Elena
— Será nuestro secreto – repito las palabras que dijo Killian Blaze en su despacho antes de que saliera.
Siento mis mejillas rojas. ¿Cuales eran las posibilidades de que el tipo con el que folle anoche fuera mi jefe? Esto es el karma… mis piernas aún me tiemblan, mi coño sigue mojado y no tengo bragas, me las quito, debo calmarme. Es la hora de la salida por la que tomó mis cosas y trato de llamar a Karl pero no toma la llamada, solo me envia un mensaje siento que voy a morir si no le cuento a alguien esto, pero recuerdo quien mierda es Killian Blaze. El magnate hombre de negocios, tiene un aura peligrosa, tiene el poder de destruirme en cuestión de segundos si algo sale de mi boca.
Voy a enloquecer en este puto lugar. Tanto admiraba al hombre y… mierda.
Entró al ascensor y me encuentro con Killian Blaze, no me mira y hago lo mismo aunque siento su mirada cuando me pongo a su lado, sacó mi teléfono y le envió un mensaje a papá ¿dónde estás? Termine el trabajo, podemos cenar.> Pero de pronto veo que detiene el ascensor, siento el latido de mi corazón en mi oído. Killian se pone frente a mí y toma mi mentón, se quita sus lentes oscuros para deleitar mi vista con su intimidante mirada. Esos ojos ámbar brillan como un lobo acechando a su presa.
— Quiero que te calmes, Elena – dice con la voz ronca. – Puedo ver como te pones nerviosa, como tus mejillas se encienden y como te late el corazón – mierda. – Si sigues así, voy a follarte de nuevo y no me importara quien escuche, soy el puto jefe y me follo a quien se me de la gana y más si es una cría rubia de lindos ojos que se pone nervioso con mi precensia – bien acepto, lo odio. – Relájate, porque no tengo tiempo para otro polvo contigo bebé – susurra antes de darme un fugaz beso en los labios que me deja idiotizada.
No sé ni en qué momento volvió a moverse el ascensor, ni como Killian volvía a su papel de hombre de negocios. El ascensor se detuvo y cuando las puertas se abrieron él salió primero, suspire y salí detrás de él, lo vi irse en un auto y yo solo me fui al estacionamiento para tomar mi auto. Vale estar ahí me relajara de todo lo que ha pasado.
Pongo en marcha el auto y todo lo ocurrido sigue en mi cabeza, no he procesado nada, osea… trabajo para Killian Blaze lo que literalmente es un sueño para mí, ayer tuve una de mis mejores noches de locura con un extraño al que creí no ver de nuevo, está mañana me dieron una oficina para mí solo, y Freddy me ayudo mucho hoy, y justo cuando conoceré al gran Killian Blaze me doy cuenta de que es el mismo hombre con el que me revolque. Dios. Es que no hay fotos de él desde que su esposa murió, se volvió alguien casi extraño, sin embargo sus hijos si que son conocidos en especial Matias que está en cada problema a cada rato.
Estaciono el auto en la comisaría y salgo, arreglo mi blusa e ignoró el hecho de qué sigo sin bragas, subo al ascensor presionando el último botón que es justo donde está el equipo de Teresa. Cuando salgo veo que hay muchos agentes moviéndose de un lado a otro, está el fiscal de distrito aquí y varios abogados. Me escabullo hasta ver a Teresa, la veo tensa, me acercó a ella y pongo mis manos sobre sus hombros, me mira y veo ese brillo en sus ojos de felicidad aunque sigue tensa.
— Hola Teresita – le doy un beso en la mejilla y ella me abraza. La quiero como una madre.
— ¿Cómo te fue hoy? – dice acariciando mi rostro.
— Ya hablaremos de eso – le sonrió. – ¿Qué pasa? Te noto muy tensa – masajeo sus hombros.
— No debería hablar del caso, pero pronto todo el mundo lo sabrá – suspira y me lleva a su oficina, donde veo a mi padre tendido en su sofá.
— Leni ¿cuando llegaste? – se levanta y me mira.
— Hace un momento – le sonrió.
— ¿Ya le dijiste? – dijo Patrick mirando a Teresa.
— A eso voy – se cruza de brazos e imito su pose. – Matias Blaze es sospechoso de homicidio y violacion.
— ¿Qué? – la miró sin creerlo. – Es imposible, es decir si es un imbécil pero no es capaz de eso.
— Quemo tu auto cuando no quisiste ayudarlo – dijo Patrick. – Es capaz de muchas cosas.
No digo nada porque es cierto y además las drogas afectan mucho tu cabeza. Dios no me imagino como debe estar Killian.
— Tu jefe estuvo aquí en la mañana – continuó Teresa. – Y básicamente lo dejó a su suerte, tiene un defensor público, le quitó todos los privilegios.
— ¿Qué? – digo con una sorpresa increíble.
Killian no podría hacer eso, es decir no lo creo capaz.
— Llegaron los mejores abogados hace solo media hora – dijo Patrick. – Los envió su hermana.
— ¿Cómo sabes eso? – dijo Teresa mirándolo.
— Porque escuche su llamada y la utilizo llamando a su hermana – Teresa lo aniquila con la mirada y yo solo rió bajito. – Como sea, Matias saldrá pronto y lo verán, con el dinero de los Blaze se tapará todo esto.
Saber el poder de los Blaze me hace tragar saliva. Me estoy metiendo en un pantano, con la bestia rondando y yo soy solo una presa qué ya ha caído en su trampa de seducción.
— ¿Lo viste? – dice Teresa mirándome. – ¿Cómo es Killian Blaze?
Me toma por sorpresa, bajo la mirada de inmediato cuando siento mis mejillas arder, mi boca se seca y mi mente solo trae la sensación y las imágenes de como me folle a mi jefe. ¿Cómo es Killian Blaze? No sé ni qué responder. ¿Buen jefe? ¿Excelente amante?
— Casi no lo vi – digo rápido. – Es decir solo se presentó con los nuevos y se fue, después se encerró en su oficina, tuve más contacto con su mano derecha, Freddy – trato de no hablar tan rápido y me relajo aunque siento el martilleo de mi corazón en mis oídos. – De hecho me dieron una oficina para mí, estoy en el equipo de diseño personal de Blaze, mi trabajo les gusto mucho y quieren ver que tan bueno soy.
— Esa es mi nena – Patrick se levanta y me abraza, dándome un beso en la mejilla. – No me agrada mucho después lo que hizo hoy, pero no importa, mientras no se meta contigo – acomoda el cuello de mi blusa y me mira con orgullo, yo solo me siento como una basura por mentirles así. – Si se lleva a meter con mi hija, desatare el infierno.
Y lo creo capaz, papá fue catalogado como un asesino por mucho tiempo. Le sonrió sabiendo que sé de lo que es capaz si alguien me hace algo y ahora me siento como una mierda, me meti con mi jefe, el hombre que ahora parece odiar. Yo no puedo procesar todo, apenas puedo procesar que el hombre con el que acoste es Killian Blaze y ahora me entero que mi fastidioso compañero de escuela cometió un severo crimen y que su padre lo dejó a su suerte…
— Oye, te veo un poco consternada – dice Teresa tomando mi rostro. – ¿Estás bien?
No voy a estar bien. Saber lo qué Killina le hizo a su hijo solo me hace ver lo poderoso qué es.
— Fue un día pesado – le sonrió. – Solo quiero estar relajada.
— Pues vamos a cenar – dijo Patrick. – Hice una reservación, así que vamos.
— Dame la dirección y yo llegó allá – le digo a mi padre.
Me da la dirección y me voy rápido de ahí, si todo este alboroto es por Matias Blaze, no me quiero topar a mi jefe de nuevo, no después de follarmelo en su oficina y gemir como puta en celo.
Subo al auto y lo pongo en marcha, son demasiadas cosas que procesar en un día. ¡Maldición! Hoy debió ser un día perfecto, debería estar celebrando en paz y no con tantas mierdas en mi cabeza, todo por meterme con el hombre más poderoso del país.
Llegó al restaurante y veo el auto de mi padre estacionado, debo relajarme y tratar de mejorar mi aspecto y mi humor. Es uno de los mejores restaurantes de la ciudad.
— Me esperan, en la mesa de Patrick Regan – digo en la recepción y me llevan a la mesa donde ya están ellos. – Quiero algo fuerte – digo en cuanto me siento. – Necesito calmar todo.
— Te pedí un whisky – dijo Patrick. – Estamos celebrando y no te voy a detener pero solo será uno – advierte y le sonrió.
— Bueno – dice Teresa. – Tengo un regalo para ti – le sonrió y la veo sacar una caja envuelta en papel n***o brilloso. – Ya que eres todo una mujer de negocios – abro la caja y veo algunas corbatas y accesorios. – Para que las combines.
— Gracias – le sonrió. – Te dijo que no tengo gusto de la moda empresarial ¿verdad? – sonrió divertida, no soy de usar trajes pero en la empresa de Blaze debo usar traje y le robe un par de corbatas a mi padre para combinarlas con mis atuendos. – Muchas gracias Teresa – le doy un corto abrazo.
— Y bueno te tenemos una noticia más – dice Patrick y lo veo abrazar a Teresa.
— ¿Estás embarazada? – digo mirándola. Creo que me haría ilusión ser hermana mayor.
— No – dicen los dos y reímos por su expresión.
— No es eso, al menos aún – sonríe Teresa.
Y entonces Teresa me muestra la sortija. No sé la había visto o tal vez no fui tan observadora por pensar en mi jefe.
— Diablos, felicidades – los abrazo a ambos. – Una boda, joder, ya era hora llevan mucho tiempo de novios y ya no tienen la edad de novios – Teresa me empuja el brazo y solo me río. – Lo siento, es verdad, pero me alegro por ustedes, ¿ya te digo mamá? – veo como sus ojos se llenan de lágrimas, sé que me quiere como una hija estuvo conmigo desde los 15 años y yo la quiero mucho.
— Claro que sí – sonríe feliz.
— Muy bien – le sonrió.
Ordenamos nuestra cena y la pasó muy bien al grado de olvidarme de todo. Al final ordenamos una copa de vino y disfrutamos lo que sería nuestra primera cena como una familia funcional. Pero siempre debe pasar algo y cuando veo que a mi padre se le borra la sonrisa.
— De todas las noches, tenía que venir hoy.
Me giro para ver de quien habla y mi corazón se detiene, Killian está entrando con Freddy y otros dos hombres que no conozco. Tomó mi copa de vino y trato de ignorarlo, siento mi corazón en mi puto oído, mis manos me sudan y temó que empiece a temblar de nervios. Teresa trata de ignorarlo también pero papá no le quita la vista de encima. Llevó de nuevo la copa a mis labios, cuando siento su fragancia embriagadora, la misma fragancia que me deleitaba al oler cuando me estaba follando está tarde. Pasan cerca de nosotros ignorándonos, y grito a Dios que me escuchó, pero justo cuando se van a sentar en una mesa un poco lejos de la nuestra, su mirada encuentra la mía. Sus ojos me miran con sorpresa, mira las personas con las que estoy y vuelve a mirarme. Trato de quitar desviar la mirada pero parece que hay un imán que me atrae más a él. Lo veo levantarse, sin quitarme la mirada de encima camina hacía mí, siento que hiperventilo y que pasara de largo pero se detiene en mi mesa. Me voy a desmayar.
— Buenas noches – saluda con una sonrisa, papá no lo mira bien y Teresa le sonríe mientras yo bebo mi copa tratando de no mirarlo. – Qué coincidencia que estén aquí.
— Es una celebración familiar – dice papá recalcando la palabra familiar.
— Ya veo – vuelve a mirarme. – Elena, qué gusto me da verte de nuevo, aprovechando que te veo ahora, me gustaría que llegues mañana temprano a la oficina tenemos cosas que hablar con el equipo.
— Claro que sí señor Blaze – trato de que mi voz no suene en un susurro pero creo que sale temblando, él tiene una sonrisa y mis padres me ven como si me reconocieran.
— Perfecto – se va sin decir nada más.
Termino mi copa de vino y siento que voy a morir de nervios.
— ¿Estás bien? – dice Teresa. – Parecías nerviosa.
— Yo… Eh… Demonios es Killian Blaze mi maldito jefe, ya que me hable me pone nerviosa.
— No me agrada – dice Patrick.
Sí papá, a mí tampoco me agrada.
— Ya lo dijiste muchas veces – dice Teresa. – Vámonos, Elena debe descansar.
Me levantó y veo que ya está de nuevo en su mesa, ignorando a todo el mundo.
— La cuenta por favor – dice mi padre.
— Su cuenta ya fue pagada.
— ¿Qué? – dice Teresa. – ¿Por quién?
— El señor Blaze.
Siento que me voy a desmayar… miró detrás y lo veo observarme, levanta su copa de vino y quita su mirada de mí. Debo salir de aquí.
PatricK y Teresa solo hablan de eso, y agradezco que voy a conducir sola porque tendría que escucharlos hablar de Killian Blaze todo el puto tiempo. Cuando llegamos a casa, solo doy las buenas noches y me encierro en mi habitación, tengo que calmarme. Me voy a desmayar. ¿Qué trata de hacer este hombre? ¿Usarme? ¿Extorcionarme? Lo diré a nadie…
Entró al grupo donde estamos todos los chicos y solo los veo hablar del chisme del momento, Matias Blaze sale de prisión y el fiscal de distrito quita todos los cargos. Al final papá tenía razón, el dinero oculta hasta los más sucios secretos, y yo tengo uno con el mismísimo Killian Blaze. Pongo a cargar el teléfono y me doy una ducha, tengo que dormir y llegar descansada para mañana.
Teresa ya se fue y no dudo porque, debe estar teniendo severa regañada de sus superiores por lo de Matías y mi padre siempre está a su lado. Termino mi café y cuando salgo veo una camioneta con vidrios polarizados fuera de mi casa, un hombre está esperando junto a la puerta.
— ¿Elena Regan?
— Soy yo – digo, pensando en que me van a secuestrar.
— El señor Blaze envió su transporte, él ya la espera – abre la puerta de atrás y miró el interior de la camioneta. No entendí.
— ¿El señor Blaze envío por mí?
— Sí, suba por favor.
Subo y veo el interior de lujo, me pongo el cinturón, el chofer sube y conduce sin decir nada. Quiero contarle a alguien de está locura pero no puedo, así que me mantengo quieta, evitando morder mis uñas de los nervios. Al menos mi atuendo de hoy es perfecto para qué no me roben las bragas, preferí pantalones de vestir negros, una camisa blanca, una de las corbatas qué Teresa me regalo y un sacó n***o, y mi cabello está suelto. No vamos a la empresa y me pongo más nerviosa cuando toman dirección al aeropuerto, trago saliva.
Media hora después estamos en el aeropuerto, abre mi puerta y bajó sin saber bien a dónde voy, solo sigo al hombre enorme que se abre pasó por la gente, no traje ni mi pasaporte, me lleva hasta la zona donde están los aviones. Mi corazón se detiene cuando veo el jet privado con el logotipo Blaze escrito en grande. Me voy a desmayar. El hombre señala que suba y cuando lo hago veo que él no sube, el avión está solo y puedo ver a Killian sentado al fondo, tiene sus lentes oscuros puestos y está en una llamada, pero en cuanto me ve levanta dos dedos y me llama. Voy con él sin entender que hacemos, sigue en su llamada y con sus dedos indica que me sienta frente a él. Los asientos son tan cómodos, nada que ver con los vuelos turista que he tenido, esto es un puto sueño, dejó mi bolso a lado y me pongo el cinturon viendo que Killian lo tiene puesto. Sigue en su llamada cuando el piloto indica que van a despegar.
¡Santa mierda! ¿A dónde mierda voy?
Killian por fin termina su llamada… ¿lo estoy llamando por su nombre de pila?
— Te ves muy bien – dice atrayendo mi atención. – Más guapa que ayer de hecho, el traje te queda muy bien – mierda el tono en el que lo dijo me hace apretar las piernas.
— Gr… Gracias – tartamudeo. – ¿A dónde vamos?
— A desayunar.
— ¿Cómo?
— No sabía que Teresa Grey era de tu familia – sabía que lo diría.
— Es la prometida de mi padre – digo mirándolo. – Es como mi madre.
— Se nota que son unidas.
— ¿Por qué pagaste la cena ayer?
— Quería ser buen jefe frente a tus padres – me sonríe. – Las cosas son así Elena – se inclina quitándose el cinturón y se acerca a quitarme el mío. Siento su aliento contra mí. Y ahora me dan ganas de besarlo. – Estaré en Italia desde el viernes y todo el fin de semana y vendrás conmigo.
— ¿Cómo?
— Los Rossi son socios míos y quiero que veas el trabajo, quiero que estudies sus diseños, si realmente eres tan buena como lo dicen tus maestros, ese día lo vas a demostrar.
Me abstengo de abrir la boca. ¿Los Rossi? ¿Escuche bien? Los putos italianos que son expertos en autos. Sí admiro a Blaze por su trabajo, los Rossi están sobre él sin duda alguna.
— Yo… gracias por la oportunidad no lo defraudare señor Blaze – digo mirándolo.
— Sé qué no será así, porque no quiero despertar en una cama vacía – sonríe divertido.
— No pasará – sonrió un poco.
Se quita los lentes y se acomoda el pantalón, noto su erección y mis mejillas se encienden aunque mi boca saliva por tenerlo de nuevo. Estoy loca, pero mi lujuria ciega todo razonamiento.
— Dejemos de lado el trabajo – abre las piernas, saca su erección grande y gruesa que me hace salivar, palmea su pierna y me mira. – Quiero follarte a mil pies de distancia del suelo y quiero que te corras como a mí me gusta ¿entendido?
— Sí señor – susurró.
Como si estuviera dopada, me pongo de rodillas y lo pruebo. Lamo y chupo sin quitar la mirada de la suya. Me pone mucho este hombre.
— Sabe rico – susurró cuando lamo todo lo largo y grueso de su m*****o.
— ¿Te gusta, bebé? – dice con la voz ronca.
— Me encanta – digo volviendo a chuparlo.
Acaricia mi cabello y me tomó de la muñeca para levantarme, sujeta mi mentón y me besa, muerde y saborea mis labios. Me quita los pantalones, mi estúpida idea de qué los pantalones serían más fáciles para qué no me robara las bragas. Me sentó en su regazo y dejó que su m*****o me abra, rompiéndome el coño. Me encanta, me es inevitable no poner los ojos en blanco y gemir gustoso de volver a tenerlo dentro.
Sus caricias, sus besos, sus palabras sucias al oído solo me dejan en un limbo del cual no podré salir nunca.
Cuando terminamos, me arreglo la ropa y voy al baño para limpiarme, cuando salgo del baño me topo a la azafata de frente, mis mejillas se encienden y bajo la mirada, debió escuchar como gemía como una puta barata. Vuelvo a mi lugar y abrocho el cinturón. Blaze no dice nada de nuevo hasta que aterrizamos.
— Estamos en Nueva York – dice cuando bajamos del avión, un par de camionetas esperan y siento que todos son matones, abren la camioneta y subimos. – ¿Tienes tu pasaporte y visa en regla?
Hay dos hombres enfrente, altos y robustos, sospecho que tienen armas, deben ser la seguridad de Killian Blaze. Aunque me siento un poco intimidada.
— Lo tengo todo en regla señor Blaze – no sé ni como llamarlo.
— Perfecto.
Bueno creo que debo volver a las formalidades, es mi jefe, no el tipo con el que folle hace menos de media hora en un jet privado.
— Entregaré nuevos modelos de auto a los Rossi, pero también me mostraran lo que ellos tienen, quiero que lo estudies a fondo, no por ser socios dejaré que ellos tengan lo mejor – me mira a través de sus lentes oscuros. – ¿Entendido?
— Sí señor Blaze.
Vuelve a quedarse en silencio, mis dedos se mueven nerviosos, tengo que calmarme. Quiero sacar mi teléfono y contarle a alguien de esta locura que estoy viviendo pero no puedo. La camioneta se estaciona frente a una gran cafetería de Central Park, solo he venido un par de veces a Nueva York y siempre me ha fascinado está ciudad. Blaze baja de la camioneta y lo sigo, entramos a la cafetería y parece que ya lo esperan, vamos a una mesa del fondo, nos sentamos y tomamos la carta.
— Ordena lo que quieras, debes mantenerte bien alimentada para que tengas fuerza con todo lo que pienso hacerte hoy.
Mis mejillas se encienden, oculto el rostro al ver la carta. Una mesera llega y es inevitable no ver como ella lo mira, literalmente se lo está follando con la mirada, y ahora me siento celosa e incómoda.
— ¿Qué va a ordenar señor Blaze? – dice en tono coqueto.
Me harta está tipa.
— Un omelet, tocino, fruta, un café n***o y un jugo verde – deja la carta y sin mirarla a ella, posa la mirada en mí. – Ordena algo cariño.
¿Cariño?
La mesera borra la sonrisa y me mira como si no lo creyera, yo trato de no sonreír por la cara que le queda a la mesera que ya no sabe ni cómo pararse.
— Quiero lo mismo – digo mirándola.
— Enseguida se los traeré – se retira rápido.
— Me dijiste cariño – digo mirándolo y él solo medio sonríe.
— No te acostumbres.
Vale, no lo haré… pero me emociona y eso no puedo evitarlo.
Traen nuestros desayunos y lo comemos en silencio ya que Killian atiende varias llamadas. Cuando terminó, retiran los platos y un hombre se acerca, deja una carpeta frente a mí junto con un bolígrafo que tiene el nombre de K. Blaze grabado. El hombre se retira y Killian me mira.
— Abrelo – lo hago y las enormes palabras de “ACUERDO DE CONFIDENCIALIDAD” me hacen entender que pasa aquí. – Todo lo que tú y yo hagamos será nuestro secreto, todo lo que veas con respecto al trabajo se queda en el trabajo, nada de lo que veas lo hablaras, no vas a decir nada a nadie y mucho menos te vas a asustar.
— ¿De qué habla? – estoy confundida, ya no sé a dónde va esto.
— Te llevaré a Italia por negocios – aclara y tal vez cree que me estoy haciendo una película en la cabeza solo porque me está follando. – Todo lo que veas no lo hablaras con nadie, mucho menos con tu familia, sabiendo que tienes lazos en la policía – tragó saliva, creo entender. – Cualquier acto legal o ilegal que presencies será un secreto ¿entendido? Entrar a trabajar conmigo es una marca que nadie te quitara, y tú, no solo trabajas para mí sino que eres mía en todo puto sentido, la marca ya la tienes y nada te librara de mí – eso sono a una amenaza. – Aún estás a tiempo de irte.
Siendo sinceros… quiero huir. Conozco este camino, el tipo de hombre qué es Blaze. Pero todo esto me atrae muchísimo. Killian Blaze me atrae mucho. Ahora empiezo a entender porque nadie entraba a las empresas Blaze.
Tomó el bolígrafo y comienzo a firmar, leyendo cada página y firmando donde corresponde. Todo es muy claro y específico. Todos los actos ilegales que vea serán un secreto, siempre creí que los empresarios eran mafiosos ¿él lo será? ¿O tal vez se refiere a los hombres con los que hace negocios? No lo sé, pero ya lo averiguaré.
Lo siento Patrick, Teresa, pero ya he firmado y por ende ya estoy marcada por el diablo.
¿Me arrepentiré? Probablemente sí, pero si la condena es ser follada por Killian Blaze, lo acepto.