A cabo de unos minutos, Morse llevó el cuerpo de su esposa a la tierra fría que pisaba con su hijo, se preguntaba qué pasaba y por qué no llegaba el día, imaginó que era causa de una batalla por empezar y que por eso había muerto a la mujer que amaba, hacía tanto frío que abrazó a Bruno, le limpió sus lágrimas y le dijo que nunca estaría solo. Después de cavar un hoyo del tamaño de su mujer, la enterró, le arrojó flores blancas, colocó una pequeña cruz de madera y miró a los cielos culpando en gran parte a su Dios.
—¿Por qué? ¿A caso no te importa mi destino?
Bruno no paraba de llorar, sobre el lomo de tierra en la tumba, se revolcaba como los cerdos de su padre antes de ser su bocado, gritaba el nombre de su madre, preguntaba qué había hecho ella para morir, nada era acertado a sus pensamientos, la realidad es que Fátima había apagado su alma.
—Vamos, hijo, algo está por suceder, debemos ocultarnos de la ardiente oscuridad
Cuando tomó a su hijo aunque no quería ir con él, Morse observó que las nubes del cielo hacían grandes remolinos, el viento se llevaba consigo a lo más alto, pequeños objetos metálicas que provocaron las tormentas y relámpagos que caían sobre la superficie, asustando a los pies descalzos.
Zaya estaba más enfurecida que nunca, por sus brazos se veían sus venas inflamadas con ganas de lanzar bolas de fuego y quemar los redondos ojos del Rey Got, quien había salido de su castillo bajo la tierra, esperando el ataque de la mujer, quien decía lo mataría. Dos reyes estaban a punto de originar una guerra, de la cual uno juraba acabar con el otro, mientras que el primero desataba su furia, el segundo solo la miraba, y con sus labios morados le sonreía.
—¿Qué esperas? Ataca
—Me quitaste lo que más amaba
—Ja, ja, ja, ja ¿Qué acaso lo que más amabas no era tu hija? ¿Cómo era su nombre? Ah, era…
—¡No te atrevas a mencionar su nombre!
—Está bien, pero yo no te he quitado nada, tú me quitaste a mí
—¿De qué hablas?
—Hace ocho años te llevaste lo que sería nuestra salvación, la salvación de este maldito bosque, de mi ejército, Tahara nos dio a su hijo como nuestro salvador
—No sé qué clase de trato hizo Tahara contigo y con tus siervos que ahora sin de mi propiedad
—Ella vino aquí, hace nueve años, estaba a punto de dar a luz, nos dijo que su esposo quería matar a su hijo cuando naciera, nos dio a su hijo para que nos devolviera la vida que teníamos y nos convirtiera en lo que éramos.
—¿Cómo creerte? ¿Cómo sé que lo que me dices es mentira?
—El Rey Ildico mató a la Reina Tahara
—¿Qué? No, no, imposible, no ¡Mentira! ¡No! ¡Eso es mentira! ¡Ildico no pudo haber asesinado a Tahara!
—Esto es la verdad, él la asesinó, la maltrató y la golpeó
—¿Y cómo sabes que fue él?
—Ella dijo que si moría, él mentiría que había sido una enfermedad, la verdad es que él la hechizó, la embrujó
Zaya recordó el día del entierro de su mejor amiga, ya empezaba a creer en las palabras del Rey Got, ya que Fhatercul si le había dicho que murió por una enfermedad, ahora sabía que era mentira y que él la había asesinado para quedarse con todo Kailto.
—Sí, es cierto —expresó sorprendida
—¿Y ahora qué harás? ¿Aún tienes en mente matarme?
—Siento mucho quitarle el bebé a Lamber, no sabía que lo que haría con ustedes
—Queremos destruir a Ildico, lanzamos plagas a su tierra, sus cultivos, para darle estrés
—¿Estrés?
—Sí, la Reina Tahara le lanzó un conjuro, el estrés es su debilidad, por eso enviamos la plaga de gusanos
—Ahora entiendo todo
—¿Y? ¿Seguirás oscureciendo los cielos? ¿Seguirás levantando el polvo del suelo? ¿Tú furia será la evidencia de mi muerte?
Zaya se quedó pensando, ya no estaba dispuesta a atacarlo, a pesar de que había acabado con la vida de dos seres que significan mucho para ella. Al igual que el Rey sapo, ya quería asesinar a Ildico, había abierto los ojos, ya sabía quien era en realidad y lo que hizo para tener y ser el Rey de todo Kailto.
—No, he decidido no matarte
—¿Entonces?
—Nos uniremos para acabar con Ildico
—¿Qué acaso no cuentas con los poderes para exterminarlo tú misma?
—¿Sabes quién es el Rey hechicero de magia negra?
—No, aún no ha nacido
—Es lo que tú crees
—No me digas que es Ildico Fhatercul
—Puede ser
—¡Ay, por favor, Zaya! Ese es solo un hechicero cualquiera
—No lo sé, el día que fui a ala tumba de Tahara, sentí su magia oscura, me dio escalofríos
—Para mí no lo es, pero si acepto unir fuerzas con usted
—Es un trato
Después de dar un apretón de mano y patas, la Reina Zaya voló hasta su Reino, dejó volver la luz del sol, el día volvió a ser día, cuando puso sus pies en su tierra, buscó a la pequeña Tarzay, al verla en el cuarto de sus padres la acarrazó fuertemente, le dijo que nunca estaría sola y que sus lágrimas serían de felicidad ahora en adelante y no de dolor y sufrimiento.
—¿Qué sucedió con el asesino de mis padres?
—Ya no está es este mundo
Pensó que era mejor guardar su aliado, y mentirle aunque le dolía en lo más profundo de su ser, al rato se dirigieron al cuarto donde estaban los cuerpos de Nanly y Tolér, lloraron sobre ellos y los enterraron en el bosque. Allí le dieron su último adiós, aunque Nanly murió siendo un ave, fue cuestión de un tiempo para que tomara su forma humana. Lamber al levantar no podía creer en todo lo que había sucedido, sus hermanos le contaron todo poco a poco, ya que no recordaba absolutamente nada, cuando Got en El cuerpo de Tolér, lo golpeó hasta dejarlo inmóvil.
Cuando todos regresaban con el rostro más triste que sus peores días, en especial Tarzay que siempre fue feliz, vieron que la gente del pueblo recibía unas personas que llegaban de visita, la Reina Zaya soltó la mano de Tarzay y le pidió que la esperara, mientras ella se dirigía limpiando sus lágrimas para ver quién era.
—Reina Zaya, un hombre y su hijo preguntan por usted —le dijo una mujer
—¿Qué? ¿Les dijo su nombre?
—No
Zaya caminó pidiendo permiso a su gente, sentía tanta intriga que comenzó a caminar más rápido, al ver que eran Morse y su hijo Bruno se puso feliz, aunque al verle sus rostros pensó que igual que ella, estaban pasando por un momento difícil.
—Morse, ¿Qué haces aquí? Es un milagro verte
—Hola Zaya, vengo de lejos para preguntarte algo
—Espera, ¿Vienes desde Fer solo para preguntarme algo?
—Sí, es muy importante
—¿Y quién es él?
—Él es Bruno, mi hijo
—¿Qué? Wow, no lo puedo creer, eres papá
—Sí, ¿Qué es lo que sucede aquí? Veo a todos muy triste
—Ayer murieron Nanly y su esposo
—¿Qué? —reaccionó sorprendido—, ¿Nanly está muerta?
—Sí, fue asesinada el día de ayer, pero… lo mismo me pregunto ¿Te veo muy triste a ti y a tu hijo. Hola, soy Zaya, una vieja amiga de tu padre —saludó
—No puedo creer lo que me dices, ayer también murió mi esposa. Disculpa, Bruno, ella es la Reina de todo este Reino, salúdala
Su hijo estaba tan dolido que no decía ni una sola palabra, solo miró a Zaya con sus ojos lagrimosos, ella podía ver el dolor reflejado en sus ventanas del alma, y para que no se sintiera solo pisando su tierra, llamó a Tarzay para que se conocieran y se volvieran amigos.
—¡Tarzay! ¡Ven aquí! —llamaba
Cuando la pequeña corrió hasta ella, tomó su mano y miró al niño que veía con su propio dolor reflejado en sus lágrimas que bajaban por sus mejillas.
—Tarzay, él es Morse, un viejo amigo de tu madre y mío
—¿Y por qué llora el niño?
—Porqué igual que tú perdió a su madre
—Siento mucho, sé el dolor que tienes y que sientes
—Igualmente —respondió él con la mirada hacía abajo
—Tarzay, ¿Por qué no llevas a Bruno a conocer el bosque? Ten cuidado de que no se asuste con Lamber y los demás
—Claro que sí, ven, vamos Bruno —le dijo estirando su mano
El pequeño miró a su padre y él movió su cabeza dándole el permiso, cuando Bruno le dio su mano a Tarzay, se fueron caminando hasta el bosque, mientras que Zaya y Morse se quedaron allí parados platicando sobre sus vidas y el por qué de la visita inesperada y sorpresiva.
—A pesar de que respeto tus creencias me da gusto que hayas dejado de ser monje y hecho una familia
—Sí, aunque creo que Dios me está castigando
—No, tu esposa murió y debe haber una explicación, sé que tu Dios está feliz de que hayas formado una familia, ¡Mírate! Tienes un hijo, la última vez que te Vi estabas calvo, ahora tienes mucho cabello
—Ja, ja, Ja, ja, ja
—Te saqué una sonrisa, je, je, je, je
—Igual has cambiado mucho, pero sigues igual de hermosa
Los dos se dieron un gran abrazo, pues llevaban ocho años sin verse, sin hablar y sin darse ese abrazo que nació de risas olvidando por un momento que el dolor por la muerte, de grandes parientes.
—Ven, entremos al castillo para que me platiques más sobre tu pregunta
Por otro lado, en Kailto, el Rey Ildico observaba lejos con sus ojos de águila, el camino que llevaba al Reino de Nafar, pensar por un momento en la oscuridad de la noche en el día, le dio la idea de ir a visitar a la Reina Zaya, pero no iría solo, su sonrisa maléfica daba a entender que llevaría consigo a Jack, para que conociera más allá de las cuatro paredes en las que vivía.
—¡Fátima! ¡Fátima! —gritaba
—¿Qué sucede su majestad?
—Dile a Jack que se aliste para salir
—¿Qué? ¿A dónde?
—No tengo porque darte explicaciones, ¡Anda! ¡Ve por él!
Fátima dejó de hacer lo que hacía en la cocina, caminó hasta el cuarto del pequeño Jack, mientras se preguntaba qué era lo que tenía pensado hacer Fhatercul.
—¡Miguel! ¡Miguel! ¡Despierta! —le decía
—Déjame dormir Fátima
—¡Despierta! Esto es importante
—¡Déjame en paz! Quiero seguir durmiendo
—Está bien, si no te importa saber que tu padre te llevará con él a salir no te levantes
—¿Qué? ¿Es enserio lo que me dices?
—Levántate y descúbrelo por ti mismo
Jack se levantó emocionado e intrigado, corrió hasta la habitación de su padre y le preguntó si eran ciertas las palabras que escuchó de los labios de Fátima, este lo miró y se le acercó lentamente, bajó su cabeza frente a la de él y le dijo que se bañara porque eran ciertas, que lo llevaría a conocer el bosque y más allá donde no podía imaginar. Cuando Jack corrió al baño, Fátima fue hasta Ildico para saber qué era lo que tramaba y a dónde pensaba llevar al pequeño Miguel.
—¿Qué es lo que planeas? ¿A dónde llevarás a Miguel?
—Su nombre es Jack y lo llevaré conmigo al bosque
—¿Qué harás, ah? ¿Qué es lo que vas a hacer?
—¿Acaso no me pediste que lo tratara con más cariño? Pues es lo que estoy haciendo, lo llevaré al bosque, siempre ha querido que lo lleve conmigo
—¿Y Jacob y Jacok? ¿Qué hay con ellos?
—¿Qué cosa? Solo llevaré a Jack
—Ten cuidado Ildico, no se puede enterar de lo que existe en esta tierra
—Muy pronto descubrirá que su madre era una bruja al igual que yo
—La Reina Tahara no era eso, además a diferencia de ti es que era magia blanca
—Sí, muy delicada la verdad, la magia negra siempre a pisoteado esa magia
—¿Qué acaso eso hacia tu padre?
—No, fíjate que no, él solo era un maldito ladrón, siempre quiso llevarme a ese camino, y pues ya ves, ahora soy el Rey de Kailto, tu dueño, tu me obedeces a mí y lo que ahora quiero, es que te largues de mi habitación y prepares el desayuno
—¿Y qué le pasó a tu padre?
—Lo maté hace muchos años
—¿Qué?
—Sal de mi habitación rápido, no soporto tu presencia
Fátima salió confusa al escuchar que él habia asesinado a su padre, aunque sí lo podía creer porque Ildico había asesinado a Montecristo, le parecía extraño como comose lo dijo y por qué había decidido llevar a Jack fuera de Kailto.
Con el pasar del tiempo, después de desayunar, Ildico y Jack marcharon del castillo, sus hermanos estaban tan enojados que no probaron bocado. Mientras paseaban por el bosque, montados en un bello caballo marrón, Ildico le enseñaba todo el cultivo del cual vivían, los árboles que les daban frutos y los pocos animales que adornaban sobre ellos, Jack estaba tan emocionado y feliz de ver todo lo que les pertenecía, le parecía extraño que después de varios años su padre ahora había decidido sacarlo del castillo para que conociera ael bosque.
—Papá
—Sí Jack, dime
—¿Por qué hemos salido ahora, si nunca quisiste traerme junto con mis hermanos
—Como ves te traje a ti solo
—Pero me gritaste que no me querías
—Olvida eso, te traje ¿O acaso no era eso lo que anhelaba?
—Sí, desde siempre, es hermoso
—Así es, hace ocho años había caído una gran plaga
—¿Plaga?
—Sí, unos horribles gusanos, pero gracias a las oraciones de un amigo mejoró y con tu presencia todo fue mucho mejor
—¿Mi presencia? Ahora ¿Hacía donde vamos?
—A Nafar
—¿Qué es eso?
—El Reino de la amiga de tu madre Tahara
—¿Quién es ella?
—Ya lo verás, ese lugar te encantará
De tanto correr y correr el caballo, por fin llegaron al Reino Nafar, Jack no podía creer de toda la belleza que veía, llevaba el resto de su vida hasta ahora encerrado en un castillo, sin conocer a nadie, ni siquiera a un animal.
—¿Por qué aquí hay gente y en nuestro Reino no, padre?
—Esto es un pueblo, en Kailto no hay porque tu madre así lo quiso
—Bienvenidos al Reino Nafar, ¿Buscan a alguien? —les dijo un habitante
Ildico bajó del caballo y después bajó a su hijo, se le acercó al hombre y le dijo que venia de visita y que era un antiguo habitante del pueblo.
—Busco a la Reina Zaya
—¿Es usted amiga de la Reina?
—Solo dígale que el Rey Ildico Fhatercul está aquí
—¿Rey? ¿Es usted un Rey?
—Sí, ¿Qué acaso lo duda? —le dijo enojado
—¿De qué Reino?
—Kailto, insecto
—Ah, el Reino de la Reina Tahara
—Difunta Reina Tahara*
—Sí, tristemente falleció
—Así es ¿Ahora qué? ¿Necesita más pruebas de que soy un Rey? ¿Mis poderes tal vez?
—¿Es usted mago?
—Un hechicero de magia negra
—¿Un hechicero? —reaccionó asustado
—Sí, un hechicero
—¿Y el niño es...?
—Mi hijo
—Espere un momento mientras la Reina termina de atender a su primera visita
—Sí, un hombre vino con un niño a verla, al parecer es conoce a Zaya
—¿Cómo se llama?
—No le puedo dar ese dato
—¡¿Qué cómo se llama?! —le gritó
—Morse —respondió miedoso
—¿Qué? ¿Morse? Morse, Morse, ja, ja, ja, ja, Morse está aquí
—¿Lo conoce usted?
—Sí, somos grandes amigos, deme permiso iré a averlos
—¿Quién es Morse, padre?
—Un viejo amigo de la familia, de hecho estaba perdidamente enamorado de tu madre, el muy inútil ha venido aquí, tal vez por limosnas, es lo único que recoje dese que se convirtió en monje y quedó solo
El hombre le dió permiso al Fhatercul, quien le pidió cuidara del caballo mientras estaba dentro con Zaya y Morse. El pequeño Jack se quedó afuera, ya que su padre se lo pidió, se sentía extraño y sentía pena cuando las personas lo miraban, era normal tanta atención, porque nunca lo habían visto allí, cuando vio al bosque y escuchó que risas de un niño y una niña salían de él, se dirigió para verlo y conocer quienes la pisaban.
Cuando llegó hasta el bosque, pensó que era un más hermoso que el de su padre y su Reino, este tenía árboles de todas formas y de diferentes frutos, los cuales todos eran dulces. Caminó lentamente observando cada uno de ellos, al ver a los niños de las risas que escuchó, se les acercó y se presentó, diciéndoles que este era el mejor bosque que había visto en toda su vida cuando salió del castillo.