029.

3616 Words

Bruno Salvatore. Más de cinco antonegras hacen fila para donar sangre a Caterina. Las máquinas no tardaron en llegar y los análisis de sangre ya fueron enviados al laboratorio hace más de una hora. Ella todavía continúa dormida o desmayada, ya ni siquiera sé qué palabra usar para eso, mientras que a mí me enviaron fuera del cuarto después de haberle donado más de dos litros de sangre. La debilidad que siente mi cuerpo es algo llevadero, sin embargo me tomo unos minutos para poder recuperarme comiendo y bebiendo algo ahora que puedo, pues no me he alimentado bien desde el momento en que ella desapareció. Con Enzo cuidándome como si fuera un niño, lo tengo a mi lado esperando mientras me acabo el sándwich de pavo que mandó para mí. —Eres un grano en el culo—comenta entonces. —¿Po

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