Mercedes frunció el ceño ante la peculiar presentación. Joaquin se acercó con elegancia, su porte imponente y su mirada franca capturaron la atención de Mercedes de inmediato. El rostro del joven, aunque diferente, guardaba cierta semejanza con el de Miguel, su padre. Sin embargo, Joaquín poseía una piel más blanca, el cabello castaño claro y unos ojos azules que brillaban con intensidad, características que pensó las había heredado de su madre. La combinación de rasgos de ambos padres creaba una apariencia notablemente atractiva en Joaquín, algo que Mercedes no pudo evitar notar. —¡Un Duque! —exclamó, mirando a Miguel con sorpresa—. No sabía que usted pertenecía a la realeza —expresó confundida. Miguel esbozó una sonrisa y negó con la cabeza. María Paz se cubrió con la mano la boca,