Escape

1084 Words
Annabella se preparó meticulosamente para su encuentro con Roberto Meléndez. Sabía que la clave para atraer su atención era destacar entre la multitud y demostrarle que podía ser una aliada valiosa. La oportunidad se presentó en una gala benéfica de alto perfil a la que asistían numerosos empresarios influyentes. La gala se llevó a cabo en un lujoso salón de eventos, iluminado por candelabros resplandecientes y adornado con elegantes decoraciones. Annabella, vestida con un impresionante vestido de noche, se aseguró de que su presencia fuera notada desde el momento en que entró. Después de unos minutos de conversación superficial con otros invitados, finalmente divisó a Roberto Meléndez, rodeado de su habitual séquito de admiradores. Con una confianza recién encontrada, Annabella se acercó a Roberto y esperó a que la notara. Roberto, un hombre de mediana edad con una presencia imponente, rápidamente la observó con interés. —Buenas noches, señor Meléndez —dijo Annabella con una sonrisa encantadora—. Me llamo Annabella González. Es un placer conocerlo. Roberto levantó una ceja, intrigado. —El placer es mío, señorita González. ¿Cómo le va esta noche? —Muy bien, gracias. He oído mucho sobre usted y su trabajo en el mundo empresarial. Siempre he admirado su enfoque y su éxito —respondió Annabella, halagándolo sutilmente. Roberto sonrió, claramente complacido por el cumplido. —Es raro encontrar a alguien tan joven y bien informado en estos eventos. ¿Qué la trae aquí esta noche? —Vine a conocer a personas influyentes como usted —respondió Annabella—. Mi familia está pasando por una situación complicada, y estoy buscando aliados que puedan ayudarnos a navegar por estos tiempos difíciles. Roberto la miró con interés renovado. —Cuéntame más, Annabella. Estoy intrigado. Annabella pasó los siguientes minutos explicándole la situación de su familia, enfatizando la competencia con el Grupo García y la lucha de Lilith por establecer su nueva empresa. Fue cuidadosa en sus palabras, asegurándose de presentar la narrativa de manera que resonara con Roberto. —Entiendo. El Grupo García ha estado expandiendo su influencia agresivamente —dijo Roberto, pensativo—. Quizás podríamos encontrar una manera de trabajar juntos para equilibrar las cosas. Annabella asintió, sintiendo que había captado su interés. —Eso sería maravilloso, señor Meléndez. Creo que juntos podríamos lograr grandes cosas. Mientras tanto, Gabriel y Lilith estaban en su oficina, planificando los próximos pasos para su empresa. De repente, Lilith recibió una llamada de Lorena. —Lilith, necesito hablar contigo. Hay rumores de que Annabella está tratando de seducir a Roberto Meléndez. Al parecer, la familia González está intentando usarlo para socavar tu empresa. Lilith frunció el ceño, sorprendida y preocupada. —Gracias por informarme, Lorena. Tomaré medidas al respecto. Después de colgar, Lilith se giró hacia Gabriel, contándole lo que Lorena le había dicho. —No entiendo por qué el señor García sigue protegiéndome —dijo Lilith, claramente desconcertada—. ¿Qué interés tiene en mí? Gabriel guardó silencio, evitando revelar más de lo necesario. Aunque deseaba compartir la verdad con Lilith, sabía que no era el momento adecuado. Se limitó a ofrecerle una sonrisa tranquilizadora antes de cambiar de tema y continuar con sus planes para la nueva empresa. Días después, Gabriel decidió visitar el Grupo García como Luis García para revisar la documentación importante de la empresa. Vestido con su habitual traje impecable y acompañado por Martin, se aseguró de no levantar sospechas sobre su verdadera identidad. Mientras revisaba los documentos en su oficina, escuchó un rumor que le hizo fruncir el ceño. Lilith había decidido visitar a Lorena ese mismo día. Mientras caminaba por los pasillos del edificio, escuchó a algunos empleados murmurar que el señor García estaba presente en la empresa. Su curiosidad se despertó de inmediato, y decidió que tenía que verlo. —Tengo que ver al señor García —insistió Lilith en la recepción, con determinación en su voz—. Es muy importante. La recepcionista, visiblemente nerviosa, le pidió que esperara un momento mientras intentaba comunicarse con el señor García. La noticia de la presencia de Lilith llegó rápidamente a Gabriel, quien sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de la complicación que se avecinaba. Pensando rápidamente, Gabriel supo que debía evitar a Lilith a toda costa para mantener su secreto. La única salida viable que se le ocurrió fue usar los balcones para pasar a la sala de conferencias. Con una rapidez sorprendente, se dirigió hacia la ventana de su oficina, asegurándose de que nadie lo viera. Lilith, sin embargo, no estaba dispuesta a esperar. —Es una urgencia. Por favor, dígale al señor García que necesito hablar con él ahora mismo —dijo, tratando de sonar lo más convincente posible. Gabriel se deslizó por el balcón, utilizando su agilidad y entrenamiento para moverse sin ser visto. Se dirigió con cuidado hacia la sala de conferencias, esperando que su escape no fuera notado. Mientras tanto, Lilith seguía insistiendo en la recepción, cada vez más impaciente. Justo cuando Gabriel llegó a la sala de conferencias, escuchó la puerta abrirse detrás de él. Se escondió rápidamente detrás de una cortina, rezando para que su disfraz no fuera descubierto. Desde su escondite, pudo ver a Lilith entrar en la sala, seguida por Lorena, quien había sido informada de su presencia. —Lilith, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Lorena, visiblemente sorprendida. —Escuché que el señor García estaba aquí y necesito hablar con él —respondió Lilith, sin ocultar su frustración—. Es algo urgente sobre la nueva empresa. Lorena suspiró, comprendiendo la urgencia de Lilith pero sin poder ayudarla directamente. —El señor García está muy ocupado en este momento. Pero prometo que le haré llegar tu mensaje. Lilith asintió, aunque no pudo ocultar su decepción. —Gracias, Lorena. Solo necesito que él sepa lo que está pasando. Lorena la acompañó de regreso a la recepción, mientras Gabriel aprovechaba la oportunidad para escabullirse de la sala de conferencias y regresar a su oficina por otro camino. Una vez allí, se permitió un suspiro de alivio antes de volver a concentrarse en su trabajo. Al día siguiente, Gabriel se reunió con Martin en un café cercano. —Tenemos que tener más cuidado —le dijo Gabriel—. Lilith está cada vez más cerca de descubrir la verdad. —Lo sé —respondió Martin—. Pero por ahora, estamos a salvo. Debemos seguir adelante con nuestros planes y asegurarnos de que la empresa de Lilith tenga todo el apoyo necesario.
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