Capitulo 21 El descubrimiento del poder del salvador

2537 Words
—¿Qué son esos gritos? —preguntó Morse preocupado —No lo sé, pero parece que son de... —... Jack —dijo Ildico Los tres corrieron angustiados por saber que había pasado, Zaya solo miraba a Fhatercul y le decía que si Jack se llegara a enterar y haber visto las criaturas del bosque, él iba a ser el único culpable, en su mente tibia y sin pensamientos positivos, Ildico, solo anhelaba que su hijo le hubiese ocurrido lo que siempre había deseado: lastimarse. Estando su Reino en perfecto estado, creía que su tercer hijo ya no sería el motor que lo llevaría a la riqueza, pues ya lo era y todo Kailto funcionaba a la perfección, aunque allí fue su gran equivocación, al creer que la mayoría de sus logros, se debieron a las oraciones que hacía Morse por él, cuando en realidad él, nunca más volvió a rezar, desde que se casó y tuvo a su hijo Bruno. —¿Ese es Jack? —preguntó Bruno —No lo sé, pero algo está sucediendo, ¡Oh, no! ¡Las criaturas! —exclamó preocupada Tarzay —¿Las criaturas? ¿Qué criaturas? —Son seres fantásticos y mágicos de un bosque llamado “El bosque de los pantanos", según me decía mamá, la Reina Zaya les dio este su bosque para vivir —¿Cómo qué seres mágicos? No te entiendo —No son como tú y yo Bruno, tienen forma de sapo y otras especies de animales, son grandes, y son buenos, no lastiman a nadie —Pues así como me los describes ya me dan miedo, será mejor ir al pueblo y buscar a la Reina Zaya —No seas miedoso, ven, vamos, te agradarán Tarzay tomó la mano de Bruno y empezaron a correr, los gritos de Jack eran cada vez más grandes, que al ver que la sombra de aquella criatura gigante para sus ojos se convirtió en un humano vestido de soldado, no podía creer lo que veía, sus gritos eran evidencia de su miedo y la guía de sus dos recientes amigos, para que lo encontraran. —¡Mira! ¡Allí está! —señaló Tarzay Cuando bajaron la loma hasta llegar a Jack, vieron que estaba llorando y sorprendido por el ser frente a sus ojos, Bruno y Tarzay se preguntaban a qué le temía, ya que solo veían a un soldado apuesto que se veía mismo. —¿Qué es lo que te sucede, Jack? ¿Por qué gritabas? ¿Qué es lo que te ha asustado? —le preguntó Bruno —¿Quién es usted? ¿Qué hace en este bosque? —le preguntó Tarzay al soldado Este la miró sorprendido, y se miraba así mismo, intentaba hablar pero al parecer no podía, entonces se le acercó lentamente, mientras Tarzay se alejaba poco a poco de su presencia, ya que le estaba teniendo miedo. —Soy, so, so, soy yo, soy yo niña Tarzay —¿Quién? No te conozco, ¿Cómo sabes mi nombre? —¡Jack! ¡Jack! ¿Me escuchas? ¡Tarzay! Ven, Jack no habla, no sé que le ha pasado Tarzay no paraba de mirar al hombre, así caminó hasta Bruno, quien agachado le preguntaba a Jack qué le había pasado, ella tampoco sabía y mucho menos imaginaba qué le hubiera podido provocar tanto miedo, aunque en ese instante, mientras veía al soldado, pensó que este había sido quien le había hecho algo que lo dejó mudo, Tarzay se levantó, caminó hasta el hombre y le preguntó qué le había hecho a su amigo. Ildico, Morse y Zaya, ya estaban en el bosque buscando a los pequeños desesperadamente, cuando vieron a Lamber comiendo de un arbusto zarzamoras, Zaya corrió hasta él y le preguntó por los niños, aunque principalmente le pidió darle información sobre Jack, ya que seguramente si lo vio, debió haberse sido a quien oyeron gritar. —¿Jack? Es decir, ¿Miguel? ¿El hijo de la Reina Tahara? —Y del Rey Ildico —habló él mismo saliendo detrás de Morse —¿Qué hace él aquí? —Vino con su hijo, lo estamos buscando ¿A quién viste? —A Tarzay junto con un niño de piel morena —Ese es mi hijo Bruno —dijo Morse —¿Viste a alguien más? —Sí mi Reina Zaya, un niño me vio, salió corriendo y gritó —¿Cómo era? —preguntó Ildico —Piel blanca, simpático —Es él, oh, Dios, ¿Qué haremos ahora? —¿Qué pasa Reina Zaya? —Luego te explico Lamber, vamos, busquémoslo, si llega a ver a más de ellos no me imagino lo que sucedería —¿Así que eso son las criaturas del bosque de los pantanos? —Así es Morse, esos son los que querían llevarse a mi pequeño Jack —contestó Ildico —Daño no es lo que le querían hacer, para ellos miguel es importante —¿Sí? ¿Para qué? ¿Para matarlo? ¿Comerlo? —¡Ay, por favor, Ildico! Calla y caminemos, no son caníbales, son… —¿Son qué? ¿Qué son? ¿Qué ibas a decir, Zaya? Zaya quedó impresionada al ver a los niños sanamente sentados sobre una roca, a su lado estaba aquél hombre que antes fue una criatura, la evidencia de que Miguel Fhatercul era el salvador y por lo que deseaban tenerlos todo en el bosque de los pantanos había sido revelada, por las venas del indefenso corría el poder de su madre y lo mejor aún, no tenía nada de su padre, quien la oscuridad era lo único que manejaba con sus manos y con su mente perversa. —¿Dónde estaban? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué le pasa a Miguel? —¿Miguel? ¿Quién es Miguel? —Perdón, Jack, ¿Qué le sucede a Jack? —No lo sabemos Reina Zaya, lo encontramos así, no quiere hablar —¿Qué? ¿Y quién es él? Tarzay, ¿Quién es él? El soldado se levantó, se quitó el casco y con sus manos le hizo la seña que lo siguiera, Zaya no entendía lo que le decía, Morse dio voz y le dijo que el hombre le pedía que fuera con él, Zaya caminó hasta él y este le habló poco a poco sobre su identidad y respondió a la pregunta que le hacía a Tarzay. —No lo puedo creer, ¿Eres una de las criaturas? —Sí —Pero, ¿Qué te ha pasado? ¿Cómo es que has vuelto a tu forma natural? —El, el, el ,el niño —¿Estás diciendo que Miguel hizo esto? —Sí —Dios, esto es lo que quería Tahara, dárselos a ustedes, ¡Claro! Es su salvación, con él ustedes volverán a ser lo que eran, destruirá el hechizo de Carlaykil, no lo puedo creer, el hechizo más poderoso de magia negra acaba de ser destruido por él, el hijo de Tahara La Reina Zaya estaba tan sorprendida que no podía creer ni en lo más mínimo lo que sus ojos veían, como lo había dicho con sus propias palabras llenas de tanta emoción pero a la vez de sorpresa, Carlaykil, la Reyna que gobernaba el Reino olvidado, había lanzado hace muchos años después de pelear con ella, un hechizo sobre “Parcol” el Reino que tenía por nombre actualmente el bosque de los pantanos, convirtiendo al Rey Got en un sapo gigante, a su ejército en criaturas de diferentes especies y a toda su gente, su pueblo, en árboles, sepelios y arbustos de espinas, todo el Reino quedó vuelto bosque, las casas, las calles, todo había desaparecido, hasta el castillo, que quedó siendo un charco y lo anterior, pantanos. Nunca volvieron a saber de ella, pensaron que después de aquél enfrentamiento con Zaya, había desaparecido de la faz de la tierra, pensaban que Zaya la había destruido por completo, cuando en realidad estaba a punto de volver, solo faltaban unas primaveras para que volviera a nacer, de un encanto animal, volvería a florecer. —No digas ninguna sola palabra, haz caso a mis preguntas, ¿Okey? —Sí Cuando Zaya se les acercó diciéndoles que el soldado era un viejo amigo de la familia, notó que Ildico no estaba convencido y que la miraba raramente como si estuviese sospechando del descubrimiento tan increíble, que la haría ser ahora en adelante más responsable con el pequeño Miguel, por haber descubierto todo lo que su mejor amiga había dejado en él: nobleza, bondad, todo poder que era capaz de destruir cualquier magia, que por más negra que sea, la magia blanca de Miguel siempre la destruiría. —¿Un viejo amigo de la familia? Que extraño, nunca lo había visto —No Conoces a muchos miembros de nuestro Reino Ildico —Sí, tienes razón Zaya —Pero, ¿Entonces que fue lo que le sucedió a Miguel? ¿Por qué está asustado? —preguntó Morse —Su nombre es Jack, ¿Qué te sucedió hijo? ¿Qué te pasó? Ildico se le acercó, el pobre estaba temblando, tenía los ojos abiertos como si no hubiese dormido por días y solo parpadeaba una vez después de unos largos minutos. El inocente volteó su cabeza, desvió la mirada hacía el hoyo donde yacía la criatura vuelta hombre y después miró a este, señalándolo con el dedo. Su padre lo miró, se enojó tanto que se levantó y lo tomó por su camiseta, preguntándole qué le había hecho a su hijo, Zaya tuvo que intervenir en la furia de Fhatercul que realmente era alegría. —¡Suéltalo Ildico! ¡Suéltalo! —le gritaba Zaya —No hasta que me diga que le hizo a Jack —Él no le hizo nada —habló Tarzay —¿Tú cómo sabes niña? —Cuando llegamos solo estaba en el suelo, el hombre no le hizo nada —¿Estás segura? —le preguntó Morse —Sí —Maldita sea, creo que mejor me voy, ya he tardado mucho, ya sé que la oscuridad era tuya, ibas a pelear con el Rey sapo, adiós… ah, Jack, despídete de Zaya y de estos mocosos, ya tenemos que irnos, te espero allá afuera Fhatercul se fue rápidamente hasta el pueblo, allí se montó en el caballo en el que había llegado y se puso a esperar a su hijo, para marchar a su Reino y ver como funcionaba todo mientras estaba ausente, al igual que ver a sus hijos Jacok y Jacob y a Fátima para burlarse y le sirviera de comer. Zaya abrazó fuertemente al pequeño Jack, diciéndole que se parecía tanto a su madre que si estuviera ahora mismo entre ellos, estaría orgullosa de él y de su persona, Jack aún no decía ni una sola palabra, continuaba mirando al soldado, no se le hacía fácil olvidar el rostro de un ser que creía era monstruo y que transformara en una persona cuando gritaba. —¿Quién es él? —dijo —Eh, Miguel, él es… —Mi nombre es Jack —Sí, perdón, Jack, bueno, él solo era un hombre disfrazado de monstruo —¿Qué? Yo vi un monstruo convertirse en hombre Al no saber que hacer para convencerlo de que era solo una persona disfrutada de monstruo, Zaya, llamó a todas las criaturas incluyendo a Lamber, quien de un brinco cayó al lado de Bruno, asustándolo y haciéndolo gritar. —No te asustes Bruno, es solo un hombre como este aquí presente —¿Y por qué están vestidos así? —Eh, mmm, eh para, mmm… —Hijo, ellos están vestidos así para espantar a ladrones y animales salvajes que entren a este bosque, ¿Recuerdas que te dije que aquí la paz es sempiterna? —Sí papá, lo recuerdo —¡Sí! Es así como lo dice mi amigo Morse, se disfrazan para espantar a personas malas y animales malos Después de haber aclarado todo, los niños se despidieron mediante un gran abrazo que duró varios segundos, Zaya se llenó de tanta emoción y felicidad al ver el hijo de Tahara con ocho años de edad, habían pasado ocho años y solo recordaba cuando lo tuvo en brazos por última vez, ahora era todo diferente, era un niño ya grande y con los mismos pensamientos y sentimientos que su difunta madre, al igual conoció a Bruno, quien fue una verdadera sorpresa de parte de Morse, quien siendo un monje prometió jamás enamorarse y el tiempo le dio un hermoso niño, que fue la discusión amistosa por un momento, todos pensaban que era idéntico a Jack, aunque así era, lo real es que por sus venas no corría la misma sangre, pero si eran igual de nobles y compartían los mismos sentimientos. Morse se despidió de Zaya y de Tarzay, ya era amiga de su hijo y del hijo de la mujer que aún recordaba como si fuese ayer, cuando supo que el hijo de Tahara, la mujer que amó por años lo tenía en frente de él y se parecía mucho a Bruno, pensó que no era casualidad, sintió una conexión con él, con el fruto de Tahara e Ildico, que mediante un amor falso nació con los ojos de Bruno y su rostro de Ángel. —Fue un gusto conocerte Bruno —le dijo —¿Quién es usted y por qué me mira así? —le preguntó Jack —Eh, Jack, él es Morse, un viejo y gran amigo de tu madre, eran los mejores amigos —intervino Zaya, al ver que Morse no sabía que decir —Oh, ¿Entonces usted conoció a mi madre? —Sí, desde niños —Desearía quedarme para que me hablara más de ella —¿Cómo así? ¿A qué te refieres? ¿Ildico nunca te había de Tahara? —preguntó Zaya —Sí lo hace, pero no creo en la mayoría de sus palabras —¿Qué te dice? —Que nunca quiso tener un pueblo como el de este Reino, su Reino, hace unos años dijo que murió por mi culpa, al darme a luz, que no amaba a nadie y era muy amargada, hasta dijo que Fátima, nuestra sirvienta había asesinado a mi madre durante el parto —¿Qué? ¿Cómo es posible que Ildico te haya dicho tantas mentiras? No, Fátima es un gran ser, ella nunca haría algo como eso —¿Conoce usted a Fátima? ¿Es cierto que mi madre era una ladrona de pepinos? —SÍ, Fátima es una gran amiga, tengo rato que no voy. No ya esto es suficiente, ¿Ildico te dijo que Tahara era una ladrona de pepinos? —Sí Miguel se llenaba de emoción por una parte y sorpresiva por otra, ya que acababa de descubrir que en gran parte de lo que su padre le había dicho sobre su madre eran mentiras, mientras observaba como lo miraban, empezó a narrarles un poco de su vida en el castillo, el como se llevaba con sus hermanos y todo aquello que le había contado su padre sobre su madre la Reina antes de morir y antes de él nacer.

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