Gabriel, conocido como Luis Carlos García en su familia, recibió una llamada urgente mientras revisaba unos documentos en su oficina. Martin, su asistente, le informó que debía viajar inmediatamente a Greentown debido a una emergencia familiar. Sin tiempo que perder, Gabriel arregló sus asuntos rápidamente y se dirigió al aeropuerto, con Martin acompañándolo.
En el camino, Gabriel no podía evitar sentir una creciente ansiedad. No sabía qué tipo de emergencia había surgido, pero temía lo peor. Martin, percibiendo la tensión de Gabriel, decidió contarle lo sucedido.
—Señor García, su abuelo falleció hace dos días. La familia ha convocado una asamblea de emergencia para decidir quién será su sucesor —dijo Martin, con tono solemne.
Gabriel sintió como si el aire se le escapara de los pulmones. No había tenido la oportunidad de despedirse de su abuelo, un hombre que había sido una figura central en su vida. Los recuerdos de su infancia y juventud se arremolinaban en su mente mientras procesaba la noticia.
—¿Por qué no me informaron antes? —preguntó Gabriel, tratando de mantener la compostura.
—La familia decidió esperar hasta que la situación estuviera más clara. Querían asegurar su presencia en la asamblea antes de dar la noticia públicamente —explicó Martin.
Gabriel asintió, tratando de enfocarse en el presente. Sabía que la asamblea sería un momento crucial para la familia García y para él mismo. Mientras el avión despegaba, se preparó mentalmente para lo que estaba por venir.
Al llegar a Greentown, fueron recibidos por varios miembros de la familia. La mansión de los García estaba llena de rostros conocidos, todos con una mezcla de tristeza y expectación. Gabriel apenas tuvo tiempo para asentir en señal de respeto antes de ser llevado a la sala de reuniones.
La asamblea comenzó de inmediato. La familia estaba sentada alrededor de una larga mesa, con un asiento vacío al final, reservado para Gabriel. Cuando él tomó su lugar, todos los ojos se volvieron hacia él.
—Luis Carlos —dijo su tío Javier, uno de los hombres más influyentes de la familia—. Estamos aquí para discutir el futuro de nuestra familia y de nuestro imperio. Con la muerte de tu abuelo, necesitamos nombrar un nuevo líder. Tú has sido uno de los principales candidatos, pero queremos escuchar tu visión antes de tomar una decisión.
Gabriel se levantó, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que no podía permitirse mostrar debilidad.
—Mi visión para nuestra familia y nuestro negocio es una de crecimiento y consolidación. Creo en la importancia de la innovación y en expandir nuestras fronteras. Pero también creo en la integridad y en mantener los valores que nos han llevado hasta aquí —comenzó Gabriel, mirando a cada m*****o de su familia a los ojos.
—He aprendido mucho de cada uno de ustedes y de nuestras experiencias colectivas. Si se me da la oportunidad de liderar, prometo hacerlo con el mismo espíritu de trabajo duro y dedicación que mi abuelo nos enseñó —concluyó, recibiendo asentimientos de aprobación alrededor de la mesa.
La reunión continuó con varias intervenciones de otros miembros de la familia, cada uno aportando sus ideas y preocupaciones. Después de horas de debate, la familia decidió tomar un receso antes de votar.
Gabriel salió al jardín, buscando un momento de tranquilidad. Martin se le unió poco después, con una expresión preocupada.
—Señor García, quería informarle que mientras estamos aquí, las cosas se están complicando más en la empresa de Lilith. Parece que Juana no se detendrá ante nada para destruirnos.
Gabriel asintió, consciente de que las amenazas venían de todos los frentes.
—Martin, necesito que te encargues de todo mientras estoy aquí. Asegúrate de que Lilith esté a salvo y que la empresa siga funcionando. Haremos frente a Juana juntos, pero primero debo asegurar nuestra posición en la familia —dijo Gabriel, con determinación en su voz.
Martin asintió, dispuesto a cumplir con sus instrucciones.
La noche cayó sobre Greentown y la familia García volvió a reunirse. Después de una larga deliberación, se tomó una decisión unánime. Gabriel, ahora oficialmente Luis Carlos García, fue nombrado el nuevo líder de la familia García.
Con el peso de su nueva responsabilidad, Gabriel sabía que el camino adelante sería difícil. Pero también sabía que con Lilith a su lado y el apoyo de Martin, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
En la mansión de los García en Greentown, la atmósfera estaba cargada de expectativas y nerviosismo tras la elección de Luis Carlos como nuevo líder de la familia. Mientras los miembros de la familia se dispersaban tras la asamblea, Luis Carlos se quedó en el salón principal, contemplando las implicaciones de su nueva posición.
De repente, la puerta del salón se abrió y su madre, Isabel García, entró con una joven a su lado. Isabel, una mujer de porte elegante y una mirada penetrante, llevaba consigo una expresión de preocupación mezclada con determinación.
—Luis Carlos, hay alguien que necesitas ver —dijo Isabel, señalando a la joven que estaba junto a ella.
La joven, de nombre Valeria Márquez, era una belleza clásica, con largos cabellos castaños y ojos verdes que irradiaban inteligencia y calidez. Vestía un elegante vestido de color azul marino, y su presencia exudaba una mezcla de gracia y confianza.
Luis Carlos sintió un nudo en el estómago al ver a Valeria. Había olvidado completamente el compromiso que había acordado meses atrás, antes de conocer a Lilith y casarse con ella en secreto. Este compromiso matrimonial había sido arreglado por ambas familias para fortalecer sus lazos y consolidar su poder en el mundo empresarial.
—Valeria, es un placer verte —dijo Luis Carlos, forzando una sonrisa mientras se acercaba para saludarla.
Valeria sonrió con amabilidad, sin sospechar nada de los tumultuosos pensamientos que cruzaban la mente de Luis Carlos.
—Luis Carlos, he venido para cumplir con nuestro compromiso. Nuestras familias han estado esperando este momento durante mucho tiempo —dijo Valeria con una voz suave y melodiosa.
Isabel, observando a su hijo, añadió con una mirada de advertencia:
—Luis Carlos, sabes lo importante que es este matrimonio para nuestras familias. No podemos darnos el lujo de cancelar el compromiso. Las consecuencias serían devastadoras para nuestra posición y nuestro poder.
Luis Carlos asintió, consciente de la gravedad de la situación. No podía revelarle a su madre y a Valeria que ya estaba casado con Lilith, pero también sabía que cancelar el compromiso significaría un desastre para la familia García.
—Madre, Valeria, necesito tiempo para pensar en todo esto. Han pasado muchas cosas en los últimos días y necesito ordenar mis pensamientos —dijo Luis Carlos, tratando de ganar tiempo.
Valeria, percibiendo la tensión en la voz de Luis Carlos, asintió comprensivamente.
—Lo entiendo, Luis Carlos. Tomémonos el tiempo que necesitemos para asegurarnos de que todo esté bien —dijo Valeria con una sonrisa, tratando de aliviar la presión que sentía en el ambiente.
Isabel, sin embargo, no estaba dispuesta a esperar demasiado.
—Luis Carlos, recuerda que el tiempo no está de nuestro lado. Debes tomar una decisión pronto. La familia Márquez también está esperando y necesitamos demostrar nuestra seriedad en este compromiso —dijo Isabel con firmeza.
Luis Carlos asintió, sabiendo que debía encontrar una solución rápidamente. Mientras su madre y Valeria se retiraban para permitirle reflexionar, él se quedó solo en el salón, abrumado por la complejidad de la situación.
Sabía que no podía cancelar el compromiso sin causar un gran conflicto, pero también sabía que no podía traicionar a Lilith, la mujer que amaba y con quien ya estaba casado. La presión de ambas familias y el peso de su nueva posición como líder de los García lo obligaban a buscar una salida ingeniosa y diplomática.
En ese momento, Martin entró al salón, con una expresión preocupada.
—Luis Carlos, ¿qué vamos a hacer? No podemos permitir que este compromiso destruya todo lo que has construido con Lilith. Debemos encontrar una solución —dijo Martin, consciente de la gravedad del dilema.
Luis Carlos asintió, decidido a encontrar una forma de proteger tanto a Lilith como a la familia García.
—Martin, necesitamos tiempo y debemos manejar esto con extrema delicadeza. Haz los arreglos necesarios para mantener a Valeria ocupada y feliz mientras encuentro una forma de resolver esto —dijo Luis Carlos, con determinación en su voz.
Martin asintió y se dispuso a cumplir las instrucciones de Luis Carlos, sabiendo que el futuro de ambos dependía de encontrar una solución rápida y efectiva.