Killian
Bebo mi tercera taza de café del día. Pudo haber sido un buen día, pero desde que desperté solo en esa cama de hotel me tiene más que furioso, me gustaría encontrar a esa cría de mierda que me dejó como si fuera una puta barata. Quería saber más de ella, incluso estaba pensando en invitarla a desayunar, salir con ella, no soy de ese tipo la verdad soy del que solo las usa una noche y se larga, pero sentí una conexión no solo s****l, estábamos sincronizados y admito que no se sentía así desde mi difunta esposa. Sin embargo, despertar solo hizo que la sangre se me espesara y para arruinar más el puto día, Freddy me llama diciendo que Matias estaba en la prisión de nuevo por conducir ebrio y le encontraron 250 gramos de PCP, así que lo ficharon, otra vez.
No quiero lidiar con mi hijo, así que solo le envió un abogado y dejaría que un chofer pasara por él cuando terminara todo. He llegado a mi límite con mi hijo, le daré su última oportunidad, un mes a prueba trabajando conmigo, si no pasa 30 días en forma y en regla, lo enviaré a la militarizada. Punto final.
Cuando llegó a la empresa, llegó como el magnate hombre de negocios que soy. Aún siento el aroma de ella sobre mí, sus caricias, la forma en la que gemía, quiero quitarla de mi cabeza pero no puedo. Más tarde llamare a mi detective privado para que la investigue, nadie me deja de esa forma, ¿quien se cree para dejar a Killian Blaze como una puta barata? Solo yo puedo hacer eso.
Entre a la sala de reuniones, quiero conocer a los nuevos novatos, saber que tan buenos serán para el negocio y no solo para el profesional. Del único que estoy enterrado es de Gustavo pues entró gracias a que Ernesto, mi socio en negocios turbios, me convenció. Hay uno más que lo eligió Freddy, califique su trabajo y me gusto realmente es por eso que le dio luz verde y además Freddy decía que era una chica muy guapa, más que nada se la quiere tirar y le daré el privilegio de tirarsela.
Me quitó sus lentes oscuros cuando me siento. Pero de pronto siento un aroma familiar llegar a mí, el aroma de ella.
— Buenos días señoritas, soy Jack Conway – con la vista comienzo a recorrer a cada uno de mis empleados, pero me detengo con alguien que estaba evitando mi mirada, cabello rubio, perfil hermoso… levanta la vista y contengo la respiración. Es ella. La cría de mierda con la que tuve un maravilloso sexo. Qué juegos del destino. Siento como mi polla se levantaba con la mirada de la cría. Aprieto los labios para no sonreír. — Y soy su jefe – digo sin apartar la vista de los ojos azules de ella. – Bienvenidos a los nuevos novatos – miró al resto de mis empleados antes de volver a poner la vista en la rubia. – Un año estarán aquí, aprenderán y puliran lo que ya saben hacer, si su trabajo resulta muy bueno – sonrió un poco sin quitar la mirada de la cría. – Estarán trabajando conmigo en un puesto fijo y sino, se llevaran solo una buena recomendación o nada. En las empresas Blaze damos el alma por el trabajo, no por nada somos la mejor empresa de autos internacional, América, Alemania, Italia, Dublín, Londres, Hong Kong y próximamente México, nuestro trabajo habla por nosotros, si tienen los cojones para estar aquí los tienen para triunfar entonces. Sin más que decir, bienvenidos.
Todos aplauden, Freddy palmea el hombro de la cría y ahora junto las piezas que faltaban. Ella es la chica estrella, con buen promedio, sus profesores hablan maravillas de sus trabajos, me gustaron sus trabajos y proyectos que le dieron el reconocimiento en clase, por eso la acepte, pero Freddy la aceptó porque se la quiere follar. No me importaba quién era antes. Ahora que sé quién es, no dejare que Freddy le ponga un dedo encima. Esa cría ya tiene la marca del diablo y nadie lo tocara.
Todos se retiran y yo solo veo como la cría se va sin mirar atrás. Me gusta que se sienta intimidada, más tarde me haré cargo de ella. Ahora tengo que revisar que todo esté en órden para los italianos. Freddy se presenta conmigo a los diez minutos de terminar la reunión, tiene una sonrisa estúpida en el rostro y ya sé porque debe ser, quiero golpearlo y borrarle ese gesto, pero debo contenerme.
— La nueva ya llegó – dijo, mientras subíamos al auto. – Es sexy, tal y como te lo dije.
— No te la vas a follar – sentencie mirándolo.
— Claro que lo haré, no ahora, tal vez en unos meses cuando veas que su trabajo es el mejor, entonces ya podré hacerlo y no harás nada para impedirlo.
Tengo muchas formas de impedir eso…
— Te vi en el club anoche ¿te llevaste a alguien?
— Nadie qué supere mis expectativas – digo mientras respondo mensajes de texto. No le diré que me acosté con la cría qué se quiere follar, aunque quiero, no lo haré, al menos aún no.
— Creí que sí y que por eso llegaste tarde – sonrió. – Elena, la chica de la que te hablo… – así que se llama Elena. Interesante. – Llegó tarde, pero le dije que no se preocupara, tú no habías llegado.
— ¿Elena? – me hago el desentendido. Freddy hablará sin dudarlo y así lo sabré todo.
— Elena Regan, la nueva novata de la que te hablé, dijiste que su trabajo era bueno.
— Recuerdo su trabajo más no su nombre – y recuerdo tan bien su cuerpo que no me detuve a preguntarle su nombre. – ¿Qué más sabes de ella?
— Estará en tu equipo, porque así lo pediste – eso sí lo recuerdo. – Es una chica estrella, su padre es Patrick Regan, no tiene madre, es hija única y poco más, el resto lo sabes tú.
— ¿Por qué me suena el nombre de su padre?
— Porque es el psíquico que estafó a muchas personas entre ellas un asesino serial que mató a su esposa, casi se va a la cárcel pero obtuvo buen trató.
Si recuerdo esa noticia, Elena debió tener más o menos 7 años… ay no. Eso significa que tiene la edad de mi hijo. Puta madre. Me metí con alguien que seguramente Matias conoce. Ya arreglaré eso después.
Llegamos a las grandes instalaciones Blaze, dondé están ensamblados los nuevos autos, todo el mundo trabaja para mí en la mafia. No solo soy el magnate hombre de negocios que todo el mundo conoce, tengo una carrera en bioquímica, he creado las mejores drogas y armas bioquímicas que tráfico mediante mis autos.
Me detengo a ver cómo ensamblan las puertas con la droga dentro, es indetectable para los perros, en eso me he pasado mucho tiempo en mis laboratorios, una droga imperceptible ante el olfato de un perro. Así cualquiera podrá traer la droga sin ser detectada.
— El cargamento de los italianos está casi listo – dice Michelle, mi mano derecha, la segunda al mando, la encargada de este tipo de negocios. Mientras yo creo drogas y armas bioquímicas, más aparte diseñar y crear nuevos autos, ella se encarga de que mi negocio ilegal esté en orden. – Los Rossi estarán más que felices por esto.
— Mientras llenen mis bolsillos con armas y dinero, soy feliz – sonrió mirándola. – ¿Dónde está Greco?
— Aterrizando en este momento – dijo Freddy. – Acaba de regresar de Dublín con la propuesta de los irlandeses.
— Perfecto – suspiró. – El sábado quiero que esto esté listo Michelle, partiremos a Italia.
— Lo tendré listo.
— Y quiero que la novata vaya – digo mirando a Freddy. – Lo llevaré a las empresas Rossi para que vea los autos, si dice ser muy bueno, lo veré ahí.
— ¿Estás seguro? Es mejor llevar a Gustavo, él sabe de todo esto.
— No, quiero a la novata que tanto te gusta – la idea de follarmela en Florencia me la pone dura en segundos. – Quiero que todo esté listo para el viernes, vendré a supervisar todo.
No espero la respuesta de Michelle cuando le doy la espalda. Subo al auto, esperando a que Freddy suba, puedo verlo a lo lejos coqueteando con Michelle, ha tratado por años estar con ella, sé que está enamorado pero Michelle es dura de conquistar, lo supe con su hermana Julia. Mi teléfono comienza a sonar y respondo la llamada.
— Señor Blaze, soy la Capitana Grey.
Aprieto los dientes, maldiciendo a Matias.
— Capitana Grey ¿qué se le ofrece? – respondo tratando de ser amable.
— Su hijo nos ha dado su número diciendo que usted puede ayudarlo en esto.
— Sea lo que sea, mi abogado lo resolverá.
— No señor Blaze, esto no es por conducir ebrio y tener droga, está mañana encontramos el cuerpo de una chica y tiene el ADN de su hijo en todos lados.
— ¿Qué?
— ¿Puede venir a la comisaría? Así será más fácil hablar.
— Iré enseguida.
Puta madre. ¿Qué hizo Matias ahora?
— A la comisaría – digo al chofer una vez que Freddy sube al auto.
— ¿Qué ocurre? Ya le envié el abogado a Mat.
— Parece que encontraron el cuerpo de una chica y el ADN de Matias está en todos lados.
— No jodas – susurró.
— No dejes que Dany se entere de esto.
— Tranquilo, ella no lo sabrá.
Danielle mi hija mayor está en Hong Kong estudiando química militar, ella es quien será la heredera cuando yo muera, es por eso que desde pequeña la he tenido a mi lado, que aprenda del mejor, ha estado en Italia, Londres, México y ahora está en Hong Kong puliendo sus habilidades. Regresará en unos meses y al tener el favoritismo del ejército militar de Alemania, pronto podremos venderles armas químicas y eso significa que la mafia estará controlando el ejército militar más grande del centro de Europa.
Cuando llegamos a la comisaría veo a Matias en una celda, su ropa está rota, cubierta de tierra, está pálido, sus labios resecos y se nota la abstinencia de droga desde que lo veo. Los ácidos gástricos me queman el esófago, tengo que repetirme que es mi hijo y que no debo matarlo.
— Padre, yo lo siento mucho, juro que… – le doy una bofetada que le voltea el rostro.
— Calla la puta boca Matias – tomó su mentón. – Si lo que dicen es verdad, no te sacaré de la puta carcel, te vas a pudrir en prisión, te quitare todos los abogados y los privilegios. A ver si así aprendes a ser un hombre y no un maricon.
Matias baja el rostro.
— Señor Blaze.
— Capitana Grey – le sonrió.
— Gracias por venir.
Entramos en una sala de interrogación de tercera, tal vez con una buena aportación pueda hacer que esta comisaría sea mejor y comprar discretamente a la capitana.
— Su hijo fue arrestado en la noche por conducir ebrio y tener droga – comienza. – Lo ficharon y su abogado vino está mañana, pero antes de darle una fianza, se encontró un auto que parece le pertenece – me muestra la fotografía del auto que le di en su cumpleaños 16. – Había sangre, rastros de fluidos y en el portaequipaje había una chica sin signos vitales, con la ropa rasgada, sangre, fluidos y cuando los forenses hicieron las pruebas volvimos a detener a su hijo quien niega conocer a la chica y saber cómo llegó ahí.
Yo he sido cuidadoso hasta estando ebrio, asesino sin dejar rastro, para los ojos de la capitana soy un hombre de negocios solamente, para mi hijo soy el verdugo que acabara con su vida muy pronto por dejar en ridículo el apellido.
— ¿Algo que decir Matias? – digo mirándolo.
— Podemos llamar a su abogado – dijo la capitana.
— No, sí él lo hizo nada lo salvará, no por ser mi hijo no pagará el crimen – miró a Matias que está mirando las fotografías como un retrasado. – ¡Responde!
— No lo sé – le tiembla la voz. – No lo recuerdo padre.
Este niño me llevara a la tumba muy pronto. Nunca creí que su hermana tuviera los cojones más grandes que el marica de mi hijo.
— Haga lo que tenga que hacer – digo mirando a la capitana. – Llamaré a mi abogado, pero si resulta ser culpable no me haré cargo de nada.
Me levantó y salgo de la sala. Me fastidia Matias, no puede hacer nada bien desde que su madre murió, se volvió un puto desastre. Como si sólo él hubiera perdido a alguien importante, también lo hice yo. Perdí al amor de mi vida y no por eso hago rabietas ni berrinches. Julia podrá perdonarme si yo asesinó a nuestro hijo, pero esa es la salida fácil.
Abandono a mi hijo a su suerte, mientras que yo todavía tengo que atender reuniones, verificar proyectos y volver a la empresa. No tengo tiempo para esto.
Son las 16:00 horas, no he parado desde que dejé la comisaría. Tengo hambre, así que salgo de la oficina y veo que la mayoría está metido en su trabajo, la curiosidad de saber dónde está el chico me atrae. Recorro los cubículos, las oficinas, pero no está en mi piso, así que bajó al siguiente, veo a Freddy atendiendo una reunión de finanzas cais no hay nadie en este piso, así que no me molesto ni siquiera en recorrerlo, vuelvo al ascensor y esperó a que suba, cuando las puertas se abren me dejan ver a la cría que se queda paralizada al verme.
Entró al ascensor y presiono el piso de mi oficina, me pongo sobre la puerta para que no pueda salir. Me pongo a mirarla, mierda esa falda hace que sus caderas se vean jodidamente sexys.
— Elena Regan, es de mala educación irse sin despedirse – camino hasta acorralarla contra la pared. – Y más cuando dejas a tu jefe sin un beso de despedida.
— En mi defensa – susurra nerviosa. – No sabía que eras mi jefe.
— En mi defensa, te has ganado un castigo – sonrió mirándola. El ascensor llega a mi piso. – Sígueme.
En mi piso solo está mi oficina, la oficina de Freddy, la de Greco que generalmente están vacías casi todo el tiempo, por lo que solo está Kyle Johnson mi secretaria. Que nos ignora cuando pasamos por su lado.
Entró en mi oficina y me hago a un lado, Elena entra nerviosa, cierro la puerta cuando entra. Vuelvo a ponerme frente a ella, da un par de pasos atrás chocando con la pared, lo acorralo una vez más, escuchó su corazón latir con fuerza y el cómo evita mi mirada. Tomó su mentón y lo obligó a que me mire.
— Elena – sonrió. – ¿Qué haré contigo?
— ¿D–De qué habla? – susurra.
— Está mañana estaba a punto de mandar a un puto detective a que te encontrara, porque a mí nadie me deja así – acaricio su menton, obligandola a que me sostenga la mirada. – Y de pronto te presentas como mi nueva novata, tuve que detenerme para no ir a tu lugar y darte una lección por dejarme tirado.
— Señor Blaze…
— Sí, llámame señor Blaze, pero me gustaría más que me llames Daddy.
Se relame los labios… tiene la edad de mi hijo, pero se ve tan deseable… la besó. Muerdo y saboreo sus labios, disfrutando sus besos, recibiendo ese choque de electricidad como el de anoche. Elena se pega a mi cuerpo, mueve sus caderas queriendo sentir más, estoy duro y ella puede sentirlo. La tomó del cuello cuando separo nuestros labios, su mirada azul se oscurece y ahora sí parece la chica que bailó ayer sin quitarme la mirada de encima.
— Daddy – dice en un jadeo, poniéndomela más dura.
— Así me gustas – sonrió. La tomó del brazo y la llevó a mi escritorio, subo su falda hasta el vientre, veo sus bragas color blaco, se las quito y las guardo en mi bolsillo. La pongo contra el escritorio. – Vas a aprender a no dejarme tirado otra vez – le doy el primer azotó en su redondo y buen culo, su piel se pone roja con el primer impacto. La escucho gemir. – ¿Qué te costaba despedirte? – vuelvo a darle otro azote.
— Creí que no te vería de nuevo – dijo con la voz débil. – Lo iba a dejar como una buena noche – vuelvo a azotarla. – Lo siento.
— Ya sabes quien soy, el magnate hombre de negocios – doy otro azote. – El dueño de la mejor empresa internacional del mundo – doy otro azote. – Soy el hombre que te follo y te hizo delirar de placer – doy otro azote. – Soy tu dueño Elena – doy otro azote. – Eres mía tanto en la empresa – doy otro azote. — Como fuera de la empresa – azote de nuevo su culo. – Porque si creíste que te librerías fácilmente de mí estás en un error – la levantó y la pongo frente a mí. – ¿Entendiste?
— Sí señor Blaze – susurra.
— Ahora, te daré la oportunidad de volver a cabalgarme como lo hiciste anoche.
Me siento sobre mi sofá, Elena camina hacía mí, su culo está rojo y tiene la marca de mis manos sobre ella, me gusta. Abre su blusa y puedo ver sus marcas, así como las que trato de cubrir con maquillaje. Se quita la falda, quedando desnuda y perfecta ante mí. Abre la cremallera de mi pantalón y mi v***a sale, goteando y dura. Nadie me había puesto así y es por eso que no quiero dejar a Elena. Una noche me bastó para quererla solo para mí.
Su lengua lame el largo y grueso falo, cuando lo introduce en su boca lo hace sin quitarme la mirada de encima y eso solo me enciende más. Su boca, sus caricias hacen que me olvide de todo lo malo de mi día.
Sostengo su cabello y lo sostengo para que trague más, para que pueda engullir toda mi v***a en su boca. Cuando siento que me voy a correr se la sacó de la boca y dejó que me monte. Pasó mis manos por su cuerpo, parece que va a al gimnasio pero no con frecuencia, aún así su cuerpo es perfecto, delicioso pecado. Mueve sus caderas, sus tetas rebotan, y comienza a saltar sobre mi v***a, miró como desaparece toda mi v***a en su interior, como muerde sus labios para no gemir, llevó mi mano a su cuello y hago presión, ella me mira y sonríe. Le gusta.
— Daddy – gime.
La dejo hacer lo suyo. Qué lo tomé como una bienvenida por parte de su jefe. Siento la oleada de placer, aprieto sus caderas y me corro en su interior. Siento que descargó todo el estrés en ella, porque me siento mucho mejor y tengo un mejor sabor. Elena se corre enseguida y disfruto de su orgasmo.
— Esto será nuestro secreto – digo antes de besarla.