Desconfianza

1188 Words
En la oficina de Luis Carlos: Luis Carlos estaba sentado en su oficina, repasando los últimos acontecimientos. Sabía que la reunión de Lilith con Roberto Melendez podía traer complicaciones, pero cualquier intervención directa podría exponer su verdadera identidad. Decidió mantenerse distanciado y observar cuidadosamente lo que Roberto pretendía. Llamó a Martín para darle instrucciones claras. —Martín, quiero que pongas un equipo de seguridad alrededor de Lilith. Ella no debe saberlo. Necesitamos asegurarnos de que esté protegida en todo momento —ordenó Luis Carlos, su tono firme y decidido. Martín asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. —Entendido, señor. Me encargaré de que todo esté listo de inmediato —respondió Martín antes de salir a organizar la seguridad. En la oficina de Lilith: Lilith seguía con sus actividades diarias, ajena a la protección adicional que Luis Carlos había dispuesto para ella. Apreciaba la oportunidad de colaborar con Roberto Melendez, pero mantenía su guardia alta, recordando las advertencias de Gabriel. En la residencia de los García: Valeria, por su parte, había llegado a la ciudad y estaba ocupada con sus propios planes. Decidida a mantener su compromiso con Luis Carlos, también buscaba maneras de entender mejor la relación entre él y Lilith. —Roberto, necesito que me mantengas informada sobre cada movimiento de Lilith. Quiero saber exactamente qué está haciendo y con quién está trabajando —dijo Valeria a su hermano durante una llamada telefónica. Roberto sonrió al otro lado de la línea. —No te preocupes, Valeria. Tengo todo bajo control. Lilith no será un problema para nosotros —respondió Roberto, con una confianza que ocultaba sus verdaderas intenciones. En la ciudad: Mientras tanto, Lilith recibió otra invitación de Roberto para reunirse, esta vez en un lugar más informal. Aceptó, decidida a mantener sus opciones abiertas y ver qué podía sacar de esta nueva alianza. En el restaurante: Lilith llegó al restaurante, donde Roberto ya la esperaba. La atmósfera era relajada, pero la tensión subyacente era palpable. —Lilith, me alegra que hayas podido venir. Creo que nuestra colaboración puede ser muy beneficiosa para ambos —dijo Roberto, con una sonrisa encantadora. Lilith le devolvió la sonrisa, aunque sus ojos mostraban una cautela que Roberto no pudo pasar por alto. —Estoy interesada en escuchar tus propuestas, Roberto. Pero quiero ser clara: cualquier colaboración debe ser transparente y mutuamente beneficiosa —respondió Lilith, firme. Roberto asintió, ocultando su frustración. Sabía que Lilith no era una presa fácil, pero estaba decidido a lograr sus objetivos. En la oficina de Luis Carlos: Luis Carlos revisaba los informes que le llegaban sobre los movimientos de Lilith y Roberto. Sabía que debía mantenerse a distancia, pero cada vez era más difícil no intervenir directamente. En el restaurante: La conversación entre Lilith y Roberto continuaba, con ambos intercambiando ideas y posibles proyectos. Sin embargo, Lilith notó que Roberto parecía más interesado en ella que en los negocios. —Roberto, aprecio tu interés, pero quiero centrarme en nuestras posibles colaboraciones. No estoy buscando nada personal en este momento —dijo Lilith, tratando de mantener la conversación profesional. Roberto sonrió, tratando de disimular su desilusión. —Por supuesto, Lilith. Entiendo perfectamente. Solo quiero asegurarme de que te sientas cómoda trabajando conmigo —respondió, aunque su tono dejaba entrever otros intereses. Mientras tanto, en la residencia de los García: Valeria continuaba sus planes, decidida a asegurarse de que su compromiso con Luis Carlos se mantuviera firme. La relación con su hermano Roberto se volvía cada vez más crucial en su estrategia. En la oficina de Luis Carlos: Luis Carlos seguía observando desde las sombras, decidido a proteger a Lilith sin revelar su verdadera identidad. Sabía que la situación se complicaría, pero estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para mantenerla a salvo. En el Grupo García: Lilith salió del ascensor, enfocada en sus pensamientos y en los proyectos que tenía entre manos. De repente, sintió una mano firme que la tomaba del brazo y la halaba hacia un rincón apartado. Al volverse, se encontró cara a cara con Valeria, cuya expresión estaba llena de determinación. —¿Qué está pasando aquí? —preguntó Lilith, intentando liberarse del agarre de Valeria. —¿Cuál es tu relación con Luis Carlos García? —preguntó Valeria, sus ojos llenos de sospecha y algo más, quizás celos. Lilith se quedó sorprendida por la pregunta y negó con la cabeza. —No tengo ninguna relación con Luis Carlos García. Solo trato con Lorena y Martín. Nunca he visto a Luis Carlos en persona —respondió Lilith, tratando de mantener la calma. Valeria la observó detenidamente, buscando cualquier señal de mentira. Sabía que Martín era el asistente personal de Luis Carlos y no se involucraría en negocios si no fuera una petición directa de su jefe. —¿De verdad esperas que crea eso? —dijo Valeria con desdén—. Sé que Martín no mueve un dedo sin la aprobación de Luis Carlos. ¿Qué es lo que estás ocultando? Lilith mantuvo su posición. —No estoy ocultando nada. Estoy aquí por negocios, nada más. No tengo ningún interés personal en Luis Carlos García, ni lo he conocido jamás —insistió Lilith. Valeria, frustrada, soltó a Lilith con brusquedad. —Más te vale que estés diciendo la verdad. No quiero problemas innecesarios —dijo Valeria antes de dar media vuelta y marcharse, dejando a Lilith con una sensación de inquietud. En la oficina de Luis Carlos: Mientras tanto, Luis Carlos estaba revisando documentos cuando recibió un mensaje de Martín sobre la llegada de Valeria. Sus ojos se oscurecieron al leer el informe sobre el encuentro con Lilith. —Esto se está complicando demasiado —murmuró Luis Carlos para sí mismo. En la residencia de los García: Valeria llegó a casa, todavía alterada por su encuentro con Lilith. Se encontró con Isabel, su suegra, en la sala de estar. —Isabel, creo que Lilith González está más involucrada con Luis Carlos de lo que pensamos —dijo Valeria, su voz llena de sospechas. Isabel la miró con interés. —¿Qué te hace pensar eso? —preguntó. Valeria le contó todo sobre su encuentro con Lilith y las respuestas evasivas que había recibido. —No confío en ella, Isabel. Creo que hay algo más que no estamos viendo —concluyó Valeria. Isabel asintió, considerando las palabras de su nuera. —Debemos mantener a Lilith bajo vigilancia. No podemos permitir que nada ni nadie ponga en riesgo nuestra posición —dijo Isabel, su tono firme y decidido. En la oficina de Lilith: Lilith, por su parte, se sentía cada vez más presionada. Sabía que su relación con el Grupo García era crucial para el éxito de su empresa, pero también se daba cuenta de que había fuerzas en juego que no comprendía completamente. En una reunión privada: Roberto se reunió con Valeria en su despacho. Ambos hermanos discutieron las implicaciones del encuentro de Valeria con Lilith. —¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Roberto. —Voy a mantener una vigilancia más cercana sobre Lilith. Necesito saber qué está tramando y cómo podemos neutralizar cualquier amenaza que represente —respondió Valeria, decidida.
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