15 de noviembre, 2020. Los días han pasado a modo tortuga. Kerem ha estado más ocupado de lo usual y Eda casi siempre está fuera de la casa, sin contar que el nuevo jardinero ha llegado, por lo que ya no tengo ni siquiera esa distracción, ya que siempre deja las flores impecables y nuevamente siento que me ahogo en este lugar, aunque precisamente esta mañana no fue como las otras, la calma que he sentido durante los últimos días, incluso podría decir que durante toda mi estadía aquí, se esfumo como por arte de magia. De un momento a otro, todo se volvió un caos; cuando la puerta de entrada se abre de golpe y dos hombres ingresan sosteniendo a Kerem, quien apenas puede mantenerse en pie, siento que mi alma se cae al suelo. Mi cuerpo se congela cuando veo su rostro lleno de sangre y su ca