De la Vega

1198 Words
Luis Carlos sabía que la desaparición de Lilith tenía que ver con Valeria, pero no tenía pruebas concretas para demostrarlo. Además, no podía mostrar abiertamente su preocupación por Lilith sin levantar sospechas sobre su doble vida como Gabriel. En medio de esta tormenta, Isabel, la madre de Luis Carlos, seguía presionándolo para que restaurara su compromiso con Valeria. Ella estaba convencida de que esta alianza fortalecería aún más a la familia García y aseguraría su posición en la sociedad. Una tarde, Isabel llamó a Luis Carlos a su despacho. Su tono era severo y su mirada, impaciente. —Luis Carlos, es hora de dejar de lado tus dudas. Necesitas comprometerte nuevamente con Valeria. La familia necesita esta unión —dijo Isabel, con una firmeza que no admitía discusión. Luis Carlos respiró hondo, sabiendo que la conversación sería difícil. Pero estaba decidido a no ceder. —Madre, no puedo comprometerme con alguien que no es fiel —respondió Luis Carlos, con voz serena pero firme. Isabel frunció el ceño, claramente molesta por la respuesta. —¿De qué estás hablando? Valeria es la prometida perfecta. Esta unión es crucial para nuestra familia. Luis Carlos sacó un sobre de su chaqueta y lo colocó sobre el escritorio de Isabel. —Mira estas fotos, madre. Valeria ha estado entrando a diferentes hoteles con otros hombres. No puedo casarme con alguien así, no importa cuán beneficioso sea para la familia. Isabel tomó el sobre con manos temblorosas y comenzó a revisar las fotos. Su expresión pasó de la sorpresa a la incredulidad y luego a la ira. —Esto no puede ser verdad... —murmuró, pero las evidencias eran innegables. Luis Carlos continuó, aprovechando el momento. —Madre, Valeria no es digna de confianza. Y, además, hay cosas que están pasando que son mucho más graves. No puedo unir mi vida a la de alguien así. Necesito enfocarme en resolver estos problemas antes de siquiera considerar un compromiso. Isabel, a pesar de su orgullo herido, asintió lentamente, comprendiendo la seriedad de la situación. —Muy bien, Luis Carlos. Confío en tu juicio. Pero asegúrate de manejar esto con discreción. La familia García no puede permitirse más escándalos. Luis Carlos salió del despacho de su madre con una mezcla de alivio y determinación. Sabía que la batalla aún no había terminado, pero había ganado una pequeña victoria. Ahora, debía encontrar la manera de descubrir la verdad sobre Lilith y exponer las maquinaciones de Valeria sin poner en peligro a nadie más. Valeria, por su parte, no sospechaba que su infidelidad había sido descubierta. Seguía adelante con su plan para deshacerse de Lilith, creyendo que estaba un paso por delante de Luis Carlos. Pero Luis Carlos no estaba dispuesto a dejar que Valeria ganara. Sabía que debía actuar con cautela, reunir pruebas y, sobre todo, proteger a Lilith y a su futuro hijo a toda costa. La guerra entre los García y los González estaba lejos de terminar, y Luis Carlos estaba listo para enfrentarse a lo que fuera necesario para salvar a los que amaba. Luis Carlos se encontraba en una encrucijada emocional y profesional. A pesar de haber aceptado la aparente muerte de Lilith, una pequeña chispa de esperanza seguía ardiendo en su corazón. La familia De la Vega había ascendido rápidamente en el mundo de los negocios, y su nueva posición social les permitió buscar alianzas estratégicas con las familias más poderosas de la región. Entre ellos, estaban los García. La matriarca de la familia De la Vega, Doña Helena, propuso una reunión para discutir una posible unión matrimonial entre las dos familias. Luis Carlos conocía a la hija de Doña Helena, Victoria De la Vega, desde su juventud. Habían compartido momentos de inocente amor, pero sus caminos se separaron cuando las diferencias de estatus social se interpusieron. Ahora, con la familia De la Vega en una posición de poder, la posibilidad de una unión matrimonial era real. La reunión se llevó a cabo en la mansión García. Isabel, consciente de las ventajas de una alianza con los De la Vega, organizó un almuerzo formal. Luis Carlos, aunque emocionado por la perspectiva de ver a Victoria nuevamente, se sentía atrapado en la incertidumbre de su situación actual. Al llegar los De la Vega, Luis Carlos no pudo evitar sentir una mezcla de nostalgia y aprehensión al ver a Victoria. Ella había crecido para convertirse en una mujer elegante y segura, con una sonrisa que aún recordaba de sus años de juventud. Durante el almuerzo, las conversaciones giraron en torno a negocios, pero también sobre la posibilidad de un compromiso. Isabel, siempre astuta, observó las interacciones entre Luis Carlos y Victoria, notando la chispa de algo más profundo. —Luis Carlos, ¿por qué no llevas a Victoria a dar un paseo por los jardines? —sugirió Isabel con una sonrisa—. Estoy segura de que tienen mucho de qué ponerse al día. Luis Carlos asintió, agradecido por la oportunidad de hablar con Victoria a solas. Mientras caminaban por los jardines bien cuidados, el aire estaba lleno de una mezcla de nerviosismo y anticipación. —Victoria, es un placer verte de nuevo después de tantos años —dijo Luis Carlos, intentando sonar relajado. —El placer es mío, Luis Carlos. Es sorprendente cómo el tiempo cambia las cosas, ¿verdad? —respondió Victoria, su mirada suave y sincera. Caminaban despacio, recordando viejos tiempos y hablando de cómo sus vidas habían cambiado. Sin embargo, Luis Carlos no podía evitar pensar en la complejidad de su situación actual: la desaparición de Lilith, las intrigas de Valeria, y ahora, esta nueva oportunidad con Victoria. —Victoria, debo ser honesto contigo —dijo Luis Carlos, deteniéndose y girándose hacia ella—. Mi vida ha sido bastante complicada últimamente. No quiero que esto te sorprenda más adelante. Victoria lo miró con una mezcla de comprensión y curiosidad. —Luis Carlos, entiendo que la vida puede ser complicada. No estoy aquí solo por una alianza de negocios. Quiero saber si aún queda algo de lo que compartimos en el pasado. Y estoy dispuesta a enfrentar cualquier desafío que venga con ello. Las palabras de Victoria resonaron profundamente en Luis Carlos. Aquí estaba una mujer que no solo entendía la complejidad de su mundo, sino que estaba dispuesta a enfrentarla a su lado. Después del paseo, regresaron al salón, donde las familias seguían discutiendo detalles. Luis Carlos sabía que debía tomar una decisión pronto. La posibilidad de un nuevo comienzo con Victoria era tentadora, pero no podía olvidar su responsabilidad hacia Lilith y el misterio que rodeaba su desaparición. Esa noche, Luis Carlos se retiró a su estudio, donde Martín lo esperaba. —Martín, necesito tu consejo —dijo Luis Carlos, dejando escapar un suspiro—. Victoria es alguien que significó mucho para mí, pero no puedo olvidar lo que está pasando con Lilith. Martín asintió, entendiendo la encrucijada en la que se encontraba su jefe. —Señor, tal vez esta sea una oportunidad para equilibrar ambas partes de su vida. Puede proteger a Lilith y al mismo tiempo considerar un futuro con Victoria. Pero debe ser claro y honesto. La verdad siempre encuentra su camino.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD