Capítulo 1
Trágica Infidelidad...
A finales de enero siempre es la temporada más fría del invierno, la mayoría de las personas está en su casa, se limitan a salir solo por una emergencia y en mi caso no sabía lo que significaba exactamente porque había salido a ver a la amante de mi esposo.
Había sido esposa de Timothy Davis por cinco años, tenemos a nuestro pequeño hijo Maximiliano que lo he dejado en casa con la niñera y aunque aún no le he dicho a Timothy estoy embarazada, aunque ahora no puedo pensar en nada.
Tomó el valor y decido entrar, la veo con su vestido azul a lo lejos, le aviso a la camarera y llegó directo con ella.
–Harper, que gusto verte –me sonríe y se levanta para saludarme.
Lamentablemente nos conocemos, ella es Carolyn Bennett, de la reconocida y adinerada familia Bennett, trae su maquillaje perfecto, su cabello rubio suelto y su vestido azul pegado a su figura, es una mujer elegante, no soy nada comparada con ella.
–Buenos días señorita Bennett –saludé –. Yo… yo la he citado aquí porque quiero saber la verdad sobre lo que pasa con usted y mi esposo.
En lugar de sorprenderse, ella suelta un suspiro y saca un espejo con un lápiz labial de su bolsa.
–Ya era hora de que abrieras los ojos, Harper –lo dijo con tanta alegría –. Es mejor que dejes a Timothy y te vayas con tu bastardo hijo con el que lo agarraste, yo soy su verdadero amor, deberías divorciarte ahora que todavía te queda un poco de dignidad.
–Me habla de dignidad cuando es usted quien se ha metido con mi esposo.
Eso pareció molestarle.
–Eres una huérfana revoltosa que solo te utilizó para su beneficio, no has pensado que fue demasiada casualidad que te propusiera matrimonio cuando la empresa fue un éxito, solo te estaba usando. –Empezó a reírse –. Su padre le dijo que le daría la fortuna completa si se casaba contigo, eso fue todo, solo fuiste usada, nunca te va a querer, yo soy la única a quien quiere.
Tragué saliva intentando recuperar mi voz, mire hacia abajo y apreté mis manos intentando contener mis lágrimas, ayer había encontrado los mensajes en el teléfono de Timothy donde decían que se amaban y ahora ella me confirmaba todo, siempre pensé que nuestro matrimonio había algo de compromiso por su parte y amor de mi parte, pero enterarme de esta forma.
–Podría… –titubee, tome aire para suplicarle –... Podría dejarlo tranquilo, por favor.
Creí que podríamos negociar o razonar, incluso podría suplicarle que dejará a mi familia en paz, pronto íbamos a tener otro bebé, eso lo solucionaría.
Pero lo único que escuché de parte de Carolyn fue una carcajada.
–Eres una don nadie –expresó –. ¿Por qué crees que nadie dijo nada cuando nos han visto juntos? ¿Acaso has visto las redes? ¿Lo que dicen sobre la pareja perfecta que hacemos? –cuestionó –. De cómo nos elogian en las fiestas cuando estamos juntos porque tú no puedes ir y yo soy su acompañante, todos lo sabían menos tú –volvió a reír –. Tu deberíamos dejarnos en paz y dejar que yo sea la señora Davis, como siempre debió ser desde un principio.
Ahora me entero que todos saben de que Timothy me es infiel, menos yo.
–Carolyn –escuché la voz de Timothy, venía hacia nuestra mesa y abrió los ojos cuando me reconoció –. Harper, ¿Qué haces aquí?
Quería responder, pero sentía que si me movía un poco me iba a poner a llorar, entonces Carolyn fue quien habló.
–Mi amor, sabe de lo nuestro y me está amenazando, dice que me matará si no te dejo en paz, por eso te he pedido que vengas.
Empezó a llorar desconsoladamente, los demás nos vieron de forma extraña, hasta yo estaba asombrada de lo que estaba pasando.
–¿Cómo te atreves, Harper? –me reprochó Tim mientras abrazaba a Carolyn.
–No… yo no…
–Tenía mucho miedo –sollozó Carolyn –. Por favor Timmy, no permitas que me haga algo.
–No lo hará, tranquila –la consoló, ahí frente a mi, mi esposo estaba demostrando todo su cariño a otra mujer –. Harper, vete a casa.
–Timothy…
–Vete y no salgas hasta que yo llegue –me ordenó.
Sabía que si me quedaba iba a ser peor, así que me levanté para irme, Carolyn seguía llorando, poco a poco camine despacio y miré hacia atrás al menos dos veces para ver a mi esposo abrazar y besar a otra mujer, sentí una punzada fuerte en mi estómago y me detuve cerca de las escaleras.
–¿Señorita se encuentra bien? –dudó una mesera.
–Si, ya me voy, gracias.
Me volví a limpiar las lágrimas, no puedo creer que Timothy me hiciera esto, debo ir por mi hijo y prepararme para el divorcio, no tengo a donde ir y no sé si voy a tener derecho a algo, le he dedicado mi vida a Timothy y ahora ya no tengo nada si él.
–Ya ves como es de fácil.
Carolyn estaba detrás de mí con los ojos rojos y una sonrisa, se veía muy satisfecha.
–Está loquito por mí, tú solo estorbas.
–¿Por qué me hace esto? –pregunté –. Solo venía a pedirle que dejará tranquila a mi familia.
–Nunca vas a ser la familia de Tim, él es mío.
–Tenemos un hijo.
–Mientes, ese bastardo no es de él.
–No.
–¡Cállate! –gritó –. Mejor muérete.
Al decir eso se lanzó sobre mí, sabía que detrás estaban las escaleras y me hice a un lado porque podía caer, pero ella no pudo frenar y cayó, intenté sujetarla, pero no lo logré y rodó por las escaleras.
–¡Carolyn! – El grito de mi esposo se escucho y corrió hacia abajo para sujetarla, no se movía, yo bajé detrás todas las escaleras pero cuando estaba cerca, Timothy me empujó y caí al suelo.
–¡Fuiste tú!
–Timothy, no…
–Te juro que pagarás por esto –me amenazó –. Irás a la cárcel, ¡Llamen una ambulancia! ¡Y a la policía! –gritó y luego me miró –. Lo pagarás, te lo juro, Harper, lo pagarás.
Mi corazón empezó a acelerarse con cada palabra que me gritaba, miré a Carolyn en el suelo con los ojos cerrados, creí haber visto una pequeña sonrisa, pero tal vez fue mi imaginación, yo no la toque, ella se lanzó, pero Timothy no iba a escucharme, estaba ocupado pidiendo que llamarán a la policía, retrocedí y solo se me ocurrió correr a mi auto, el chófer estaba ahí.
–Lléveme a mi casa, rápido –le ordené.
Tenía que irme, tenía que correr y huir, pasaré a casa por mi hijo y me voy del país, puedo hacerlo, Timothy nunca va a encontrarme, no me importa nada, solo mi hijo Max y este pequeño que está creciendo dentro de mí.
–Vaya más rápido –le grité al hombre.
–Señora, voy lo más rápido que puedo, la calle está muy húmeda y es peligroso.
–Rápido, por favor.
Apenas le dije eso y mire una luz extraña en la ventana, no supe que era, pero sentí un golpe fuerte y una sacudida en todo cuerpo, cerré los ojos con fuerza y por más que intentará sujetarme no podía, fueron varios golpes que me dejaron el cuerpo adolorido.
Entonces hubo un pequeño silencio, luego unos gritos, cuando abrí los ojos estaba en el suelo, fuera del auto, parece que salí volando, un accidente, apenas lo empezaba a comprender, recordé lo de Timothy.
–Max –hablé –. Mi niño, Max, ya voy por ti.
Me levanté, sentí un dolor intenso en todo mi cuerpo.
–Señorita no se levante –escuche una voz de un hombre que estaba llegando al lugar –. Una ambulancia llegara enseguida.
–No, tengo que ir por mi hijo.
Empecé a caminar por la calle, un par de pasos después empecé a sentir un dolor en todo mi cuerpo y la pierna ya casi no la podía mover, tenía que ir por mi hijo y salir de aquí, me dolía, todo me dolía, estaba cruzando una calle cuando la bocina de un auto se escuchó muy fuerte, se detuvo justo antes de golpearme, pero el intenso dolor en mis piernas y cuerpo era demasiado, no resistí más cuando caí y poco a poco el mundo empezó a desaparecer, creo que ví unos impecables zapatos ne.gros.
–Max –murmuré –. Por favor, ayúdeme…