UN MES DESPUÉS Caterina Di Pietro. Mirarme al espejo ya no es tan malo como solía serlo. Durante las primeras semanas de mi recuperación había sido imposible para mí mirarme pues no me reconocía en absoluto, sin embargo ahora que ha pasado el tiempo, con todos los tratamientos y cuidados que he estado recibiendo, me siento de maravilla. Las cicatrices sé que no van a desaparecer. Al igual que las heridas de mi espalda que son las que más han tardado en curarse, sanaron, pero las cicatrices se van a quedar conmigo para siempre, eso ya lo tengo claro. Este duro proceso de sanación fue complicado en muchos sentidos. Primero que nada, intentar olvidar la violación supuso una tortura hasta que Bruno me convenció de que no tengo por qué olvidarla, pero sí aprender a vivir con el hech