—Y cuanto más tarde sea, mejor para nosotros— replicó el mayor Morgan. Tras descender, recogió el bolso n***o, donde había guardado el Holbein robado. —Vamos. Nos hemos ganado un buen descanso, y nos iremos tan pronto como sea posible después del desayuno. —Puedes estar seguro de ello— estuvo de acuerdo Alice. Caminaron hacia la puerta, la abrieron, salieron y la cerraron tras de sí. Durante un momento, Vanora no se movió. Siempre existía el riesgo de que la pareja pudiera regresar. Y si la descubrían, probablemente no viviría lo suficiente como para delatarlos. A la vez, cada fibra de su ser protestaba por lo que había visto. Y decidió que sólo había una cosa que podía hacer al respecto. Con lentitud, porque todavía temía ser descubierta, abrió las cortinas. La vela que llevara