Las miradas

1389 Words
Katrina se había ido con el chofer acompañada de su padre y de la enfermera, mientras que Miranda decidió ir sola en su auto, estaba demasiado nerviosa y necesitaba poder estar a solas y así tratar de controlarse cuando llegara a casa de los padres de Samuel en donde se iba a celebrar la ceremonia civil. Iba conduciendo el auto y era inevitable el temblor de sus manos, las cosas se habían salido de control ya que no esperaba volver a tener la debilidad de caer de nuevo en los brazos de Samuel después de haberle dejado en claro que no quería continuar con esa relación. Pero lo que la tenía aún más preocupada era el hecho de que Sandra se había dado cuenta de la presencia de Samuel en su habitación, a pesar de haberle inventado lo del supuesto regalo sorpresa que él le tenía a su hija, no dejaba de perturbarle la forma como ella le había hablado, sentía que había algo en Sandra que no terminaba de gustarle y que aún no sabía qué era. (..) Katrina había entrado en la casa de Samuel recibida por todos los invitados con muchos aplausos, realmente el vestido de Ámbar le había quedado como anillo al dedo, se veía realmente radiante. Samuel al verla se quedó impregnado de lo hermosa que se veía en ese vestido, definitivamente no se podía negar que poseía una gran belleza la cual había heredado de su madre. Samuel se acercó mientras saludaba al padre de Katrina dándole una palmada por su hombro en vista de que él no podía mover aún sus manos, o al menos eso era lo que en ese momento hacía creer a todo el mundo ya que las terapias a las que se había sometido en secreto durante años, le habían ayudado en gran medida a movilizar muchas partes de su cuerpo, sin embargo, no le convenía por los momentos que Miranda se enterara de su recuperación, ya que estaba preparando muy bien su venganza en contra de ella. Carlos miraba a Samuel con muy buenos ojos, ya que en apariencia le parecía un buen partido para su única hija Katrina, se había dado cuenta de que provenía de una familia muy adinerada, cosa que lo tranquilizó en gran medida ya que se dio cuenta que al menos no se casaba con su hija por su dinero, porque solo le bastó ver la enorme y lujosa mansión para corroborar que era un joven que poseía una enorme fortuna. Pero no pasaba por su cabeza la absurda idea de que en realidad era el amante de su esposa. A pesar de que Samuel estaba muy pendiente de la llegada de Miranda, no podía evitar dejar de admirar lo hermosa que se encontraba su futura esposa, definitivamente Katrina estaba muy radiante y feliz por su boda, y toda esa emoción la tenía flor de piel, es por eso que además de su belleza física que era más que evidente, ese día especialmente se veía aún más bella. — Debo reconocer que te ves totalmente hermosa. — Gracias cariño, me arreglé pensando en ti, no sabes lo emocionada que estoy de que por fin hoy seré tu esposa legalmente. — ¿Y dónde está tu madre? ¿Porque no vino con ustedes? — Ella debe estar por llegar, sabes cómo es mi madre de complicada, la verdad es que no soporta la presencia de mi padre y cuando se enteró que yo lo había invitado a nuestra boda, se molestó y prefirió venir en su auto sola. Pero ya debe haber llegado porque venía justo detrás de nosotros. Y efectivamente Miranda no tardó en hacer su entrada al enorme salón de fiesta de la mansión, ante la mirada curiosa de los invitados, pero especialmente la de Samuel que no pudo evitar desnudarla con la mirada, a pesar de que tenía a su lado a Katrina. Él estaba totalmente embelesado, se veía realmente hermosa, no pudo disimular poner una expresión de asombro, se la estaba comiendo con la mirada sin ningún pudor. Katrina aún no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo entre ambos ya que estaba tan concentrada en su felicidad de casarse con el hombre del que estaba profundamente enamorada, que no tenía tiempo ni malicia para darse cuenta de lo que había entre ellos. Sin embargo, Sandra que ya sabía la verdad de lo que sucedía, los observaba a ambos llena de coraje y con unas ganas fervientes de desenmascarar a Miranda delante de todos, especialmente de Carlos. Por su parte Carlos no pudo evitar quedar totalmente impregnado con lo bella y elegante que se veía Miranda. Al ver a la que había sido su mujer y que ahora solo se había convertido en su peor verdugo, no pudo evitar sentir un dolor profundo en su pecho, estaba consciente que a pesar de todo lo que había sucedido entre ambos, todavía seguía enamorado de ella. A pesar de haberla maltratado durante todo el tiempo que estuvieron juntos y encima haber tenido a Sandra como su amante, en el fondo nunca se divorció de Miranda porque era la mujer que realmente amaba. Al verla entrar sin poder estar cerca de ella, no pudo evitar sentir nostalgia de aquella época en la que ambos iban de la mano a todos lados, se puso tan sentimental que hasta una lágrima corrió por su mejilla. Sandra observaba como Carlos la miraba y eso desataba aún más el odio y el rencor que sentía hacia Miranda. En el fondo pensó: “Carlos todavía sigue enamorado de Miranda, es que no puede disimularlo, se le nota tan solo en la mirada. Hasta en el fondo me alegro que esa arpía le esté siendo infiel con Samuel. No voy a permitir que Carlos se recupere para que regrese a los brazos de Miranda, antes prefiero matarlo con mis propias manos. Si no es para mí él con toda su fortuna, tampoco será para Miranda.” Samuel no pudo evitar caminar hacia donde estaba Miranda y saludarla mientras le daba un beso en la mejilla pero al mismo tiempo muy cerca de su boca. Inmediatamente la abrazó para sorpresa de ella mientras le decía susurrándole al oido: — Mi vida te ves hermosa. Miranda disimuladamente lo apartó de ella mientras le decía entre los dientes fingiendo una sonrisa: — ¿Cómo te atreves a acercarte a mí de esa forma? ¿No te das cuenta que detrás de ti está mi hija y su padre? Además tengo que decirte que Sandra la enfermera de mi marido, te vio salir de mi habitación. — ¿Cómo? ¿Es en serio o solo me lo dices para que no me acerque más a ti? — Te lo estoy diciendo en serio, sabes que no voy a jugar con eso. Debemos tener cuidado porque esa mujer no me gusta para nada y tuve que inventarle que habías ido a verme porque le tienes un obsequio a Katrina. — Entiendo, eso es muy preocupante…bueno pero lo del obsequio no es totalmente mentira, mis padres nos tienen un obsequio de bodas a ambos, con la diferencia de que yo aún no sé de qué se trata. En ese momento se acercó Ámbar la madre de Samuel, que al igual que Miranda se veía realmente hermosa. — Bienvenida Miranda, te ves realmente regia. Aunque desde la última vez que te vi te noto un poco más rellenita. Pero tranquila eso es solo cuestión de nuestra edad, ya después que uno pasa los cuarenta es muy difícil poder controlar nuestro peso. Pero solo son gajes del oficio jejeje Miranda intentaba respirar profundo, tratando de no contestarle de mala manera, sin embargo, de haber podido le hubiera dado una sola bofetada para que no dijera semejante comentario tan inapropiado. Y es que definitivamente la madre de Samuel lo que tenía de bella también lo tenía de imprudente. — A mí también me da gusto verte Ámbar. — Bueno pero pasa adelante. Y tú Samuel ve con tu futura esposa que dentro de unos minutos el jefe civil comenzará con la ceremonia. Ya habia llegado el momento de la boda, todos estaban en sus lugares, el jefe civil ya había dado comienzo a la ceremonia. — Nos hemos reunido hoy para celebrar la unión de….. (…)
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