El padre de Samuel

1649 Words
El jefe civil había concluido con la ceremonia nupcial diciendo las tradicionales palabras: “Con el poder que me otorga la ley yo los declaro marido y mujer, puede besar a la novia”. En el fondo se escuchó el aplauso y la algarabía de todos los que se encontraban allí presentes, felicitándo a los nuevos esposos, mientras que lo que debió haber sido el día más feliz para Miranda, para ella fue una verdadera pesadilla el tener que ver a su hija el ser que más amaba en el mundo, casarse con el hombre del cual estaba profundamente enamorada y además esperando un hijo. Samuel miró a su alrededor y cruzó su mirada con la de Miranda, estaba realmente contrariado y muy confundido con todo lo que estaba pasando, además tenía la presión por parte de sus padres y de toda la gente que estaba esperando que besara a su ahora esposa, sin embargo, se sentía incómodo con la presencia de Miranda, nunca antes había besado a Katrina enfrente de ella y hacerlo en ese momento sabiendo por el dolor que ella estaba pasando, fue para él una verdadera prueba de fuego. Todo el mundo comenzó a gritar y con mucha algarabía decían al unísono: — ¡Que se besen! ¡Que se besen! ¡Qué se besen! Samuel con una sonrisa un tanto nerviosa se acercó lentamente a Katrina y le estampó un suave beso en sus labios, mientras que Miranda los observaba sin poder evitar que las lágrimas corrieran por su rostro. Luego de ese beso que forzosamente tuvo que presenciar y que además tenía que fingir que estaba feliz por los nuevos esposos, Katrina se acercó a ella emocionada mientras le decía: — ¿Mamá pero no me vas a felicitar? Soy la mujer más feliz del mundo, pero no llores por favor, no me vas a perder. Al contrario, ahora has ganado otro hijo mamá. Ven dame un abrazo. Miranda tuvo que forzar una sonrisa en medio de su dolor mientras abrazaba a su hija, no pudiendo evitar llorar desconsoladamente tratando de aparentar que sus lágrimas eran de felicidad. Luego Katrina tomó de la mano a Samuel y lo acercó hasta donde estaba su madre mientras le decía llena de gozo: — Cariño, ven para que le des un abrazo a tu suegra, mira que ahora somos familia formalmente. Samuel tragó grueso mientras miraba a Miranda muy nervioso ya que sabía lo que estaba sufriendo en ese momento. Ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos sin moverse, pero Katrina al ver que no hacían nada para acercarse enseguida insistió: — ¿ Pero no se van a dar un abrazo? Por favor ya dejen a un lado las diferencias, ahora somos una familia y sé que mi madre te va a adoptar como su hijo. ¿No es así mamá? Cada palabra de su hija era como una puñalada que iba directo al corazón, no dejaban de correr las lágrimas por su rostro mientras miraba a Samuel llena de dolor y de impotencia al ver que a partir de ahora las cosas habían cambiado considerablemente para ambos. Debían dejar en el pasado todos sus encuentros íntimos y sobre todo tenían que fingir por el bien de todos pero especialmente el de Katrina, que jamás había pasado nada entre ellos. Miranda con una voz bastante débil y quebrada dijo: — Sí, Claro que sí Katrina, Samuel es bienvenido a nuestra familia. Miranda se acercó a Samuel y lo abrazó con fuerza, mientras él correspondía a su abrazo. Ella no paraba de llorar, por su parte él se acercó aún más a ella y sin que Katrina se diera cuenta le susurró al oído: — Yo te voy a amar por siempre y jamás te voy a dejar. Miranda enseguida se apartó de él llena de nerviosismo ya que sabía que Samuel no podía controlar sus impulsos y no se daba cuenta muchas veces de que sus acciones podían traer consecuencias graves, como por ejemplo lo que había pasado horas antes de la boda cuando se atrevió aparecerse de forma inesperada en su habitación para seducirla y hacer que terminaran haciendo el amor nuevamente a pesar de que Miranda ya le había advertido que no iba a volver a estar con él nunca más. — Bueno creo que ha llegado la hora de irme. — ¿Cómo que te vas mamá? Pero si es el día de mi boda, es el día más importante de mi vida ¿Y tú piensas irte? No me puedes hacer esto mamá, por favor ¿Qué van a decir los padres de Samuel y todos los invitados? — Es que no me siento bien, tengo un poco de jaqueca y la verdad es que quisiera estar en casa para descansar. Ámbar, la madre de Samuel que se encontraba muy cerca de ellos, logró escuchar las palabras de Miranda y enseguida se acercó a ella asombrada diciéndole: — ¿Pero qué es lo que acabo de escuchar? Miranda no puedes irte de la boda de tu hija, apenas vamos a comenzar con la celebración. La verdad es que estoy sorprendida, este momento es algo único en la vida de nuestros hijos y debemos estar con ellos. ¿No te parece? — Lo siento Ámbar, no es mi intención aguarles la celebración, pero la verdad no me siento bien y quiero estar en casa para descansar un poco, he estado quebrantada de salud últimamente. — Pero si quieres descansar un poco, puedes hacerlo en la habitación de huéspedes, descansa una media hora y luego te reincorporas a la fiesta, pero me parece absurdo que te vayas y dejes a tu hija en el día más importante de su vida. Samuel aprovechando la ocasión para poder estar a solas con Miranda y así hablar con ella, enseguida le dijo: — Señora Miranda mi madre tiene razón, no sería bien visto que se marche de la boda de su hija, yo mismo la puedo acompañar a la habitación de huéspedes y estoy seguro que después que descanse un poco, se va a sentir mucho mejor. — Por favor mamá te lo pido no te vayas y hazle caso a Samuel, ve con él para que te lleve a la habitación y cuando te sientas mejor regresas a la fiesta. — Está bien voy a hacerles caso, la verdad es que necesito estar a solas un momento, todo esto ha sido demasiado rápido y todavía no termino de procesar que mi hija se haya casado tan pronto. Samuel enseguida la tomó del brazo y se fue con Miranda a la habitación de huéspedes, Sandra por su parte estaba observando todo lo que estaba pasando, puso una sonrisa con una expresión de ironía mientras pensaba: “Eres una zorra Miranda, no respetas ni siquiera la boda de tu hija, pero ya verás que muy pronto te voy a desenmascarar delante de todos, te juro que te voy a destruir”. (…) — Adelante, esta es la habitación de huéspedes, ¿De verdad te sientes mal amor? — Por favor Samuel suéltame y no me digas mi amor, ¿Acaso te has vuelto loco? Acabas de casarte con mi hija. ¿No te das cuenta de que ahora soy tu suegra? Además puede entrar alguien y vernos. ¿Acaso pretendes provocar un escándalo? — Es que no puedo evitar tocarte cuando estoy cerca de ti, hoy cuando te vi entrar al salón de fiestas me dejaste totalmente impactado con lo bella que estás. Miranda yo no puedo dejarte, no sabes cuánto te amo. Samuel no pudo aguantar las ganas de besar a Miranda y sin medir las consecuencias la tomó por la cintura y la besó. Miranda intentaba soltarse pero sin embargo el estar cerca de él la dominaba, era un deseo mucho más fuerte que ella, así que sin pensarlo también se dejó llevar y terminó correspondiendo a ese beso suave y húmedo que comenzaba a excitarla sin pudor. Samuel comenzó a acariciar su cuerpo mientras la pegaba contra el suyo, besándola con deseo y con ganas de despojarla del vestido y penetrarla allí mismo, estaba deseoso de sentir una vez más su cuerpo desnudo temblando de placer. La puerta había quedado entreabierta ya que Samuel ciego por el deseo que sentía por Miranda en ese momento, lo único que pensó fue en brincarle encima y comérsela a besos, pero nunca se imaginaron que en ese momento el padre de Samuel que estaba muy quebrantado de salud, había decidido subir a su habitación para tomar su medicina, cuando caminaba por el pasillo escuchó unos gemidos y al ver la puerta de huéspedes abierta se asomó y se llevó la gran impresión de su vida. No podía creer lo que estaba viendo, se agarró el pecho ya que comenzó a sentir un fuerte dolor y luego terminó de abrir la puerta para ver bien de cerca y así estar completamente seguro de que no se trataba de su imaginación. — ¿ Pero Qué significa esto? ¿Qué inmoralidad es esta? — ¡Papá¡ ¿Pero qué haces tú aquí? — El que preguntó primero fui yo, ¿Qué es lo que está pasando entre ustedes? Señora Miranda, usted no tiene vergüenza, ha faltado el respeto a nuestra casa y a su propia hija, es usted una desvergonzada. ¿O acaso no se ha dado cuenta de que Samuel puede ser su hijo? — Papá por favor, no es lo que tú estás pensando, déjame explicarte por favor pero no formes un escándalo de esto. Todo tiene una explicación. Miranda estaba impactada, sentía en ese momento que todo se había venido abajo, que ahora sí se iba a saber la verdad de su amorío con Samuel. No le salían las palabras, su expresión denotaba estar totalmente aterrada y avergonzada con el padre de Samuel. (…)
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