Capitulo 18 La vela sin luz

1443 Words
—Y allá vas, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, —reía Ildico—, ojalá te mueras, maldita Cuando vio los cielos más negros que el espacio, más allá de Reino cerca al de Nafar, supo que era la ira de la mujer que más odiaba después de su difunta esposa, solo deseaba que al pisar el bosque de los pantanos, el Rey Got y sus sirvientes, acabarán con ella, para planear una invasión y apoderarse del Reino Nafar  Después de ver los cielos cerró su lujosa ventana bañada en oro, se lanzó a su cama, se quitó su corona y la puso a un lado sobre una pequeña mesa, en la que estaba la corona de Zaya, desde su muerte la había tenido consigo sin nadie saberlo, ni siquiera Fátima, quien era la que conocía más de él y lo que realmente era y ocultaba ante la presencia de inocentes seres, para robarse su aprecio y confianza, para luego apuñalarlos por la espalda y quitarles lo valioso que cargaran en sus bolsillos  Cada vez que se iba a dormir, y miraba la corona de Tahara, recordaba como la asesinó, siempre sentía que su cerebro azabache movía sus neuronas para recordarle que él le había quitado la vida, lanzándole un embrujo que la hizo caer en un profundo sueño y después la llevó al calabozo donde encerró a Fátima, la ató con una sogas fuertemente los pies y las manos, la golpeó varias veces hasta dejarle el rostro desfigurado, y al cabo de siete días regresó para ver cómo estaba, cuando bajó los escalones se llevó una gran impresión y a la vez se asustó, Tahara no estaba allí, comenzó a buscar por todas partes para ver en dónde estaba, cuando escuchó que alguien le dijo “Hola", volteó, y Tahara le dio con un tubo de hierro en la boca, partiéndole la mandíbula. —Maldita —le dijo —Me las pagarás —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, no, tú, me las pagarás —¿Qué? —“Por los seres de la oscuridad tendrás una gran enfermedad, y tus huesos y músculos se desgastarán” —¡No! Tahara sintió un dolor en su pecho y espalda, cayó al suelo con una sombra negra a su alrededor, esta la sujetaba con fuerzas que no la dejaba respirar y mucho menos moverse, Fhatercul se levantó, limpió la sangre de su boca, y con otro conjuro curó su mandíbula. —¿Qué me hiciste? —preguntó ella adolorida —¿Qué acaso no viste? Un conjuro, un embrujo para ser exacto —Maldito, maldito —¿Qué creías? ¿Qué me iba a quedar inmóvil mientras recibía tus golpes? Yo seré el futuro Rey, gobernaré todo Kailto y tú te irás al infierno —No, al infierno solo irás tú, porque tú eres el único malvado en este espacio, un demonio —¿Sabes? A veces pienso en nuestra boda e imagino qué hubiera pasado si no me hubieses descubierto, aún estarías ciega, como lo estarás cuando te mueras Después de recordar lo que le hizo a su esposa, desvió la mirada hacía el techo, escuchando las pisadas de sus adorados hijos, al rato cerró sus ojos y durmió con su horrible roncado, que calmó el desorden que tenían sus hijos. —¿Qué es eso? —¿Qué más va a ser? Pues nuestro padre Jacob, ya vamos a dormir, ya es tarde —Claro, ¿Cómo no lo pensé antes?, Sí, vamos De tanto saltar y saltar ya estaban cansados, cuando cada uno se dirigió a sus cuartos, vieron que su hermano el menor apenas salía de la cocina, se detuvieron por un segundo, para pensar que hacerle, se miraron entre ellos y cuando caminaron hacia él para molestarlo y hacerlo sufrir en sus sueños, Fátima se les apreció de la nada, saliendo del cuarto de quien se burlarían. —¿Qué iban a hacer? —les preguntó —Eh, nada, solo íbamos a la cocina por algo de comer —Ya es muy tarde, Jacob —¿Y qué? Aquí el horario para comer no existe —le dijo Jacok —Sí, sí tienes razón, pero se me hace curioso que vayan por algo de comer, cuando saben que allí está Jack, ¿Acaso no lo iban a molestar como siempre? ¿Si o no? ¿Cierto? —Y sí así fuera ¿Qué? Tú aquí no tienes voz ni voto para opinar respecto a lo que hagamos nosotros los príncipes, estúpida, mírate, eres la sirvienta, tú nos sirves —Jacok, no les hables así —¡Ay, por favor, Jacob! ¿Y qué? Nuestro padre no está aquí, y si lo estuviese no hiciera absolutamente nada, él al igual que nosotros, trata mal a esta mujer —Mira niño, no te sobrepases conmigo, porque en el momento menos indicado, te puedo jalar los pies y llevarte a un lugar donde llorarás por tus pecados y tus penas —¡Cállate! —Mejor nos vamos a dormir, Jacok, ven, vamos —le insistía a su hermano, jalándolo por el brazo —¿Qué sucede, Fátima? —preguntó Jack al acercárseles —Vete a dormir gusano —le dijo Jacob —No es nada, ven, debes ir a dormir Fátima se llevó al pequeño a su cuarto, lo cobijó y le dio las buenas noches, ya todos se encontraban durmiendo, excepto ella, que comenzó a buscar por todas partes buscando algo para desenmascarar a su Rey, cuando pensó que era inútil seguir buscando por varios lados, se sostuvo de una pared presionando un botón invisible color de la misma en la que estaba, abriendo una puerta secreta. Fátima caminó entrando sorprendida, cuando vio las tres velas y que debajo de ellas habían tres nombres, supo que Ildico le hacía brujería a Morse y a su familia, se llenó de emoción al saber que un viejo amigo ya tenía esposa e hijo, pero por otro lado que Fhatercul le estaba haciendo la vida imposible sin saberlo, este era el resultado del hambre en Fer, entonces se llenó de tanta furia que apagó la vela de la mujer, provocando la muerte sin ni siquiera imaginarlo, cuando sintió que alguien caminaba cerca las paredes, corrió rápidamente, salió corriendo hasta su cuarto y cerró sus ojos. —¡No! ¡Mi amor! ¡Despierta! ¡Despierta! —le gritaba Morse a su esposa Mientras dormían tiernamente en la cama, vio que su esposa se quedaba sin aire, hasta verla con los ojos cerrados y sin pulso alguno y mucho menos su corazón palpitar, supo que había muerto, allí llegó su hijo Bruno, quien se unió a su dolor y lloró como loco la muerte de su madre. No sabían cómo había pasado, todo había ocurrido de la nada, una muerte repentina, aunque para ellos era sí, la verdad es que Fátima la había asesinado sin saberlo, aquellas velas eran sus almas, y si su luz se apagaba, morirían. La noche parecía seguir siendo noche, el tiempo estaba atrasado para muchos, aunque lo real era el poder de Zaya, quien llegó al bosque de los pantanos, tumbando todo árbol con el fuego que la hacía brillar mientras caminaba por el lugar. —¡Rey Got! ¡¿Dónde estás?! —gritaba En ese instante se le aparecieron dos criaturas, que la quedaron viendo con ganas de hacerle daño y preguntarle qué querían. —¿Dónde está su Rey? —¿Qué es lo que quiere, Reina Zaya? —Respóndanme y les perdonaré la vida —¿Para que lo busca? —No sean sus venas corriendo por su sangre, porque esta noche ese maldito sapo morirá —Si lo matas estamos perdidos —Sé lo que son y los podré a ayudar si me siguen —Tenemos miedo —Solo vengo por él —Está en su trono Después de hablar con las criaturas, Zaya caminó hasta los pantanos y los destruyó, sabía que estaba eliminando un Reino vuelto bosque y monte, aunque sabía que Jack cambiaría todo lo que destruía ahora solo quería una cosa y era eliminar por completo al culpable de la muerte de Nanly y Tolér. —Te espero El rey Got ya estaba preparado, solo esperaba su presencia frente a sus ojos, para batallar con quien impidió que Jack les devolviera y los volviera a lo que realmente eran y tenían, sabía que ella le quitó al bebé a Lamber, cuando fue enviado por quien llamaban “El salvador”. —¿Dónde estás, maldito? —se preguntaba mientras lo seguía buscando
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