PARTE 27

2935 Words
Recapacitar tus decisiones contempla la posibilidad de equivocarte, equivocarte significa intentar redimirte. No hay mejor lección que ver a través de tus acciones, de tus fallos, de tus decisiones. —Hey. —llega Liam. —Imei quiere hablar contigo. —me informa. Después del altercado con Daez, Mindi me dijo que me tomara unos segundos, que ella se encargaría de hablar con Imei, si él quiere hablar conmigo significa que no logro convencerlo. —¿Por qué necesitas que bloqueé su mente? —cuestiona Imei sin dejarme tiempo de pensar. —Parte del trato es “no” a las preguntas. —No recuerdo haber hecho ningún trato. —asevera. —Tengo dudas, ¿Por qué me lo pides a mí? Hay muchas personas que podrían bloquearle la mente. Empieza a cuestionar dejando en clara evidencia que no es un descerebrado, que no cuestiona sus decisiones. —¿Y, llegaste a una conclusión? —pregunto notando su risa. —Así es. —habla. —Un bloqueo, evita que otra persona no pueda indagar en tu cabeza. Lo cual significa que están ocultando información ¿Pero a quién? —Supongo que ya sabes la respuesta. —indaga Liam. —Eso es traición. —aclara Imei. —Puede que ella sea parte de su familia, pero Daez es su líder. Intentar ocultar información es traición. —asevera contra Grey y Mindi. —Hablas como si estuviera ocultando información clasificada. —me burlo para mantener el papel. —Sabes que Daez y yo no estamos en nuestro mejor momento, no quiero que indague sobre mi vida, eso es todo. —me encojo de hombros. —Si es tan fácil ¿Por qué pedírmelo a mí? Me quedo en silencio unos segundos antes de bajar la mirada y demostrar autocompasión. —¿Crees que quiero que todos se enteren de mí patéticas ganas de olvidar a tu primo? —suelto una risa adolorida. —Y vuelvo a la pregunta de por qué a mí. —Simplemente, no te veo como vieja chismosa. —me encojo de hombros. —¿Entonces, me ayudarás? Si o no. Noto que no se ha comido el cuento, pero hay una razón por la cual Imei es la persona perfecta para este trabajo, es arrogante, prepotente y orgulloso, aun si no es la verdad, no indagará de más. —¿Qué puedes ofrecerme? —extiende su mano. —¡Lo que quieras! —aclaro. Curva los labios en una sonrisa siniestra antes de apartar la mirada. —Nada de ti, pero de ella sí. —señala a Mindi y esta se bloquea con la impresión. —Yo soy quien está pidiendo el favor, no ella. —aclaro. —¿Entonces por qué está ella aquí? Acaso no la trajiste para que me convenciera. No tengo nada que argumentar ante sus palabras. Se posa frente a Mindi y está deja escapar un suspiro agobiante. —Está bien. —afirma. —Espérenme afuera. —nos pide. Aguardamos en el jardín durante dos horas y ni siquiera quiero imaginar que fue lo que pidió Imei, pero Mindi se veía muy cansada. —Me debes un favor y te juro que haré que me lo pagues. —afirma. El bloqueo se realizó y antes de irnos dirigí la mirada hacia la ventana acristalada que se notaba desde el tercer piso. Una sensación de ahogo me invadió, pero de igual manera me convencí de que todo estaba bien. No dormí en toda la noche y cuando los primeros rayos del sol tocaron mi piel, me encontraba sentada mirando por la ventana el paisaje que empezaba a alumbrarse. Tenía los nudillos de sus manos amoratados en el antebrazo, la imagen de sus pupilas dilatadas y el enojo que desbordaban de ellos me contraían por dentro. La reunión con Marta klen es en dos horas, ya me informaron de los preparativos y ya hablé con Marcus sobre el tema. Vine aquí con dos propósitos, pero debo enfocarme en la reunión y aunque pierda mi orgullo en el proceso, debo hablar con Daez, para pedir permiso para cruzar el portal. Me alistó, mirando en el espejo mi aspecto. Odio este tipo de ropa formal, pero la ocasión lo amerita. Me encuentro con Liam en la entrada y para cuando llegamos al lugar ya los demás líderes están presentes. Más que una reunión diría que es una reunión sofisticada de la alta sociedad. No ubico a nadie, pero sé que Marta klen está en la esquina rodeada de un cúmulo de personas. El plan de pasar desapercibida se arruina cuando la tediosa mujer se da cuenta de mi presencia, camina enganchada del brazo de Daez. —Te estábamos esperando. —me dice. Soy lo más gentil que puedo, me repito una y otra vez, que debo ser amable y lo hago, no determinó al hombre que está a su lado y es que después de nuestro altercado siento incomodidad y enojo. Nos guían a una sala más apartada de los invitados y la reunión da inicio con las palabras del líder del clan búlgaro. Alaba e idolatra a Marta klen y quisiera sentirme enojada, pero todos los aquí presentes sabemos que el clan búlgaro está deseoso de un matrimonio, ya lo intento con Joshua, conmigo y ahora con Marta klen. Durante toda la reunión, Daez no dijo palabra alguna, se mantuvo en su puesto estático y con rostro hastiado. Di lo mejor de mí en la reunión y aun cuando considero a Marta klen como una arribista he de admitir que merece respeto cuando se trata de trabajo. Tres malditas horas encerrada en una sala de reuniones donde el peor de mis martirios fue sentir el aroma de cierta persona, creo que la peor parte se la llevó Liam, tuvo que soportar las malas miradas de Daez y de Imei durante todo el proceso, aun cuando intento ser comprensivo, fue más que humillante que Imei lo interrumpiera en más de una ocasión. Los Brhazo son rencorosos y no considero que Imei olvide tan fácil que Liam se involucró con Mindi. Recojo mis documentos y me alistó mentalmente para la peor de las situaciones donde debo hablar con Daez. Empiezo a considerar la opción de conducir o tomar alguna otra ruta que no sea cruzar el portal. Se levanta hastiado y debo apresurarme a su sitio para que no se largue. —¡Daez! —lo llamo. —¿Podemos hablar? Se detiene a medio pasillo antes de girarse a verme. Suelta la tensión en sus hombros y sonríe con doblez. —No fuiste tú la que dijiste que no querías hablar conmigo. —cuestiona. Cómo dije, no hay nada más rencoroso que un Brhazo. —Ayer necesitaba hablar con tu primo y hoy contigo. —afirmo. Se me queda viendo por unos segundos dirigiendo sus pupilas celestes a mi vestuario. Siento que me desnuda con la mirada que me está lanzando. —Sígueme. —me pide. Tranquila, tranquila, solo vamos a hablar, nada de que preocuparse ¿Verdad? Se me eriza cada centímetro de la piel cuando captó en sonido de la puerta. —¿De qué quieres hablar? —pregunta tomando puesto detrás del escritorio. Siento los nervios, golpearme y me paseo por el lugar dos veces antes de aventarme y no darle más rodeos a todo esto. —Necesito un favor o como se le pueda decir a qué me permitas cruzar el portal de la academia. Alza la ceja casi cuestionándome la razón detrás de esto. Hace crujir la silla cuando se levanta de ella rodeando el escritorio. —¿Por qué quieres cruzar el portal? —pregunta sin titubeos. —Si te atreves a decir que no es de mi incumbencia, lárgate. Me levanto con apuro de la silla caminando hacia la pared que tiene tallado un mapa de todos los estados. —Aquí está la academia. —apunto a la dirección exacta. —Y quiero llegar aquí. —señalo la dirección de la mansión del abuelo. Camina hacia el minibar y el sonido del whisky cayendo en el vaso cosquillea en mi oído, se acerca a mí detallando firmeza. Se nota que está sobre evaluando mis palabras. Para este punto ya debió de deducir el porqué quiero pasar el portal. —¿Tennessee? —habla. Siento su calor cuando se detiene a mi espalda. —Sí, tendré que tomar una ruta más larga si te niegas. —me giró para verlo. —Haz lo que quieras. —me da el visto bueno. —Pero… Solo si confiesas el porqué necesitas que Imei bloqueé las memorias de Liam Hugh. Quedó coca abierta con la pregunta. Nunca considere que Imei no tuviera su mente bloqueada. «Estúpida Clare» Da dos pasos y retrocedo tres, siento que indaga en mi alma con la mirada feroz que me está lanzando y recuerdo que ahora mismo él no es mi lugar seguro, ahora mismo, es un líder y para mi mala suerte me está cuestionando. —¿Por qué quieres saber? —uso a mi favor su orgullo. Me arrincona contra la pared y la diferencia de altura en notable cuando solo veo su pecho. —Responde. —exige. Alzó la mirada notando que no me está dando opciones. —Lo haces solo para escucharlo de mis labios ¿Verdad? Sé que Imei no te dijo nada, siempre has tenido la mala costumbre de invadir la mente de otros sin su consentimiento. —hablo. —Quieres escuchar lo patética que soy intentando luchar por algo, por lo cual tú no estás dispuesto a luchar. —lo empujó. Se tambalea tomando impulso. —Vete a la mierda, Daez. No era mi plan, pero me niego a ser humillada por el muy cretino, abro el cerrojo intentando huir de la escena y debo apartarme del camino cuando me jala de regreso cerrando la puerta con pestillo. No me da tiempo de reaccionar cuando me estrella contra la puerta, mis mejillas tocan la madera y todos mis sistemas estallan, cuando desliza los nudillos por mi cuello alzándome la mirada hacia arriba, mete el rostro entre mi nuca y estallo cuando siento como inhala profundamente mi aroma como un drogadicto. Me cosquillea el cuerpo y surgen las ganas de lloriquear cuando mi cuerpo se pone exigente. —No me provoques, puede que sea tu ex, pero también soy un líder, si te pregunto algo te sugiero que me respondas. —juro que quiero apartarlo, pero como convenzo a mi cuerpo que me obedezca. Con pocas fuerza planto las palmas en la madera de la puerta intentado no desfallecer. —Dijiste que no te gustaba este tipo de ropa. —juega con el dobladillo de la falda y empiezo a sentir el calor de su cuerpo. No soy capaz de articular nada, mete la mano acariciando la cara interna de mis muslos, dejo escapar un suspiro cuando la desliza hacia arriba, mantiene el acarreo fuerte en mi cuello y veo el techo sopesando todas las sensaciones que me invaden. El corazón se me sale del pecho cuando tocan la puerta haciendo que salte. Se aparta dejándome de un lado, lo escucho chasquear la lengua con desagrado cuando sin previo aviso jala del pomo abriendo la puerta. —Oh estabas ocupado. —habla Marta klen. Estábamos en un asunto importante, como puede interrumpir a sí sin más. Recibo un golpe de realidad cuando la esperanza toma cavidad en mi pecho. No, eso no está bien. No debo olvidar que Daez, no es mi Daez, no quiero tener falsas esperanzas. —Yo ya me iba. —alego con el corazón retumbándome en los oídos. Salgo del lugar sin mirar por dónde camino y termino estrellándome con Liam. —Mierda, lo siento. —limpio su traje. —Deja eso, no te preocupes, ¿Y, te dio permiso? Joder el puto permiso, pasaron tantas cosas que me olvidé de ello, no dijo un sí, pero tampoco un No. —Eso creo. Regreso a mi alcoba, me cambio y debo sentarme para procesar la información, debo estar concentrada en la misión, pero Daez purgó toda mi convicción en un solo instante. No sé ni por qué me alteró, por tanto, en malos o buenos momentos ambos siempre fuimos compatibles, nos atraemos por naturaleza, nuestro aroma es como droga y si para mí es una tortura tenerlo cerca, para él debe ser igual. Termino de atarme las botas y salgo cuando me llaman a la puerta, la cálida sonrisa de Robert me espera. —Si me vienes a invitar a cualquier lado, espero que al menos traigas un… —Un café. —me interrumpe poniendo él basó con café en mis manos. Sonrió con gusto, me lleva con él y terminamos encontrándonos con los demás abajo. Daez no está y me alegro, no soporto su presencia, al menos no en estos momentos donde siento que he tomado algún afrodisiaco. Tesa me saluda e inesperadamente Romanó se porta gentil conmigo. Daniel está junto a Kristen y creo que me comí una parte de la historia, pues, están muy felices. —¿Son pareja? —le pregunto a Robert. —¡Por ahora! —hace énfasis con gracia. —Espero que la vida te trate bien. —me dice Yuré. Oh, por dios, salto como cumpleañera cuando lo veo. Yuré es como mi alma gemela y tenía tanto tiempo sin verlo, dejo de lado las preocupaciones y me dejó llevar por el ambiente alegre. Mentiría si niego diciendo que no los extrañe. Anochece y los tragos empiezan a pesarme. Robert está de frente y tengo a los gemelos Clinne de lado a lado. —Vamos dilo. —preguntan con euforia. Daniel reniega con la cabeza negándose a responder. Estamos ebrios y todos están jugando a ver si preguntando sale alguna verdad. —Ya dije que no. —responde Daniel. —Solo mírenla. —me señala. —Parece una princesa, demasiado linda, no es mi tipo de chica. La pregunta era sencilla, de todos los presentes con quien más pase tiempo fue con Daniel, y al menos de mi parte nunca sentí ninguna atracción y por lo visto fue mutuo. —Claro, no creo que tenga ese aspecto de niña linda con Daez. —se burla y una oleada de calor me recorre el cuerpo. Claro que no me comportó como una niña con Daez, la simple mención de los recuerdos me hacen desearlo. Daez es… No sé, brusco o mejor dicho salvaje en la cama, siento un cosquilleo en los pechos de recordarlo. No quiero, no es justo. —Y tú qué dices ¿Fue un flechazo? —pregunta Daniel. —Ya sabes, lo viste y te gustó. —Sí. —respondo. —Pero no me gustó de inmediato. —aclaro. —Me gustaba más Robert. El pobre chico escupe la bebida y no es el único que se atraganta con mi respuesta. Suelto la risa a carcajadas. —Deja de bromear. —me sacude Grey. —No estoy mintiendo. —aclaro. —Me gustaba más Robert, pero yo no le gustaba a él. —me encojo de hombros. Nadie dice nada y las miradas caen sobre Robert, el cual no puede mirarme a los ojos con la vergüenza. No mentí, cuando llegue a la academia, Daez era ese típico hombre que provoca sensaciones en ti, pero sabía que era alguien que cargaba con una gran tormenta y no quería fundirme en tantos problemas, pero, por otro lado, estaba Robert, gentil, amable y sabía que le gustaba más allá de una amistad. Y lo contemplé, pero las circunstancias no me ayudaron y terminé envuelta en toda la oscuridad que éramos yo y Daez. Apuesto a que si hubiera elegido a Robert, no estaría pasando por tantos problemas. Sumergirme en mis pensamientos, me hicieron olvidarme del embrollo en el que me metí. Miro a todos y están callados, parece un funeral y… Definitivamente, hoy no es mi día, tengo a Robert mirándome como si se compadeciera de mí y es que el aroma que siento es de Daez, está detrás de mí junto a Marta klen y puedo notar toda la frialdad y furia que suelta. Se me revuelve el estómago por completo y quiero gritar tan alto que los dioses me entierren a noventa kilómetros del suelo. —¡Que bien! —habla con voz frívola. —No crees que es un alivio, deberías agradecer a Eliot Morgan. —le habla a Robert. —Te dio lo que querías. Robert no dice nada, está callado, que podría decir que calme a un enfadado Daez. Daniel se levanta casi adivinando lo que está por pasar. —Lamento dejar solo las sobras —dice con furia. Me levanto sintiéndome ofendida, Liam me toma por el brazo para que no lo golpee y noto como determina a Liam casi queriendo matarlo. —Suéltala que no es una niña para que la defiendas. —tuerce el brazo de Liam y Robert se levanta ayudando a calmar las cosas, mala idea, por qué solo se gana un empujón. Empiezo a sentir como todo me cruje y quiero escapar del lugar, me lanzó por la izquierda y camino alejándome del enrollo. Sus pasos detrás de mí me hacen girarme y no lo pienso, solo me giró y estampó la palma contra sus mejillas. —Jódete, Daez, jódete tú y todo este sentimiento. —me toma por la nuca llevándome contra él. —¿Qué mierda viniste a ser aquí? Solo viniste a alterarme, lárgate y deja de meterte en mi cabeza. —me suelta y quedó en estado líquido con la declaración. CONTINUARÁ…
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