La muerte de Roberto

1038 Words
Lorena lo miró con sorpresa y preocupación. —Roberto, estás jugando con fuego. ¿A quién te refieres? ¿Quiénes son esas personas cercanas a Luis Carlos? —preguntó Lorena, temiendo lo peor. Roberto la miró fijamente a los ojos. —Lo descubrirán pronto si no se reúnen conmigo. Este es mi ultimátum. No estoy jugando, Lorena. Esto es muy serio —dijo Roberto, su tono inflexible. Lorena asintió, entendiendo la gravedad de la situación. —Haré lo posible para que Luis Carlos se reúna contigo. Pero debes saber que esto tiene que manejarse con extremo cuidado. No podemos permitir que esto se salga de control —dijo Lorena, su mente ya trabajando en un plan. Roberto asintió, satisfecho con la respuesta. —Espero tu llamada, Lorena. El tiempo corre —dijo Roberto antes de levantarse y salir de la cafetería. En la oficina de Luis Carlos: Lorena regresó a la oficina de Luis Carlos, su mente llena de preocupación. Sabía que tenía que informarle de inmediato. —Luis, tenemos un problema. Roberto me ha dado un ultimátum. Si no te reúnes con él en las próximas 24 horas, va a liberar la información a la prensa y destruir a las personas más cercanas a ti. Y no se refiere a Valeria —dijo Lorena, con urgencia en su voz. Luis Carlos frunció el ceño, claramente irritado y preocupado. —¿Qué demonios cree Roberto que está haciendo? ¿Quiénes son esas personas cercanas a mí de las que está hablando? —preguntó Luis Carlos, su mente ya considerando las posibilidades. Lorena negó con la cabeza. —No lo sé, Luis, pero no podemos arriesgarnos. Necesitamos averiguar más y detenerlo antes de que haga algo irreparable. Debes reunirte con él —dijo Lorena, con seriedad. Luis Carlos asintió lentamente, sabiendo que no tenía otra opción. —Está bien, Lorena. Organiza la reunión. No puedo permitir que esto se salga de control —dijo Luis Carlos, su voz llena de determinación. Mientras tanto, en la oficina de Lilith: Lilith estaba trabajando cuando recibió una llamada de Lorena, quien le explicó brevemente la situación. Lilith sintió un nudo en el estómago, sabiendo que la situación se estaba complicando aún más. —Mantén la calma, Lorena. Sabes que estaré aquí para lo que necesiten. Pero por favor, ten cuidado —dijo Lilith, su voz llena de preocupación. Lorena asintió, agradecida por el apoyo de Lilith. —Lo haré, Lilith. Esto es solo el comienzo, pero encontraremos una manera de manejarlo —dijo Lorena antes de colgar. En la oficina de Luis Carlos: Luis Carlos estaba en su despacho, revisando algunos documentos cuando Lorena entró apresuradamente, su rostro pálido y lleno de preocupación. —Luis, tengo noticias urgentes. Roberto ha tenido un terrible accidente automovilístico. No sobrevivió —dijo Lorena, con voz temblorosa. Luis Carlos levantó la mirada, sorprendido y desconcertado. —¿Qué? ¿Cuándo sucedió esto? —preguntó, tratando de asimilar la noticia. —Hace unas horas. La policía está investigando, pero por ahora, parece que fue un accidente —respondió Lorena, aún en estado de shock. Luis Carlos se recostó en su silla, procesando la información. Aunque Roberto había sido una amenaza, no esperaba que algo así sucediera. —Esto complica las cosas. ¿Qué hacemos ahora? —preguntó, sabiendo que la situación podía volverse aún más peligrosa. En la mansión de los Márquez: Valeria recibió la noticia de la muerte de su hermano con una mezcla de dolor y sospecha. Sabía que Roberto tenía información crucial sobre Luis Carlos y el Grupo García. Su mente comenzó a formular teorías y sospechas. —Luis Carlos. Esto no puede ser una coincidencia —murmuró para sí misma, recordando las amenazas que Roberto había hecho. Decidida a descubrir la verdad, Valeria comenzó a investigar. No iba a dejar que la muerte de su hermano quedara sin respuestas. En la oficina de Lilith: Lilith estaba en una reunión con su equipo cuando Lorena entró, pálida y visiblemente afectada. —Lilith, necesitamos hablar. Es urgente —dijo Lorena, su voz llena de tensión. Lilith asintió y pidió a su equipo que se tomara un descanso antes de seguir a Lorena a una sala de reuniones privada. —¿Qué pasa, Lorena? —preguntó Lilith, preocupada por la expresión de su amiga. —Roberto ha tenido un accidente y falleció. La policía está investigando, pero Valeria sospecha que Luis Carlos está involucrado —dijo Lorena, con los ojos llenos de preocupación. Lilith sintió un nudo en el estómago. Sabía que esto complicaba aún más la situación. —¿Qué vamos a hacer? —preguntó Lilith, consciente de las posibles repercusiones. —Debemos mantener la calma y asegurarnos de que todas nuestras acciones sean transparentes. Necesitamos investigar por nuestra cuenta y averiguar qué estaba planeando Roberto antes de su muerte. No podemos permitir que Valeria tome acciones precipitadas basadas en sospechas sin fundamento —dijo Lorena, tratando de mantener la compostura. En la mansión de los González: Valeria, impulsada por su dolor y sospecha, comenzó a revisar los documentos y notas de Roberto. Sabía que su hermano tenía algo importante que revelar, y estaba decidida a descubrirlo. —No dejaré que esto quede sin resolver, Roberto. Descubriré la verdad, cueste lo que cueste —murmuró Valeria, con una determinación feroz. En la oficina de Luis Carlos: Mientras tanto, Luis Carlos y Lorena discutían la mejor manera de manejar la situación. Sabían que Valeria no se detendría hasta obtener respuestas, y cualquier error podría tener consecuencias desastrosas. —Debemos ser muy cuidadosos, Lorena. Si Valeria sospecha de nosotros, podríamos estar en grave peligro. Necesitamos limpiar cualquier rastro de información que Roberto pudiera haber dejado y asegurarnos de que nuestras acciones sean irreprochables —dijo Luis Carlos, su mente trabajando a toda velocidad. Lorena asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. —Lo haré, Luis. Pero también necesitamos estar preparados para cualquier movimiento de Valeria. Ella no va a detenerse hasta encontrar algo —dijo Lorena, con un tono serio. La tensión continuaba aumentando, y cada paso debía ser calculado cuidadosamente. Con la muerte de Roberto, el peligro se volvía aún más real, y las alianzas se ponían a prueba en un juego de poder y supervivencia.
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