CAPÍTULO VI —La escucho— dijo el Conde—, pero creo que estaría más cómoda si se sienta en la cama. Vanora se sentó, mas lo hizo a pudiente distancia del Conde, de modo que éste sólo podía ver su silueta recortada contra la luz de la luna. Le pareció más etérea que de costumbre. El Conde se hallaba ahora sentado y reclinado sobre su almohada. Y Vanora empezó a hablar con lentitud: —Estaba... pensando en que los Morgan... dijeron que se irían poco... después del desayuno. Si fuera posible que usted los detuviera..., llevándolos a algún... lugar durante la mañana, yo podría... devolver el Holbein auténtico... a su marco y guardar... la copia... en su bolso. El Conde emitió una exclamación, pero no la interrumpió, y Vanora añadió: —Y algo... parecido podría hacer... con el folio... y e