En la mansión de los González:
Annabella, furiosa y decidida a desacreditar a Lilith, ideó un plan maquiavélico. Quería humillarla públicamente, así que pensó en la manera más ruin de hacerlo.
—Necesito que Lilith tenga una aventura con un vagabundo. Nadie respetará a una mujer así —murmuró Annabella para sí misma, mientras delineaba su plan.
Su asistente, Clara, la escuchó y comenzó a trabajar en los detalles sin cuestionar a su jefa. Sabia que si la familia González mejoraba su estatus, ella saldría beneficiada.
Esa misma noche:
Annabella preparó todo cuidadosamente. Planeó llevar a Lilith a una parte oscura y abandonada de la ciudad, donde un vagabundo la estaría esperando. Clara, siguiendo las órdenes, informó a algunos medios que algo escandaloso estaba a punto de suceder, brindo información básica, sabia que Lilith no era tan importante, pero una noticia así afectaría directamente su empresa.
Pero la suerte no estaba del lado de Annabella. Por un giro inesperado del destino, ella misma terminó en la trampa que había preparado para Lilith. Sin darse cuenta, Clara guio a los medios al lugar donde Annabella se encontraba.
Sin imaginarse que Gabriel estaba protegiendo a su esposa, por lo que organizo todo para que Annabella fuera la que cayera.
En la escena del escándalo:
Los reporteros llegaron justo a tiempo para capturar el momento. Annabella estaba con el vagabundo, en una situación comprometida. Los flashes de las cámaras iluminaban la oscura escena, y los periodistas no podían creer lo que veían.
—¡Es Annabella González! —gritó uno de los reporteros, mientras las cámaras seguían tomando fotos.
Al día siguiente:
Los titulares de los periódicos y las noticias online estallaron con la historia.
"La hija de la familia González, sin escrúpulos, en un escándalo con un vagabundo"
"Annabella González, atrapada en una situación comprometedora"
La reputación de Annabella se desplomó en cuestión de horas.
En la residencia de Luis Carlos:
Luis Carlos, como Gabriel, leyó las noticias con una mezcla de satisfacción y alivio. El plan de Annabella había fracasado estrepitosamente, y ahora la atención estaba completamente en ella.
En la oficina del Grupo García:
Lilith también vio las noticias, pero no entendía del todo cómo había sucedido. Se sentía confundida y aliviada a la vez, sabiendo que no había sido ella la víctima del escándalo.
En la mansión de los González:
Juana estaba furiosa. El plan de Annabella no solo había fallado, sino que había traído un escándalo monumental sobre la familia.
—¡Annabella, esto es inaceptable! ¡Nos has hundido aún más! —gritó Juana, su rostro rojo de ira.
Annabella, avergonzada y humillada, no sabía cómo enfrentarse a su abuela ni a la opinión pública.
En la oficina de Luis Carlos:
Mientras tanto, Valeria seguía sus planes, ajena al reciente escándalo, enfocada en descubrir la verdad sobre Lilith y su conexión con Luis Carlos.
En la oficina de Roberto Melendez:
Roberto, aún afectado por el escándalo reciente, decidió que ya era suficiente. Cogió su teléfono y llamó a Annabella.
—Annabella, no puedo seguir apoyando a tu familia después de lo que ha pasado —dijo Roberto con voz fría y determinada.
Annabella, al otro lado de la línea, sintió un nudo en el estómago. Sabía que el escándalo había tenido repercusiones, pero no esperaba que Roberto la llamara tan pronto.
—¿Qué quieres decir, Roberto? —preguntó Annabella, tratando de mantener la calma.
—No puedo estar asociado con alguien que busca satisfacer sus necesidades fisiológicas con cualquiera. No sabía que la familia González estaba tan mal como para enviar a sus mujeres a actuar como prostitutas. Es vergonzoso —respondió Roberto, con un tono de disgusto evidente—. Por suerte, Lilith ya no es parte de la familia González.
Annabella se quedó en silencio, sintiendo la humillación y la ira burbujeando dentro de ella.
—Roberto, esto es un malentendido. Yo... —comenzó a decir, pero Roberto la interrumpió.
—No, Annabella. No quiero escuchar más excusas. Este escándalo ha dañado irreparablemente nuestra relación comercial y personal. No quiero tener nada que ver con la familia González. Adiós —dijo Roberto, terminando la llamada abruptamente.
En la mansión de los González:
Annabella, furiosa y humillada, arrojó el teléfono contra la pared. La ira y la desesperación la consumían. Su plan había fracasado estrepitosamente y ahora su familia estaba aún más en la cuerda floja.
—¡Esto es culpa de Lilith! ¡Siempre es culpa de ella! —gritó Annabella, con los ojos llenos de lágrimas de frustración.
Juana entró en la habitación, viendo a su nieta en ese estado.
—Annabella, debes calmarte. No podemos permitir que esto nos destruya —dijo Juana, con voz firme.
—¿Calmarme? ¡Nos han humillado públicamente! ¡Y todo por culpa de Lilith! —respondió Annabella, casi histérica.
Juana la miró con severidad.
—Este no es momento para perder la cabeza. Tenemos que pensar en nuestro próximo movimiento. Lilith puede habernos causado problemas, pero no podemos dejar que nos derrote —dijo Juana, con determinación.
En la oficina de Luis Carlos:
Luis Carlos, aún en su papel de Gabriel, se enteró de la llamada de Roberto a Annabella y del estado de la familia González. Sabía que la situación se volvía cada vez más complicada, y que debía estar un paso adelante para proteger a Lilith y sus propios intereses.
En la residencia de Lilith:
Lilith, sin saber nada de la reciente llamada entre Annabella y Roberto, seguía con su trabajo y sus planes para la nueva empresa. Sentía una extraña mezcla de alivio y preocupación, sabiendo que algo grande estaba por suceder.
En la oficina del Grupo García:
Valeria, tras la reciente reunión con su hermano Roberto, decidió seguir adelante con sus planes para descubrir más sobre Lilith y su relación con Luis Carlos. Sabía que Martín ocultaba algo y que necesitaba estar un paso adelante para desenmascarar la verdad.
La tensión seguía aumentando, con cada personaje enfrentando sus propios desafíos y secretos, en un intrincado juego de poder y traiciones.