Prólogo
Entró con desconfianza al bar viendo hacia todos los lados para buscar un lugar donde sentarse, se sentía tonta ósea no era su primera borrachera pero quería asegurarse de que este sitio no fuera la guarida de algunos traficantes de órganos, caminó con pasos lentos hasta llegar a la barra, el bartender le sonrió con tranquilidad dándole la confianza de que se sentará y que le contará los motivos que la habían llevado a ese lugar tan decadente para la prestigiosa abogada que era; donde pudo haber ido a un sitio más decente y con menos violadores en potencia. El bartender le dio una cerveza bien fría la cuál no duro ni 5 minutos porque se la había bebido de golpe, este abrió los ojos como plato y le dio otra cerveza solo que esta se la bebió más lento saboreando el sabor amargo de la bebida. Miró su anillo en su mano izquierda y sintió unas ganas inmensas de vomitar, se quitó el anillo valorado casi en quince mil dólares y lo dejo en la barra como si fuera una moneda de cincuenta centavos, siguió bebiendo su bebida cuando alguien tomó el anillo y silbo al ver las piedras de esta.
— No todos los días te encuentras joyas de esta calidad en este bar. — hablo de manera casual como si estuviera hablando del clima.
La fémina lo observo fijamente y sintió un temblor leve en el estómago, el hombre que probablemente le robaría el anillo era endemoniadamente guapo, el desconocido le sonrío y la invitó a beber del mismo trago que el está bebiendo, con desconfianza bebió el primer trago y le gusto el sabor dulzón de este.
— ¿Cómo se llama este trago?, está muy bueno.
— Se llama: Sexo en la playa. — Sonrió. —¿Y que hace una mujer tan bella como tú en un bar como este?, las chicas linda deben estar en otro lugar.
Alzó la ceja de manera incrédula y rio en voz baja.
— ¿Ese es tu forma para ligar? —río con ironía. — Porque si es así, me iré a la mesa de allá. —señalo al motociclista que estaba bebiendo una jarra de cerveza. —Creo que no hablará mucho pero me hará olvidar.
El desconocido rio suavemente esta se quedó viendo con atención, el sonido relajante de su risa, este se acercó más a ella lo que está en ningún momento le molesto la cercanía de esta; llamo al bartender y le dijo algo en el oído a lo que solo movió la cabeza afirmando quien sabe que, tomo su mano y la llevo a la mesa del fondo, el sitio estaba más apartado de la barra, pero eso le gusto así tenían más intimidad.
— Mi amigo nos traerá un poco de ron. — sonrío. - Discúlpame por ser tan mal educado y por haberte dicho una frase más quemada que Satanás, Soy Víctor.
— ¡Mucho gusto! — extendió su mano a como lo hacía con sus clientes en el bufet. — Soy Gianni Fa....— Un dedo se acercó a sus labios.
— No me digas tu apellido, esta noche es algo casual para los dos, así que no me importa tú religión, tú trabajo, tú apellido, solo bebamos y ya. ¿Por qué estas aquí?
— Mi prometido me engaño, lo descubrí mientras tenía un trio con unas tipas copa D, quería desahogarme y quizás tener un poco de sexo casual con cualquier desconocido. — Le guiño el ojo. — La verdad solo quiero que esta noche sea inolvidable, quiero arrancar esta decepción y todo.
Víctor analizó sus palabras y le ofreció un trago de ron.
— Conociste a la persona indicada.