Durante ese beso se olvidaron que estaban en casa ajena, que en cualquier momento uno de sus amigos podía salir, en ese instante solo eran ellos dos y nadie más, Víctor la tumbo en el sofá mientras se colocaba encima de ella y besa sus labios con hambre. Gianna gimió en sus labios y mordió su labio inferior.
— Sabes que me gusta el sonido de tu voz, pero trata de no gritar tan alto porque no quiero que nadie nos arruine la diversión. — sonrío en su cuello haciéndola estremecer.
Víctor beso sus labios con una pasión poco conocida en él, siempre que estaba con alguien solo se dejaba guiar por sus instinto y satisfacer su hambre de lujuria, pero había algo en el que le hacía pensar que no arruinara el momento, que cada vez que Gianna cerrara los ojos después de su encuentro recordara sus besos, sus caricias y su voz. Gianna lo estaba volviendo loco sin siquiera proponérselo. ¿Qué le estaba pasando al gran Víctor Ivanov? el siempre pensaba primero en el y en nadie más, y ahora solo estaba en su mente que su amante tuviera la mejor noche de su vida. Gianna coloco sus manos en su trasero y lo apretó suavemente abriendo los ojos como platos ante la sensación.
— Pero que atrevida te has vuelto extraña. — Acaricio de nuevo su mejilla.
Esta sonrió y beso su frente.
— Aprendí de el mejor.
— Pues te enseñare nuevas cosas para que nunca más me vuelvas a olvidar. — Levanto la camisa de Gianna y esta jadeo ante el contraste de temperatura. — No olvides el hombre que te va hacer el amor esta noche, así que hoy me perteneces.
No lo pensó ni un momento más, y dejando a un lado los juegos previos, beso su cuello dejando algunas marcas en el camino tratando de revivir lo que habían vivido dos meses atrás, donde alcohol había sido dueños de la mejor velada de ambos. Disfrutaba los gemidos de Gianna esta mordía sus labios para no gritar pero le era imposible por lo bien que este la hacía sentir, en eso sintió unas conocidas manos amasar su trasero, le gusto aquella manos tan firme y masculinas tal como lo recordaba, en ese momentos ambos ya no querían ropa de por medio.
— ¡Hazme tuya Víctor! — Jadeo en voz baja.
Ver en sus ojos aquel hambre de deseo encendió una llama dentro de él, verla tan indefensa, sudorosa y sonrojada lo excito más, el deseo era más fuerte que sus pensamientos habían tantas cosas que quería decirle pero mejor no quiso arruinar el momento que tantas veces deseo o más bien estaba anhelando en la oscuridad de su habitación o de un viejo motel con alguien que no era ella. Volvió a besar de nuevo sus labios, esta lo acepto gustosa mientras ponía sus brazos en su cuello.
— Gianna di mi nombre. — Susurro en su oído con voz ronca, la voz de Víctor le ponía la piel de gallina.
— ¡Víctor! — Gimió con voz dulce al sentir las suaves caricias quien la acariciaba de manera gentil, cada roce era descargas a todo su cuerpo, este detuvo sus movimientos en los pezones rosados y erectos de Gianna, este lo observo con una lujuria, y los lamio como si fueran gomitas, esta arqueo la espalda al sentir la lengua húmeda de Víctor. - Mmm....ngh... ¡Víctor! — Jadeo en voz baja, este sonrío aun lamiendo sus pezones, el sabía que la debilidad de ella era sus pezones, lo descubrió después de la segunda ronda.
Este se apartó un poco y quito su camisa con desespero a tal punto que pensó que la había roto por la fuerza, Gianna lo observo fijamente mientras se relamió los labios una imagen demasiado erótico para su gusto y para su polla. Levanto a Gianna y la hizo sentarse en su regazo esta abrió los ojos sorprendida por la nueva posición.
— Quítate el pantalón como la última vez, muéstrame ese culo que tanto me gusta.
Esta se levantó de su regazo y le dio la espalda como la última vez, mientras bailaba sensualmente una melodía imaginaria en su cabeza, desabrocho el pantalón mientras se bajaba tan lentamente que a Víctor le parecieron horas, cuando estuvo desnuda ante él, se dio la vuelta y lo vio jadeando mientras tenía a su "Amigo afuera".
— Mira quien se puso alegre por verme de nuevo. — Se burló con sarcasmo Gianna.
— ¡Ven acá Gianna por un demonio! — Hablo con voz trémula. — Esta se acercó mientras se sentaba de nuevo de nuevo entre sus piernas, este la tocaba sin pudor alguno mientras esta movió mas sus caderas desesperada por tener aquel m*****o entre sus piernas, este la volvió a tumbar en el sofá mientras ponía una pierna en el hombro, la posición era incomoda por lo que estaba en un lugar muy angosto. Pero eso no le importo a los amantes de la noche, cuando este entro sin previo aviso se abrió entre las piernas de Gianna, beso los labios de Gianna para que no gritara, se movió de manera lenta para que se acostumbrara al contacto, pero después de unos minutos se movió con frenesí. Sabía que en cualquier momento uno de sus amigos se podía levantar por los ruidos que se oían como eco en el apartamento, pero eso aumentaba más el libido de saber que podían ser descubierto. Víctor sabía que Gianna estaba incomoda así que salió de ella, esta se subió a su regazo y lo monto como si no hubiese un mañana, este beso su cuello y su pecho. El sonido de una puerta los alerto, Víctor cargo a Gianna hasta su habitación donde terminaron lo que ambos habían empezado. Luego de un maravilloso orgasmo, Gianna busco una bata para irse de la habitación.
— ¿Te han dicho que eres muy fría?, ¿Así eres con todos tus amantes? — Pregunto mientras la observaba fijamente, ¿Porque le dolia su frialdad? Pensó Víctor.
Esta lo observo y sonrío con nostalgia.
— Nunca he tenido un amante, así que no sé cómo comportarme. — Sonrió con pena. — Daniel fue mi primer novio y el primero al que le di mi primera vez.
— ¿Que hacías en ese bar la noche que te conocí?
— Solo quería probar ¿Que era tener un amante?, ¿Quería sentir que era estar con otro hombre que no es tu novio y que te toque?- Sabes yo no soy asi. — este la vio confundida. — Yo no soy coqueta ni atrevida, pero cuando te vi, algo inexplicable se encendió dentro de mí. — Y hoy lo volví a confirmar. Sabes lo mejor será que me vaya a mi habitación será raro que nos vean salir del mismo cuarto.
Antes de que Gianna saliera este tomo su mano y la detuvo.
— Solo por esta noche amanece conmigo, y no me dejes una nota.
Gianna lo vio sorprendida y beso sus labios con cariño.
— Esta bien.
Gianna se acurruco en su pecho mientras este la abrazaba de manera posesiva, beso la coronilla de su cabello y se maldijo internamente.
— ¡Demonios Víctor!, ¡tú no eres así!