Reunión de Emergencia

1089 Words
Lilith se quedó en silencio por un momento, procesando toda la información que Lorena le acababa de proporcionar. La idea de independizarse del Grupo González era abrumadora y desconcertante, pero al mismo tiempo, la posibilidad de tener una oportunidad nueva y prometedora la intrigaba. —Entiendo lo que me estás diciendo, Lorena. Es solo que... esta es una decisión muy importante y no sé si estoy lista para tomarla —respondió Lilith con sinceridad, buscando tiempo para reflexionar. Lorena asintió comprensivamente. —Lo entiendo, Lilith. Tomarse un tiempo para pensar es sabio. Pero debes tener en cuenta que esta podría ser una oportunidad única en la vida. El señor García no ofrece esto a cualquiera. Lilith asintió, agradecida por la comprensión de Lorena. —Lo sé, Lorena. Solo necesito un poco de tiempo para procesar todo esto. ¿Podría tener unos días para pensarlo? Lorena sonrió con amabilidad. —Por supuesto, Lilith. Tómate el tiempo que necesites. Pero recuerda, esta oportunidad puede no estar disponible por mucho tiempo. Te sugiero que hagas tu decisión lo antes posible. Lilith asintió, agradecida por el consejo de Lorena. Se despidió de ella y salió de la oficina, con la mente llena de pensamientos y emociones encontradas. La atmósfera en la sala se volvió tensa cuando Lilith se encontró frente a frente con su abuela, Juana, su padre y Laureano. Laureano la acusaba furiosamente de haberlo expulsado del edificio del Grupo Internacional García para que ella pudiera hablar con Lorena. —¡No tienes idea de lo que has hecho! —gritaba Laureano, con la ira palpable en su voz—. ¡Me humillaste frente a todos, Lilith! ¿Cómo pudiste ser tan egoísta? Lilith, manteniendo la calma, respondió con firmeza: —Laureano, te lo juro que no tuve nada que ver con eso. Solo fui a hablar con Lorena siguiendo los consejos de la abuela. Laureano no estaba dispuesto a escuchar excusas. —No me vengas con tus mentiras. Sabes perfectamente lo que estás haciendo. Juana, intervino con voz serena pero firme. —Basta, Laureano. Deja que Lilith explique lo que pasó. Lilith explicó lo que había aprendido de su conversación con Lorena: que el Grupo García no estaba interesado en seguir negociando con el Grupo González debido a la baja calidad de sus últimos contratos y los altos riesgos asociados. Juana se sintió consternada al darse cuenta de la gravedad de la situación. —¿Cómo pudimos permitir que esto sucediera? —se lamentó. Decidió que debían organizar una reunión con Lorena para que Laureano pudiera negociar directamente y ofrecer contratos de mayor calidad. Pero antes de que pudiera continuar, Lilith la interrumpió con una noticia impactante. —Abuela, no podemos hacer eso —dijo Lilith con seriedad—. El Grupo García ya no nos recibirá. Y peor aún, podríamos enfrentar consecuencias legales si alguien del Grupo González intenta acercarse. La noticia dejó a la familia González en un estado de shock. Se dieron cuenta de que habían perdido una oportunidad invaluable y que necesitaban replantear por completo su enfoque empresarial si querían tener alguna esperanza de recuperarse. Laureano, lleno de rabia y frustración, abandonó la habitación, sintiéndose derrotado. Juana miró a Lilith con una mezcla de decepción y desesperación. Sabía que debían encontrar una solución rápidamente si querían evitar el desastre completo. Lilith se sintió abrumada por la situación. Sabía que la decisión de independizarse del Grupo González había tomado un giro inesperado y que ahora debía enfrentar las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, también sabía que había hecho lo que creía que era lo mejor para ella y para su futuro. Mientras la familia González enfrentaba su crisis interna, Lilith se sentía cada vez más aislada y perdida. No sabía qué camino tomar a continuación, pero sabía que debía mantenerse firme en sus decisiones y enfrentar las consecuencias, sin importar lo difíciles que fueran. Juana, la matriarca implacable de los González, había convocado una reunión de emergencia en la majestuosa sala de conferencias de la mansión familiar. La noticia de esta reunión se extendió como un reguero de pólvora entre los miembros de la familia, generando un aura de misterio y anticipación. Cuando los invitados llegaron, encontraron a Juana sentada en su imponente silla, radiando autoridad y determinación. Los murmullos nerviosos llenaban la habitación, mientras todos se preguntaban qué asunto urgente había llevado a la matriarca a convocar a la familia de esta manera. Juana esperó a que todos se acomodaran antes de hablar, su mirada seria y penetrante recorriendo a cada m*****o presente. —He llamado a esta reunión porque la situación actual exige una acción decisiva. Hay un tema crucial que debemos abordar, y no podemos permitir más dilaciones —anunció Juana, su voz resonando con autoridad en la habitación. Los miembros de la familia intercambiaron miradas nerviosas, preguntándose qué podría ser tan urgente como para reunirlos de esta manera. Juana continuó, su tono serio y determinado llenando la habitación con una atmósfera tensa. —Como todos saben, la posición del Grupo González en el mundo empresarial está en juego. Hemos enfrentado obstáculos y desafíos, pero ninguno como el que se nos presenta ahora —declaró Juana, enfocando su mirada en cada uno de los presentes. Lilith, sentada entre sus padres, sintió un nudo en el estómago. Sabía que algo importante estaba por venir, pero aún no tenía claro cuál era la magnitud de la situación. —En vista de la gravedad de la situación, he tomado una decisión que afectará el destino de nuestra familia y el futuro del Grupo González —anunció Juana, su voz resonando con solemnidad. La tensión en la sala era palpable mientras todos aguardaban en silencio, anticipando las palabras de Juana. —Gabriel —llamó Juana, su mirada penetrante clavándose en él—. Tu presencia aquí es necesaria. Esta reunión requiere que estemos todos juntos para enfrentar lo que está por venir. Gabriel, aunque sorprendido por la invitación, mantuvo su compostura. Sabía que algo importante estaba ocurriendo, pero no podía imaginar la magnitud de lo que estaba por revelarse. —Estoy aquí, Juana. ¿En qué puedo ayudar? —respondió Gabriel, manteniendo su voz firme. Juana asintió, satisfecha con su respuesta, y prosiguió. —Es hora de tomar decisiones difíciles. Y la primera de ellas recae sobre Lilith —anunció Juana, dirigiendo su atención hacia su nieta. Lilith se sintió como si un peso invisible se hubiera posado sobre sus hombros. Las palabras de su abuela resonaban en su mente mientras esperaba escuchar cuál sería su destino.
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