Capítulo 20 Después del encuentro el gran descubrimiento

2417 Words
—¿Hola Morse, tiempo sin verte —dijo Ildico al entrar —¿Qué haces tú aquí? —le preguntó enojado al verlo —Creo que igual que tú he venido a ver a la Reina Zaya —Qué es lo que quieres Ildico? ¿A qué has venido? —Calma, sigan sentados, solo vine a saber sobre la oscuridad del día y de la noche —Justo de eso hablábamos Morse y yo, antes de que entraras —O sea que interrumpí —No, solo entraste donde a nadie te llamó, pero creo que es normal en ti, siempre haces eso ¿No? Es decir, robar, matar, arrebatar… —Cállate o este será el último día que verás a tus hijo —¡Basta Ildico! Tú aquí no vienes a amenazar a nadie, mucho menos en mi castillo —¿Cómo sabes que vine con mi hijo? —Es muy lindo y muy tierno, por supuesto —Si le llegas a tocar un pelo a mi hijo, juro que no… —No te preocupes, solo fue un abrazo Morse se levantó molesto y preocupado, corrió fuera del castillo y comenzó a gritar el nombre de su hijo por varias partes del pueblo. —¿Ildico? —No hice nada Zaya —Cuidado y cometes algo de lo que te puedes arrepentir, no aquí en mi pueblo, no quiero que se alarmen —¿Arrepentir? ¿Cómo te arrepentiste por la muerte de tu guardia y de su esposa? —Veo que las noticias vuelan —No olvides mis poderes —¿Y Bruno? ¿Enserio le diste ese “abrazo”? —Por favor, yo no toco porquerías, sabes muy bien que no me llevo con ese estúpido, aunque… —¿Aunque qué…? —Su Dios escuchó sus oraciones y mi Reino se salvó de esa maldita plaga —¿Las oraciones o Miguel? —Ya te dije que su nombre es Jack —Para mí es Miguel, así lo quiso… —…Tahara, ya lo sé, no tienes porque mencionarla siempre, ella está muerta —Sí lo está, pero ¿Sabes? Aún me dan vueltas en mi cabeza de que esa supuesta enfermedad nunca existió y realmente fue asesinada —¿Qué quieres decir? —Que alguien la mató —¿Supones que yo la maté? ¿Es eso? —No, tú no, si tú la amabas ¿O no es así? Solo digo que alguien que la odiaba, anhelaba tener algo que ella tenía y muy valioso, se ganó su confianza y la asesinó o embrujó —Sabes que sería incapaz de hacerlo, yo la amaba —¿Ya no la amas? —Está muerta —¿Y eso qué? Cuando se ama de verdad no importa la ausencia o la presencia de ese ser divino —Tú piensas así, yo no, mis ojos ven de otra forma, todo no somos iguales, Zaya, todos vemos las cosas de diferentes maneras. Ella está muerta, yo debo continuar mi vida ¿O acaso quieres que vaya a su tumba todos los días y me ponga a llorar por su ausencia? Muerta está y no hay nada que podamos hacer, ahora es parte de la muerte y parte de la tierra que pisamos —¿Y su alma? ¿Qué papel cumple su alma en tus palabras? Dime —No sé, no soy creyente a la religión Zaya, yo soy mi propio Dios, solo yo tengo el poder sobre todo —¿Sobre qué? Sobre Kailto sí, porque fuera de esas tierras eres un pobre infeliz y nada más —Que palabras tan sabias las tuyas —Pero no más que las tuyas, siempre son lo de siempre y hacen lo de siempre: arruinar —¡Uy! Perdón si ofendí —¿Ofensa? Salgamos más bien para decirle a Morse que les has mentido, no quiero morir con el ambiente muerto por la presencia de tu aliento Después de escuchar las palabras de Zaya, las cuales le dieron tanto enojo, se le borró su sonrisa y caminó detrás de ella, para buscar a Morse y decirle que sus palabras, eran solo bromas pesadas que lo caracterizaban como un payaso. —¡Morse! ¡¿Dónde estás?! ¡Morse! —gritaba Zaya Cuando lo vieron por aquél charco donde había caído Lamber varias veces, corrieron hacía él, le explicaron lo que realmente era verdad y volvieron a entrar al castillo para platicar sobre lo que había pasado en la noche y en el día disfrazado de noche. Morse no se sentía tan cómodo con la presencia del hombre que le había quitado el primer amor de su vida, aunque Ildico solo disimulaba estar bien sobre el mueble en que se encontraba sentado, en su mente y en su interior lo quería asesinar con su mirada, lo maldecía con sus palabras y solo deseaba estar a solas con él, para aprovecharse de que no contaba con ningún poder y asesinarlo como siempre lo ha querido, desde que supo que amaba a Tahara cuando era su recién esposa y haber descubierto que solo quería sus riquezas y fortunas. —Has cambiado mucho, Morse, mírate, ya eres padre, te creció el cabello y has dejado eso de ser monje —Sí, el tiempo hace reflexionar a las personas de gran bondad, lastima que el tiempo sea tan corto para las almas oscuras —Tienes razón, por eso el tiempo fue muy corto para mí amada Tahara, yo sí amé a esa mujer, siempre que pienso en ella recuerdo en el día que la conocí, que momentos Fhatercul quería provocar a Morse, tal vez esperaba de él una reacción que nunca le dio, ya todo era pasado y nada que tuviera que ver con Tahara, lastimaba a Morse, porque a pesar de todo la quiso, pero su amor, su verdadero amor siempre lo tuvo frente a sus ojos y nunca lo supo, después de descubrirlo le dio un hermoso hijo, y tristemente ella falleció. —Tahara no de alma oscura —Sino blanca —habló Zaya —Ildico, la esposa de Morse falleció el día de ayer, al igual que Nanly y su esposo Tolér, creo lo conoces, fue con nosotros el día del entierro de Tahara —¿Qué? —reaccionó sorprendido Ildico se preguntaba si era real lo que había escuchado, ya que él y solo él, controlaba la vida de Morse y su familia, la única forma en que alguien hubiese apagado su vela, era que hubiesen descubierto aquél cuarto secreto, pensó que tal vez fue Fátima, aunque lo dudaba muchas meses en su cabeza. —¿Te sucede algo? —le preguntó Zaya —No, no es nada, solo me parece difícil de creer, a Nanly la conozco desde siempre, no puedo creer que esté muerta, ¿Enserio se casó? —Oh, vaya, ¿Ahora tienes sentimientos y corazón? —Fíjate que sí, la muerte de tu esposa no me sorprende, no me importa, pero Nanly sí —Mas respeto, por favor, Ildico, y sí, Nanly tuvo hasta una hija con Tolér, justo ahora está en el bosque —Ah, súper, así de paso conoce a Jack —¿Jack? —¿Jack? —Sí, Jack, ¿De qué se sorprenden? —¿Por qué no mencionaste que lo habías traído? —No me preguntaron —¿Y en dónde está? ¿Por qué no entró contigo? —Creo que fue al bosque —¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo te ocurre dejarlo ir al bosque? —Pero, ¿Cuál es el problema? ¿Qué sucede Zaya? —Miguel creció sin saber nada —¿Nada? ¿A qué te refieres? —A lo que somos en realidad, lo que somos, no ha visto más allá de sus ojos lo que realmente somos, ¿Entiendes? —le dijo Fhatercul —No te pregunté a ti —Efectivamente es así como te lo dice Ildico —No puedo creer lo que me dices, ¿Cómo es posible que Miguel no sepa que su madre era una mujer con poderes y que este mundo no es normal? —Su nombre es Jack, Jack ¿Okey Morse? —Ahora no es momento para discutir por esa tontería Ildico. Me preocupa que Miguel se encuentre con las criaturas —¿Qué criaturas? —preguntó Morse —Las del bosque de los pantanos —¿Qué? —Ildico, te voy a pedir el favor, que no vuelvas a hablar por mí, yo tengo voz, dientes y lengua —Ookey, perdón —¿Cómo es que tiene viviendo a las criaturas del bosque de los pantanos en el bosque de Kailto, Zaya? —No son malos —Sé que no lo son, pero olvidas que son lo que son por lo que les pasó —No me hables de eso, por favor En el bosque se encontraban los tres unidos, luego de haberse presentado a través de sus nombres y mencionar el lugar de donde provenían, se encontraban bajo un árbol de manzanas, viendo el día y la luz del sol, mientras lo hacían platicaban sobre un poco de sus vidas y sus padres, lo que le causó dolor a Tarzay y a Bruno, aunque el pequeño Miguel  sabía que su madre había muerto al darlo a luz, no sentía ese dolor que veía en los ojos de sus nuevos amigos, ya que no le hablaban seguido de ella, solo que era Reina y que tenía pocos sentimientos, mentiras de su padre, el verdadero mentiroso de su vida. —¿Y qué le sucedió a tu madre? —preguntó Tarzay —Murió al yo nacer —Es decir, ¿Nunca la conociste? —Así es —Ahora que veo, ustedes dos se parecen mucho, solo los diferencia el color de piel —No digas tonterías Tarzay, y dime ¿Qué le sucedió a tu mamá y tu papá? —Bueno, mi madre murió siendo un ave —¿Un ave? No te entiendo, ¿A qué te refieres? —Un ave Jack, es decir, su mamá murió en su forma de paloma, ella tenía ese poder —¿Cómo sabes que mi mamá tenía esa peculiaridad? —Papá conocía a tu mamá, me habló de ella —Sigo sin entenderlos —¡Ay Dios! La mamá de Tarzay falleció convertida en ave, en una bella paloma blanca —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ¿Qué la mamá de Tarzay es un pájaro? —Una paloma, no es broma Jack, es enserio, esa era la peculiaridad de la madre de Tarzay —¡Uy sí, como no! Je, je, je, je Ninguno de los dos entendía la reacción de Jack, pensaban que solo quería bromear, no sabían que era un niño tan inocente, que ni siquiera sabía de la existencia de la magia, aunque se darían cuenta cuando vieran y escucharan sus gritos, que serían la causa de algo espantoso para sus ojos, que lo harían salir corriendo temblando del miedo. —¿Por qué no jugamos a algo mientras nuestros padres están hablando? —Recuerda que yo ya no tengo papás —No digas eso, la Reina Zaya te ama —le dijo Bruno —Sí, prometió cuidarme ahora en adelante, está bien, vamos, pero… ¿Qué jugaremos? —Mmm, ah, ¡Ya sé! Ustedes se esconden y yo los busco —les dijo Bruno Tarzay y Jack corrieron buscando un lugar en donde esconderse, ella se ocultó detrás de un arbusto zarzamoras, mientras las comía en silencio y él aún no encontraba en donde ocultarse, cuando escuchó que Bruno gritó que ya iba por ellos, se estresó y no sabía en donde ocultarse, tras ver una roca musculosa que tenía pelo y era de color verde y parecía tener pellejo se ocultó detrás de esta, aunque le pareció extraña no prestó atención y tapó su boca para hacer silencio y no ser descubierto por Bruno que ya había empezado a buscarlos. En ese instante, Lamber despertó, la parte que creyó Jack una roca, era en realidad una pata de Lamber, quien dormía tiernamente descansando su cerebro. —¡Los voy a encontrar! —gritaba Bruno mientras revisaba cada árbol y cada arbusto a su paso Al ver que de un arbusto caían sus frutos, se acercó lentamente sin hacer ruido, allí sorprendió a Tarzay comiendo de dicho fruto, que era tan dulce como su sonrisa. —¡Te encontré! —le gritó —¡Aaaah! —gritó ella—, ¿Cómo me has encontrado? —Por las moras que caían mientras arrancabas de ellas para comer, ja, ja, ja, ahora solo me falta Jack, ¿Dónde estará? —No sé, búscalo Tarzay continúo en el suelo comiendo del fruto que la empujó a hacer descubierta, mientras que Bruno aún continuaba buscando a Jack, aunque sería más fácil de lo que creía, pues sus gritos lo llevarían hasta su paradero y junto a él gustaría por el susto ante sus ojos. —¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Aaaah! ¡Papá! ¡Papá! ¡Ayúdame! —empezó a gritar Jack —¿Qué fue ese grito? —preguntó Tarzay asustada —No lo sé, pero parece que es Jack —¡Corre! ¡Vamos a ver! Lamber al despertar y ponerse de pie, hizo que el pequeño Jack cayera al suelo, al ver su gigante su sombra y su gran altura, abrió los ojos sorprendido y quedó mudo del miedo que sentía, no sabía que hacer, no tenía palabras para preguntarle quién era, pero al ver que se le acercó y le habló, que le causó más miedo, sacó fuerzas y comenzó a gritar. Cuando empezó a correr por un camino lejos, que lo llevaba más allá del pueblo de Nafar, corría sin fijarse en qué pisaba y qué caminos cubiertos de matorrales tomaba, cuando quitó una rama en su paso y esta devolvió al sitio de donde la había quitado, golpeó su rostro tirándolo a un pequeño hoyo, cayendo sobre la espalda de otra criatura que dormía en él. —¡Aaaah! —volvió a gritar La criatura se levantó tirándolo al suelo, y en ese instante Jack dio grandes gritos que el ser con forma de sapo como todo el resto y con patas de canguro empezó a ser envuelto por un eco visible generado por los gritos de Jack, hasta convertirlo en lo que era antes de un viejo embrujo: un soldado, un ser humano.  
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