La noche de bodas

1823 Words
Miranda al ver llorar a Ámbar desconsoladamente, sintió la necesidad de acercarse a ella; en el fondo sentía remordimientos por todo lo que estaba pasando, a pesar de que no se habían esclarecido aún cuales fueron las verdaderas causas que le habían provocado el infarto a Gustavo. — Lo siento mucho Ambar, la verdad es que ha sido muy doloroso que haya sucedido esto en un día tan importante. — Sí, siempre tuve miedo a que llegara este momento, porque sé que Gustavo está enfermo, pero tenía la esperanza de que pudiera durar mucho más tiempo. — Bueno… creo que es mejor que nos marchemos a casa, no podemos hacer nada por ahora. Katrina y Samuel enseguida se acercaron a donde estaban ambas — Madre creo que la señora Miranda tiene razón, es mejor que vayamos a casa a descansar y mañana regresemos a primera hora para saber si nos dejan ver a papá. — Pero es que yo no quiero moverme de aquí, no quiero dejar a tu padre solo y que de pronto despierte y no encuentre a nadie a su lado. — Madre por favor entiende que no te van a dejar pasar a verlo. Si él llega a despertar enseguida nos van a avisar. — ¡Pues no! No quiero irme de aquí, mejor ve con tu esposa a casa y mañana nos vemos de nuevo aquí. — Pero mamá… — ¡No insistas! Ya te dije que no pienso moverme de aquí, váyanse ustedes y cualquier cosa estaremos en contacto. En vista de la insistencia de Ámbar no les quedó otra alternativa que regresar a la mansión acompañados de Miranda que los llevó en su auto. Cuando llegaron a la mansión, Miranda esperó a que Katrina y Samuel se bajaran del auto para ella seguir su camino a casa. Ya había pasado un poco más de la medianoche y antes de que Samuel pudiera bajarse del vehículo le dijo a Miranda en presencia de Katrina: — ¿Señora Miranda por qué mejor no se queda a dormir aquí, ya es muy tarde y es muy peligroso que usted vaya conduciendo sola a esta hora de la noche. ¿No le parece? — La verdad es que yo no quiero molestar, ha sido un día muy duro para todos y quiero descansar en mi cama. Katrina no decía una sola palabra, ella estaba molesta con su madre por la bofetada que le había dado en la clínica en presencia de todos, además ya de por sí su boda había sido una verdadera catástrofe como para también tener que soportar la presencia de su madre en su primera noche de bodas. — ¿Katrina no te parece que tu madre debería quedarse a dormir esta noche en casa? — Por mí pueden hacer lo que quieran. De todas formas el mejor día de mi vida se ha convertido en una horrenda pesadilla, voy a quitarme este vestido y a darme una ducha, te espero en la habitación samuel, por favor no tardes. Katrina se bajó del auto molesta, sentía que todo lo que había soñado para ese día se había destruido por completo, mientras que Samuel aprovechando que se había quedado a solas con Miranda, continuó insistiendole: — Por favor Miranda te lo pido quédate a dormir acá, no quiero que te pase nada malo y más ahora que sé que estás esperando un hijo mío. — ¡Cállate Samuel! No vuelvas a repetir eso nunca más, ya te dije que no pienso tener a este hijo, esto sería demasiado aberrante. — Esa no es una decisión que puedes tomar tú sola, y te advierto que si te atreves a hacerlo voy a gritar a los cuatro vientos que hemos sido amantes y no me va a importar que se entere el mundo entero si es preciso. — No me puedes obligar se trata de mi cuerpo y yo hago con él lo que quiera. — Te equivocas, tú eres mía, me perteneces y no voy a permitir que destruyas el fruto de nuestro amor. Por favor quédate es muy peligroso que te vayas a esta hora, te prometo que no va a pasar nada entre nosotros. — ¿Y para qué quieres que me quede? ¿Para que escuche cómo le haces el amor por primera vez a mi hija? No quiero saber nada más de ti Samuel. Samuel en vista de la negativa por parte de Miranda, con mucha rapidez le quitó las llaves del vehículo y se bajó del auto mientras le decía: — Creo que sin las llaves no te puedes ir, así que me temo que no tienes otra alternativa que quedarte aquí, o a menos que quieras dormir en el auto. Miranda se bajó molesta y cerró la puerta del vehículo con todas sus fuerzas, siempre Samuel se salía con la suya, pero no tenía otra alternativa que quedarse esa noche a dormir allí. — Puedes dormir en el cuarto de huéspedes, te prometo que te daré las llaves del vehículo mañana muy temprano. — Deberías irte ya con tu esposa te debe estar esperando. — Sabes que daría cualquier cosa por pasar la noche contigo haciéndote el amor a cada momento. Se fue acercando lentamente a Miranda mientras muy sutilmente acariciaba su rostro bajando lentamente sus dedos por su cuello hasta tocar la punta de sus senos, pero Miranda enseguida lo detuvo apartando su mano y separándose de él mientras le decía molesta: — No te atrevas a seguir intentando seducirme porque no lo vas a lograr. Anda y hazle el amor a ella qué es lo que te corresponde. Pero lo cierto de todo esto es que a mí no vuelves a tocarme nunca más, que tengas buenas noches. Samuel se quedó de pie en medio de la sala viendo como Miranda se alejaba de él, se sentía impotente, porque no podia negar que Katrina le atraía como mujer, pero de quien estaba enamorado era de Miranda. Caminó al bar que estaba a un costado de la enorme sala, se sirvió varios tragos y los bebió uno tras otros sin hacer pausa. Quería tener un poder que le hicieran olvidar el amor que sentía por Miranda, pero aunque lo hiciera había una razón de peso que lo mantenía atado a ella y era el saber que le iba a dar un hijo. Subió las escaleras y pasó por enfrente de la habitación de huéspedes donde estaba Miranda, estuvo a punto de tocar la puerta pero luego se detuvo, ya que Katrina lo esperaba en la habitación que estaba justo al lado. No quiso arriesgarse a que ella pudiera darse cuenta, además era su primera noche juntos y no podía dejarla sola. Miranda por su parte se encontraba despierta, sentía que era una verdadera tortura el saber que el hombre que tanto amaba estaba muy cerca de ella a punto de hacerle el amor a su hija. Tan solo los separaba una pared, todo aquello era un verdadero castigo. Por un momento sintió el deseo de impedir que Samuel estuviera con Katrina, quería gritarle a los cuatro vientos que estaba esperando un hijo de él; pero el miedo era tan fuerte como el amor que sentía por Samuel. A pesar de que la boda se había empañado por el infarto de Gustavo, Katrina no quiso desperdiciar lo que quedaba de la noche de bodas. Cuando Samuel abrió la puerta la encontró acostada sobre la cama con un hermoso camisón n***o transparente, ceñido a su hermosa figura, que sin duda alguna la hacía ver muy sensual. — Te estaba esperando cariño. — Katrina…te ves hermosa. — ¿En serio te gusta? Lo compré pensando en ti, pero especialmente quería usarlo esta noche. Ella se levantó de la cama y caminó hacia él, lo besó enla boca mientras se colgaba de su cuello, él no pudo evitar corresponderle, ella se veía hermosa, el olor de su piel, su dulzura y al mismo tiempo lo sensual que se veía, hicieron que Samuel se dejara llevar por el deseo. Mientras ella lo besaba comenzó a desabotonar su camisa, estaba deseosa de estar con él, lo acariciaba por su pecho mientras él la apretaba contra su cuerpo. Le abrió la cremayera del pantalon hasta sentir su m*****o erguido entre sus manos. Samuel no pudo aguantar por más tiempo y la acostó sobre la cama mientras la despojaba del camisón, comenzó a besarla por su cuello mientras bajaba lentamente a sus pechos, los cuales devoró con su boca haciendo que esta pegara un grito de dolor y placer al mismo tiempo. Ella le decía mientras respiraba agitada: — Sigue amor, sigue besándome, quiero que me recorras toda, quiero sentir tu boca bajar por mi vientre. Samuel continuaba mojando con su boca cada centímetro de su piel, hasta estacionarse debajo de su vientre, justo allí se quedó por un buen rato devorandola sin cesar ,hasta que sintió como acababa sin piedad en su boca, provocando sus gemidos que cada vez se escuchaban mucho más fuertes. Él se subío encima de ella, la agarró por sus caderas y le abrió sus piernas, estaba deseoso de refugiar su m*****o erguido dentro de ella. Comenzó a moverse con todas sus fuerzas mientras sentía como entraba poco a poco dentro de ella, pero de pronto Samuel cerró los ojos y en ese momento se imaginó a Miranda, era inevitable no pensar en ella cuando horas antes le había hecho el amor, ella se había convertido en una obsesión de la que no podía liberarse tan facilmente. Y en ese momento mientras penetraba a Katrina escuchando sus gemidos, logró llegar al clímax acabando dentro de ella con la imagen de Miranda en su mente. Para Katrina había sido la experiencia más excitante y maravillosa que nunca antes había tenido en su vida. Pero en cambio Samuel, aunque estaba en cuerpo presente con ella, en su mente y su corazón a quien realmente le había hecho el amor, era a Miranda. Miranda por su parte se encontraba en la habitacíon contigua despierta, tapando su boca con la almohada mientras gritaba desesperada llena de dolor e impotencia al haber escuchado a su hija gemir de placer con el hombre que ella amaba. Jamás imaginó que iba a sentir tanto dolor por un hombre, tenía los ojos hinchados de tanto llorar. “Esto tiene que ser un castigo el que haya tenido que escuchar como Samuel le hizo el amor a mi hija, ¡No puedo soportarlo! ¡Dios mio perdoname! Pero yo lo amo. Ayudame a no sentir este amor que es mucho más fuerte que yo y me está matando lentamente.” Aquella noche había sido una verdadera pesadilla para Miranda, no pudo pegar un ojo en toda la noche, las horas se le habían hecho eternas, hasta que ya cuando estaba amaneciendo el sueño la venció y se quedó dormida.” (…) Al día siguiente……
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