El chofer

1355 Words
En la mansión de Valeria: Luis Carlos, consciente de que necesitaba un plan meticuloso para mantener su identidad secreta a salvo, buscó nuevamente a un doble para desempeñar el papel de Gabriel. Después de una cuidadosa selección, contrató a un hombre con una notable similitud física y le asignó el papel de chofer. El plan era presentar al doble como Gabriel en un encuentro con Valeria para despejar sus dudas. Esa tarde, Luis Carlos llegó a la casa de Valeria con su nuevo chofer. Valeria lo recibió en la entrada, con una mezcla de suspicacia y curiosidad. —Luis Carlos, gracias por venir —dijo Valeria, su tono cortés pero firme—. Tengo algunas dudas sobre tu supuesto chofer. Solo lo he visto con Martín y nunca con nadie más. Luis Carlos asintió, manteniendo la calma. —Entiendo tus preocupaciones, Valeria. De hecho, he traído a Gabriel conmigo para aclarar cualquier malentendido —dijo, señalando al chofer para que bajara del auto. El doble, vestido impecablemente, se acercó y se presentó. —Buenas tardes, soy Gabriel, el chofer del señor Luis Carlos —dijo, con una voz tranquila y segura. Valeria lo observó detenidamente, buscando cualquier señal de inconsistencia. Sin encontrar nada sospechoso, permitió que Luis Carlos entrara a la casa. —Puedes pasar, Luis Carlos. Gabriel puede esperar en el auto —dijo Valeria, dando un paso atrás para permitirle el paso. Luis Carlos le ordenó al chofer que se quedara en el auto y entró en la casa con Valeria. Mientras tanto, en el auto, el doble estaba sentado, observando su entorno con atención. Unos minutos después, Martín se acercó al auto y se inclinó hacia la ventana. —Así que tú eres Gabriel, ¿verdad? —preguntó Martín, con un tono amistoso pero inquisitivo. El doble asintió. —Sí, soy yo. ¿Puedo ayudarte en algo? —respondió, tratando de sonar natural. Martín sonrió y sacó un pequeño cuaderno de su bolsillo. —Solo quiero asegurarme de que sabemos con quién estamos tratando. Dime, Gabriel, ¿qué puedes contarme sobre tu vida? —preguntó, abriendo el cuaderno para tomar notas. El doble, preparado para este tipo de interrogatorio, comenzó a relatar la historia que Luis Carlos le había proporcionado. Habló de su vida humilde, su trabajo para la familia González, y cómo había llegado a ser el chofer de Luis Carlos. Martín lo escuchaba atentamente, haciendo preguntas ocasionales para corroborar la información. —Interesante, muy interesante —dijo Martín finalmente, cerrando el cuaderno—. Gracias por tu tiempo, Gabriel. Eso es todo lo que necesitaba saber. El doble asintió y se recostó en el asiento, aliviado de haber pasado la prueba. Dentro de la casa, Luis Carlos y Valeria estaban sentados en el salón, enfrascados en una conversación tensa. —Valeria, ¿qué es exactamente lo que quieres saber? —preguntó Luis Carlos, manteniendo un tono tranquilo. Valeria lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación. —Quiero saber la verdad sobre tu relación con Lilith y por qué estás tan interesado en protegerla. Hay demasiadas coincidencias y secretos que no puedo ignorar —dijo, su voz firme. Luis Carlos tomó un momento para considerar su respuesta. —Lilith es una aliada valiosa para el Grupo García. Su empresa tiene potencial, y hemos decidido apoyarla estratégicamente. No hay nada más detrás de nuestra relación —dijo, manteniendo su expresión neutral. Valeria no parecía del todo convencida, pero no tenía pruebas concretas para contradecirlo. Asintió lentamente, aceptando la respuesta por ahora. —Muy bien, Luis Carlos. Pero no creas que esto termina aquí. Seguiré investigando —dijo Valeria, levantándose. Luis Carlos también se levantó, sabiendo que debía mantenerse vigilante. —Lo entiendo, Valeria. Estoy dispuesto a cooperar en lo que necesites —dijo, antes de salir de la casa. De vuelta en el auto, Luis Carlos intercambió una mirada rápida con el doble de Gabriel antes de encender el motor y alejarse. Sabía que las cosas se estaban complicando, y debía estar más alerta que nunca para proteger sus secretos y mantener a salvo a Lilith. Luis Carlos regresó a la oficina después de su tensa reunión con Valeria. En cuanto llegó, Martín estaba esperándolo en su despacho. Luis Carlos cerró la puerta tras de sí y se sentó detrás de su escritorio, observando a Martín con una mirada inquisitiva. —¿Qué averiguaste? —preguntó Luis Carlos, sabiendo que Martín tendría un informe detallado. Martín asintió, sacando un cuaderno de notas. —El doble hizo un buen trabajo, pero hay margen de mejora. Aprendió bien sobre su doble identidad como Gabriel, pero necesita más preparación —dijo Martín, repasando sus notas. Luis Carlos frunció el ceño, claramente preocupado. —¿A qué te refieres exactamente? —preguntó. —Durante nuestra conversación, noté que algunos de sus gestos no eran habituales en Gabriel, o la ausencia de otros gestos. Gabriel, a pesar de ser 'pobre', siempre ha emanado una cierta autoridad y confianza, no miedo. El doble se veía un poco nervioso y sus movimientos eran más reservados —explicó Martín. Luis Carlos asintió, reconociendo la importancia de los detalles. —Entiendo. Necesitamos asegurarnos de que el doble pueda personificar a Gabriel perfectamente. ¿Qué sugieres para mejorar? —preguntó Luis Carlos. Martín reflexionó por un momento antes de responder. —Primero, necesitamos más tiempo de entrenamiento. El doble debe observar a Gabriel en situaciones cotidianas para captar sus gestos, su postura, su forma de hablar. Además, podría ser útil que el doble reciba entrenamiento en habilidades específicas que Gabriel posee, como conducir o cualquier otra actividad en la que Gabriel se destaque —dijo Martín. Luis Carlos asintió nuevamente. —De acuerdo. Organizaremos las sesiones de entrenamiento el doble pasara tiempo suficiente con Gabriel. No podemos permitirnos ningún error —dijo Luis Carlos, con un tono decidido. Martín anotó las instrucciones y se levantó para irse. —Lo haré de inmediato. ¿Algo más que necesites, Señor? —preguntó Martín. Luis Carlos lo pensó por un momento antes de responder. —Sí, mantén a Valeria bajo vigilancia discreta. No quiero que descubra nada que no deba —dijo, con un tono serio. Martín asintió y salió del despacho, listo para ejecutar el plan. Luis Carlos se quedó solo en su oficina, reflexionando sobre la situación. Sabía que las cosas se estaban volviendo cada vez más complicadas y que debía ser más cuidadoso que nunca. Mientras tanto, el entrenamiento del doble de Gabriel comenzaría de inmediato, con la esperanza de que la próxima vez que Valeria intentara investigar, no encontraría ninguna inconsistencia. Al día siguiente, Luis Carlos y Martín se reunieron nuevamente, esta vez con el doble, en una ubicación segura lejos de miradas indiscretas. —Necesitamos intensificar tu entrenamiento —comenzó Luis Carlos, mirando al doble con seriedad—. Gabriel, a pesar de sus humildes orígenes, siempre ha emanado una autoridad y confianza que debes capturar. El doble asintió, nervioso pero decidido. —Haré lo que sea necesario —respondió. Martín intervino, señalando una serie de ejercicios y actividades que había planeado. —Primero, pasarás tiempo con Gabriel en situaciones cotidianas. Necesitas observar y aprender sus gestos, su postura, su manera de hablar. Además, recibirás entrenamiento específico en habilidades que Gabriel posee, como conducir su coche de manera particular y algunas rutinas diarias. Durante las siguientes semanas, el doble se sumergió en su entrenamiento. Pasaba horas con Gabriel, observando cada movimiento, cada inflexión en su voz, cada pequeño gesto que lo hacía único. Al mismo tiempo, practicaba con Martín, recibiendo retroalimentación constante para perfeccionar su actuación. Mientras tanto, Luis Carlos, en su papel de Gabriel, continuaba protegiendo a Lilith y manteniendo su fachada impecable. Sabía que Valeria y la familia González eran amenazas constantes que no podían ser subestimadas. En un día particularmente tenso, Luis Carlos recibió una llamada urgente de su doble, quien había sido enviado a hacer una aparición en público como Gabriel. —Luis Carlos, algo no está bien. Valeria me sigue haciendo preguntas, está demasiado atenta a los detalles —dijo el doble, con la voz temblorosa. Luis Carlos sintió un nudo en el estómago.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD