Capitulo 17 Muertes inocentes

2212 Words
Después se levantó, se asomó por la ventana, veía la tarde oscurecer, tenía sus ojos puesto al horizonte donde llevaba al Reino Nafar, su risa era la evidencia de lo mucho que disfrutaba al saber que al otro lado de su tierra, la paz llegaba a su fin, Zaya entonces tendría que hacer cambios sobre su forma de gobierno, pues ya tenía mente, que todo su pueblo le sería dolor, palabras fuertes que romperían su noble corazón. Sin más, Ildico, decide ir a su habitación, para disfrutar a través de un sueño su anhelado objetivo que ya había hecho el Rey Got. Jack aún continuaba llorando, con tan solo pensar en los golpes que le había dado su padre, se llenaba de tanto dolor que se multiplicaba con lo que había descubierto, estando acompañado de Fátima, la miraba con ganas de hacerle una pregunta que se volvía una intriga en su mente dormida. —¿Sucede algo? ¿Por qué me ves así? —Fátima —Sí —¿Es cierto lo que escuché? ¿Qué cosa? —Que tú mataste a mi madre —Oh, no, claro que no Miguel, perdón, Jack, eso lo dijo tu padre para ... —Aún no logro entender lo que dijo —¿Qué cosa? —Que sin mi no tendría nada en Kailto y que me tiene que proteger o me llevarán a... —No sigas —¿Tú sabes de qué hablaba? —Jack, muy pronto sabrás tantas cosas que te liberarán de tu padre, hoy a descubierto su verdadero perfil —No entiendo, ¿Por qué hay tantos secretos? ¿Qué es lo que esconden? Dime, por favor —“Hay secretos que es mejor no conocerlos” —¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué son peligrosos, tal vez? —Sí, te pueden arrastrar al abismo, te pueden matar —No, ya, mejor olvidemos, es obvio que siempre me mentiras —¿A dónde vas? —A la cocina, tengo muchas sed Jack salió de la habitación con los ojos lagrimosos y su cara triste, descubrir algo que parecía no conocer era como se lo había dicho Fátima: matan. —Las apariencias engañan —dijo en su mente, mientras se sujetaba de las paredes al caminar, ahora solo se preguntaba una cosa: ¿Por qué su padre aparentaba ser alguien con él que realmente no era?, ¿Sería por aquello que había escuchado sobre que era la pieza importante de Kailto? Sin querer seguir sufriendo, cerró sus ojos, se limpió sus lágrimas, y al abrirlos para ir a la cocina, sus hermanos estaban frente a él, lo miraban con odio y ganar de hacerle daño, Jack no sabía que decirles y allí, en ese preciso momento, supo que por siempre sería odiado por Jacok y Jacob. —¿Me pueden dar un permiso, por favor? —les dijo tranquilamente —¿Tú escuchaste algo Jacob? —No, no escucho nada —¡Ay! Dejen las payasadas y déjenme pasar —Escucha niño... Espera, ¿Estabas llorando? Oh, mira Jacob, estaba llorando el pobre —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja Su hermano Jacob comenzó a reír tanto, que parecía tener un demonio dentro, al que llamaba Jack el demonio de la risa. —Denme el permiso que les estoy pidiendo, no quiero discutir y mucho menos pelear con ustedes —¿Y qué? ¿Crees que te tenemos miedo, estúpido, gusano? Creo que las cosas son al revés, tú debes temer de nosotros —Es que solo mírate, eres la vergüenza de la familia, así no lograrás nada, nadie te conoce como un príncipe de Kailto, más que solo a nosotros, en especial Jacok, quien será el Rey de todo esto —le dijo su hermano Jacob, después de parar de reír Jack reaccionaba sin darle importancia a sus palabras, sus hermanos cuando lo veían que estaba en perfecto estado y que sus palabras para hacerlo sentir mal no le hacían daño en lo más mínimo, se enojaban cada vez más. Sin nada más que hacer, abrieron espacio en el estrecho, lo dejaron pasar como si nada, de todas formas sabían que en su interior lloraba y sentía dolor, al ver que su pequeño hermano entró a la cocina, se fueron odiándolo en silencio, pero riendo de su condición: el dolor. —Los odio, te odio papá, mamá ¿Por qué te fuiste? Al tomar un vaso con agua, se asomó por la pequeña redonda ventana de la cocina, ya era de noche, ya había salido la luna, era cuarto menguante, a su alrededor se formaba un triángulo de hermosas estrellas, que destellaban su luz propia alrededor de la luna. En Nafar aún continuaba el drama, la sangre del inocente seguía manchando el suelo, en el espacio había llegado un viento que movía fuertemente las ramas de los árboles, las lágrimas de la dueña del lugar no tocaban la tierra ya roja, quedaba en el viento como si fuese una levitación, su cuerpo temblaba, aún no paraba de llorar, veía con sus ojos ya rojos lo sucedido y del cebú detrás de ellos buscaba más lágrimas por derramar, ya que sentía estar seca, como un pozo sin agua. Cuando se levantó recuperando su fuerza, Zaya caminó hasta Tolér, veía el agujero en su cuerpo y tapaba su boca con sus manos manchadas de la sangre del muerto, decidió voltearlo para ver su rostro, ya que estaba de espalda, cuando lo miró sintió más dolor y miedo aún, tenía los ojos abiertos y con dos lágrimas en cada ojo, que resbalaban por sus moradas mejillas. —¡No! —gritó y se tiró al suelo llorando—, perdóname Tolér, ¿Por qué fui tan estúpida? ¿Por qué? ¿Por qué no me dio por pensar que tus reacciones extrañas eran eso, extrañas? Yo sé que jamás tratarías mal a tu familia y mucho menos decir que les haría daño Mientras lloraba sobre el cuerpo recordó cuando la hija de Tolér la llevó hasta a aquél charco y le contó todo lo que su padre le había dicho y tenía planeado hacer. —¿Qué sucede Tarzay? —Reina Zaya, mi padre asesinará a Lamber —¿Qué? ¿Eres consciente de lo que me estás diciendo? Tu padre sería incapaz de hacer eso, si le tiene desconfianza a Lamber, pero no creo que llegue a este ese punto tan bajo, serio y delicado —Le digo que es verdad, hasta me amenazó con hacerme daño, tengo miedo, por favor… —Discúlpame Tarzay, pero no puedo creer en tus palabras, es algo estúpido pensar que tu padre haga eso —Vaya al bosque —¿Por qué? —Él está yendo allá —¿Cómo lo sabes? —Mírelo usted misma Cuando Tarzay le señaló con el dedo, Zaya vio que era cierto, aunque aún dudaba del resto de palabras, que para ella era una broma, se podía ver claramente a Tolér caminando ultra cauteloso mirando a su alrededor, como si estuviera tramando algo y nadie se percatara de ello. —Sí, es tu padre, quizás solo no quiere que lo vean, porque quiere estar solo y pedirle perdón a Lamber —O para asesinarlo —¡Basta Tarzay! Saca esos pensamientos locos de tu cabeza y ve al castillo —Peeo su majestad… —Pero nada, anda, ve al castillo, tu madre debe estar preocupada —Está bien, me voy, pero piense por un momento en mis palabras —Esto es una broma de muy mal gusto, Tarzay no quiero… —Vaya y mire por su propia cuenta si es mentira, ahora sí me voy Al ver que la niña marchó corriendo por el pueblo para ir hacía el castillo, quedó pensando en sus palabras, con su cabeza decía que no, que tal vez era un juego, por lo que se echó a reír y decidió ir al bosque para ver qué clase de juego era. Al aterrizar de su vuelo al suelo de su bosque, caminó lentamente, cuando vio a Tolér con la navaja en las manos a punto de asesinar a Lamber le gritó: ¡Alto! ¡Detente! Después de recordar, cerró los ojos de Tolér, se levantó y en ese instante llegó Tarzay, quien llorando gritaba su nombre, pero al ver el cuerpo de su padre sin vida, corrió hasta él, se tiró al suelo y abrazaba su cuerpo aunque asustada con el agujero en su pecho. —¡No! ¡Papi! ¡Papito! —gritaba fuertemente llorando —Tarzay lo siento, lo siento mucho —¿Qué le sucedió? —Fue un accidente —Me he quedado sola —No, me tienes a mi, a tu mamita Nanly —¡No! ¡Ella no está, se ha ido! El Rey Got sobre su trono de acero, descansando y recordando sus a sañas en Nafar, reía por lo que había hecho, dos muertes surgieron de la idea que consideró magnífica al apoderarse del cuerpo de Tolér, en cuál asesinó a su esposa Nanly y tuvo la pelea de la que casi sale lastimado y a la vez muerto. —¿Qué estuviste hablando con nuestra hija? —Nada mujer, ya cállate ¿Sí? Tengo que matar a alguien —¿Qué? ¿De qué hablas Tolér? ¿Qué es lo que te pasa? —Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ¿Qué es lo que me pasa? Que morirás si no cierras la maldita boca —¿Cómo te atreves a hablarme así? ¿Quién eres? —Ja, ja, ja, ja, soy quien acabará contigo ¡En este preciso momento! —¡No! ¡Suéltame! ¡¿Quién eres?! Tolér la había tomado por los brazos y el cabello, allí supo Nanly que este no era su esposo, cuando logró quitarse de encima a quien le hacía daño, arrancó el espejo de la pared y se lo lanzó, este cortó su rostro sacándole su sangre verde, Nanly se llevó una gran impresión que le gritaba quién era y dónde estaba Tolér. —Tú no eres mi esposo, ¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? —Está durmiendo y me aseguraré que su alma muera con mi gran peso —¡Maldito! —le gritó Nanly comenzó a arrojarle cuantas cosas pesadas tenía a su alrededor, lo lastimó solo por segundos que hasta lo hacía gritar, pero al ver que desataba una fuerza más grande que ella, tuvo tanto miedo que se transformó en ave y voló hasta la ventana, fue allí donde la tomó por sus pláticas, la apachurró con todas sus fuerzas en sus manos y lanzó desde arriba, cayendo sin vida. La Reina Zaya no entendía a qué se refería Tarzay al decir que su madre se había ido, no quería ni pensar que estaba diciendo que había muerto, aunque sí lo tenía en mente, pero no lo quería escuchar de sus propias palabras, más que solo rondaba en su cabeza. —¿Qué quieres decir? —Cuando me envió al castillo, busqué a mi madre por varias partes del castillo, entré al cuarto y todo estaba desordenado como si algo había pasado, había sangre verde en el piso, las paredes rotas, me preocupé, y cuando vi una paloma abajo, al mirar por la ventana, corrí, era mi madre ¡Mi mamá está muerta! ¡Está muerta! ¡Mamita! ¡Regresa! —Dios mío no, eso no puede ser posible —dijo sorprendida—, ¡Nanly! ¡No! —gritó llorando—, ¡No! ¡Tú no! Maldito sapo, maldito, me las pagarás, juro que me las pagarás —¿A dónde va? No me deje sola Reyna Zaya, por favor, se lo pido —Voy a hacer justicia, voy a vengar la muerte de tus padres, Tarzay, ve al castillo, pídele a las criaturas que te ayuden, que nadie en el pueblo se entere de lo que ha sucedido ¡Anda, ve! —Lléveme con usted —Es muy peligroso, ya no llores más —le dijo seriamente y se le acercó—, escúchame, yo cuidaré de ti ahora en adelante, nada te pasará, siempre estarás y contarás conmigo, ¿Okey? Que no se te olvide, ahora debo irme, el Rey Got pagará la muerte de tus padres —Reina Zaya —le dijo una de las criaturas con aspecto de canguro —Ayuda a la niña, protégela a ella y al pueblo mientras no estoy —Queremos ir con usted —No, esto debo hacerlo sola, y ahora estoy muy enojada, mi furia no la puedo controlar y mucho menos mis poderes —Cuente con nosotros —Confío en ustedes, ahora debo irme, si no regreso, dejó todo mi Reino a Tarzay y a mi hija —¿Hija? —reaccionó Tarzay sorprendida Zaya se elevó en el aire, oscureció los cielos más de lo que estaban, trajo una tormenta fuera de todo Nafar, una batalla entre ella y el rey sapo estaba por empezar, aunque le dolería destruirlo por saber quien era, le dolían más las muertes de Nanly y su esposo, por eso quería venganza y eso era lo que buscaba, mientras volaba rápidamente, rumbo al bosque de los pantanos.
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