Contemple a detalle lo que observaba, el como las copas de los arboles celebraban con el viento, pero a diferencia de ellos, el volcán se mantenía inmóvil y sereno.
—¿Como crees que sea la vista desde ese lugar? —exprese en voz alta, pero no era a Markuz a quien le preguntaba tal cosa si no a mi misma, la yo que había perdido y que deseaba recuperar.
—Es hermosa —respondió, pero su voz se volvio un susurro, aunque estaba tan cerca de mi no logre escuchar lo que dijo después de aquellas palabras, pero entendí: «Como tu» quizas estaba equivocada, pero me ruborice levemente, supuse que aquel halago lo había pronunciado en forma romantica, solo que precisamente por mi estado actual tuvo que reservarselo —se puede subir, actualemnte el volcan esta inactivo, pero claro esta que iremos cuando tu pierna mejore, son cinco horas de camino hacia la punta.
—¿Ya has subido? — me atreví a preguntar, me pareció curioso que supiera tanto del lugar.
—Un par de veces, ese lugar es liberador. Me entenderas cuando subas.
No dijo nada mas, pero por como miraba aquella elevacion geografica deduje que significaba mucho para él. Aprovehe ese lapso para observarlo aun mejor. Con la luz logre observar mejor su apariencia, tenia las mejillas ruborizadas, no entendi porque razon, pero eran evidante por la piel tan clara que tenia.
Sus ojos eran azules, podia perderme en ese mar y ahogarme si continuaba obseravdnolo de esa manera.
—Me gustaria ir—musite, de alguna manera. al mirar ese lugar, su majestuosidad y la tranquilidad que inspiraba, me incito a querer ir y sentir, quizas lo mismo que él.
—Iras—deposito un beso sobre mi frente, un gesto que me dejo perpleja por lo gentil y suave que se había sentido sobre mi piel. Me ruborice. ¿Que otra cosa podía hacer?— sera mejor que regresemos, despues de una noche tormentosa como la de ayer el aire esta frio, es probable que llueva de nuevo.
Fruncí el ceño y miré nuevamente hacia el exterior, en el firmamento no se divisaban nubes, de hecho, se podia contemplar un cielo azul. No podía negar que el viento que se colaba por la ventana rota se percibia helado, pero no comprendía el porqué sospechaba que llovería de nuevo.
—Pero si hay un bonito clima afuera—replique. Él solo miro en mi dirección y me dedico una sonrisa comprensiva.
—¿Sientes el frío?—me dijo.
—Si—respondí confundida, claro que lo sentía.
—¿Puedes percibir el olor que emana de los árboles?
—Por supuesto—dije sin entender su punto.
—Este es un bosque, un lugar así necesita de mucha humedad para sobrevivir, así que por lo regular aquí llueve la mayor parte del tiempo, en verano llueve a cántaros y en invierno solo son brisas ligeras, pero así como tú y yo necesitamos alimentarnos, los árboles necesitan agua y sol para seguir siendo lo que son ahora.
Me quede en silencio, reflexionando, ciertamente aquella información no me importaba en lo absoluto, lo sabia, lo cual era un alivio, no era tan tonta como mi amnesia me hacía parecer, pero no dije nada por respeto a él y por lo que parecía sentir por ese bosque, quizás por la naturaleza.
—Vamos—me indico para ayudarme nuevamente a volver a la estancia anterior. Instintivamente lo segui, pero al darme cuenta que nos dirigiamos hacia las escaleras me detuve en seco. Markus me miro extrañado, pero no me obligo avanzar.
—¿Que sucede?—me parecio que aquella pregunta tenia un ligero tono preocupado, gesto que comprendi y agradeci.
—Quisiera quedarme aquí—expresé mirando la estancia y el sofa, quizas en un intento de que me permitiera descansar aqui, estaba cansada de estar recostada.
—¿Aqui?—expreso algo contrariado—¿No preferirias descansar alla arriba en la habitacion?
—No—negue con la cabeza—quisiera quedarme aqui un poco mas, el panorama es mucho mas bonito aqui que alla arriba.
Exprese refiriéndome a la puerta corrediza de cristal que tenia vista hacia el bosque, arriba la ventana era pequeña y la habitacion oscura, no queria estar ahi, al menos no sola.
—De acuerdo—mostro una sonrisa, me encantaba ver esa expresion en sus labios—de todos modos estaba por hacer de comer, asi que puedes quedarte aqui y verme cocinar.
—¿En verdad puedo?
—Claro, ven.
Me llevo hasta la cocina, debajo de la barra se encontraban cuatro bancos de madera que lucian fino y elegantes. Markus me ayudo a sentarme sobre uno de ellos y posteriormente rodeo la barra de la cocina, tomo un mandil blanco que colgaba de un gancho sobre la pared y se dispuso a cocinar.
Lo vi moverse agilmente por la cocina, sacar trastes de aqui para alla, romper huevos y batirlos, su habilidad en la cocina era impresionante, pero quizas lo que mas me sorprendio de aquella hazaña tan comun, fue su atractivo. Seguía sin poder creer que una criatura como él, es decir, un hombre bien propocionado como él hubiese decidido esconderse del mundo en este bosque.
Mientras movia sus manos vi algo extraño en la piel de su antebrazo, parecia ser una herida reciente, de hecho eran tres, parecian ser arañazos profundos ya que la herida aun se notaba roja, pero de ella no brotaba ni una sola gota de sangre. Sospeche que se trataba de algo que le habia ocurrido en el bosque, quizas mientras me buscaba en tre la lluvia se habia herido con las ramas algun arbol o quizas esos rasguños habia sido por causa de un animal, pero me parecio extraño que ocultara ese acontecimiento de mi.
—¿Que te paso?
Él se detuvo, tenia las manos llenas de una mezcla que al parecer necesitaba revolver, me miro extrañado y alzo un poco su antebrazo, lo miro y suspiro. Su alegre expresión fue reemplazada por
un gesto enervante.
—Me lastimé en el bosque—respondió aceptando mi anterior sospecha—el camino al pueblo es largo, no importa.
—¿Pueblo?—cuestione curiosa—¿Hay un pueblo cerca de aquí?
—Yo no diría cerca—aludió volviendo a lo suyo—pero si hay un pueblo donde compro todo lo necesario.
—¿Tú haces las compras?
—Por supuesto, es una hora a pie para salir del bosque y luego media hora más en transporte para llegar.
—Pero si tú haces, las compras y cocinas. ¿Qué se supone que hago yo?
Él rio un momento y luego ladeo la cabeza.
—No podría dejar que mi esposa hiciera todo eso, te traje aquí para complacerte, eso es todo.
Me ruboricé, él sabia como provocar eso en mí. Esta vez ya no pude decir nada más, solo lo observe preparar la comida y meterla al horno, parecía saber muy bien lo que hacía.
—Por cierto, debo salir esta tarde, ire a buscar el reemplazo para el cristal de esa habitación, así que debo dejarte sola un par de horas.