Adios! Lilith

1627 Words
Valeria, decidida a no perder a Luis Carlos y su posición, ideó un plan para obligarlo a volver a comprometerse con ella. A sabiendas de que Luis Carlos tenía un secreto que Roberto había intentado revelar antes de su muerte, decidió utilizarlo como una amenaza. Una tarde, Valeria llegó sin previo aviso a la oficina de Luis Carlos. Entró con determinación, sin darle oportunidad a su asistente de detenerla. Luis Carlos, al verla, frunció el ceño pero no dijo nada, permitiéndole hablar. —Luis, tenemos que hablar —dijo Valeria con un tono firme, cerrando la puerta detrás de ella. Luis Carlos, consciente de la gravedad de la situación, la miró directamente a los ojos. —¿Qué quieres, Valeria? Nuestro compromiso está cancelado. No hay nada más que discutir. Valeria esbozó una sonrisa calculadora. —Creo que sí hay algo que discutir. Sabes, he estado investigando sobre lo que Roberto sabía antes de morir. Y he encontrado algunas cosas muy interesantes. Luis Carlos sintió un nudo en el estómago. Sabía que Valeria era capaz de cualquier cosa para salirse con la suya. —¿De qué hablas? Valeria se acercó más, disfrutando de la incertidumbre en los ojos de Luis Carlos. —Sé que Roberto estaba investigando un secreto tuyo. No tengo todos los detalles aún, pero estoy segura de que no querrías que esto saliera a la luz. Podría ser devastador para ti y para tu familia. Luis Carlos mantuvo su compostura, aunque por dentro estaba preocupado. —No tienes pruebas, Valeria. No puedes probar nada. —Tal vez no ahora —replicó Valeria—, pero con suficiente tiempo y recursos, podría encontrar todo lo que necesito. ¿Y sabes quién saldría más afectada si esto se revela? Lilith. Luis Carlos sintió una punzada de ira. —¿Qué tiene que ver Lilith en todo esto? —Todo —dijo Valeria con frialdad—. Sabes que si esto sale a la luz, ella y su hijo serán los que más sufrirán. ¿Quieres que eso pase? Porque yo no tengo problemas en destruir a quien sea necesario para conseguir lo que quiero. Luis Carlos se levantó de su silla, sus ojos llenos de furia. —¿Qué es lo que realmente quieres, Valeria? Valeria lo miró con una mezcla de desafío y desesperación. —Quiero que te cases conmigo, tal como estaba planeado. Quiero recuperar mi posición y la seguridad que viene con estar a tu lado. Si aceptas, no diré nada sobre lo que he descubierto. Si no, desataré un infierno sobre ti y Lilith. Luis Carlos se tomó un momento para pensar. Sabía que Valeria era peligrosa y que no podía subestimarla. Pero también sabía que no podía dejar que su vida y la de Lilith fueran controladas por el miedo y las amenazas. —No puedo aceptar eso, Valeria —dijo finalmente, con una calma tensa en su voz—. No me casaré contigo por chantaje. Pero tampoco dejaré que destruyas a Lilith y a su hijo. Valeria sonrió con frialdad. —Eso ya lo veremos, Luis. Porque si no haces lo que te digo, te prometo que todos tus secretos saldrán a la luz, y Lilith pagará el precio. Con eso, Valeria dio media vuelta y salió de la oficina, dejando a Luis Carlos con una sensación de impotencia y rabia. Sabía que debía actuar rápido para proteger a Lilith y encontrar una manera de neutralizar la amenaza que Valeria representaba. Esa misma noche, Luis Carlos se reunió con Martín en un lugar discreto para discutir la situación. —Valeria está fuera de control —dijo Luis Carlos—. Está usando la información que Roberto tenía para chantajearme. Tenemos que encontrar una solución antes de que todo se salga de control. Martín asintió, pensativo. —Necesitamos pruebas de que Valeria está mintiendo. O alguna manera de desviar la atención. Pero, más importante aún, debemos asegurar la seguridad de Lilith y su hijo. Luis Carlos suspiró, sintiendo el peso de la situación. —No puedo permitir que Lilith sea lastimada por esto. Tenemos que actuar rápido y de manera inteligente. Martín lo miró con determinación. —Haremos lo necesario, Luis. Vamos a proteger a Lilith y a tu hijo. Y encontraremos una manera de neutralizar a Valeria de una vez por todas. Con una estrategia en mente, Luis Carlos y Martín comenzaron a planear sus próximos pasos, sabiendo que el tiempo era crucial y que la seguridad de sus seres queridos dependía de su éxito. Valeria, sintiéndose acorralada por la negativa de Luis Carlos, decidió que debía tomar medidas extremas para eliminar cualquier amenaza a su plan. Su objetivo principal: Lilith. Sabía que mientras Lilith y su hijo estuvieran en la imagen, Luis Carlos nunca se comprometería plenamente con ella. Así que ideó un plan para sacar a Lilith del mapa, esta vez con la ayuda de su mejor amigo, Álvaro. Álvaro, un hombre de negocios con contactos en el mundo criminal, era leal a Valeria y dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ayudarla. Cuando Valeria le explicó la situación y su necesidad de deshacerse de Lilith, Álvaro aceptó sin dudar. Una tarde, Valeria y Álvaro se reunieron en un café discreto para discutir los detalles del plan. —Álvaro, necesito que esto se haga de manera limpia y rápida —dijo Valeria, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y frialdad—. No puede haber ningún rastro que nos conecte con esto. Álvaro asintió. —Entiendo, Valeria. Tengo a las personas adecuadas para este trabajo. Lilith desaparecerá y nadie sospechará de nosotros. Valeria sonrió, aliviada de tener a Álvaro de su lado. —Perfecto. Házlo rápido. No podemos permitirnos errores. Esa noche, Álvaro puso en marcha el plan. Contrató a un grupo de matones profesionales para secuestrar a Lilith. La idea era hacer que pareciera un robo que salió mal, asegurándose de que Lilith nunca volviera a ser vista. Mientras tanto, Lilith, ajena al peligro inminente, continuaba con su rutina diaria. A pesar de la tristeza por la muerte de Gabriel, estaba enfocada en su trabajo y en preparar el futuro para su hijo. Un par de días después, Lilith salió de su oficina tarde en la noche, dirigiéndose hacia su coche. No se dio cuenta de la furgoneta negra estacionada cerca ni de los hombres que la seguían discretamente. Cuando llegó a su coche, fue atacada por sorpresa. Antes de que pudiera reaccionar, los hombres la habían atado y amordazado, metiéndola en la furgoneta. La noticia del secuestro de Lilith se esparció rápidamente. Luis Carlos, al enterarse, sintió una mezcla de desesperación y rabia. Sabía que Valeria debía estar detrás de esto, pero sin pruebas, no podía hacer nada al respecto. Se reunió con Martín de inmediato. —Tenemos que encontrar a Lilith —dijo Luis Carlos, su voz llena de determinación—. No podemos permitir que le hagan daño. Martín asintió, sabiendo lo importante que era para Luis Carlos. —Moveré todos mis contactos. La encontraremos, Luis. No te preocupes. Mientras tanto, Valeria recibía noticias de Álvaro sobre el éxito del secuestro. Se sintió momentáneamente satisfecha, creyendo que ahora tenía el control total sobre la situación. Pero no anticipaba la reacción de Luis Carlos y su determinación de salvar a Lilith. Luis Carlos, utilizando todos sus recursos, movilizó a sus contactos para localizar a Lilith. No descansaría hasta que ella estuviera a salvo. Valeria, por otro lado, comenzaba a darse cuenta de que había subestimado la conexión entre Luis Carlos y Lilith. Dos semanas después del secuestro, Luis Carlos recibió una llamada de uno de sus informantes. Habían encontrado el coche de Lilith abandonado cerca de un río, y dentro del coche, había señales de lucha y manchas de sangre. Al seguir las pistas, encontraron el cuerpo de una mujer que coincidía con la descripción de Lilith. Aunque el cuerpo estaba desfigurado, todos los indicios apuntaban a que era ella. La noticia de la muerte de Lilith devastó a Luis Carlos. Organizó un funeral para ella, donde asistieron familiares y amigos, lamentando la trágica pérdida. Luis Carlos estaba decidido a descubrir quién estaba detrás de esto y hacer justicia por Lilith y su hijo. Durante el funeral, Valeria mantenía una fachada de apoyo, pero en su interior, sentía una extraña mezcla de satisfacción y temor. Sabía que Luis Carlos sospechaba de su implicación, pero no tenía pruebas concretas para acusarla. Sin embargo, lo que Luis Carlos no sabía era que Lilith no estaba realmente muerta. Álvaro, siguiendo las instrucciones de Valeria, había organizado una maniobra para hacer creer a todos que Lilith había fallecido. Lilith había sido llevada a una ubicación secreta, lejos de la ciudad, donde se recuperaba bajo una nueva identidad. Días después del funeral, Martín se acercó a Luis Carlos con una expresión grave. —Luis, necesitamos hablar. Hay algo que debes saber. Luis Carlos lo miró con curiosidad y preocupación. —¿Qué sucede, Martín? —Hay rumores de que Lilith podría no estar muerta. He recibido información de que la mujer encontrada no era realmente ella, sino alguien que la suplantó. La revelación dejó a Luis Carlos en shock. —¿Qué? ¿Estás seguro de eso? —No completamente, pero las pistas que hemos encontrado indican que podría ser una maniobra. Necesitamos investigar más a fondo. Luis Carlos sintió una renovada esperanza y determinación. —Entonces no podemos perder tiempo. Encuentra a Lilith. Haz lo que sea necesario. Mientras tanto, Valeria continuaba con su vida, creyendo que su plan había sido un éxito. Sin embargo, la verdad estaba más cerca de salir a la luz de lo que imaginaba, y Luis Carlos no se detendría hasta encontrar a Lilith y desentrañar todo el misterio.
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