Bruno Salvatore.
—Tienes que calmarte con tu padre—dice Enzo a mi lado—, sé que es parte del problema, pero…
—Justamente porque es parte del problema. No lo quiero aquí. No lo quiero cerca de Caterina.
Camino por el pasillo de mi habitación. Mi padre tiene prohibido acercarse a esta parte de la casa, no quiero tenerlo ni de frente ni saber de su nombre, por esa razón los antonegras le prohibieron el paso en su propia casa.
Después de que se corriera la voz de que fue parte del problema, la gente no está muy a gusto con él pues creen en la inocencia de Caterina.
Por mi parte me vale lo que piensen. La mujer a la que están tratando en estos momentos es lo único que me importa, más que nada su bienestar pues llevan ahí casi una hora que nadie ha salido a decirnos ni mierda.
—Oye, B
