Los encontre

1183 Words
Gabriel y Emilia finalmente llegaron a América, sintiendo una mezcla de alivio y miedo. Mientras desembarcaban en el puerto, Gabriel revisó su correo electrónico y encontró un mensaje anónimo que decía: “Alguien va tras de ustedes. Los están esperando en América. Deben regresar a su ciudad natal. Nadie esperará que estén tan cercanos.” Gabriel mostró el correo a Emilia, y ambos se miraron con preocupación. —¿Qué hacemos? —preguntó Emilia, su voz temblando ligeramente. —Regresaremos a nuestra ciudad natal —respondió Gabriel con determinación—. Es lo último que esperarán. Emilia asintió, confiando en el juicio de Gabriel. Compraron boletos de avión y se prepararon para el largo viaje de regreso. De vuelta en su ciudad natal, Gabriel y Emilia encontraron refugio en un pequeño apartamento en una zona discreta. Se movieron con cautela, asegurándose de no levantar sospechas. Sabían que la clave para sobrevivir era permanecer en las sombras. Mientras tanto, Luis Carlos y Martín continuaban su búsqueda de pruebas contra Laureano. Luis Carlos sospechaba cada vez más que Laureano había manipulado la situación para su beneficio. —Tenemos que encontrar a Gabriel y Emilia antes de que Laureano lo haga —dijo Luis Carlos con urgencia—. Necesitamos descubrir toda la verdad. Martín asintió, compartiendo la preocupación de su amigo. —Voy a intensificar la búsqueda. No descansaremos hasta encontrarlos. En la mansión de los González, Laureano estaba cada vez más frustrado por la falta de resultados. Sus espías no habían podido encontrar a Gabriel y Emilia en América, y cada día que pasaba aumentaba su furia. —¡Debemos encontrarlos! —gritó, golpeando la mesa con el puño—. No pueden haber desaparecido así sin más. Un espía entró rápidamente en la habitación, trayendo noticias urgentes. —Señor, parece que Gabriel y Emilia han regresado a su ciudad natal. Hemos recibido información confidencial de una fuente anónima. Laureano se levantó de un salto, con una mirada decidida. —Prepárate. Vamos a seguirles el rastro. No pueden escapar de mí. En su nuevo refugio, Gabriel y Emilia se adaptaban a su nueva vida. Gabriel había conseguido un trabajo modesto, y ambos se mantenían discretos, evitando llamar la atención. Sin embargo, no podían ignorar la constante sensación de peligro que los rodeaba. Una noche, mientras cenaban, Gabriel miró a Emilia con seriedad. —Debemos estar preparados para cualquier cosa —dijo—. Laureano no se detendrá hasta encontrarnos. Pero no vamos a rendirnos. Juntos, superaremos esto. Emilia asintió, apretando la mano de Gabriel con fuerza. —Confío en ti, Gabriel. Lo lograremos. Luis Carlos, por su parte, seguía investigando a Laureano. Finalmente, logró obtener pruebas contundentes de que Laureano había manipulado la situación para culpar a Gabriel y destruir a la familia García. —Tenemos lo que necesitamos —dijo Luis Carlos, mostrando las pruebas a Martín—. Ahora podemos exponer a Laureano y limpiar el nombre de Gabriel. Martín asintió, sabiendo que la batalla aún no había terminado. —Debemos hacerlo con cautela. Laureano es peligroso y no dudará en tomar represalias. Luis Carlos asintió, preparado para enfrentar cualquier desafío. Mientras tanto, Laureano y sus hombres se acercaban cada vez más a Gabriel y Emilia. Sin embargo, la pareja estaba decidida a luchar por su libertad y su futuro juntos. Una noche, mientras Gabriel y Emilia se preparaban para dormir, Emilia miró a Gabriel con determinación. —No importa lo que pase, Gabriel. Juntos, lo superaremos. Gabriel sonrió, sintiendo una renovada esperanza. —Sí, Emilia. Juntos, lo lograremos. Con la amenaza de Laureano acechándolos, Gabriel y Emilia sabían que su lucha no había terminado. Pero estaban decididos a enfrentar cualquier obstáculo, sabiendo que su amor y su determinación los mantendrían unidos, pase lo que pase. Luis Carlos, incansable en su búsqueda de justicia y verdad, finalmente encontró una pista sólida sobre la nueva identidad de Gabriel y Emilia. No podía creer que habían estado tan cerca todo este tiempo. Sin perder un segundo, llamó a Martín a su despacho. —Martín, he encontrado algo —dijo Luis Carlos con un tono firme—. Gabriel y Emilia han cambiado sus identidades, pero ahora sabemos quiénes son. Necesito que los encuentres y los traigas aquí. Martín, siempre leal y eficaz, asintió y salió de inmediato para cumplir con la tarea. Sabía que no sería fácil, pero tenía la determinación y los recursos necesarios para localizar a la pareja. Gabriel y Emilia, aún viviendo con cautela en su ciudad natal, no sospechaban que su ubicación había sido descubierta. Gabriel estaba en el trabajo cuando Martín, acompañado por un pequeño equipo de seguridad, llegó al apartamento. Tuvieron cuidado de no levantar sospechas, esperando a que Gabriel regresara para evitar llamar la atención. Al caer la noche, Gabriel volvió a casa. Cuando abrió la puerta, se encontró cara a cara con Martín. —Gabriel —dijo Martín, manteniendo la calma—. Necesito que vengas conmigo. Gabriel, sorprendido pero no dispuesto a causar una escena, asintió. Emilia salió de la cocina, alarmada por la presencia de Martín y los hombres. —¿Qué está pasando? —preguntó Emilia, su voz temblando. —Emilia, vamos a resolver esto —dijo Gabriel, tratando de tranquilizarla—. Confía en mí. Martín los escoltó hasta un vehículo discreto, y en silencio, los llevaron al lugar donde Luis Carlos los esperaba. Luis Carlos estaba de pie junto a la ventana de su despacho cuando escuchó que llegaban. Se volvió para recibir a Gabriel y Emilia, con una mezcla de alivio y seriedad en su rostro. —Gabriel, Emilia —dijo Luis Carlos, acercándose a ellos—. Me alegra verlos a salvo. Pero necesitamos hablar. Gabriel, con una mirada de determinación, dio un paso adelante. —Luis Carlos, no hicimos nada malo —dijo—. Solo intentamos protegernos. Luis Carlos levantó una mano para calmarlo. —Lo sé, Gabriel. Pero hay cosas que debemos aclarar. Laureano ha estado usando esta situación para su beneficio, y necesitamos unirnos para enfrentarlo. Emilia, aún asustada pero decidida, miró a Luis Carlos a los ojos. —¿Qué quieres que hagamos? Luis Carlos respiró hondo, sintiendo el peso de la responsabilidad. —Primero, debemos limpiar tu nombre, Gabriel. Tengo pruebas que incriminan a Laureano. Pero necesito que confíen en mí y trabajen conmigo para exponerlo. Gabriel y Emilia se miraron, y luego asintieron. —Confiaremos en ti, Luis Carlos —dijo Gabriel—. Solo queremos vivir en paz. Luis Carlos asintió, sintiendo que finalmente estaban en el camino correcto. —Lo lograremos —dijo con determinación—. Juntos, derribaremos a Laureano y traeremos justicia. Mientras tanto, Laureano, confiado en que su plan estaba funcionando, continuaba maquinando sus próximos movimientos. No tenía idea de que Luis Carlos había descubierto la verdad y que Gabriel y Emilia estaban ahora bajo su protección. La batalla aún no había terminado, pero con la unión de Gabriel, Emilia, y Luis Carlos, había una nueva esperanza. Juntos, estaban decididos a enfrentar a Laureano y poner fin a su tiranía, sin importar los desafíos que se avecinaran.
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