Capítulo 3

1444 Words
Harper… Sentí un dolor intenso en la pierna cuando desperté, me quise mover pero tenía unos cables, creo que estoy atada con algo, me empecé a mover porque no entendía nada de lo que estaba pasando, unos sonidos fuertes se escucharon, como una alarma. –No te muevas –escuché la voz de alguien –. Te vas a lastimar, deja de moverte. Dos manos grandes me sostuvieron y entonces reaccioné, lo tenía frente a mí, sus ojos grises con ese cabello ne.gro. –Señor Drexel. Su rostro estaba frente al mío, juraría que sentí el leve roce de su nariz con la mía, sus manos me sostenían con firmeza, todo su cuerpo estaba dentro de mi espacio personal, iba a empujarlo, pero él se quitó primero. –Finalmente despertaste. Entonces miré a todos lados, un poco mejor, es una habitación grande con paredes blancas y completamente cerrada, estoy llena de cables que se conectan a una máquina y tengo la pierna enyesada, un hospital, ¿Cómo llegué aquí? Me llevé la mano al vientre. –Estoy… mi bebé… Él bajo la mirada, eso fue extraño. –No pudieron hacer nada con eso, ya no está. Lo perdí, mi bebé lo perdí, no, eso no puede ser, cerré los ojos esperando que esto fuera una jo.dida pesadilla, no puedo perder a mi bebé. –Estabas en medio de la calle –continúo hablando –. Te lanzaste frente a mi auto. –Yo no lo hice. –Mi chófer se detuvo a tiempo, es muy bueno –comentó –. Pero estabas hecha un desastre, tuviste un accidente un poco antes y saliste de ahí. No le dije nada, él caminó por la habitación analizando mis gestos, no le dí oportunidad de saber algo, su empresa va en descenso desde que los Davis empezaron a ascender, la competencia no es tan dura, fue fácil superarlos, pero ahora conmigo aquí y un escándalo para los Davis podría ser beneficioso para él, no lo hago por Timothy, es por Max, tengo que buscar a mi hijo e irme del país, es lo único que me queda. –Te están buscando por intento de homicidio. –¿Qué? Sacó su teléfono y me lo mostró. –Dice que intentaste matar a Carolyn Bennett y que tu auto fue encontrado en el accidente, detuvieron a tu chófer, pero no saben nada de ti. –Y supongo que me vas entregar –mencioné. –Quiero saber qué es lo que pasa –cuestionó –. De la noche a la mañana pasas a ser la esposa perfecta a una homicida y Timothy no ha dado ninguna declaración. –¿Cuánto tiempo ha pasado? –pregunté, sus últimas palabras me hicieron reaccionar. –Estuviste inconsciente como dos días y medio. –¿Por qué no ha venido la policía? –hice una mueca cuando sentí el intenso dolor en mi pierna, me está doliendo demasiado. –Ya te lo dije, quiero saber tu versión. Me moví con los cables alrededor, no había aparecido nadie, ni doctores, ni enfermeras, podría ser una trampa de su parte, estoy muy confundida, ni siquiera sé si el dolor de la pierna es real, todo esto, lo de Tim, lo de Carolyn, el accidente, estar frente a Joe Drexel es tan irreal. –Puedo hablar con un médico al menos. –No hasta que me digas tu versión. –Me duele la pierna. –No fue tan grave, se te pasará. No solo era la pierna, la cabeza, se me dificulta verlo cuando se mueve demasiado, el cuerpo entero me duele si me muevo, un poco de medicina me vendría bien y qué un doctor me explique mi estado de salud, pero eso no es una opción frente a este hombre, no tengo opción, ¿qué más puedo hacer? Ya lo perdí todo. –Timothy es un imbécil –expresé y eso lo hizo sonreír, al parecer llamé su atención, es su enemigo, seguro puedo sacarle algo –. Él me engañó con Carolyn Bennett. –Supongo que todas las muestras de afecto en público no eran de amistad –mencionó. –Era la única idiota que no sabía –reproché –. Le pedí a Carolyn vernos y me tendió una trampa, dice que yo la quise matar, pero ella misma se lanzó por las escaleras del restaurante. –No creo que alguien tenga el valor para lanzarse de unas escaleras. –Un psicópata, sí –contesté –. Está loca, dijo que se quedaría con Timothy, a mi no me importa ya, que se lo quede, pero me culpo y solo quería regresar a casa por mi hijo para dejarlos. –Querías irte del país. –Eso es algo que no le importa –reproché. Afiló su mirada hacía mí, luego se acercó, colocó su mano sobre mi pierna y sentí un escalofrío mezclado con el dolor intenso, retrocedí cuando se inclinó sobre mí, su rostro quedo a pocos centímetros del mio, todo él estaba sobre mí, era como si me estuviera asfixiando con su presencia. –Me importa cuando te cruzas en mi camino –murmuró apenas, como si fuera solo un secreto de ambos –. Cuando tengo que mover mis influencias, pedir favores y gastar mi dinero en tu salud. –Me duele. Eso solo hizo que apretará la mano en mi pierna. –Perfecto, porque lo mismo me ha pasado a mí los últimos meses gastando mi tiempo y recursos que los Davis me han quitado a mi y a mi familia por su mal.dita arrogancia. –Ustedes no aprovecharon el trato. –Esa miseria que nos ofrecieron por nuestros edificios, ¿Tuviste que ver en eso, no es así? –cuestionó –. Tú lo sabes bien. –Soy la esposa de Timothy, tengo que saberlo. –Pero no eres solo eso –negó –. Eres su asistente y quien hace todo el trabajo por él, eres quien planea y administra. –No entiendo qué quiere. –No es lo que yo quiera –aseguró –. La pregunta es, ¿Qué es lo que tu quieres? –¿Yo? –Eres tú quien está en esta camilla y dices que tu marido es un mal.dito junto con su amante y has perdido a un niño, tú eres quien aparece en los medios como una homicida. –Yo no fui –las mal.ditas lagrimas salieron de mis ojos, no puedo controlarlas –. Fueron ellos, seguro lo planearon, yo solo quiero a mi hijo e irme de aquí. Él se separó, soltó mi pierna y pude respirar, caí sobre la almohada, empecé a llorar, mal,dito Timothy, me engañó por años solo para que le diera todo en la empresa, estabamos construyendo un futuro para nuestros hijos y ahora uno ya no está, mald.ito Timothy, lo odio, a él y a su mal.dita amante. es mi jodi.da culpa, debí irme, nunca debí hablarle a Carolyn, nunca debí reunirme con ella. –Yo te puedo ayudar. Me levanté para verlo, se había detenido en medio de la habitación. –Te puedo sacar de aquí y te daré los recursos para que te recuperes. –¿Qué es lo que quiere a cambio? –pregunté. Él sonrió y me señaló. –Una mujer astuta, quiero que me ayudes con los hoteles Drexel. –¿Qué? –En estos dos días me dio tiempo de pensar, todos saben que los hoteles Davis empezaron a ascender desde que tu llegaste, no solo eres la esposa trofeo de Timothy, él es un tonto que solo heredó la fortuna de su padre, eso es lo que todos saben, así que quiero el plan para mi empresa, vas a hacer que ascienda tanto o más que los Davis, seremos el número uno. –Quiere que lo ayude a destruirlos. –Es lo que te harán a ti si te entrego. Tiene razón, no me queda nada, la cárcel no es una opción. –Quiero a mi hijo –contesté –. A Max, lo quiero conmigo. –Te lo traeré. –Y no quiero ir a la cárcel. –Lo voy a resolver –contestó. –Estás prometiendo demasiado. –Lo vales –expresó –. Pero si me fallas –volvió a acercarse –. O me traicionas, yo mismo me encargaré de que tengas un destino peor al que quieren para ti. ¿Qué más me quedaba? No tenía nada, la vida que tanto había construido ahora se había hecho pedazos, ya había perdido un hijo, no iba a perder otro, así que los Davis deberán sobrevivir sin su empresa. –Trato hecho.
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