sanidad dudosa? hoy son ratas, mañana quien sabe pueden ser pulgas. Podrías quedarte conmigo, en un lugar seguro y limpio.-Sabía que empezaba a enojarse, lo sabia con la forma en la que apretaba el volante, si Dominic no tenía problema en que me quedase en su casa hasta nuevo aviso entonces ¿Qué tenía que perder exactamente?.-Escucha, quédate un tiempo conmigo, en lo que consigas un nuevo lugar y un empleo, solo toma tu tiempo.-Me dedico una relajada sonrisa, y asentí con la cabeza.-
-De acuerdo…Solo hasta que consiga un lugar.-Su mirada enojada cambió casi de inmediato, sus labios eran una línea recta, empezó a conducir. Había silencio en el auto.-
-Me alegra saber que lo razonaste.-Dijo con voz neutra, suspiré con fuerza.-
-Prometo que te pagaré el tiempo que esté ahí.-Mi comentario parece haberlo ofendido, ya que por unos segundos dejó de ver el camino. Lo que fue una risa sarcástica abandonó sus labios. ¿De que se estaba riendo?.-
-Nena…-Le mire con atención, no solía llamarme con apodos desde que salíamos formalmente, tal vez un “hermosa” de vez en cuando, pero este se podría considerar el primero que usaba para llamarme.-Tengo dinero, el suficiente para no volver a trabajar si así no lo deseo. ¿Crees que necesitare tu dinero sólo porque estás viviendo conmigo? ¿Qué es esto, una especie de renta?-Volvió a reírse.-No te estoy diciendo que me pagues, vienes a vivir conmigo como mi novia, no como una inquilina.-Finalizó, sin voltear a verme.
En el resto del camino no dijimos más puesto que todo estaba dicho. Con tanto en la cabeza perdí la noción del tiempo, me quedé dormida. Me desperté gracias a la suave voz de Dominic que me llamaba para despertar. A mi pesar lo hice, Lo primero que observan mis ojos es la glamurosa residencia de 8 pisos, trague saliva.
Viviría al lado de Dominic solamente hasta que consiguiera algo adecuado con el tiempo para mi. Muchos solían decir que las relaciones cambiaban cuando las parejas vivían juntos, pero vamos que solo se necesitaba un acuerdo y ya estaba. Para cuando puede estar completamente despierta Dominic me ayudó a bajar del auto, no negaría que me sentía un poco intimidada. ¿Estaría a la altura?. Era la pregunta que me comía la cabeza.
-Puede ser abrumador al principio.-Di un salto en mi lugar ante la voz de Dominic.-Pero estoy seguro de que lograrás estar a la altura de todo.-Su mano acarició mi espalda, dándome ánimos silenciosos.-
-¿Como sabes que lo lograré?-Pregunté sin dejar de mirar el lugar, el jardín era inmenso, a muchos kilómetros a la redonda no había lo que se podría llamar “vecino” puesto que la propiedad completa era de Dominic. Las veces que he estado aquí, me he dado cuenta de ello. -
-Eres mi chica, lo se simplemente.-Sonreí de costado, lo tenía a él y era lo único que necesitaba. Sin decir más nos adentramos al gran lugar, ¿era idea mía o quizás todo se había vuelto más grande?, escuche como Dominic me llamaba para ir con él, me guio a la que ahora sería nuestra habitación. Aquel gran pasillo me hace recordar la primera vez que estuve aquí, la habitación en la que me quede seguía intacta, en un futuro sería quizás la habitación de invitados. No fue necesario que le preguntara a Dominic donde estaban mis cosas-Aunque no fueron muchas.-
Llegamos a la habitación principal que era la de Dominic, la cama era incluso más grande que las de matrimonio, y era en la que incontables veces había hecho el amor junto a él. Sin embargo, todo lo que se me ocurre ahora era dormir, al menos por 3 días. Era lo que quería.
-Rebecca.-Me llamo.-Has tenido un día lo bastante pesado y mereces descansar.-Atine a asentir con la cabeza, Dominic me trajo a sus brazos llevándome a la cama, cuando mi cuerpo tocó el suave colchón solo pude soltar un suspiro, él se encargó de sacarme los zapatos. Y yo no puedo estar más agradecida por ello.
-Gracias.-Murmure, Dominic me dedico una media sonrisa, negó suavemente.-
-No lo hagas, quiero que estés lo más cómoda posible, mañana me quedaré contigo.-Lo mire incrédula por unos segundos.-
-Debes trabajar.-Él asintió como si no fuera algo importante.-
-¿Si sabes que soy el jefe no?-Me encogí de hombros.-Solo será un día, cálmate.-Dominic extendió su mano a mi rostro, dándome una suave caricia apoye mi mejilla en su palma no queriendo que se apartara, necesitaba estar en sus brazos para que me dijera que todo estaría bien.-Ahora duerme…
Fue suficiente con que lo dijera una vez, mis ojos pesaban casi de inmediato. Lo único que pude ver antes de cerrar los ojos fueron los ojos azules de Dominic. La noche no paso tan tranquila como me gustaría, los malos pensamientos invadían mi mente, lo máximo que recordaba de aquella pesadilla logro llenarme de miedo, Dominic me llevaba a una de aquellas fiestas que mencionaba y todo parecía ir bien incluso vestía con un hermosa vestido amarillo. Y firmemente me sostenía de su brazo, todo parecía ir bien hasta que aquella chica del restaurante hizo aparición.
Se burlaba de cómo estaba vestida, el hermoso vestido pasó a ser ropa cubierta de manchas, sucia, y grisácea. En pocas palabras estaba hecha un desastre, mi cabello no estaba en las mejores condiciones y todos en el lugar me señalaban, se reían o me veían con malos ojos. Alguien me había lanzado un líquido de procedencia extraña, todos empezaron a reír de manera cruel, busqué la mirada de Dominic queriendo salir de ahí.
En cambio lo que encontré hizo que mi sangre se congelara, la expresión de Dominic era fría y distante, a su lado estaba una hermosa modelo quien con sonrisa burlona se aferraba a su brazo derecho. Mis piernas no supieron sostenerme por completo y caí al suelo, las lágrimas no tardaron mucho tiempo para salir. Mi corazón dolía bastante, quería gritar pero las palabras no salían de mis labios.
-Fue inútil pensar que lograrás estar a la altura.-Abrí mis ojos a la par, ¿Por qué me decía esto?.-No quiero volver a verte…-
Desperté con la respiración acelerada, todo se mantenía a oscuras y yo trataba de analizar en donde estaba, fue tan real y sin embargo mi corazón late como loco. Alguien a mi lado encendió las luces. Ojos azules confundidos fue lo primero que vi cuando mis ojos se acostumbraron a la luz.
-Rebecca ¿Por qué estas llorando?-Era Dominic, mi Dominic mis ganas de llorar aumentaron y el solo sostuvo mi rostro apartando las lágrimas con sus pulgares, trate de calmarme, era la segunda vez que él llegaba cuando había tenido una pesadilla. -Todo está bien, estoy aquí contigo.-Murmuró con voz ronca.-¿Has tenido una pesadilla?-Pregunto, lo mire sin saber que decir aunque creo que él ya sabía la respuesta. Dominic suspiro.-
Término de apartar algún rastro de lágrimas, y me apego a su pecho desnudo. Su mano acarició mi cabellera, suaves palmadas mientras con sus labios hacia el sonido de “shhh”, con el paso de los segundos logré calmarme finalmente, sentía la vergüenza devorarme lentamente no quería mirarlo.
-¿Estás mejor?-Preguntó en voz baja, suspire cerrando mis ojos, queriendo desaparecer en ese mismo instante.-
-Si…-Murmure abrazándolo mas, tanto como pude. Escuche a Dominic reír y yo ahogué un suspiro en su pecho, sus caricias nuevamente volvieron para calmarme.-
-Solo fue una pesadilla, no se volverá realidad.-Me dijo y yo quería creerle, solo eran pensamientos negativos, si se acumulaban buscarán la manera de salir y hacerme miserable.-Lo que sea que haya sucedido, no era real. Debes descansar Rebecca.-Susurro, decidí salir de mi escondite.
-Nunca vas a dejarme ¿verdad?-La expresión de Dominic era de sorpresa no esperando que le dijera eso, no me respondió de inmediato. Lentamente aquella sorpresa en su rostro pasó a ser una sonrisa, la cual logró que todo mi ser se derritiera en cuestión de segundos.-
-Nunca voy a dejarte, nunca.-Y sus palabras lograron calmarme, Dominic dejo un beso en mi frente, volvimos a dormir y esta vez no tuvieron pesadillas, no hubo burlas o líquidos de dudosa procedencia.
Solo la cálida sensación de estar en los brazos de mi novio, quien me hacia sentir protegida.