16 de noviembre, 2020. La luz se cuela por la ventana y reniego dándome vueltas en la cama; no he podido dormir, no sé porque, pero mi cabeza no ha dejado de maquinar, no ha dejado de proyectar imágenes absurdas mientras mi cuerpo cosquilleaba cuando pensaba en la cercanía que tuvo la bestia a mi cuerpo. Niego y bufo para luego, con muy pocas ganas, ponerme de pie y darme una ducha rápida; quiero ver como sigue Kerem. … Mientras el agua cálida cae en mi cabeza y se desliza por mi cuerpo, un par de ojos azules como el cielo invaden mi mente y me siento mal, porque ya no recuerdo los de Francisco, no puedo recordar sus gestos, su calidez o su aroma, mi mente se niega a hacerlo. — Ya basta, Alexa. Solo es para no pensar en él, para no extrañarlo y deprimirte porque lo extrañas. Lo ex