Grace Grace bajó del ferrocarril ya cuando el sol comenzaba a apagarse. El viaje hasta el otro lado del condado ya había terminado y, con ello, el tiempo que vería a Rafael. Aquello debería de haberla alegrado, sin embargo, algo dentro de ella se retorcía ante la idea. ¿Qué era lo que la afectaba tanto? -¿Tienes todas tus cosas? -la voz grave de Rafael la hizo mirarlo. Sus ojos brillaban mientras la observaba; como si quisiera algo de ella, pero el tiempo y la evidencia de los hechos le impidieran decirlo. Ella asintió lentamente. -Sí -respondió-. Podremos irnos al hotel en el que se hospeda mi padre en cuanto consigamos un auto. Rafael asintió conforme. Luego, desvió su atención de ella buscó algo. Grace supuso que sería algún chofer que los llevara en dirección al hotel, aunque