Capitulo 15 Entre el maltrato y el final de la paz en Nafar

3380 Words
—No me importa lo que piense ese mocoso de mí, sabes que para mí es un estorbo más, igual que tú —¿Ah, sí? Y si somos estorbos, ¿Por qué no nos dejas ir? —¿Acaso eres estúpida? Sabes muy bien que si él se va de derrumba todo y si te dejo ir a ti, de seguro le contarás al mundo todo lo que sabes, Fátima, prefiero que estés aquí hasta el último día de tu vida a que vayas de anfibia e informes todo lo que me puede dejar como nací… —Sin nada —Exacto —Sin nada, sobre tierra impoluta todo… —¡Ay, ya! No sé ni como se me ocurrió hablarte, queda claro que contigo no hay razón y tampoco eres consciente de que puedes perder todo —Sí lo soy —Entonces, ¿Por qué no actúas? —¿Crees que es fácil para mi disimular que me importa ese niño? Sé que debo tratarlo con cariño como la primera vez que lo hice, cuando me lo diste y ya venían por él, aquella vez me di cuenta que si no me quedaba con él sería el fin de todo Kailto, al parecer Tahara no jugaba y sus palabras fueron tan claras como el agua y tan reales como este mundo Ildico bajó la cabeza mirando el plato en el que había probado bocado, al ver la mancha de comida alrededor de este, recordó aquél momento que se volvió un juramento, Tahara sobre su cama y tocando su estómago para sentir las pataditas que daba quien sería Jack, pero que ella le pondría Miguel, para que no llevara la “J” como el nombre de sus hermanos “Jacok” y “Jacob”, en ese conmovido y hermoso momento, sintió que alguien entraba, al ver que era su esposo tapó su barriguita y puso la cara como si estuviese en un cementerio, no llorando y mucho menos triste, sino de molestia por la mamá presencia que contaminaba su ambiente. —¿Qué quieres? —le preguntó ella Él se quedó pensativo y mirándola sin decir nada, Tahara supo que le hablaría sobre las joyas de la corona y sobre quien sería el gobernador mientras ella se dedicaba a ser madre. —¿Te vas a quedar callado? ¿Qué quieres? Si no tienes nada que decirme, te pido el favor que te retires de mi habitación —No olvides que también es mi habitación —Ah, ya hablaste, pensé que el gato te había comido la lengua, pues te recuerdo que este castillo es lo suficientemente grande y lleno de muchas habitaciones para que te vayas a una de ellas, necesito mi propio espacio —¿Cómo vas con el embarazo? ¿Cómo va nuestro hijo, Jack? —Su nombre es Miguel y es mi hijo, ¿O acaso ya se te olvidó lo que me dijiste acerca de él? Él no te importa, así que no lo menciones en tu asquerosa boca —Cuidado con tus palabras —No, cuidado con tus palabras, no olvides quien soy —Sí, la Reina estúpida Tahara, gobernadora de las tierras de Kailto y la mujer que ha descuidado su Reino por su feo embarazo —Yo puedo con las dos —¿Ah, sí? ¿Y cómo va eso? ¿Qué acaso no ves? Tú Reino se está viniendo abajo —Por tu culpa —En parte sí, me tocó hacerte el mal a través de la magia negra, pero ya sabes no funcionó, mírate, estás vivas Ildico había hecho caer sobre su esposa el mal que lo caracterizaba y hacía ver que por sus venas su sangre era negra al igual que su corazón y que era un hechicero y no solo aquél joven ladrón de pepinos como lo había conocido. Tahara sabía que moriría al dar a luz, pero fue justo ese día, en ese cuarto, donde usó sus palabras para llamar a las criaturas del bosque y llamó al apocalipsis de su propio Reino. —“No tendrás nada que tus ojos llamen oro, solo verás lo que tus palabras provocarán enojo” “Si quieres riquezas a tu hijo deberás amar, porque si no lo haces por él vendrán” “Tú lo necesitas para crecer y triunfar, ellos para volver a nacer, por eso se lo llevarán” “El estrés será tu debilidad y las criaturas lo sabrán, tirarán a tus tierras una plaga que a todos matará”… —¿Qué? —reaccionaba sorprendido al escuchar sus palabras —“Provocará la muerte de tus siervos y con tus ojos lo verás, sabrás en ese momento lo que realmente te matará” … —Cállate, cállate —“He aquí tú destino y tú ligera maldición, cree en mis palabras para que sean precaución”. —¿Qué es lo que acabas de hacer? ¡Dime! ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Dime maldita! —le gritaba asustado y a la vez estresado —Ya está haciendo efecto —¿Qué? —Si sigues estresándote te puede dar fuertes dolores en el corazón —¿De qué hablas? —¿Qué no escuchaste mis palabras? He dicho que tu debilidad es el estrés, será lo único que sentirás cuando este Reino al que llamarás tuyo, esté plagado y llegando a la destrucción —¡Maldita! No, es imposible, es mentira, esto lo dices para que no te siga presionando y me des todo Kailto —Muy pronto sabrás si es mentira o es verdad, solo el tiempo sabe lo que pasará —Si esto llega a ocurrir y todo lo que has dicho es cierto, créeme que acabaré con el niño que llevas dentro, ¿Me escuchaste? —le dijo al acercársele hasta su rostro —Créeme que si lo haces no tendrás nada, nada de esto existirá si matas a Miguel, vendrán por él —¿Quiénes? —Mañana lo sabrás, solo espera un día y verás el día volverse noche, los cuervos revoloteando todo el castillo, el suelo moverse, los árboles caerse y todo lo que tus ojos verán y harán llegar hasta la parte de tu cuerpo, donde percibe el miedo, recuerda, no te estreses —Estás loca, ya déjate de cuentos baratos, nada de lo que has dicho es cierto, la única verdad es que morirás —Sí, ya me mataste Ildico, ya acabaste conmigo, pero no te dejaré todo tan sencillo servido en bandeja de plata, ya sabes lo que he lanzado sobre ti, así como lanzaste sobre mi, mi muerte inesperada Después de recordar sus palabras, las cuales fueron en prosa y rima, subió la cabeza, miró a Fátima y supo que sus palabras eran ciertas. Ildico había sido quien había asesinado a Tahara, mintiendo que supuestamente tenía una enfermedad, pudo librarse del poder de Zaya, ya que si se llegaba a enterar de la real verdad, nacería una guerra de la que estaba seguro perdería, pues él estaba solo, no tenía ningún ejército que lo protegiera, y es que después de quedarse con todo Kailto, eliminó a varios servidores de la Reina y todo su ejército y al igual que muchas de sus mentiras, mintió que los había despedido, cuando realmente los había asesinado, dejando solo a los siervos y campesinos, que murieron poco a poco, por la plaga que había lanzado las criaturas del bosque de los pantanos, órdenes de su esposa la Reina, que dio a su hijo el tercero como salvador de mundos oscuros, solo faltaba que supiera que por sus venas corrían las sangres de su hermana, la Reina hechicera de magia blanca, al igual que la de su padre, un hechicero de magia negra. Para nadie aún no ha nacido el Rey hechicero de magia negra, aquél ser que es elegido por el mal, y que por sus venas correrá la sangre que lo caracterizará como el hechicero de todos los hechiceros o al menos eso pensaban todos, nunca imaginaron que entre ellos ya estaba y que ya había hecho de las suyas para obtener lo que quería. Aunque muy pronto se revelaría ante todos, porque llegarían los días crueles y difíciles y así simplemente las personas se darían cuenta de quién era, porque desatarían toda su furia a las oscuridad que estaba por llegar. —Entonces, ¿Por qué no nos dejas ir? Enserio déjanos ir, sabes que no soportamos estar aquí con… —¿Conmigo? Jamás, Fátima, nunca —Pronto todo esto terminará —Sí, y también tu vida y la de ese… —Gusano —interrumpió Jack —Miguel —reaccionó Fátima sorprendida—, ¿Qué haces aquí? ¿Escuchaste todo? —¡Mi nombre es Jack! Y si, si escuché ¡Todo! ¡Todo, Fátima! —¿Qué hacías escuchando nuestra conversación? —le preguntó su padre nervioso y enfadado —¿De qué temes padre? ¿Te da miedo que descubra algo que podría acabar contigo? —¿Miedo? ¿A ti? Ja, ja, ja, ja, ja, ja, por favor, Jack, tú a mí me das lastima, solo te voy a decir una cosa ¡A mí respetas! —le gritó—, a mi no me hablas en ese tono niño, no olvides que soy tu padre —Tú no me quieres —Pues es obvio ¿no? —¡Maldito! —le gritó llorando Ildico se llenó de tanta furia que caminó rápidamente hasta él para lastimarlo, Fátima se puso en su camino para impedir que le hiciera daño, al igual que él estaba llorando, pues había escuchado una conversación en la que Ildico la había llamado como presunta asesina de la Reina Tahara, al igual que él significaba una pieza importante en el Reino Kailto, Fátima pensaba que aún no era hora de que se enterara de todo lo que se le ocultó y de lo que realmente era, aún no era tiempo de que supiera verdades que podían herir su corazón. —No lo lastimes —dijo ella —¡Quítate! —le gritó él y la tomó por el cuello estrellándola una vez, contra la pared —¡Aaaah! —gritó Fátima al caer y golpearse fuertemente —No me hagas daño papá —¿Ahora sí soy papá maldito mocoso? Fhatercul lo tomó por su brazo izquierdo, lo apretó con todas sus fuerzas como si fuese una serpiente, y allí le dio lo que llamó privilegio de sentir como sus huesos crujían, escuchar los gritos y el llanto de su tercer hijo al cual odiaba, le daba un placer similar al sexo, disfrutaba del gozo y el sufrir de su hijo, ya que imaginaba que a la vez era su difunta esposa, a la que nunca amó, más solo a su Reino y, el que gobernaba y en donde todo marchaba muy bien, todo obra del tercer príncipe al que lastimaba. —Maldito, está maltratando a nuestro salvador —dijo el rey Got, que desde el charco que era su palacio, lograba escuchar en el viento del bosque las súplicas del pobre Jack y sus gritos de dolor —¿Qué quiere que hagamos su majestad? —preguntó uno de sus pocos sirvientes —No se me ocurre nada, pobre de ustedes si me llegan a traicionar tal y como lo hicieron sus hermanos o su sangre derramarán y de su piel mi boca comerá —No mi señor, nosotros somos leales y ya estamos cansados del estilo de nuestras vidas, necesitamos al hijo de Tahara —dijo uno de ellos que empezó a salir de las aguas sucias del pantano —Todo es culpa de Lamber, por él todos se han quedado en Nafar, por él todos se han ido y han decidido quedarse mutante para siempre, odio lo que nos hicieron y odio verme como un animal Tan solo quedaban diez criaturas con formas de sapo como su Rey y otras especies que los diferenciaba, en Nafar como lo había dicho el Rey Got se encontraban todos los alguna vez le sirvieron, el bosque, en donde había sido violada Zaya muchos años atrás, cada vez era más grande, los árboles se duplicaban por sus mismas semillas, algunos eran de manzanas, otros de naranjas y toda clase de fruto dulce que enriqueciera el gusto de quienes lo habitaban. Lamber era más grande y seguía siendo igual de noble, se había convertido en el mejor de Tarzay, la hija de la mujer que amaba en silencio y que continuaba siendo igual de hermosa y un poco más madura, con el pasar de los años su matrimonio florecía continuamente y la misteriosa palabra amor se cultivaba en sus corazones, que latían rápidamente al ver sus ojos brillando. —¡Atrápala Lamber! ¡Atrápala! —gritaba Tarzay alegremente Ambos jugaban a lanzarse una pequeña bola de brillos amarillos, parecían dos niños que se querían mutuamente, aunque a Tolér nunca le agradó la amistad que tuvo con su hija durante su crecimiento y mucho menos nunca le dirigió la palabra. —¡Tarzay! ¡¿Tarzay, dónde estás?! —gritaba su padre —Oh, es mi padre Lamber, ayúdame a ocultarme —¿Por qué? Solo estamos jugando, no me digas que... —No le pedí permiso —¿Oh, cielos Tarzay, ¿Entonces cómo fue que saliste del castillo? —Mamá me ha dejado venir, pero ya sabes como es papá —Sí, no le caigo bien —Y no entiendo porque, si eres muy hermoso y divertido _¿Enserio crees que soy hermoso? —Sí, eres especial, casi humano —Bueno, yo realmente soy... —Es bello por dentro, porqué por fuera es un espanto —Papá —¿Qué estás haciendo aquí Tarzay? Sabes que tienes prohibido pisar este bosque, estás criaturas te pueden hacer daño —No, no es así, ellos son... —Son criaturas de un bosque muy peligroso, ahora ven aquí, anda —Ve con tu padre —Pero Lamber... —Ve con tu padre, luego nos vemos y jugamos ¿Vale? —Está bien Tarzay soltó la mano de Lamber para ir hacía su padre, quien al ver sus manos antes juntas se llenó de odio al igual que su hija, por como trató a su mejor amigo, cuando llegó hasta su sombra lo miró, con su cabeza decía que no y allí le dijo todo lo que pensaba de él por ser un papá amargado y viejo. —No entiendo cuál es tu problema con él... —Ve a casa y cállate —Siempre me quieres controlar... —Soy tu padre y mi deber es protegerte —Sabes que te da envidia que Lamber se porte como un verdadero papá, un verdadero ser... —Cállate Tarzay, ten cuidado con lo dices —Tú, tú que tienes una mejor vida no eres lo que estas criaturas, a las cuales llama peligrosas tienen lo que tú no tiene, eres malo, malo papá, nunca te perdonaré que los hayas tratado tan mal, te odio —¡Que te calles! —le gritó y la golpeó hasta tirarla en el suelo —¡¿Cómo te atreves a golpearla?! —le gritó Lamber enojado, al ver tan horrible suceso —Tú no te metas fenómeno Lamber dio un tremendo salto y cayó cerca de su presencia, abrió su enorme boca y sacó una larga lengua que se pegó al rostro de quien sería ahora en adelante su enemigo, Tolér trataba de quitarse con todas sus fuerzas a lo que llamaba asqueroso y lo hizo vomitar, sin nada más que hacer, sacó su espada y cortó la lengua de Lamber, manchando todo el suelo con su sangre verde. —¡No! ¡Para papá! ¡Déjalo en paz! —gritaba su hija llorando, al ver como su padre lo seguía lastimando con su afilada espada, que ya se manchaba de la sangre de quien ya era indefenso. —¡Cállate Tarzay! Ve al castillo ahora mismo, sino quieres que realmente lo mate Tarzay se levantó del sucio suelo, se limpió sus lágrimas y corrió hasta el pueblo gritando ayuda, cuando su madre, Nanly, la vio desde lo alto del castillo, se asustó tanto que bajó rápidamente y se le acercó. —¿Qué sucede hija? ¿Qué tienes? ¿Por qué gritas? —Mamá, papá está lastimando a Lamber —¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó? —Estábamos jugando, llegó, me pegó... —¿Tu padre te pegó? —Sí —contestó llorando —No lo puedo creer, ¿Por qué hizo eso? ¿Qué hiciste Tarzay? —El siempre le ha tenido envidia a lamber —¿Qué? ¿Por qué dices eso? —Porque Lamber siempre está conmigo y me trata como él no lo hace —Estás confundida hija, voy a ver qué es lo que sucede, quédate aquí ¿Vale? —Está bien mamá Nanly tomó su forma de ave y voló hacía el bosque para ver qué sucedía, mientras continuaba golpeando y cortando varias partes del cuerpo de Lamber, Tolér reaccionó a lo que hacía, dejó de hacer lo que creía imposible de su autoría, jamás imaginó que llegaría a tal extremo, cuando se miró así mismo, viendo la sangre verde en sus manos y sus brazos, viendo el cuerpo de Lamber todo golpeado y maltratado se llenó de miedo, en ese instante, cuando pensó que era mejor escapar, al dar vuelta, es sorprendido por las otras criaturas que lo rodearon hasta atacarlo. Sus gritos guiaron a Nanly para llegar al lugar exacto donde estaban ocurriendo los hechos, al ver como maltrataban a su amado esposo, voló lo más rápido que pudo de vuelta al castillo, para contarle a Zaya su Reina lo que sus ojos habían visto, ya estaba pensando y aceptando, que su esposo Tolér siempre tuvo la razón: esas criaturas son malas. —¡Reina Zaya! ¡Reina Zaya! —gritaba Nanly al llegar a su habitación —¿Qué es lo que sucede Nanly? ¿Por qué gritas? —¿La interrumpo? —No tranquila, pasa, ahora dime qué sucede —Tolér está siendo atacado por las criaturas del bosque de los pantanos —¿Qué? ¿Cómo es eso posible? Ellos no son así —Lo están haciendo mi Reina, tengo miedo, lo pueden matar —No menciones la muerte, vamos a ver qué está pasando Zaya se tiró desde su ventana, voló por los cielos rápidamente hasta llegar al bosque, allí se detuvo, piso el suelo y se llenó de tanta impresión, escuchar los gritos de Tolér pidiendo ayuda, ver el cuerpo de Lamber como si estuviese muerto, Zaya se enojó tanto, que levantó sus brazos y comenzó a lanzarles bolas de fuego azul cada criatura, de su boca sopló fuertemente y los apartó estrellándolos contra los árboles hasta tumbarlos, se acercó hasta Tolér, y al ver que este quedaba sin pulso, colocó su mano en el corazón de este, dio tres corrientes de color azul y así despertó. —Llévalo a tu habitación, está muy grave —Mi amor, mi amor —decía Nanly llorando, asustada de verle todo el rostro golpeado y sangrando—, ¿Lamber? —reaccionó, al ver su cuerpo como si no tuviese sin vida —Ve, yo me ocuparé de todo —Muchas gracias Reina Zaya Nanly se fue llevando consigo a su esposo mal herido, mientras que Zaya solo miraba sin parpadear y con enojo a todos, decía no reconocerlos, empezó a derramar unas cuantas gotas de lágrima, ya que años atrás prometió a su pueblo protegerlo de los nuevos miembros a los cuales les dio su bosque como hogar, Zaya estaba decepcionada y ya solo le quedaba echarlos del bosque, para que el pueblo de Nafar no sintieran miedo a lo ocurrido y mucho menos tomaran en su contra los hechos ocurridos. —Reina Zaya, nosotras no tenemos la culpa de esto —dijo uno de ellos —¡Cállate! ¡No quiero escuchar ninguna palabra de ustedes! —Tolér tuvo la culpa, él atacó primero a nuestro hermano Lamber —Ya el mismo Lamber me dirá lo que realmente sucedió, mientras ocúltense, la gente del pueblo querrá hacerles daño
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