CAPÍTULO III Erlina corrió por el pasillo hacia lo que pareció se trataba de la puerta de la cocina. Cuando la abrió, descubrió con gran asombro que había sentados a la mesa cinco hombres, además del señor y la señora Dawes. Gerry se encontraba también allí, comiendo un enorme emparedado con evidente deleite. Por un momento, los hombres se quedaron mirándola, antes de ponerse respetuosamente de pie. Erlina se dirigió a ellos: —Supongo que Dawes ya les habrá dicho que soy la señorita Sherwood. El Marqués me ha pedido que me haga cargo de su casa y necesito que todos ustedes me ayuden. Los hombres continuaron mirándola con fijeza y Erlina, volviéndose hacia Dawes, dijo: —Dawes, Su Señoría quiere una copa de champán ahora mismo. Está usted contratado como su mayordomo, y su señora, co