Después de escuchar las palabras de su Reina, las criaturas entraron en la hierba alta, ocultaron toda parte de su cuerpo grande y estirado, en especial sus patas para que nadie los viera. Zaya no estaba tranquila, supo que la paz ya no sería sempiterna en todo Nafar, solo pensaba en su pueblo y las grandes consecuencias que sucederían ahora en adelante
Por lo que habían hechos los ya considerados peligrosos, sin embargo, la Reina Zaya tenía la esperanza de que Lamber se levantara y le narrara a la perfección como sucedieron los hechos, lo único que anhelaba, era que despertara cuanto antes, pues su pueblo se revelaría ante el miedo que se tragarían, y así atacarían a las criaturas en el bosque y de paso insultarla a ella siendo su Reina y dejar el pueblo de Nafar para siempre
Al rato volvió al pueblo, las personas estaban tranquilas, al parecer aún no sabían nada de lo había sucedido, aunque la noticia llegaría repentinamente de quién fue el “perjudicado" y quienes lo habían lastimado, la exageración traería la traición y la violencia.
—¿Qué sucede Reina Zaya? Hemos visto a Nanly llevar a su esposo y estaba muy grave —le dijo un habitante
—Eh, no es nada, no se preocupen, tuvo un pequeño accidente pero ya está mejor —contestó nerviosa
—¿Ya está mejor? ¿Cuál mejor? ¡Escuchen todos! —gritó Tolér furioso—, he sido atacado por las criaturas del bosque
—¿Qué? ¿Cómo? —reaccionó el habitante sorprendido
—Sí, me atacaron
—Espera Tolér, no afirmes, tú también tuviste la culpa
—¿Yo? Claro, los estás apoyando, ¿Ves que siempre tuve razón? Ellos vienen del bosque de los pantanos, ese lugar oscuro y peligroso, nunca debiste dejarlos estar aquí y mucho menos en tu bosque, donde sucedió aquello que aún no superas
—¡Cállate Tolér! No te permito que me hables así, no olvides quien soy
—No me importa
—¿Es eso cierto, Reina Zaya? —preguntó el hombre
—Aún no sabemos con exactitud como sucedieron los hechos
—Todo está claro, tú, todos ustedes me vieron como me traía Nanly, esos bastardos me golpearon y por poco me matan
—Sí esto es cierto, usted Reina Zaya debe hacer algo inmediatamente, no podemos quedarnos como si no sucediera nada, esto es grave y a nosotros nos afecta de muchas maneras
—Lo haré, les pido el favor que no se divulgue todo esto, puede ser una confusión
—¿Confusión? ¿Qué es lo que necesitas para aceptar que son peligrosos?
—Que despierte Lamber, Tolér, dicen que fuiste tú quien lo lastimó primero y por eso sus hermanos te atacaron, si eso es cierto, pagarás tú y no ellos —le contestó Zaya y marchó al bosque para ver cómo estaba Lamber
Tolér estaba tan angustiado por las ciertas palabras de Zaya, si Lamber despertaba, contaría que había sido él quien lo atacó primero, aunque quería expresar su enojo, disimuló como si nada le afectara, pues frente a él estaba el habitante que lo miraba como el perjudicado del cuento salvaje.
—Siento mucho lo que te pasó, me alegro que no te hayan hecho tanto daño
—Gracias por poco me matan
—Ya veo
Tolér tenía un ojo hinchado y el labio partido, después de que aquél habitante se marchara, corrió hasta el castillo, entró y subió a su habitación, allí estaban Nanly y su hija. Cuando vio a Tarzay llorando, se le acercó seriamente, se sentó a su lado sobre la cama y le pidió a su esposa que saliera por un momento, ella no quería hacerlo, pues recordaba muy bien cuando su hija le había dicho que su padre le pegó, por lo que temía que lo volviera a hacer, si es que era cierto, porque aún lo dudaba.
—No le haré nada, solo hablaré con ella una cosa, por favor, sal un momento
—¿Estás seguro?
—Te lo prometo
—Eso espero Tolér, porque sí es cierto que le pegaste a nuestra hija no te lo perdonaré
—Ella solo lo dijo bromeando, ¿Verdad hija?
Tarzay se quedó callada, pues sentía miedo de lo podía hacerle su padre incluyendo a su madre y sin más decide mentir para evitar una separación de ocho años.
—Estoy bien mami, eso lo dije porque estaba enojada con papá
—Está bien, si ocurre algo me dices ¿Vale? Si algo sucede gritas y yo vendré
—¡Ay, por favor, Nanly! Ni que estuviera con un monstruo, soy Tolér, hola ¿Me reconoces? Soy tu esposo, ya sal o me demoraré más
—Ya, ya, okey hija, ya sabes que hacer si algo llega a suceder
—Está bien mamá
Al salir Nanly, Tolér tomó a su hija por el cuello, tenía los ojos tan negros como la noche, tapó su boca y le pidió no hiciera ningún ruido o la mataría si lo hacía.
—Vas a negar todo lo que viste en el bosque niña, no dirás ni una sola palabra más que solo que esas criaturas fueron las que me atacaron a mi ¿Me escuchaste?
Tarzay comenzó a llorar, no creía que quien le hablaba era su padre, y sin saber que hacer movió su cabeza diciendo que sí haría lo que él quisiera, para que no le hiciera daño a ella y tampoco a su madre.
—Buena decisión, ahora límpiate esas lágrimas, sal y cuando empiecen las preguntas ya sabes que decir
—Sí, está bien papá
—No me llames papá, yo no soy tu padre mocosa
—¿Sucede algo Tarzay? —preguntó su madre al entrar
—No sucede nada querida, todo está muy bien, le estuve mostrando a nuestra hermosa hija lo mucho que me importa y lo mucho que la quiero
—¿Por qué estás llorando, hija? ¿Qué le hiciste Tolér?
—Nada mamita, papi me ha tratado con amor y eso me hizo llorar, ahora ya sé que me quiere
—¿Enserio no te sucede nada? —insistía preocupada
—Sí, todo está bien
Con el pasar de las horas llegaba la tarde, aún continuaba el problema que recientemente tenía a los enterados con la intriga en su interior, Lamber se encontraba aún inconsciente, habían limpiado su sangre verde, habían curado sus heridas, solo esperaban abriera los ojos, para que contara todo detalladamente, aunque sus hermanos sabían quién era el culpable, Zaya debía escuchar de sus labios y entender que las mentiras de Tolér eran solo para echar a todas las criaturas porque le daban confianza, en especial Lamber, quien era el mejor amigo de su hija.
—¿Cómo sigue?
—Aún no despierta su majestad
—Hay que seguir esperando entonces
—Eso parece
—Enserio me cuesta creer lo que hicieron, yo que les di mi bosque, los defendí de su Rey, les di un hogar y ustedes...
—Nosotros no los hicimos...
—Déjame terminar
—Lo siento mi Reina
—Miren cuántos son, son muchos aunque hayan ausentes, el Rey Got ha estado enviando a más de ustedes y ¿Qué sucede? Se quedan ¿O no?
—Sí su majestad
—Yo sé lo que son ustedes, sé lo que les hicieron, yo me enfrenté a esa persona tan mala que hoy ya no está aquí, pero lo que si me cuesta creer es que Lamber haya originado todo esto, él no es así, o eso creía
—Reina Zaya, sé que la última palabra la tiene Lamber, cuando despierte verá usted que solo lo defendimos de todo lo que le está haciendo ese hombre
—Tú lo has dicho, solo él tiene la última palabra, así que no se les ocurra escapar, porque no olviden que este es mi bosque y los asesinaré si intentan huir. Ahora aléjense de él, necesita el fresco del viento para que entren a sus pulmones, los veo luego para que me informen de su salud
Zaya voló hasta el pueblo buscando a Tarzay, creyó que ella sabía algo que la haría dudar de las palabras de su padre, le parecía obvio mentir de parte de Tolér, pues durante ocho años se dio cuenta que nunca gustaba de Lamber y su r**a y mucho menos que jugará con su hija en el bosque diariamente, con una pelota de brillos amarillos.
—¿Alguien ha visto la hija de Tolér? —preguntaba a las personas en el pueblo
Nadie sabía nada, y cuando pensó que sería inútil buscarla y escucharla, apareció la pequeña Tarzay tras de ella y la tomó por la mano llevándola hasta a aquel charco donde había caído Lamber mientras saltaba, allí le contó lo que sabía, lo que había descubierto y lo que desconocía.
Lamber aún se encontraba inconsciente, aunque su peor enemigo se encargaría de que jamás despertara, el bosque estaba tan solo y vacío, que sobre él caminaba oculto entre los árboles Tolér, quien llevaba consigo una navaja tan filosa, que había cortado varios troncos de los árboles, para que sospecharan de las propias criaturas y no de un ser que pisó el bosque.
—Morirás por tu traición, el dolor de nuestro pueblo, por mis siervos y mi Reino —le dijo a Lamber a punto de apuñalarlo
—¡Alto! —le gritó Zaya—, no hagas algo de lo que te puedes arrepentir
—Yo no me arrepentiré Reina Zaya, tú lo harás
—¿Qué? Ya sé que fuiste tú quien lastimó a Lamber primero, tú hija me lo dijo
—Ja, ja, ja, ja, mataré a este gusano y nada podrás a hacer
—No lo hagas Tolér o te vas a arrepentir y no me temblará la mano para lastimarte
—Tú serás la que se arrepentirá estúpida
—¿Por qué?
—Atácame y verás
—No dejaré que me provoques
—¡Atácame!
—¡No!
—Entonces lo haré yo
—No, no espera
—¡Muerte Lamber!
En el instante que Tolér levantó su brazo para asesinar a Lamber, Zaya le lanzó un rayo que traspasó su cuerpo, en ese instante botó un bola espesa de su boca que se transformó en Hoy, el Rey sapo, quien habían entrado al cuerpo de Tolér para poder asesinar a Lamber, Zaya quedó tan sorprendida que ahora ya entendía el comportamiento de su guardián, quien aún le servía fielmente, supo a qué se refería cuando le dijo que se arrepentiría, y así fue, al ver lo que había hecho se tiró al suelo, el Rey sapo empezó a reír con una sonrisa macabra, mientras veía el cuerpo de quien se había apoderado manchando en el suelo de rojo.
—Te dije que te ibas a arrepentir estúpida, ahora me pregunto ¿Qué dirán los de tu pueblo cuando se enteren de que su Reina es una asesina? Esto aquí no termina, me arrebataste a mis sirvientes, a mi pueblo
—Yo no te arrebaté nada
—Como sea lo hecho está hecho y ahora debo irme, no logré mi objetivo principal, pero sí el segundo ja, ja, ja, ja, ja, ja
El Rey Got se fue dando grandes saltos hasta salir de todo lo perteneciente a Nafar, mientras Zaya continuaba llorando asustada, sin imaginar en cómo reaccionarían Nanly y su hija, cuando se enteraran de que Tolér había muerto y que ella lo había hecho, pero no por voluntad propia, aunque sí imaginaba que no le creerían la real verdad. Lo único que anhelaba en ese entonces, era tener el poder de volver el tiempo, pero sabía que nadie podía hacer aquello tan imposible, aunque contara con todo el poder del mundo, para su mala suerte, el único según el mito de la magia negra, era el Rey hechicero, quien aún no había nacido según aquellos que eran peculiares y aquellos Reyes y Reinas de la tierra.
—¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? Espíritus de este bosque, ayúdenme, por favor, necesito su ayuda
Sus lágrimas al caer se la llevaban el viento hasta el Reino Kailto, enterando por las ventanas hasta tocar el cuello de Ildico, quien se encontraba en la sala pensando después de haber golpeado a su hijo Jack, que se encontraba con Fátima llorando en su cuarto. Fhatercul al sentir las gotas bajando por su cuello, las tocó, se las puso en su lengua y saboreó, supo que eran de Zaya, lo que le causó tanta alegría, ya que siempre quiso que la paz en ese Reino se derrumbara por completo.
—Gracias Rey sapo —dijo en su mente carcajeando