—¿Qué haré? Me siento nerviosa, ¿crees que saldrá bien? —Mientras recuerdes todo lo que te he enseñado, no creo que tengas un gran problema. Eres de las pocas personas que entiende rápido, así que todos estos días de enseñanza creo que tendrán un efecto positivo —son las palabras de aliento de Ariel en la última noche de mi clase. Me siento emocionada por sus palabras y sin dudarlo le doy un abrazo, a lo que él me corresponde con la misma intensidad. —No solo eres un compañero de trabajo, Ariel, te has vuelto mi mejor amigo —le sonrío y él hace lo mismo. —Pues, honestamente, también siento lo mismo. Eres una excelente chica, muy alegre, optimista y con una energía tan bella que provoca simpatía. Nos despedimos luego de que me llevara hasta casa. Al bajar me encuentro con que ya todos