Inhala… exhala… inhala… exhala… me repito de forma mental, tratando de controlar el nerviosismo que se ha apoderado de mí. ¡Maldición! En serio que justo ahora me sentía como si fuese la protagonista de un circo, donde todo el mundo se ríe de mí, mientras yo hago el ridículo. ¿Por qué nunca se me ocurrió preguntar por la edad del “niño” que cuidaría? ¿Por qué siempre tengo que asumir las cosas sin antes confirmar que fueran ciertas? El tal Nikolay, vuelve a mirarme, sus ojos denotan amargura y odio, al igual que aquella expresión de asco marcada en sus labios al volver a mirarme de arriba abajo. j***r, ¿en qué me estaba metiendo? —Señor Kozlov —alejo la mirada de la suya, para observar a Alek—, ¿podemos hablar un momento, por favor? —Por supuesto —él asiente con la cabeza, mientras se