Capítulo 4

2165 Words
—¿Sola?—la palabra se deslizo por mis labios como algo irreal, no me sentia capaz de poder quedarme aqui sin él. —No quisiera dejarte, pero es mas peligroso llevarte conmigo, asi que no tengo otra opcion—explico. Sus ojos se mostraron melancólicos, estaba preocupado por mi, asi que por él quise mostrarme valiente, aunque la verdad no había ni una sola gota de valor en mi. —Puedes ir, no te preocupes—expresé, no queria ser una carga, ya estaba haciendo mucho por mi, de hecho, demasiado. —El cristal no me importa, pero es una buena excusa para visitar al medico y pedirle que venga a verte. —Entiendo, no te preocupes por mi ve tranquilo, aprovechare el dia para domir y descansar—él sonrio ante mis palabras, pero en el brillo de sus ojos note algo raro, no parecia estar convencido totalemnte, pero aun asi estaba decidido a ir. Imagine que lo que menos deseaba hacer en esos momentos era dejarme sola, pero por como estaba mi pierna era imposible para mi avanzar por el bosque. —Te prometo que haré lo posible para llegar antes de que anochesca—la idea de estar sola tanto tiempo me hizo sentirme desprotegida, pero al no haber otra opcion solo asenti. Comimos un pastel de carne y un guisado de papas gratinadas, Markus cocinaba excelente y aunque se lo hice saber, él negó con la cabeza y alego que el sabor de su sazón de hecho no le pertenecía, sino a su nana. —No había oído hablar de alguien que tuviese una nana—exprese, sin embargo, un segundo despues me senti avergonzada de mis propias palabras, de hecho, no recordaba nada, ni mis amigos ni mi familia lo que me hizo sentir triste, me pregunte si aun quedaba en el mundo alguien con quien compartiera recuerdos asi. —Su nombre era Ilse, bueno en realidad no era su nombre solo su apodo—se quedo en silencio y al mirarlo fijamente, vi esa mirada azul puesta sobre mi. —¿Que sucede? Pique con un tenedor el pedazo de pastel de carne que sobraba en mi plato, me habia parecido tan delicioso que me lo termine antes de que él vacia su plato. —Es solo que me gustaria saber sobre mi familia. Ellos aun...¿Viven? Él fruncio el ceño, agacho la mirada y suspiro. Lo observe atentamente, luego lo vi negar con la cabeza. —Tu padre murio en un accidente cuando tenias diez años y tu madre murio dos años antes de conocernos, yo...—elevo un poco la mirada, parecia estar consternado—no sé exactamente cuales fueron los motivos, tu nunca quisiste hablar sobre ellos y yo no me atreví a insistir. Mis ojos se llenaron de lagrimas. No sabia quienes eran ellos, como era su fisonomia, su rostro, su voz, pero dolía saber que en el mundo estaba sola y si Markus no estuviera conmigo la soledad seguramente estaria consumiendome. —Perdóname, creo que tal vez debi insistir en ese asunto—expreso levantándose de su sitio para aproximarse y arrodillarse. Intente limpiar mis lagrimas, estaba tratando de comprender la realidad de mi situación, el como personas que ni siquiera recordaba me dolía tanto saber que ya los había perdido. —No, no, no. Esta bien, estoy bien. No es nada—súbitamente sentí sus brazos rodearme. Sentir su calor me reconforto, mas no logre olvidar esa sensacion de vacio en mi pecho, Markus era lo único que me quedaba. —Todo estara bien, yo estoy contigo—musito, agradeci el poder escuchar aquello, lo necesitaba, necesitaba saber que alguien estaria a mi lado a pesar de todo. Después de eso Markus trato de consolarme con pequeños mimos, prometiendome cosas que probablemnte no podria cumplir, al menos no si yo no mejoraba. Me quede sentada sobre el sofa de la estancia mientras él disponia todo para salir, por como se preparaba deduje que el camino debia ser muy largo. Se puso un abrigo grueso y unas botas para lluvia a pesar de que no habia caido ni una sola gota desde aquella noche, ademas en una mochila dispuso algunas cosas como una lampara, un impermeable, unos lazos y un par de franelas. Mientras él se movia de aqui para alla, yo no deje de pensar en mi familia. Imagine que la vida seguramente habia sido dificil para mi sin mis padres, me perdi en esos pensamientos hasta que Markus se aproximo a mi. —Te llevare arriba antes de irme—indico tomandome con cuidado entre sus brazos. Aquella accion me tomo por sorpresa. —¿Porque?—replique—el sofa es muy comodo ¿No puedo quedarme aqui? —La ventana sigue rota, si llueve es probable que el aire frio se filtre por debajo de la puerta, puse un plastico, pero eso no evitara que te resfries. —¿No puedes encender la chimenea?—le señale hacia la pequeña construccion de piedra que se dislumbraba a mitad de la cabaña. —Claro que puedo, pero prefiero estar aqui para vigilar que no se incendie la casa. Solte una pequeña carcajada, la forma en como habia pronunciado esas palabras me habia ocasionado mucha gracia, pero tenia razon. Me llevo hasta la habitacion y me coloco sobre la cama, me arropo y me dio un par de libros y revistas para que no me aburriera segun él, aunque tambien sugirio que podia dormir un rato.  —Hare lo posible por no tardar—dijo casi como una promesa que esperaba no romper. —De acuerdo. Impregno un beso encima de mi cabello, gracias a esa cercanía el dulce aroma de su cuerpo se introdujo por mis fosas nasales.  Era agradable y extrañamente familiar, pero incluso ese aroma no me produjo algun tipo de recuerdo, quizas mi nariz recordaba haber percibido ese aroma anteriormente, pero mi cabeza se negaba a darme la informacion que necesitaba. Cuando se aparto de mi y sus ojos se cruzaron con los mios, me invadio la melancolia, no quería que él se apartara de mi, era como si mi cuerpo presintiera que sin él algo malo podia ocurrir y estando en el bosque muchas cosas podian pasar sin que nadie sospechara, sin embargo, me quede en silencio y solo le ofreci una sonrisa, él no parecia estar preocupado en lo absoluto, no debia desconfiar si él estaba tan seguro que dejarme sola era una buena opcion, asi que lo vi irse de la habitación, escuche sus pasos bajar de las escaleras e ir hacia la puerta de entrada, ahi se tardo quizas un minuto, pero luego se marcho, gracias al silencio de la cabaña fue sencillo distinguir las pisadas y el crujir de las hojas caídas que su caminar ocasionaba. Después ya no escuche nada, él se habia marchado muy rapido. Aunque me quede en silencio comencé a escuchar pequeños ruidos que me pusieron en alerta, pajarillos que seguramente vivían en los arboles aledaños, el viento que parecía silbar y danzar con los arboles ya que el crujir de sus ramas golpeaban ligeramente alguna zona de la cabaña. En un principio tuve angustia, aunque esos sonidos eran comunes, estaba a mitad del bosque, pero para mi eran extraños, no lograba entender porque la piel de mi cuerpo se habia erizado, no sentia frio, sin embargo, sospeche que se debia al miedo a lo desconocido. Me recosté sobre la almohada tapando mi rostro con las mantas con las que Markuz me había arropado y en algun momento mientras trataba de distraerme de lo que alla afuera hacia tanto ruido, me quede dormida. Cuando desperté observe la habitación oscura, al sentarme sobre mi sitio descubrí que el clima había cambiado radicalmente, se podían escuchar pequeñas gotas de lluvia caer sobre el techo de la cabaña, apenas eran perceptibles, pero quizás eran un preámbulo de un gran torrencial, si hubiéramos apostado Markuz hubiese ganado al hacer su pronostico del tiempo. Baje mis piernas para sentarme en la orilla de la cama, talle levemente mis ojos para quitar esa tela semitransparente que se había creado en mis ojos, espere un segundo antes de intentar poner un pie sobre el suelo. La cabaña seguía en un silencio absoluto, así que supuse que él aun no regresaba. Logre levantarme, por supuesto, lo hice con mucho cuidado teniendo en cuenta que no podía poner mucho peso sobre mi pierna, así que cojee hasta llegar a la ventana donde pude contemplar el panorama en el exterior. Las nubes oscuras ya habían bloqueado cualquier rayo de luz, el viento movía los arboles y sus hojas caían de las ramas, revoloteaban por el suelo y se iban en compañía del aire. Las gotas eran pequeñas, apenas se distinguían un par de gotas sobre el cristal de la ventana, así que mientras observaba aquel ambiente desolador y solitario pensé en Markuz y rogué que él volviera a casa pronto, antes de que la lluvia cayera sobre el bosque. Inesperadamente un relámpago se dislumbro en el firmamento, di un salto hacia atrás atemorizada por aquella súbita luz de la naturaleza. Por suerte mi cuerpo estaba comenzando a acostumbrarse a no hacer mucho esfuerzo con la pierna, por lo que apenas sentí una mínima molestia sobre mi herida. Vi las revistas y libros, decidí distraerme leyéndolos mientras esperaba una señal de Markuz, pero con la tenue luz del exterior no podía leer, así que busque la manera de encender la luz. Fui tocando la pared, esperando que en algún momento encontrara como encender la luz. Llegue hasta la puerta y ahí me di cuenta de que Markuz no la había cerrado completamente. Un nuevo relámpago ilumino por un instante la cabaña y mientras yo miraba por la pequeña abertura de la puerta, vi algo que me llamo la atención, una puerta. Curiosa, abrí la puerta y salí poco a poco de la habitación, mirando hacia todos lados teniendo cuidado de mi pierna y de lo que se escondía en la oscuridad, Camine hasta el barandal de madera de la escalera y me detuve ahí. Mis ojos estaban acostumbrándose a la poca o mas bien inexistente luz, pero no me atreví a dar un paso mas, al menos no hasta que un relámpago volviera a divisarse, así que espere ahí. Fije la vista hacia abajo de las escaleras donde había visto la puerta y entonces el milagro ocurrió. Un relámpago volvió a iluminar lo que había visto, esa puerta. Un torrente de emociones me invadió por completo, fue como si me hubiesen arrojado un balde de agua fría sobre el rostro, no podía entender que era lo que sentía. Luego vi algo, dentro de mi cabeza, quizás un recuerdo, era algo irreal, casi una pesadilla, no logre distinguir que era lo que había visto, eran sombras borrosas, pero dentro de esas sombras escuche un grito, provenía de la puerta o eso pensé, tal vez solo venia de mi cabeza, pero ese grito me hizo retroceder hasta que súbitamente me desestabilice al no dar fijarme por donde pisaba, mi pie se doblo y caí inevitablemente.  Grite, pero incluso el dolor no fue lo suficientemente fuerte para hacerme olvidar lo que mi mente había visto en ese oscuridad. Tenía miedo y no sabia porque, pero todo había sido provocado por esa puerta. Comencé a llorar como una niña pequeña, no entendía que pasaba, era como si dos almas ocuparan mi cuerpo y la mas débil fuese la que tuviera el control de todo, mientras yo trataba de consolarla. Me arrastre por el suelo hasta no ver mas la puerta que me causaba tanto terror, llegue hasta mi habitación y justo al chocar contra la cama me detuve.  Respire hondo tratando de controlarme, pero entonces esas sombras volvieron, vi una mano que sostenía algo puntiagudo y luego un grito, me pareció que era el de una mujer mayor, su voz me pareció bastante familiar, pero no lograba divisar en mi cabeza a la dueña de aquella voz. ¿Porque gritaba? ¿Que había sucedido? ¿Quien era ella? ¿Porque solo podía escuchar ese grito? ¿Que era esa cosa puntiaguda?¿Un cuchillo? ¿Una navaja? ¿Un vidrio? Me quede inmóvil, con las manos sobre el rostro, solo de esa manera me sentí protegida. Las sombras ya no volvieron y el grito desapareció, fue entonces que divise otro sonido, un crujir y pasos, temiendo que fueran las sombras, temiendo que lo que me acechaba no fuera real y solo fuese parte de mi imaginación cerré los ojos con fuerza y me tape los oídos con las manos para ya no es cuchar mas, pero aunque había cerrado los ojos  una luz ilumino mi rostro y luego esos pasos se aproximaron a mi. —¿Que sucede?—reconocí la voz dulce de Markuz, solo así pude abrir los ojos, con él ahí seguramente esas sombras ya no volverían mas.
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